Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

lunes, 31 de enero de 2011

239.- JULIO RIVERA CROSS


Julio Rivera Cross nace en Jerez de la Frontera, Cádiz, y reside actualmente en El Puerto de Santa María. Se licencia en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid, y trabaja durante años como pedagogo-orientador de un equipo de apoyo al Sistema Escolar.
Como letrista-compositor escribe temas para discos de Diego Carrasco, Pansequito, El Perro de Paterna, Ana Peña, El Garbanzo, Rancapino, Luis de la Pica…
Como poeta fue incluido en la Antología Breve de Poetas Andaluces, editada por el Ayuntamiento de Moguer con motivo del homenaje a Juan Ramón Jiménez. Publica junto a Miguel Ramos y Antonio Enrique en la Colección Albahaca Último Oficio. Al año siguiente, El Fuego de su Música en la colección de la Librería Antigua Guadalhorce de Málaga, dirigida por Ángel Caffarena, y posteriormente Ruedas en la colección El Ermitaño. En el año 2000 publica en Eje Editorial de Jerez Al Sur del Sur (Encuentro con Marruecos) fruto de sus viajes a ese país, recomendado por la revista Qué leer. Fue premiado en el 2004 con el Premio Internacional de Poesía Erótica Cálamo en el Principado de Asturias por Caminos por tu cuerpo. En 2005 ve la luz La Piel del Tiempo gracias a la ayuda a la creación recibida del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María, editado por Editorial Beta. Habitación en la Tierra ha sido publicado en la colección de EH Editores Hojas de Bohemia en el 2.006.
Incluido en el libro Estrecho (una poética de la solidaridad) editado por el Servicio de publicaciones de la Diputación de Cádiz coordinado por Jesús Fernández Palacios. Recogido en la antología La Plata Fundida( 25 años de poesía gaditana), editada por Quórum Editores. Publica poemas en numerosas revistas, ha dado recitales varios y colaborado en el programa Juan de Mairena de la Junta de Andalucía, Poetas en el Aula así como en el proyecto virtual Las afinidades electivas con página web del mismo nombre. Dirigió durante muchos años la prestigiosa Tertulia El Ermitaño así como su colección de poesía.

Su poética se puede resumir tal como a él mismo le gusta decir: “Mi voz son muchas voces, la de todos, siempre intentando taladrar, inquirir, colocar las sílabas en la mente del lector, llegando al lugar más sensible de ti: Belleza y Verdad son mi ecuación.”






ESA COMÚN ESENCIA

Esa intuición de que la eternidad
sea sólo eso:
un estado sin conciencia;
materia helada sin memoria,
vacío de un vacío, hibernada materia
como insecto atrapado tras un cristal de roca,
parece que une a lo que existe.

No una meditación,
tarea que despliega el espíritu,
ese horror a diluirse en la colmena abstracta de la especie,
pura necesidad que mueve
al linaje insatisfecho de los hombres,

sino esa proclividad en consumirse,
tentación del vacío más absoluto,
muerte de la muerte de lo que sólo
fue por repetirse.

Pues si algo aliga a todo cuanto existe
no es sólo sed de ser, hambre de Dios,
perpetuarse a cualquier precio,
sino vulnerar la ley,
caer por la grieta de la Nada.
Y en brazos del olvido
no sentir nunca más el grito desgarrado
de los átomos,
el lento derretirse de la carne.
Centro de la herida.
La paradoja que se nutre de si misma
en la servidumbre que significa
seguir vivos.






NUESTROS PEQUEÑOS MUNDOS

Miras despacio el contraste del verde
de la pared con el dorado viejo
del marco; el tosco, humilde y torpe
diseño de las sillas; el temblor del geranio
en el alféizar, mientras oyes
los pequeños pies
de la lluvia
bailando afuera...
Y en esa sencillez
parte de ti ves reflejada:
el trabajo y experiencia humanos
por incontables siglos.

Y sientes compañía. Te percatas
de que nadie está totalmente solo,
pues todo a nuestro alrededor musita,
aunque con voz y vida que no son humanas.

Es como volver al antiguo encantamiento
de nuestros ojos infantiles inaugurando el mundo:
los nervios y nudos de la madera
con sus caminos de bosques y vientos;
el dibujo geométrico del azulejo;
el esmalte de las vajillas,
los exactos, metódicos tejados.
El espejo donde descansa nuestro rostro.

Ese mundo íntimo que ignoramos distraídos,
que sin urgencia de dominio
nuestra atención reclama
ofreciéndonos su secreto inaprensible.








SÍ BASTA

Pero sí basta.
Este estar brevemente vivos.
El perfume del viento y su misterio oscuro.
La alegría sin fe. El triunfo de estar vivos.
La canción de las aguas. El murmullo del bosque.
El violeta crepúsculo de un ocaso rendido.
Este estar en el mundo.

Aunque sepamos la derrota del desengaño.
El fracaso de tanta trascendencia.
Nadie se ocupe de nosotros
y nos esté esperando el barro en su seno profundo.

Pues aun sin ángeles ni dioses
hay una desmesurada belleza
en todo lo que nace,
leal a la vida mientras dura,
la realidad de una materia
que en su devenir se afirma, se intuye,
y extiende su hermandad a cuanto existe.

Sí. Sí basta.
Como también basta la Nada,
su silencio profundo,
el lento derretirse de la carne,
los porqués sin respuestas al filo del espíritu.


(Del libro “De barro en carne viva”)





238.- MARÍA ELOY-GARCÍA


MARÍA ELOY GARCÍA nació en Málaga en 1972. Es Licenciada en Geografía e Historia y ha participado en revistas como Litoral, El maquinista de la generación, Laberinto, Nayagua, o Fósforo (edición digital).

En 1998 recibió el Premio Ateneo-Universidad de Málaga y en 2001 el I Premio de poesía Carmen Conde de Madrid.

Ha publicado el libro de poesía Metafísica del trapo (2001) y ha sido incluida en las recopilaciones Hablando en plata (2005); Todo a cien (2005); 33 de Radio 3 (2004), Ilimitada voz (2003); Del paraíso a la palabra. Poetas malagueños del último medio siglo (1952-2002) (2003); Poetisas españolas. Antología general (2002); Poesía Espanhola. Anos 90 (2000); Feroces. Radicales, marginales y heterodoxos en la última poesía española (1998), entre otras.


http://www.mariaeloygarcia.com/




Compañía Anónima

como un bosque intervenido por compañía americana
se me agotan los recursos
y no sé sustentar flora ni fauna
me completo pues la pirámide y me depredo
intento terminar el proceso económico
de mi sector servicios
y resulto la misma realidad empobrecida de mí misma
oh cuánto mejor no resultaría invertir en el extranjero
entonces te elijo a ti
pero tú prefieres la inversión segura de lo real
por la letra a plazos de lo imposible





