Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

lunes, 22 de abril de 2013

1638.- JOSÉ MARÍA GALLO MOYA



José María Gallo Moya nació en Málaga, el 18 de agosto de 1906.

Estuvo encarcelado en Torredonjimeno y en Jaén, por sus creencias religiosas durante la Guerra Civil. Gracias a la intercesión de una persona, fue salvado del infausto "tren de la muerte".

Fue el autor de la letra del Himno de la Virgen de la Cabeza. Una vez acabada la Guerra Civil, vivió en Torredonjimeno, siendo funcionario del Ayuntamiento. Publicó varios artículos tanto en prensa y folletos. Dos de los libros que recogen sus más destacadas poesías son «Caballero prisionero» y «La hospicianita». 

Murió en Torredonjimeno, el 27 de septiembre de 1977, en la festividad de los patrones de Torredonjimeno, "San Cosme y San Damián", a los que les dedicó bellisimas composiciones, e incluso un himno.




El AUTOR DE LA LETRA DE “MORENITA Y PEQUEÑITA”:
JOSÉ MARIA GALLO MOYA: EL HOMBRE Y EL POETA.

Por José Liébana Ureña


Este artículo es un complemento al publicado por Fernando Chica Rodríguez. Se trata de reivindicar la, figura a nivel de nuestra comunidad autónoma y nacional, de alguien que tuvo una merecida fama de poeta y hoy está injustamente olvidado. El mismo apareció en parte en la Revista Órdago, número 10, septiembre de 2006. En esta ocasión me gustaría dedicárselo a tres “veteranas” de esta Comunidad, “desconocidas” en principio para mí y hoy amigas, por sus comentarios, apoyos y consejos: Rosario López Luna, Esperanza Jiménez Vázquez y cigarrera 1 (Emi) ¡¡¡Gracias por todo!!!


Se cumplió en 2006 el centenario del nacimiento de José María Gallo Moya y, cuando en nuestra patria por una absurda manipulación se condena al ostracismo a personajes que hicieron historia, pero lejos de lo actualmente “políticamente correcto”, es un deber de los que no lo olvidamos recordarle como lo que fue realmente: alguien que ocupó, durante el siglo XX, un lugar muy importante en el ámbito cultural de Torredonjimeno y Andalucía, que es tanto como decir España. José María Gallo Moya (Pepe Gallo, para los amigos) nació en Málaga el 17 de agosto de 1906, de padre malacitano, Juan Gallo Núñez, y madre toxiriana (valga a partir de ahora la x del gentilicio como a él le gustaba), Cecilia Moya Salazar. Vivió en su ciudad natal hasta 1913, año en que falleció su madre hecho que le marcó profundamente durante toda su vida. Tuvo tres hermanos: Amelia (n.1903), Herminia (n.1905) y Ernesto fallecido siendo un bebé. Por otra parte señalar que su progenitor era militar y alcanzó el grado de teniente coronel; al producirse el Alzamiento se encontraba retirado pero se incorporó al ejército nacional con destino en Cádiz. Al terminar la contienda fue ascendido a coronel; falleció en 1945.Sus primeros estudios los realizó en Málaga y Cabra (Córdoba). Más tarde vivió en Canarias, lugar al que habían destinado a su padre, allí comenzó los estudios de Derecho en la Universidad de La Laguna. Con la edad de 17 años, participó en la guerra de África. Viajó a Torredonjimeno, el pueblo de su madre, en algunas ocasiones y fue allí donde se enamoró de una prima hermana suya, Asunción Moya Molina, con la que se casó el 12 de mayo de 1934, al año siguiente nació su primera hija, Florentina. Luego vendrían otros seis vástagos: Candelaria (n .1940, fallecida al poco de nacer), Cecilia (n. 1941), Elena (n. 1942), Juan (n.1944) María Eugenia (n.1947) y Maria del Pilar (n.1948).