YO SOLAMENTE TRAMITO LA IDEA

yo solamente tramito la idea
pero pensemos en un dios cualquiera
que muera cuando diga treinta y tres
que salga con aura en la foto
y con llagas en el vídeo
que oferte teoríasmediocres en pdf
nos valen sus agujeros en los calcetines
nos valen sus tablas de la ley en poliestireno expandido
y sus verdades mesiánicas de barra estereotipo
pero que por favor cuente otra historia
una que no tenga reminiscencias
de sufridos seguidores
de congojas de hijosdedios de medio pelo
que por favor nos acerque la belleza
no en forma de paloma ni de fuego
que en su interior tenga otro dios
y dentro a su vez otro y luego otro
que lime las entrañas de las víctimas
con su dedo de crímenes sangriento
y que diga cielo y tenga pluma
y que se salve todo el mundo
que mató a su familia
que no nos salve el amor
qué pesadez
que diga verdades cuestionables
y que tenga en cuenta que de la frase
acercaos a mí que tengo frío
nos llegará a todos en el futuro
tengo en mí el frío de acercarse







LA REUNIÓN DE COMUNIDAD

la reunión tiembla en el rellano
la vieja dice una verdad
con un 90% de algodón y un 10% de licra
el administrador resume el orden de un solo día
el pintor de interiores inventa de repente un ocre oscuro
mientras la abogada del sexto empieza un ruego
sin preguntas
hay tristeza en el primer piso que intenta ser hostal
y es un hostal sin nadie
las ocho de la tarde empuja el interruptor
que abre la puerta desde lejos
cae un invierno en el frío del portal
la tubería pasará por el octavo
donde no vive el presidente
la vida se parece a esta reunión prescindible
no vino la del séptimo
esa misma tarde la del segundo
que se parece al presidente del comité olímpico internacional
tiende la inverosimilitud chorreando
por la ventana
mientras la señora del tercero de
esperó al del gas butano y sus hijos
no se parecieron nunca a su marido
la muerte se subió en el montacargas
y recogió al ejecutivo del sexto que tenía estrés
jamás bajó para saber cómo sería
en el futuro
la decoración hortera de un edificio
que se parece a todos los edificios
de repente
el ataúd pasó delante de todos ellos
el ejecutivo iba dentro sin corbata
el presidente miró entonces al administrador
fue preciso volver a votar porque
la escalera tenía un peldaño roto





EL BIEN INMUEBLE

la nostalgia vive en el sexto piso
tira un papel por la ventana
y por un segundo
se confunde con el vuelo migratorio
de un pájaro que quiere aparearse
la mierda que lanza desde su arriba
cae sobre la raya en medio
de un preso en libertad condicional
que no recuerda cómo se iba a su casa
aquí el niño que lo ve todo
crea en ese momento en la parte izquierda del cerebro
un comienzo de neura
que asociará a la placidez veinte años más tarde
la bondad vive en el tercero
tiene una casa confortable pero incómoda
el odio tiene siempre un perro en la puerta del cuarto
pero la decoración de su casa es impecable
la timidez que vive en el quinto
ve por la mirilla de su puerta blindada
la cabeza distorsionada de un gordo que es el mundo
en el noveno vive la veneración
la soltera que comparte piso con la envidia
el del octavo que es el tiempo
se quedó justamente encerrado en el ascensor
aquel día que viniste a mi casa
y yo soy ese edificio
pero nunca subo al décimo
la casa de la perfección que es una déspota
suelo sin embargo quedarme en el primero
del que nunca sé salir
allí vive el hastío que nunca pagó la comunidad
la memoria
que vive en el segundo
tiene el síndrome de diógenes
todo lo que sube a su casa
es digno de ser guardado
cualquier tontería tiene la dignidad de un tesoro
pero nunca recuerda al que se olvidó de ella
ese día subiré al séptimo
porque es justo allí donde habita el olvido








LA CAJERA MURIEL

estoy pensando en la cajera sedente
ella es lo verdadero de la sincronía del mundo
con su rayo láser ávido de códigos
me murmura complacida las ofertas
y cómo suma los dígitos arrastrando
entre lo dócil y el hastío
el tesoro precioso de mi dulce integral
a través de la máquina que le computa
el precio exacto de toda mi tarde
dice tres
y nunca nunca fue este número más mágico
la cajera extraordinaria teclea el sumatorio
de la monotonía y dice tres
y mira entonces justo antes de que se produzca
el cotidiano milagro de que mi dulce integral
sea mío para siempre
de repente ella mira otra tarde
sale de lo mío a lo del otro
le susurra las mismas ofertas
le marca el tetrabrik con el ojo de su láser
abriendo en fin el cajón místico del hiper
con un movimiento suyo de mercado
los billetes ordenados repiten la cara de ella sin gestos
y me voy por esas puertas
que se abren sólo con el aura
dejándola mientras su láser que suena
va marcando otra tarde.








LA MISS

toda ella era la historia de la estética
radiante y moderna
a menudo se mostraba atravesada por el verbo
como una serpiente moviendo su cascabel
al ritmo del poderoso veneno
teresa transverberada y hortera
fluye por el érebo de la calle
con piernas que son tierra
para un torso que es un mundo
su sostén neoplatónico
ordena a la forma surgir sobre la materia
en virtud de la realidad superior
que son sus tetas absolutas
sus tetas a priori sus tetas inmutables
culo inteligible sólo para agustines de hipona
de tan aplínea resultas dionisíaca
concepto vivo para pantalla gigante
te vistes de platón de plotino de plaitex
para el encendido virtual de tu cuerpo matemático
porque la realidad no está pactada en el sueño
te haces mordiéndote y tan figurativa te ves
que podrías condenarnos si quisieras
a la abstracción eterna







LA SOPERA

en el ciclo artúrico de mi mueblebar
todos prueban a abrir la llave que va a dar a ginebra
lleva una sopera dentro porque es un mueble conceptual
la cuestión de lo artístico se resuelve en lo cotidiano
¿por qué resulta mi sopera sin estrenar
atrapada en las entrañas del mueble
tan poderosamente sentimental?
qué duda tan presocrática
¿será la misma sopera?
¿la veré como la primera vez será menos azul?
¿cuántos pensaron en su producción en cadena
que estaría condenada a la oscuridad más absoluta?
¿puede llamarse sopera a lo que nunca contendrá?
ante mi intuición empírica el fenómeno es la sopera
sólo un juicio sintético podría acercarme a tocarla
pero cuántos
juicios universales necesito tan sólo para el recuerdo
este idealismo trascendental merece una crítica necesaria
imposible hacer pucheros
pero si me pongo empírico-racional y digo que
la experiencia es el origen y el límite de nuestro conocimiento
mi sopera tiene en sus cualidades sensibles
ideas complejas que mantienen mi religión y mi memoria
la sopera es este deseo imposible hacer pucheros
y yo me pregunto
¿cómo será la sopera con su realidad
o cómo sería la sopera sin mi idea?







237.- FRANCISCO DE PAULA BENÍTEZ AGUILAR



"Paco Benítez Aguilar"
Paco es un hombre singular, de esos que nacen cada mucho tiempo, de una actividad física e intelectual arrolladoras, con un ímpetu vital imposible de expresar en un breve perfil personal. Es un comunicador nato y un organizador perfeccionista, que no deja nada al azar, aunque en el debe hay que anotarle, quizás, un exceso creativo, que no le permite asentarse en un proyecto definitivo. Tal vez ahora, como empresario mediático puede que alcance algo de sosiego. Un individuo que vive, sin saber cómo y por qué, de contar cosas. (Las cursivas a lo largo del texto son palabras textuales de Paco Benítez).

Francisco de Paula, Paco desde la cuna, nació en Medina Sidonia en 1950, hijo de Juan Benítez González y de María Aguilar Leal. Compaginó sus estudios con el trabajo en El Balón, bar de su padre, en la entrada de Medina, y éste fue su escuela de vida social, tan importante o más que la otra. Allí conoció a los personajes más afamados de la época, Pepe Blanco, Carmen Morell, Caracol, Valderrama, Lola Flores, Pemán, Carranza, los Domecq, toreros, gobernadores civiles y militares, jueces, médicos, boticarios, maestros...El Balón se convirtió, junto al Bar El Cortijo (que también merecería una especial atención) en el lugar de encuentro de la escasa clase media local.

Imposible hacer detallada relación de la actividad de Paco Benítez a lo largo de todos estos años. Baste decir que no anduvo un momento quieto, que se le fueron quedando pequeños Medina Sidonia, Cádiz, Jerez, Madrid, y parece que España también.

En Medina fundó la Academia Thebussiana de Ciencias, Letras, Artes e Historia, organizó los homenajes al Dr. Thebussem y al almirante Cervera Topete, hijos de Medina, que tuvieron amplia repercusión nacional, y tuvo una presencia activa en el mundo filatélico y numismático.

En Cádiz fue recepcionado ateneísta, fundó la Casa de Medina Sidonia y la Sociedad Filatélica Gaditana, colaboró en Radio Juventud de Cádiz, posteriormente Radiocadena Española Cádiz, en Diario de Cádiz, y en publicaciones como Cambio Filatélico, La Valija y Crónicas Filatélicas. En algunos de sus trabajos periodísticos firmó con pseudónimos: Abderramao El-Kffé, Ser Francis Cobenith y Coral Huseca Gramaja.

En Madrid trabajó en Radio Intercontinental, dirigió Andalucía en el Mundo, publicación española con vínculos en USA, en la que curiosamente realizó una entrevista a Daham Ahmed Mahmaud, Embajador-Director de la Misión de la Liga Árabe en España, descendiente de árabes andaluces procedentes de Medina Sidonia, y en Villarejo de Salvanés funda Noticias del Sudeste, que se extiende a Granada y Almería, con sede esta última en Adra, Periódico Independiente de Información General, con ediciones independientes en cada uno de los tres lugares.

Libros:

Doctor Thebussem. Obra, Tiempo y Tierra, edición del autor, Cádiz, 1983. Escribe sobre Medina Sidonia, el almirante Cervera y una amplia biografía de Mariano Pardo de Figueroa, Dr. Thebussem, cervantista y escritor de abundantes registros curiosos, interesantes y casi siempre divertidos.

Correos de Iberoamérica y Filipinas en 1900, publicado en español y portugués en 1985. En Diario de Cádiz, sin firma, se escribe el 16 de octubre de ese año: En su trabajo Benítez Aguilar recoge la situación del correo en veinte países en el año 1900, con referencia a todas las administraciones de poblaciones con más de cuatrocientos habitantes, así como una breve historia de cada país, su relación con la unión postal universal, referencia de todas las monedas de los dominios españoles desde las acuñaciones anteriores a 1772 hasta 1898, fecha en que se perdieron Cuba, Puerto Rico y Filipinas. La huelga de los garbanzos, Estilo Estugraf, Madrid, 1998. Una nota explica el origen de los hechos novelados: Este relato está basado en un hecho real documentado. Los nombres de los principales personajes, salvo los de representación pública y autoridades, son creación literaria del autor y en ningún caso corresponden a personas que participaron en los hechos narrados. Las citas de los demás nombres se hacen, con el mismo respeto, como tributo de admiración a unos hombres y mujeres que contribuyeron con su lucha y su solidaridad a dejar escrito uno de los más curiosos y desconocidos episodios de la vida andaluza de los albores del siglo XX.

Artículos Gastronómico del Dr. Thebussem, Azazel, Puerto Real, 2001. La compilación y el prólogo son de Paco Benítez Aguilar. El libro compilatorio se publicó con motivo de la XII Semana Cultural de Medina Sidonia, que dedicada al Dr. Thebussem, se celebró del 1 al 6 de mayo de ese mismo año, y fue acompañado por una charla del compilador con el título de Conversaciones con el Dr. Thebussem.

Un trabajo, al parecer inédito, fue una de sus primeras aproximaciones a la investigación periodística. Se convirtió en un Catálogo de todos los nombres geográficos que contenían la palabra Medina en Arabia Saudí, África, USA. Sudamérica y España.

[http://revistapuertadelsol.zerjio.com/numero10/cinco/cinco.php]






A DALÍ Y GARCÍA LORCA

Eran dos gotas de locura.
Poemas de colores sobre la tarde oscura
De una España partida en mil pedazos.
Lienzos de onírica ternura
Y versos desgarrados de guitarras huérfanas.
Bordones arrancados por el dolor,
Inaudito dolor de los zarpazos
Que da la sinrazón de negras sombras.

A lo lejos y cada vez más cerca
Resuenan metralletas que no entienden
De trazos ni poetas.
Cuántos muertos de uno y otro bando
Se hubiera ahorrado la incomprensible España
Si el odio no se hubiera enquistado entre sus huesos.

¿Maricones? ¡Personas!
Ni el pincel ni la estrofa causan daño
Ni el caminar en la playa de la mano.
Ni hilvanar verso a verso un pensamiento
Ni diseñar relojes desvaídos por el paso del tiempo
Y los olvidos.
Más daño hicieron, hacen, las envidias, los celos, las iras,
La inquisición moral y las mentiras.






AMANECER

Acabo de parir la madrugada
de una jornada más de mi existencia
con la certeza puesta en la presencia
del Dios de todo lo creado
en cada gesto, en cada acción,
en cada sensación de mi conciencia.
No hablo de religión, no hablo de nada.
Ése Dios que me guía no es sólo mío
pero sigue mis pasos, lo presiento.

Está en todas las cosas que admiro,
añoro y amo, en las flores, los ríos,
las luces y las sombras, el ser humano,
en las penas que tengo, en sucesivos sueños,
en la lucha diaria, en los anhelos.

Se tuercen los caminos y ahí está.
Se ven los horizontes y se revela
su luz en lontananza.
Dios, -o como quiera que se llame-
dibuja mi destino a su libre albedrío
y me dejo llevar por la fortuna
de no sentirme solo ni un instante
siguiendo paso a paso,
a pesar de las piedras del camino,
esa línea invisible marcada de antemano
tan llena de esperanza.