Cuando comenzó la guerra civil, fue encarcelado por sus ideas políticas y religiosas. Primero estuvo preso en Torredonjimeno, donde habían planeado matarle en uno de esos, mal llamados, “paseos”. Después fue conducido a la cárcel de Jaén, su destino era el llamado “tren de la muerte”. Se salvó milagrosamente por la intercesión de alguien al que, pese a su culpabilidad bien conocida en otros hechos deleznables, con sentido de agradecimiento y honor, intentó luego sin conseguirlo evitar su condena. En la capital conoció a muchos devotos de la Virgen de la Cabeza entre ellos un joven músico Miguel Rivera de la Rosa, éste pidió a José María que escribiera un poema dedicado a la Virgen de la Cabeza, “Morenita y pequeñita” (1).Y sin saber nada de la imagen , pues nunca había visitado el Santuario, únicamente con la descripción que le dieron, compuso el poema al que Miguel Rivera le puso la música y más tarde se convirtió en el himno oficial de la Virgen de la Cabeza, hoy conocido en todo el mundo. De la prisión de Jaén fue conducido a Murcia y después a Totana, donde permaneció hasta el final de la guerra. En cualquier caso las vejaciones y los malos tratos recibidos afectaron para siempre su salud, tanto como que con el tiempo hubo de extirpársele un riñón (2). Ya en tiempos de paz volvió a Torredonjimeno, donde, como funcionario de su Ayuntamiento, vivió feliz durante un tiempo hasta que la tragedia familiar entró en su vida. Esta vino, entre otras causas, con el fallecimiento, a la edad de 24 años en 1965, de su segunda hija, Cecilia (Madrid, 12 de noviembre). Este hecho le causó una profunda amargura de la que jamás se recuperaría. Inconsolable, con frío o calor, visitaba a diario tristemente su tumba. A ella le dedicó un libro de poemas titulado con su nombre: Ceci. Por “suerte” ya no vivía cuando, en la flor de la vida, la muerte llamó otra vez de forma inesperada a su otra hija, Pilar (Santa Cruz de Tenerife, 10 de diciembre, 1979). José María Gallo, tras sufrir un derrame cerebral del que quedó con una hemiplejia izquierda, al poco, en otra nueva recaída, falleció en Jaén el 26 de septiembre de 1977. Curiosamente era la festividad de San Cosme y San Damián, patronos de Torredonjimeno, a los que les había dedicado bellas composiciones, incluso el himno en su honor. Tras su muerte, Asunción Moya Molina mantuvo un recuerdo permanente de quien fue tan excelente padre y esposo. Ella por su parte moriría trece años después (17 de junio de 1990)






Su producción literaria

Desgraciadamente el ingente trabajo de José María Gallo Moya y debido a que es tan numeroso, tan variado y en tantos lugares publicados (a veces en ediciones muy restringidas), que esto hace que se haya extraordinariamente diluido y que sería preciso realizar un auténtico seguimiento policial para poder recopilarlo La Casa de la Cultura de Torredonjimeno publicó en 1.995 una selección de su obra (3), pero sería necesario un estudio más profundo para valorarla como bien merece. En palabras de su nieta Ana Pardo Gallo(4), la gran realidad poética del momento actual de este pueblo y firme secuela de su abuelo: “se trata ante todo de un poeta que ha ido dejando en sus estrofas sus más profundos e íntimos sentimientos, con armonía, dulzura e imaginación y esa forma tan peculiar y característica suya de poner el alma en cada palabra y la melodía en cada verso; desde el fondo su espíritu le roba al lector una sonrisa o una lágrima y así sus poemas acarician el alma de quien se acerca a ellos, sintiendo el verdadero amante de la poesía como éstos tocan esa fibra sensible y sintonizan rápidamente”. A continuación hacemos una breve reseña de sus obras.
La primera de ellas, La hospicianita, fue publicada, en Torredonjimeno el 20 de marzo de 1933. Es un libro pluritemático, pero quizás lo más significativo sea la manifestación del dolor por la pérdida de su madre, que enmascara en el poema que da título a la obra, poniendo a una niña de protagonista.
Su siguiente trabajo, Caballero prisionero, se publicó en Torredonjimeno el 19 de marzo de 1940. Es una recopilación de los poemas que, estando preso, escribió durante la guerra civil, entre ellos el himno de la Virgen de la Cabeza. En este libro se reflejan sus más profundos sentimientos y se percibe el sufrimiento, la angustia, pero también la esperanza y la confianza en Dios.

En el año 1948, se estrenó, primero en Torredonjimeno y luego en Jaén, su única obra de teatro, una estampa de Navidad en verso, Entre madrugada y alba, con música del maestro Antonio Manzano, y en la que él mismo intervenía. En comunicación verbal transmitida por su nieta Ana, hoy podemos poner al descubierto un hecho quizás olvidado. Primero tenía dos actos que luego pasaron a tres. Su finalidad era representarla suprimiendo números musicales que hacían preciso la actuación de orquesta y que parte de los actores debían cantar y bailar. El mismo José Maria nos señala lo que ocurrió en un “Apéndice”.Y así dice: “Entre madrugada y alba se estrenó el año 1948 con sólo dos actos, el 1º y 3º actuales. A petición de numerosas personas fue ampliada y reestrenada el año 1949 con uno nuevo, el que figura como 2º, pasando el que antes lo era a constituir el 3º. Por tanto, la obra puede ser puesta en escena con los tres actos, o con sólo dos, los actuales 1º y 3º. El prólogo puede ser o no ser representado". Debido al éxito que tuvo se volvió a escenificar en numerosas ocasiones, en tiempos navideños. Por ejemplo, en 1959, el firmante de este articulo guarda un recuerdo imborrable de la puesta en escena en el desaparecido cine Toxiria , ya con otros actores (aficionados por supuesto, como lo fueron antes, y naturales de Torredonjimeno) pero con idéntica fuerza, gracia, buen hacer y obteniendo el mismo reconocimiento que la primera vez. Particularmente recordados por todos son los poemas “La canción de Maria”, “La canción del lobo” o los entrañables Sara y Mingo (5).
Sus siguientes obras nunca fueron publicadas completas, sólo algunos poemas, en revistas de Semana Santa o porque obtuvieron premios en concursos literarios. Y así cabe destacar:
-Pequeña lira, que es un libro de poemas de tema religioso en general.
- Amado vagabundo, este dedicado íntegramente a Jesucristo.
- Maravilla, inspirado en la Virgen María en los momentos más representativos de la vida de Ntra. Sra. Al final del libro incluye las letras de algunas saetas compuestas por el autor, así como la letanía de un rosario muy especial.
-En mi torre I, terminado de componer por el autor en el mes de agosto de 1955, está dividido en dos partes, la primera es una recopilación de algunos poemas de sus dos primeras obras. La segunda la componen aquellos que obtuvieron premios en diferentes concursos literarios y que fueron publicados en diversas revistas. Hay que mencionar de manera especial: “el himno del Congreso Eucarístico Arciprestal de Torredonjimeno” de 1952, con música de G. Del Álamo; “el himno a la Virgen de Consolación”, con música de Antonio Manzano; “el pasodoble Toxiria”, con música de S. Gala Moruno; el primer y tercer premio en honor a la Virgen de Tíscar en la ciudad de Quesada (Jaén), “Salve mínima” y “Oración del desconocido”, y el poema “¿Por qué?” con el que obtuvo una mención honorífica en los juegos florales Hispano Americanos, celebrados en Trujillo (República Dominicana). Finaliza el libro con una colección de saetas
-En mi torre II, está compuesto por poemas que nos hablan de distintos temas, incluidos los referentes a la Navidad, algunos tan famosos como: “Villancico del frío”, primer premio del Concurso Radiofónico de Radio Jaén de Diciembre de 1957, más conocido como “Niño mío” (sin lugar a dudas el emblema navideño de Torredonjimeno); “Sucedió en Belén”, estrenado en Radio Jaén, el 16 de diciembre de 1957 o “La noche de Belén”, estrenado en Radio Jaén el 16 diciembre de 1957. Todos estos villancicos llevan música del inolvidable e irrepetible maestro Eloy Bares. El libro incluye además varias conferencias, así como su maravilloso pregón de Semana Santa, que pronunció el autor en Torredonjimeno en 1959.
-Ceci , su destaca sin duda “Como una flor”.
Son también muy importantes sus artículos periodísticos y su colaboración en diversas revistas literarias que es imposible, como ya se indicaba, recogerlos en este artículo. María Victoria Fernández Montero, en el prólogo del libro José María Gallo, un poeta (6), resume con magnificas y reveladoras última obra, es un libro de poemas dedicado a la muerte de una de sus hijas en 1965. Es el llanto por la pérdida y separación de ella. Aunque hemos tenido acceso a la misma, no se ha publicado nunca. Y de ella palabras su vida literaria: “podemos decir que José María Gallo aborda los temas esenciales de una antropología humanista. Tierra y cultura del pueblo, en donde cuaja la sensibilidad primera y el espíritu de niño que todos somos, el humus en el que el hombre hunde sus raíces…., nos vuelve a esas realidades originarias que fueron nuestro cobijo y seno, otorgadoras de la confianza fundamental, necesaria para existir, y nos lanza a la aventura de creer y abrirnos al encuentro personal con el Dios que nos trasciende. Se puede decir que toda su obra es una expresión estética de una experiencia religiosa”
José María Gallo, Francisco Palma Burgos y la Semana Santa toxiriana
Aunque siempre se consideró como un toxiriano más, se trata de otra de las facetas en las que pone de manifiesto el amor a su pueblo de adopción. Torredonjimeno amanece en 1939 con todas las obras de arte religiosa desaparecidas, el robo, el saqueo y el fuego, habían dejado las iglesias vacías de imágenes y otros tesoros que, durante siglos, tanto costó a nuestros antepasados reunir. Era necesario un ingente esfuerzo para recuperar lo perdido y aquí entra la figura de nuestro personaje. Hoy queda clara la amistad personal de Francisco Palma Burgos con José María Gallo surgida en tierras malagueñas de donde eran nacidos los dos (7). Una estrecha relación que venía ya establecida y consolidada de sus respectivos padres y que los hijos siguieron manteniendo en vida. Es seguro que acudiría a las tertulias en el taller de Francisco Palma García, también ilustre imaginero, acompañando a su progenitor y que eran muy famosas en Málaga. Allí, es más que probable, Pepe Gallo, unos años mayor que Paco Palma, viviese sus primeros contactos con el mundo de la cultura. Por su influencia en el ambiente artístico toxiriano y en las corporaciones municipales de aquella época, sus valoraciones a la hora de adquirir imágenes fueron muy tenidas en cuenta. Y naturalmente se acordó de su amigo. Cuando los excautivos de la guerra civil deciden fundar una cofradía bajo la advocación de Jesús Preso allá por 1942 (la fecha oficial de la fundación es el 4 de marzo de 1945), José María viaja a Úbeda y a Madrid y en el estudio que poseía Palma Burgos en la capital de España (C/Imperial 7) se encuentra con una imagen, que la tenía realizada desde 1944 (parece que para pura satisfacción personal del artista). Como es de su agrado informa favorablemente a la comisión organizadora que había depositado en él toda su confianza y esta acepta encantada lo que consigna. Parece ser que la portentosa imagen llegaría a Torredonjimeno en enero de 1945(8). José María Gallo fue pues uno de los fundadores de la Cofradía de Jesús Preso y ocupó el cargo de tesorero en su Junta de Gobierno desde 1948 a 1954. Nunca ocultó su amor a esta imagen, que incluso estuvo un tiempo depositada en su casa (9) y no existe ninguna descripción mejor de la misma como la que realizó en 1954(10). Incluso esa gran pasión tiene hasta tintes de leyenda (11).Por esas fechas el escultor visitó varias veces Torredonjimeno alojándose en el domicilio de José María.