AMANECER EN ADRA

Dicen que la Azucarera,
de madrugada,
va despertando al día,
lentamente.
No tiene prisa en olvidar la noche,
pero quiere parir una nueva esperanza.
El negro horizonte, salpicado de luces,
-fijas, intermitentes-,
se diluye entre azules, rosáceos y blancos
Y allá apareces tu, mi bella y antigua Abdera,
dibujando siluetas, entre rumores.
Así nace la aurora.
Y cuando el sol despunta,
resaltando los blancos del barrio,
comienza la aventura de silbidos de barcos
mezclados con silencios,
en los que eres el eco.
Y mi mano te busca,
bien lo sabes,hasta encontrar
en las tuyas,en tu cuerpo,
en tus estrechas y empinadas calles,
en esa montaña de dulce azúcar
que son tus casas,
los más hermosos perfiles
que puede tener un pueblo.

Poemas en tiempo de desaceleración








CAMISOLA GRIS Y CAMISA BLANCA.

En la altiplanicie diáfana y blanca
De su inmensa calva
Ponía yo mis manos cuando acariciaba
A mi viejo abuelo, en la silla de enea
Junto a la escalera de la antigua casa.
Sus ojos azules, secos ya de lágrimas
Me miraban limpios, ya casi de nácar.
Y a mis cortos años buscaba en su oreja
Un pelo travieso, mientras él liaba
Tabaco de Cuba, tal vez de Canarias,
Que sacaba lento, como pasa el tiempo,
Desde su petaca.
¡Que cierres los ojos, que no duele nada!
Y él los cerraba, aguantaba un poco, soltaba un lamento
y yo me reía siempre a carcajadas.
Camisola gris y camisa blanca.
Cuéntame de abuela, que yo no sé nada.
¿Abuela? ¿Abuela? Si ya te conté...
Anda, abuelo, dime, que ya lo olvidé.
Y esquivando siempre mi atenta mirada
Se rascaba un poco, se ponía la gorra,
Cubría su calva, frotaba sus manos,
Tosía, murmuraba.
¿De la abuela? ¿De la abuela quieres que te hable?
Si, abuelo, anda!
Y mi abuelo se perdía en el tiempo
Buscaba y buscaba aquellos momentos
Que le transformaban su tez dolorida,
De arrugas, de años y surcos marcada
En rostro de niño que jugueteaba con su enamorada.
Camisola gris y camisa blanca.
Un día se fue, sin decirme nada…
¿Abuelo, con quien?
El abuelo entonces cambió la mirada
Se quitó la gorra, sin decir palabra
Miró con desprecio a la torre más alta
Y sin poder contener la última lágrima
Fue surcando ésta de arruga en arruga
Todo el territorio de su triste cara.
Yo también miré a la torre más alta
Y sólo le dije ¿Fue Él?
Asintió en silencio y balbuceando
Unas cuantas palabras, me dijo entre llantos
¡Lo que yo más siento es que no me llevara!







DEL AMOR AUSENTE

No esperábamos más. No esperábamos nada.
Era la sensación de ir gastando los días
De ahorrar con un gesto, inútiles palabras.
Mecánicos saludos de una relación fría
Respetuosa sí, pero helada y distante.

Hacía mucho tiempo que nos deshabitamos.
El mismo espacio, la misma mesa, la misma cama,
Las mismas relaciones, pero deshabitados.
Era la sensación de un hervir en la mente
De ríos de palabras que encontraban el muro
Infranqueable de la torpe soberbia.

Una tardía noche, la presa se quebró
Y brotaron titubeantes dos palabras:
¿Todo bien? Todo bien. ¿Y el amor?
El amor ya no está. Se fue por la ventana.







DÍA DE LAS ANIMAS

Hoy, que todo el mundo viste
De negro riguroso
Y limpia los paneles mugrientos
Del olvido
Descubriendo al rezar
ante el cemento
con teatral lamento
Lo que no fue capaz de recitar
Cuando su deudo estaba vivo…
Hoy he visto pasar
Un ataud de estreno
Por medio de la calle
Entre llantos y gritos.
Desgarro, descompuestas figuras,
Superficial abrazo
Y retahíla sacerdotal:
¡Es ley divina!
Pero ¿Dónde va el alma?
Que alguien me lo diga.
Yo sigo recordando
Los gestos, las miradas,
Como si fuera ayer..
Qué digo ayer ¡mañana!
Porque ella está aquí
Si, muy dentro de mi alma.
Ya no puedo tocarla,
Eso, lo sé
Pero su corazón late conmigo
En la mesa, su mano me acompaña,
Tañen campanas tristes.
La calle se disfraza de enlutada.
Es día de los Difuntos…
No de mi amada.









EL BESO

Bendita sensación de besos entregados.
Bendita la razón de cada beso.
Bendito el corazón enamorado
Bendito el cosquilleo de los besos robados.
¿Quién no besó una vez entre emociones
Y quién no lamentó los escapados?
Un beso es la oración que cuesta menos
para implorar perdón al ser amado.








EL ÍNTIMO HORIZONTE

Allá, donde el mar parece que se acaba
Y las inmensas moles de los barcos
Que vimos en el puerto van quedándose en nada.
Allá donde las gaviotas no se atreven a ir
Por miedo a perder la luz de Cádiz,
Allá iremos todos algún día y sabremos qué hay
Detrás del horizonte.
Desde allá contemplaremos
Cuando pase la página del mundo, una ciudad vacía.
Restos arqueológicos y templos ruinosos
Levantados en honor a la codicia
Veremos desde el fondo de ese mar infinito.
Y si algún día nos atrevemos acercarnos a la escollera,
Se verá que el horizonte no es como siempre han dicho,
Una línea imaginaria en lontananza.
Está si se le busca, en la mismísima palma de la mano.
Claro que entonces será noche cerrada
Y el íntimo horizonte se habrá desdibujado.







EL TOPO

En la larga penumbra que me imponen los días
Que paso con desgarros sin ver la mínima salida
En esta incertidumbre de si existes o sueño,
Me voy quedando ciego como un topo en la tierra.

Es el olfato, el tacto, con los que a duras penas
Voy siguiendo el camino de la humedad constante
Oliendo en cada paso sólo vagos indicios de ti,
De cielo claro, de luz, inmensa luz de primavera.

Pero en la tierra, camino, avanzo y retrocedo tras palpar
que por donde transito transitan otros ciegos
a los que beso sus húmedos hocicos y de los que percibo
todas las sensaciones de aire limpio y transparente aurora
que dicen ha de haber sobre la superficie que me aplasta..

El miedo a no encontrar allá, donde está la parte alegre
De las plantas, el color, los matices, la hermosura
Me provoca seguir cavando espacios circulares
Túneles que protegen mi absurda intimidad de topo solitario.
Pero no sé por qué, huelo, intuyo, siento que no quiero seguir
Por mucho tiempo en esta oscuridad que me aprisiona
Y deseo descubrirte, mi libertad soñada.







LLUVIA DE PERSEIDAS

Increíble noche estrellada la que esperé
Cuando el crepúsculo fue apagando su luz entre arreboles
Y en el rojo horizonte el sol sucumbía
Hasta hacerse un hilo de oro viejo,
Una joya irrecuperable caída en el precipicio
De los días perdidos.

Allí, en aquella playa, otrora de amor y besos
Quise esperar el asombroso baile de las Perseidas
Atravesando fugaces el espacio como fuegos de artificio,
Motas de polvo luminosas en el universo,
inmenso y quieto de esa noche de estío.

A medianoche, yo cumplí la cita.
Cerré los ojos para el encantamiento
Y esperé, esperé, esperé
Que la lluvia de estrellas iluminara el cielo.

Mi corazón latía con arrítmico esfuerzo,
Pero mi mano, vacía y deseosa de encontrar otra mano
Se quedó solitaria en el momento justo del milagro.

En el espacio no pude ver la prometida lluvia.
Sólo una gota de luz, una lágrima fugaz
Cruzando de un extremo a otro la bóveda celeste.

La intensa esperanza de aquel día se hizo desolación.
Y enjugué mi profundo vacío rezándole a la noche.
Aquella luz fugaz, estoy seguro, era como su adiós,
Su firma escrita en las estrellas, regalándome apenas un segundo
De felicidad suprema.
Creí escuchar voces, incluso alguna risa
Como cuando gozábamos después del espectáculo.
Pero no. Multitud de puntos luminosos
Sostenidos en el cielo por la mano divina
Fueron testigos de la noche más triste,
Desde que falta ella.








236.- RAFAEL DE LEÓN


Rafael de León y Arias de Saavedra, nació un jueves 6 de febrero de 1908 en Sevilla, en la misma calle en donde casi 34 años antes nació Manuel Machado.

Era el primogénito de José de León y Manjón y de María Justa Arias de Saavedra y Pérez de Vargas, condes de Gómara. A los pocos días de su nacimiento fue bautizado en la iglesia de la Magdalena, y le fueron impuestos los nombres de Rafael María, José, Jerónimo, Doroteo, Alberto, Melchor. Era muy corriente entre la nobleza y la alta burguesía.

En 1916 ingresa Rafael de León en el internado del colegio jesuita "San Luís Gonzaga" del Puerto de Santa María (Cádiz), donde coincide con el joven Rafael Alberti, Años antes, había pasado por allí el alumno Juan Ramón Jiménez. También estudió en otros colegios privados de órdenes religiosas en El Palo de Málaga o de Utrera (Sevilla).

En 1926 inicia en la universidad de Granada, los estudios de Derecho. Allí conoce a Federico García Lorca, con quien entabla una buena amistad. Tiene Rafael, -a decir de algunos de sus estudiosos-, una impregnación del estilo poético de García Lorca que se rezuma a través de toda su obra.

En el año 1931 con la caída de la monarquía, se instala en España la II República, y el joven Rafael no parece que la recibe con hostilidad, a pesar de su procedencia de linajes propicios a la monarquía. Lo que sí quedó claro y se trasluce a través de su obra poética, la distancia crítica con la que observa al mundillo de la nobleza. Se cuenta de él -aunque no está bien confirmado- que llegó a escribir un himno a la República.

No se conoció que Rafael ejerciera trabajo alguno relacionado con sus estudios universitarios, pues se dedicó a vivir de las holgadas rentas paternas, gastando sus dineros en asistir a los cafés cantantes y teatros de variedades de Sevilla. En estos ambientes se sentía Rafael "como pez en el agua" y allí fue haciendo amistades, participando del ambiente liberal y permisivo que concedía el nuevo régimen republicano. En esos ambientes fue donde conoció y colaboró con el letrista Antonio García Padilla, alias "Kola", -padre de la conocidísima actriz y cantante Carmen Sevilla-, y de aquella relación surgieron algunas canciones conocidas. Por aquella época, estando cumpliendo el servicio militar en un regimiento de Sevilla, conoció a Conchita Piquer cuando actuaba en el Teatro Lope de Vega. Ella puso su voz a muchas de sus mejores creaciones de letras para la canción.

En 1932, Rafael se traslada a Madrid bajo la influencia del gran músico sevillano Manuel Quiroga, que junto con el autor teatral Antonio Quintero, llegaría a formar el prolífico trío "Quintero, León y Quiroga" con el que tienen registradas más de cinco mil canciones. Al producirse la guerra civil española, Rafael de León se encontraba en Barcelona; allí es encarcelado, como tantos otros del mundo de la farándula, toreros, cantantes, etc. acusado de monárquico o derechista.

Y allí en la cárcel, quizás para hacer valer su condición de neutral o tal vez de simpatizante de la causa republicana; quizás por estricto sentido de la verdad, declara tener una buena amistad con destacados poetas republicanos como León Felipe; Federico García Lorca y Antonio Machado.

Llegan luego los años de posguerra en los que Rafael continúa contactando con el universo de las “varietés”, que alimentados por los típicos aires de aquella dictadura, de nacionalismo a ultranza y bloqueo internacional, se prestan a la creación de un género muy influenciado del tipismo andaluz y que dio en llamarse "folklore español". El régimen dictatorial acogió de mil amores este género que ensalzaba con arte y exageración todo lo español. Es de aquella época triste y gris para la mayoría de los españoles, cuando nuestro poeta-letrista empieza a colaborar con los guiones de una cinematografía ramplona e impregnada también de un excesivo realzamiento del españolismo que tanto gustaba a la España oficial.

A partir de la década de los sesenta, cae la barrera del aislamiento cultural y muchos jóvenes antifranquistas junto a la progresía izquierdista, en actitud militante comienzan a despreciar ostensiblemente casi toda la música española e hispanoamericana y con ella el conocido estilo de la copla y de la canción andaluza que tan bien había representado el sello "Quintero, León & Quiroga". A partir de esa época, vienen unos años bajos para la obra de canciones y poesías de Rafael de León.

El 9 de Diciembre de 1982 muere en el más cruel olvido sin ni siquiera haberse llevado en vida la satisfacción de un merecido homenaje de cariño y agradecimiento a toda su importante y prolífica obra poética.