La segunda vez que intervino como “intermediario” con Palma Burgos fue en 1950 para adquirir una imagen bajo la advocación de Jesús Nazareno; aunque planteada originalmente como una talla completa, por su menor coste, solo realizó cabeza, pies y manos. Fue pagada por el gran mecenas de la Cofradía Antonio Erena Liébana. Lleva la firma del año 1951, pero no terminó de agradar quedando sin procesionar hasta 1974. Posteriormente, en la década de los noventa, Ángel Sierra Tirao realizó una acertada adaptación utilizando la parte inferior de la anterior imagen de Espinosa Cuadros (12). En este cambio icnográfico influyo en gran manera Francisco Cavallé Cobo por entonces párroco de la Iglesia de San Pedro, amigo y gran admirador de la obra del malacitano. José María Gallo, que tenia un corazón desprendido, jamás aceptó un obsequio de Palma, pero en aquella ocasión se encontró con la “política de los hechos consumados” y, en una de sus visitas, recibió ya embalado un busto en yeso de Jesús Nazareno, no pudo rechazarlo tanta fue la presión que recibió so pena de perder la amistad. Actualmente lo conserva su hija Florentina.
Cesar Gallo Arnedo y Juan Colomo Gallo, los dos grandes alcaldes que tuvo Torredonjimeno, en las décadas de los cuarenta a sesenta del siglo XX, a través de José María conocieron a Palma Burgos y se hicieron grandes amigos. Desde entonces, en los escritos que existen el protagonismo de nuestro personaje en las relaciones con el escultor parece que pasa a un segundo plano. Personalmente no creemos que fuese así, otra cosa es que al ser las corporaciones municipales, presididas por aquellos, las que hacían el desembolso económico para la adquisición de imágenes y no particulares como en los dos casos previamente mencionados, sus nombres figuren oficialmente como mentores. Con respecto al Cristo del Amor y Silencio (13) hay que señalar que las arcas no estaban boyantes en ese momento para abonar 30.000 pesetas y hubo ciertas reticencias por parte del bueno de Cesar Gallo. Contando con la desbordante simpatía de Palma Burgos y con las buenas palabras de José María, el alcalde fue convencido. Y no sólo eso, en el paño de pureza aparece: a Cesar Gallo 1952. Además le regaló un precioso boceto con una virgen a los pies de la cruz que así pensaba, si algún día se procesionaba, como debería salir a la calle. Todo aquello no tuvo por menos que enternecer al alcalde que, como decimos, dio definitivamente su aprobación para pagar integro su importe. Tras permanecer un cierto tiempo en el Altar Mayor, en 1955 hizo su primera estación de penitencia una de las mejores imágenes del escultor y de Torrendojimeno (14). Poco después tallaría un magnifico trono para la misma, también otra joya de la Semana Santa toxiriana. Hoy va acompañado de la Virgen de la Esperanza (anónima, comprada por doña Egisipa Tirao en 1956) pero no al pie de la cruz como primitivamente pensó Palma Burgos. Igualmente nuestro biografiado debió intervenir también en la adquisición de Nuestro Padre Jesús de la Humildad (fechado el 3 marzo de 1953) y en el contencioso sobre La Mulica (14).