Rafael de León pertenece por derecho propio a la denominada "Generación del 27" de los poetas españoles, aunque un incomprensible olvido ha hecho que nunca figure en esa nómina. De ningún poeta español de este siglo que acaba, han sido tan recitadas sus poesías y tan cantadas las letras de sus canciones. La obra poética de Rafael de León, queda dividida en esos dos grandes apartados: poesías propiamente dichas, y letras para canciones. En casi toda su obra, inspirada en ambientes muy típicos de Andalucía, queda reflejado el gracejo popular andaluz, indicado por las palabras en cursiva, para mejor entender que no pertenecen al correcto lenguaje español. Su primer libro de poesías «Pena y alegría del amor» aparece publicado en 1941. Un segundo libro titulado «Jardín de papel» aparece el año 1943. De las colaboraciones del poeta a la hora de firmar su obras hemos de reseñar lo siguiente:
En colaboración con Antonio Quintero, las poesías «Profecía»; "Romance de la serrana loca" y miles de letras de canciones que haría inacabable esta biografía. En colaboración con Antonio García Padilla "Kola", las letras de las canciones: "Coplas"; "Arturo"; "Cinelandia"; "Cine sonoro"; "La Rajadesa"; "La deseada"; "Manolo Reyes"; "Siempre Sevilla"; ... En colaboración con el argentino Salvador Valverde, el conocidísimo cuplé "Bajo los puentes del Sena" escrito para ser estrenado por la cupletista Raquel Meyer; y las también conocidísimas "¡Ay, Maricruz!"; "María de la O"; "Triniá"; y la inolvidable "Ojos Verdes"; entre otras. En colaboración con Ochaíta, la letra de la conocida canción: "Eugenia de Montijo"; y algunas pocas más. En colaboración con el poeta Xandro Valerio, las letras de las más conocidas canciones: "Tatuaje" y "La Parrala".

No conoció Rafael de León nunca en vida tantos éxitos como los que le trajo su muerte. Cumpliendo la ley de que "aquí hasta que no te mueres no eres nadie", murió una fría mañana madrileña, el 9 de Diciembre de 1982 ante el espejo del cuarto de baño, como en el final de una película grandiosa de amores terribles y bellezas infinitas.




BALADILLA DE LOS TRES PUÑALES

He comprado tres puñales
para que me des la muerte...

El primero, indiferencia,
sonrisa que va y que viene
y que se adentra en la carne
como una rosa de nieve.

El segundo, de traición;
mi espalda ya lo presiente,
dejando sin primavera
un árbol de venas verdes.

Y el último acero frío,
por si valentía tienes
y me dejas, cara a cara,
amor, de cuerpo presente.

He comprado tres puñales
para que me des la muerte...






CÁRCEL DE ORO (Canción)

I

Cuando tú me diste amparo no era más que una gitana
con un traje de volantes y una enagua armidoná,
y me vi por tu cariño, de la noche a la mañana,
convertía en una reina de brillantes coroná.
Pero a mí desde el principio me cansaba tu ternura,
me agobiaba aquel encierro que me impuso tu pasión,
y una noche en que tus celos me colmaron de amargura
con la hiel de mis palabras yo maté tu corazón:

ESTRIBILLO

Tanto decirme "te quiero", -te quiero-,
yo no lo puedo aguantá,
como un pájaro me muero, -me muero-,
necesito libertá.
Abre puertas y cerrojos
que me dé la luz del sol,
que están ciegos ya mis ojos
de tinieblas y doló.
Por mi mare yo te imploro y te lloro
que no pienses más en mí;
no te quiero, no te adoro,
y no sirvo pa viví
en esa cárcel de oro.

II

Y con prisa por dejarte yo me fui por los caminos,
con mis coplas y mis sueños y mis ansias de viví
y ar momento mis volantes se enredaron entre espinos
y los nardos y las rosas fueron cardos para mí.
Del vinagre que ahora bebo la curpita es sólo mía
y mardigo hasta la hora que probé la libertá.
Pordiosera de cariño te suplico noche y día
que en la cárcel de tus brazos tú me vuelvas a encerrá.

ESTRIBILLO

Vuelve a decirme "te quiero", -te quiero-,
vuelve a decirlo, por Dio,
sin oirlo yo me muero, -me muero-,
como un nardo sin oló.
Pa borrarte los agravios
que te hice padecé,
si pudiera de mis labios
me arrancara hasta la piel.
Vale más que los tesoros del moro
tu cariño para mí.
Por tu madre yo te imploro
que me encierres pa viví
en esa cárcel de oro.

ESTRIBILLO (final)

A una fragua yo me echara
pa salí purificá,
si de nuevo tú en mi cara
te volvieras a mirá.
Vale más que los tesoros del moro
tu cariño para mí.
Por tu madre yo te imploro
que me encierres pa viví
en esa cárcel de oro.








CENTINELA DE AMOR

Te puse tras la tapia de mi frente
para tenerte así mejor guardado,
y te velé, ay, amor diariamente
con bayoneta y casco de soldado.

Te quise tanto, tanto, que la gente
me señalaba igual que a un apestado;
pero qué feliz era sobre el puente
de tu amor, oh mi río desbordado.

Un día, me dijiste: - No te quiero...-;
y mi tapia de vidrios y de acero
a tu voz vino al suelo en un escombro.

La saliva en mi boca se hizo nieve,
y me morí como un jacinto breve
apoyado en la rosa de tu hombro.







CUATRO SONETOS DE AMOR

I

Decir "te quiero" con la voz velada
y besar otros labios dulcemente,
no es tener ser, es encontrar la fuente
que nos brinda la boca enamorada.

Un beso así no quiere decir nada,
es ceniza de amor, no lava hirviente,
que en amor hay que estar siempre presente,
mañana, tarde, noche y madrugada.

Que cariño es más potro que cordero,
más espina que flor, sol, no lucero,
perro en el corazón, candela viva...

Lo nuestro no es así, a qué engañarnos,
lo nuestro es navegar sin encontrarnos,
a la deriva, amor, a la deriva.


II

Me avisaron a tiempo: ten cuidado,
mira que miente más que parpadea,
que no le va a tu modo su ralea,
que es de lo peorcito del mercado.

Que son muchas las bocas que ha besado
y a lo mejor te arrastra en su marea
y después no te arriendo la tarea
de borrar el presente y el pasado.

Pero yo me perdí por tus jardines
dejando que ladraran los mastines,
y ya bajo la zarpa de tus besos

me colgué de tu boca con locura
sin miedo de morir en la aventura,
y me caló tu amor hasta los huesos.

III

Otro domingo más sin tu mirada,
dejándome morir junto a la gente
que pasa y que traspasa indiferente
a mi canción de amor desesperada.

Una yegua de celos colorada
corre llena de furia por mi frente
y galopa de oriente hasta occidente
en busca de tu falsa coartada...

Porque yo sé de más que en esta hora
hay alguien que los labios te devora
y comparte la cepas de tu vino.

Mas, como de perderte tengo miedo,
no ahondo en la maraña de tu enredo
y comulgo con ruedas de molino.

IV

Peso poco en tu vida, casi nada,
como un leve rumor, como una brisa,
como un sorbo de fresca limonada
bebido sin calor y a toda prisa.

No adelanto el compás de tu pisada,
ni distraigo la salve de tu misa,
y en tu frente de nardo desvelado
no llego ni a recuerdo ni a sonrisa.

Y en cambio tú eres todo, mi locura,
mi monte, mi canción, mi mar templado,
el pulso de mi sangre, la llanura

donde duermo sin sueño ni pecado,
y el andamio en que apoyo con ternura
este amor que nació ya fracasado.






DESPEDIDA

Se iba el tren, y quedaba,
en el aire una mancha
no sé si negra o blanca
de tu brazo...

¡Ay distancia
floridamente amarga!
que tajaba y borraba
aquella línea larga
Y corta y hielo y ascua
que era tu brazo...

Estaba
yo en el andén, sin alma,
y una saliva áspera,
fiera, me apretujaba
la tímida garganta
¡y la brisa borraba
tu brazo!

¡Ay fragancia
a brazo que se escapa
en la noche pintada!
Y qué hondo panorama
en esta vida ácida
de tu brazo...

¡Almohada
de mis noches infaustas,
y nivel de mi agua,
y escaparate para
mi pobre vida lacia,
y soporte de plata
de mi cansancio, y vara
de azucenas nevadas
en mi mortaja árida!...
¡Ay, tu brazo!

¡La traílla
del potro de mis ansias
y el estribo que alza
mi vida de la charca!
Pero se fue...

Clamaba
un resuello de máquina
y un arrastrarse, áspera-
mente, desigualmente
de madera compacta
y de muebles sin alma...
Y se perdió tu brazo...
¿Hasta cuándo? ¿Di?

¿Hasta cuándo?
Que caiga
de esta gran noche alta
toda una lluvia blanca
de estrellas de esperanza,
-¡estación negra y mala
reverso de estas ansias!
Sí: que caiga y que caiga
un estrellón de plata
para que mi esperanza
espere brava y ancha,
tu vuelta. ¡Tú! Mi almohada
y mi espuela y mi daga,
que hoy te vas, en la marcha
de un jardín que se acaba!








EN EL ESTANQUE DEL DÍA...

En el estanque del día
se han mojado tus palabras.

El «no» sin eco posible
de tu voz embalsamada,
se está muriendo de frío
en los cristales del agua.

Mis «te quiero», salvavidas
inútiles de mis ansias,
son ceros siempre a la izquierda
de este amor sin esperanza,
de este amor, río dormido,
entre sombras y entre ramas;
de este amor, lirio sin nombre
deshojado en la mañana...

En la rosa de los vientos
clavé, mi amor, tus palabras.

Tu «no», payaso de circo,
dando la vuelta de campana,
al hacer una pirueta
cayó de la rosa al agua.
De nada sirvió el «te quiero»
último de mi garganta;
de nada sirvió la luna
que te mandé iluminada
con jazmines de mi llanto
y óleo de almendras amargas.

Tu «no», de arroz empolvado,
se deshojó sobre el agua...







ENCUENTRO

Me tropecé contigo en primavera,
una tarde de sol, delgada y fina,
y fuiste en mi espalda enredadera,
y en mi cintura, lazo y serpentina.

Me diste la blandura de tu cera,
y yo te di la sal de mi salina.
Y navegamos juntos, sin bandera,
por el mar de la rosa y de la espina.

Y después, a morir, a ser dos ríos
sin adelfas, oscuros y vacíos,
para la boca torpe de la gente....

Y por detrás, dos lunas, dos espadas,
dos cinturas, dos bocas enlazadas
y dos arcos de amor de un mismo puente.






HORA

Me acordaré de ti
todas las noches a las once!...

En la plaza sin luna de tu ausencia
pronunciaré tu nombre
con el mismo temblor del primer día
todas las noches, a las once!...

Y aunque esté en un café, o en un teatro
o en un duelo, sin que nadie me importe,
te llamaré -subasta de mi pena-
todas las noches a las once...

Y si la gente -¡qué importa la gente!-
no sabe, no comprende, no conoce
lo que es el amor, que aprenda de mis labios
todas las noches a las once...

Que cariño que no es nube, ni melindre,
sino sangre, canción, olvido y monte...
Se quiere así, gritándolo a los vientos,
todas las noches a las once...

Y un día llegará -que Dios me oiga!-
que cuando vaya a pronunciar tu nombre,
tú estés bajo la lluvia de mis besos
a las diez, a las once y a las doce.







LLUVIA

¡Te quiero!, -me dijiste,
y la flor de tu mano
puso un arpegio triste
sobre el viejo piano.

( En al ventana oscura
la lluvia sonreía...
Tamboril de dulzura.
Gong de melancolía.)

-¿Me querrías tú lo mismo?-
Y en tu voz apagada
hubo un dulce lirismo
de magnolia tronchada.

( La lluvia proseguía
llorando en los cristales...
Cortina de agonía.
Guadaña de rosales.)

-¡Para toda la vida!-,
te dije sonriente.
Y una estrella encendida
te iluminó la frente.

( La lluvia proseguía
llamando en la ventana
con una melodía
antigua de pavana.)

Después, casi llorando,
yo te dije: -¡Te quiero!-
Y me quedé mirando
tus pupilas de acero.

-¡Para toda la vida!-
dijiste sonriente,
y una duda escondida
me atravesó la frente.

( En la ventana oscura
la lluvia proseguía
rimando su amargura
con la amargura mía.)








MARIA DE LA O

Para mis manos tumbagas,
para mis caprichos monea
y para mi cuerpo lucirlo
mantones bordaos, vestidos de sea.
La luna que yo pía
la luna que me dan.
Que para eso mi payo "abiya más parné"
que tiene un sultán.
¡Envidio tu suerte!
- me dicen algunas al verme lucí -,
y no saben, "probes",
la envidia que ellas me causan a mí.
¡María de la O!
Que desgraciadita, gitana tu eres
teniéndolo todo.
Te quieres reí,
y hasta los ojitos los tienes moraos
de tanto sufrí.
Maldito "parné"
que por su culpita dejaste al gitano
que fue tu querer.
Castigo de Dios
Castigo de Dios
es la crucecita que llevas a cuesta
María de la O
Para su sé fui el agua
para su frío candela
y para sus besos amantes
dejé entre sus brazos, mis carnes morenas.
Querer como aquel nuestro
no hay en el mundo dos;
¡maldito dinero que así de su vera
a mí me apartó!
¡Serás más que reina!
- me dijo a mí el payo y yo lo creí;
mi vía y mi oro
daría yo ahora por ser lo que fui.










MUERTO DE AMOR

No lo sabe mi brazo, ni mi pierna,
ni el hilo de mi voz, ni mi cintura,
ni lo sabe la luna que está interna
en mi jardín de amor y calentura.

Y yo estoy muerto, sí, como una tierna
rosa, o una gacela en la llanura,
como una agua redonda en la cisterna
o un perro de amarilla dentadura.

Y hoy que es Corpus, Señor, he paseado
mi cadáver, de amor iluminado,
como un espantapájaro siniestro.

La gente, sin asombro, me ha mirado
y ninguno el sombrero se ha quitado
para rezarme un triste padrenuestro.








NECESITO DE TI, DE TU PRESENCIA...

Necesito de ti, de tu presencia,
de tu alegre locura enamorada.
No soporto que agobie mi morada
la penumbra sin labios de tu ausencia.

Necesito de ti, de tu clemencia,
de la furia de luz de tu mirada;
esa roja y tremenda llamarada
que me impones, amor, de penitencia.