José María Gallo Moya estuvo ligado a otras muchas cofradías, compuso preciosas poesías y saetas (algunas emblemáticas de Torredonjimeno) a todas las imágenes penitenciales y en 1959 impartió una lección magistral con su recordado Pregón de Semana Santa, al que se ha hecho referencia y comentaremos posteriormente.
El hombre y vivencias personales
Ante alguien coetáneo, con quien hasta cierto punto, aunque poca, se ha tenido alguna relación y al que, eso sí, se admira, no cabe duda que el recuerdo personal no puede dejarse en el olvido. Huérfano de madre muy joven, unos años terribles de sufrimiento físico e incertidumbre con la muerte rondándole de forma constante, la pérdida de una hija en plena juventud y otras tragedias familiares que aquí no se relatan, es claro la marca que estos hechos supusieron en su vida. Para hacer una semblanza del hombre nada mejor que remitirnos a esos deliciosos “En papel de estraza y su galería de toxirianos” que en los veranos publica José Calabrús Lara (16). Como somos amigos de toda la vida y de la misma edad, sus recuerdos de José María Gallo, necesariamente se superponen a los míos. Y así dice de el que “era serio, elegante, recto, educado, un caballero, al estilo de los hidalgos pintados por el Greco, un hombre culto, con una sensibilidad excepcional” También lo veo de esta forma grabado en mis retinas de crío. Mi segundo contacto con su obra fue Entre madrugada y alba, y unos meses antes el pregón insuperable de la Semana Santa de 1959. De aquel lejano lunes santo lo recuerdo prácticamente todo: su situación en el escenario, los penitentes de todas las cofradías, la saeta tras las bambalinas, el canto al andero de la Virgen de los Dolores cuando llega al cielo, su maravillosa dicción, el recital de los versos pausados y melódicos….hasta no olvido el lugar del Cine Toxiria en el que estaba sentado con mi padre. A todos nos marca algo en nuestra infancia y aquel acto supuso para mí un antes y un después en el sentir hacia aquel hombre y en el amor por las tradiciones de Torrendonjimeno. Y aunque, íntimo de su malograda hija Pilar, por mi timidez no creo que, salvo el educado saludo por la calle, intercambiáramos más de dos palabras, mi agradecimiento y admiración hacia su persona siempre ha estado presente en mi vida (17). Finalmente hay que resaltar que José María Gallo Moya era un hombre creyente, profundamente religioso y comprometido con su fe; ésta no dejó de exteriorizarla cuando era necesario como lo demuestra el que fuese durante varios años profesor de Cursillos de Cristiandad. Pero al margen de ello, vivió recogido en aquella procurando, por ejemplo, que, sus visitas al Santísimo fuesen lo más desapercibidas posible. Delante de El pasaba, en un silencio cómplice, horas en íntima meditación y, al llegar al final de su vida, otra vez marcada por un cruel destino que le limitó sus portentosas facultades mentales, Dios seguro que acogería gozoso en su seno a quien tanto le quiso y numerosas pruebas dio de ello. Otro fin sería inimaginable.
Una muestra de su obra
Cualquier selección que se realice para un artículo de esta naturaleza, será, por la magnitud y calidad de la obra de José María Gallo Moya, difícil e insuficiente. La que aquí se recoge es sólo la expresión de parte de los gustos del autor, aunque reconoce que éstos van mucho más allá de la misma.