Necesito tus riendas de cordura
y aunque a veces tu orgullo me tortura
de mi puesto de amante no dimito.

Necesito la miel de tu ternura,
el metal de tu voz, tu calentura.
Necesito de ti, te necesito.






QUIEM POR FEDERICO

I

Lo mataron en Granada,
una tarde de verano
y todo el cielo gitano
recibió la puñalada...

Sangre en verso derramada,
poesía dulce y roja
que toda la vega moja
en amargo desconsuelo
«sin paño de terciopelo
ni cáliz que la recoja».


(Por cielos de ceniza
se va el poeta;
la frente se le riza
como veleta.
Toda Granada
es una plazoleta
deshabitada)

II

«Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos».
En la plama de sus manos
como un niño lo traían...

Las mujeres se rompían
los volantes de la enagua,
y el Darro bailaba el agua
en un triste soniquete
que sonaba a martinete
y a cante grande de fragua...

(¡Encended los faroles;
romped el velo;
cantad por "caracoles",
que viene el duelo!
¡Como una espada,
llevadlo, así, entre "oles"
por su Granada)

III

No te vayas buen amigo
quédate aquí con nosotros;
están soltando los potros
junto a lo verde del trigo...

Están soñando contigo
temblando de calentura,
gitanas de piel oscura
y brillante cabellera
y hay una boca que espera
morderte labio y cintura...

(Desnúdate deprisa,
que vengo herido;
quédate con la risa
como vestido...
Quiero beberte
y que luego dormido
venga la muerte...)

IV

«Rosa de los Camborios
gime sentada a la puerta»
medio viva y medio muerta
entre paños mortuorios.

A la luz de los velorios,
con pena de jazmín chico,
cual dos palomas sin pico
muestra sus pechos helados,
heridos y acuchillados
lo mismo que Federico.

(¡Que doble, bronce y plata,
la Vela, Vela,
que se ha muerto la nata
de la canela!
Mi bien amado
de limón y ciruela
va amortajado...)

V

«Ignacio Sánchez Mejías
con toda su muerte al hombro»
sale pálido de asombro
a las barandas sombrías...

Todas las ganaderías
mugen a la misma hora
y en el filo de la aurora,
junto a los bravos erales,
sobre el mar de los trigales,
la brisa también lo llora...

(¡Ignacio, dame el vaso
con el ungüento;
no puedo dar un paso,
ya no me siento!
Quiero abrazarte,
pero me ciega un viento
de parte a parte...)

VI

Dentro de su traje oscuro
te nombra Bernarda Alba...
la tarde pinta de malva
la rosa blanca del muro.

En la calle pisa duro
un caballo sin jinete;
dan en la torre las siete
y Angustias, con voz sombría,
solloza un Ave María
derrumbada el el poyete







ROMANCE DE "LA LIRIO"

Por la arena de la playa
va con un hombre "la Lirio".
La tarde pone en sus ojos
un barco de plata y vidrio,
mientras que Cádiz se enciende
a lo lejos como un cirio,
en un altar encalado
de torres en equilibrio.

-No sé qué sería de mí
si me dejaras, mocito-,
suspira dulce y lejana
y en un sollozo, "la Lirio".

El hombre moreno y alto
con voz de viento salino
le dice mientras su talle
aprieta como un jacinto:
-Llevo tu nombre en el brazo
tatuado desde niño
y en el corazón un ancla
de juramento perdido.

Por la arena de la playa
viene cantando un chiquillo:

La Lirio, la Lirio tiene,
tiene una pena la Liro
y se le han puesto las sienes
moraítas de martirio.

Cádiz, de cal, a lo lejos,
huele a guitarra y a vino.
"La Bizcocha" es una vaca
con sortijas en los dedos,
voz de aguardiente de Rute
y cintura de brasero.
"La Bizcocha" lleva siempre
en su labio amarillento
una colilla colgada
y una blasfemia en acecho.

-¿No vino "la Lirio"?
-No,
responde una voz en eco
-¡Mardita sea...!
La colilla
cae de los labios al suelo,
como un sucio equilibrista
que cayera de un trapecio.
Y por la taberna va
un taco de carretero
que se clava en la flamenca
de un cartel de toros viejo.

En una mesa, con sorna,
canta un viejo marinero:

Se dice si es por un hombre,
se dice que si es por do;
pero la verdá del cuento
¡Ay, Señó de los tormentos!
la saben la Lirio y Dió.

Sobre el mostrador, borracha,
"La Bizcocha" está durmiendo
un sueño de peluconas
con "la Lirio" de por medio.


-¿Estará el barco en la playa?
-Estará al amanecer...
-Pos descanse usía tranquilo,
que allí se la llevaré.
-¿Y si ella no quiere, vieja?
-Poco sabe su mersé
de las razones que tiene
mi "menda" pa convensé...
¡Sincuenta moneas de oro!
¡Vaya rasones, y olé!

Y una voz entre la sombra
termina el romance aquel:

Que fue con un bebediso
de menta y ajonjolí;
que fue una noche de luna,
que fue una tarde de abrí.

-¿Dónde está mi blanca novia,
dónde está que no la veo?

(Un barco en la madrugada
se va perdiendo a lo lejos...)

-¿Dónde está "la Lirio", dónde,
que yo sin verla me muero?

(Mocito, busca otra novia
porque esa tiene ya dueño
y va en un trono de espuma
navegando mar adentro...)

-Mira su nombre en mi brazo,
sobre mis venas latiendo,
y en mi pulso y en mi lengua
y en la punta de mis dedos.

(Para tapar ese nombre
ponte un brazalete negro...)

-¡Mira que la llevo aquí
crucificada en mis centros!

(Arráncate las entrañas
y da tu dolor al viento...)

¡Mira que de no mirarla
me estoy muriendo y muriendo!

(Pues encomienda tu alma
porque ese amor está muerto...)

Amarga, de Puerta Tierra,
viene la voz de un flamenco:

A la mar maera,
y a la Virgen, cirio,
y pa duquitas, mare de mi arma,
pa duquitas negras,
las que tié la Lirio.

Caminito de las Indias
un barco se va perdiendo.
"La Lirio" corta sus trenzas
con tijeritas de acero,
llenando el mar de suspiros
y el aire de juramentos,
mientras que, roto, en la playa
-veleta de amores muertos-,
clavando su desengaño
en la Rosa de los Vientos,
moreno de sal y luna,
llora y llora un marinero.








SONETO

Bebiéndome la dulce primavera
me sorprendió la tarde junto al río
y pude contemplar a mi albedrío
el idilio del agua y la palmera.

Me zambullí desnudo en la pecera
buscando un corazón igual que el mío,
y no encontré ni un faro ni un navío
que me hiciera señales de bandera.

La noche iba saltando por la orilla
y puso en mi cabeza despeinada
el filo verde-azul de su cuchilla.

Mas cuando ya se ahogaba mi fortuna,
quiso el viento mandarle a mi jugada
el blanco salvavidas de la luna.