HIMNO DE LA VÍRGEN DE LA CABEZA


“Morenita y pequeñita”

Morenita y pequeñita
lo mismo que una aceituna.
Una aceituna bendita.
Morena de luz de luna
Meta del jienense anhelo.
Bronce de carne divina.
Escultura en barro santo.
Un chocolatín del cielo
envuelto por la platina
del orillo de tu manto.
Es la ermita,
reja que su marco aroma
entre jaras de la sierra.
una cita
colgada entre el cielo y tierra.
Morenita y pequeñita
la Virgen su gracia asoma
entre el joyal que la encierra.
Morena de luz de luna.
Desde el olivar del cielo
que en ramón de astros se encierra,
cayó una aceituna al suelo,
rodó y se paró en la tierra.
Morenita y pequeñita.
Una aceituna bendita.

NOTAS

Está demostrado que el título original era “Morenilla y pequeñita” y que bien el propio autor lo hubiese con el tiempo modificado o influyesen otras circunstancias desconocidas Al día de hoy es realmente una incógnita lo que ocurrió.












“Villancico del frío”

(Niño mío)

Estribillo
Niño mío, niño mío,
escápate del portal
y vente al corazón mío,
que en el te quiero guardar
para que no tengas frío.

I

Está todo el aire lleno
de los cristales del frío,
desde el ruedo de la luna
hasta los juncos del río.
La helada ha puesto un reflejo
de estrellas en el camino,
y los ángeles relucen
llenos de escarcha el vestido.
Estribillo

II

Como un lobo blanco, el viento
entra aullando por los pinos,
y hay un temblor emplumado
en el fondo de los nidos.
José y María en el portal
tiemblan empalidecidos,
Ella como una azucena,
y José como un jacinto.
Cuando lleguen los pastores
no tendrán que encender que encender chisco,
porque serán sus amores
los que calienten al Niño.

Estribillo







“A Jesús Preso”

Con la manos amarradas
y la túnica caída,
y una mirada perdida
en sus pupilas doradas;
con las carnes flageladas
por el martirio severo,
humillado y prisionero
está el Pastor de la grey,
con la grandeza de un rey
y la humildad de un cordero.
“A los anderos de Jesús Nazareno”
Anderos del buen Jesús
los que con amor lo alzáis:
vosotros veréis su luz,
porque mientras lo lleváis,
también cargáis con su cruz.
“Como una flor” (18)
Era como una flor,
un aroma en la vida,
una sonrisa al sol.
Era como una flor,
deliciosa y humilde
por la gracia de Dios.
Era como una flor
que trascendía en su encanto
la paz y la canción.
Duró…como una flor.


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