Abelardo Manuel Martínez García, poeta nacido en la Estación de Baeza (Jaen), el 14 de Septiembre de 1960.
Escritor autodidacta, empieza a escribir a la edad de 12 años, tras leer el poema "Nocturno" de Manuel Acuña. Siempre estuvo alejado de corrientes de escritores y asociaciones; no entrando jamás en concursos literarios.
A partir de 1992, fecha en la que Paco Valladares recitó en TVE el poema "El Camino", su verdadero estandarte, el escritor fue saliendo poco a poco de su autarquía voluntaria, dando recitales poéticos, colaborando en medios de comunicación, teniendo alguna columna y ejerciendo de poeta y escritor. En la actualidad es miembro de la asociación colegial de escritores de España, SGAE y CEDRO. En 2010, es elegido por la asociación cultural vizcaína, en un acto celebrado en la casa de cultura de Barakaldo, como el poeta jienenses más representativo en la actualidad.
De entre los muchos recitales poéticos que ha hecho en su vida, el más emotivo fue en Valencia el día 20 de Abril de 2001, en el transcurso de una cena en el ateneo mercantil, donde se celebraba el 70 aniversario de la República y ante excombatientes del bando republicano, recitó el poema "Elegía por José Sáez Robles", tío abuelo del Puente del Obispo, que luchó en las filas republicanas en el frente de teruel.
Poeta y escritor solidario, jamás cobró un duro por llevar su persona y poesía a quien más la necesita, presos y enfermos terminales de sida.
En 2009, da un taller de poesía a los presos de Picassent, experiencia de la cual nace el libro "Poemas desde la prisión", proyecto solidario impulsado por Abelardo, en el que quisieron involucrarse los escritores Carles Recio, Emili Piera y el Premio Nacional de Poesía Carlos Marzal. Libro que acaparó reportajes en prensa, columnas, programas de radio y televisión. LIBROS PUBLICADOS:
- En la cumbre del viento(Madrid 2009) antología de sus casi cuatro
décadas escribiendo poesía.
- Poemas desde la prisión(Madrid 2010)
- En los aledaños del infierno(Primera novela del autor, que se
presentará oricialmente en Valencia el 24 de Febrero de 2011 en el Club Diario Levante.
- Palabras en libertad condicional(Libro de poesía, que se aplaza su
publicación hasta primeros de 2012)
Además es autor de la obra de teatro "La Gran Velada" que está sin publicar y estrenar.
Escritor crítico con la poesía actual, más preocupada por el reconocimiento propio que por la esencia solidaria y épica de la misma.
Ha participado con un poema, en el libro "Jienenses" que próximamente va a publicar Diario de Jaen. El soneto se llama "El alma errante".
En Octubre de 2010, hace entrega en la prisión de Picassent, del talón con los derechos de autor del libro "Poemas desde la prisión", dinero que dona en su totalidad para dotar de más fondos editoriales la biblioteca del club de lectura de los presos.
El 5 de Noviembre de 2010, imparte la conferencia "La poesía como arma de reinserción" en la escuela de hostelería La Laguna, en Puente del Obispo(Baeza), acto que presenta la concejala de cultura de Baeza, Lola Marín y el director del complejo La Laguna, Agustín García.
A partir de 2010, empieza a pintar; decenas de acrílicos y acuarelas que recogen su alma poética, principalmente abstractos y marinas. La literatura y la pintura, siempre fueron de la mano, pues siempre fueron sus grandes pasiones.
PREMIOS:
- Finalista en el XX Premio Internacional de Novela "Luis Berenguer" (2010) con la novela "En los aledaños del infierno"
Este certamen, es de los más prestigiosos de las letras españolas.
Referenciado en:
Poetas andaluces, wikipedia, wikanda, Efemérides andaluzas, Nacidos en 1960, Poetas de Andalucía, Red de escritores en Español, ediciona, Soypoeta, melibro, Canal literatura, Esliteratura, Levante-emv, Diario de Jaen, Ubeda Digital, Hortanoticias, UPV radio/tv, Sociedad poetas anónimos, Youtube, Tve, etc.
EL CAMINO
Todavía sigo aquel camino
que de niño un dia vislumbré;
era estrecho, árido y pedregoso
cubierto de retama y espinos;
baldío y yermo por doquier.
Todavía me cautiva la belleza
y la fragancia de una rosa.
Aun se sorpenden mis sentidos
con el destello de la naturaleza
y la metamorfosis de las cosas.
Con mi atuendo hecho jirones
camino por aquella senda
que lustros hace que emprendí,
con mi alforja llena de ilusiones
avanzo sin que nada me detenga.
Y voy cruzando arroyos y ríos
bajo la sombra de los robles.
Cuando amanece, trinan los jilgueros
y me sumerjo en el frescor del rocío
y en la espesura de los bosques.
Por instantes, me fundo con la aurora
en una aleación de platino,
pura, cristalina y maleable;
mis instintos se rebelan y lloran
al descubrir tan triste sino.
LA ULTIMA MORADA
(Poema dedicado a los enfermos terminales
de sida, donde Abelardo colabora habitualmente)
Un albergue a las afueras
de cualquier gran ciudad,
un camino corto, empedrado;
una vieja verja oxidada.
Entre cantos de jilgueros
y el aroma del romero en flor,
entre sueños rotos y recuerdos.
Desayunos, meriendas, cenas,
aperitivos de retroviral y reloj.
Cigarrillos apurados al infinito,
caladas de humo y desespero
entre esputos y lamentos seniles.
Miradas austeras y soledades
compartidas; miedo a la soledad.
Largas noches en penumbra
donde la luna ya no es blanca,
donde a veces brilla el sol, donde
el bicho alojado en las arterias
dormita con un ojo medio abierto;
donde el presente y el futuro son
rehenes del pasado, tan solo eso.
Juventudes truncadas de caballo,
de chabolos inmundos y hacinados
donde los picos de vena en vena
chutan. Deslices de una noche sin
goma. Pasos a nivel sin barreras
donde los trenes arrollan, donde
diariamente tenemos que cruzar.
Hoy es jornada de visita, llega
una anciana madre al albergue;
que mala vida le dio, cuantas
noches en vela sin volver a casa.
Una vez al mes viene, pasea con su
hijo aferrada a sus brazos, llora en
silencio entre pinos y alamedas.
Afectos multiplicados por diez,
abrazos que molestan por sinceros
en apretones de luz y generosidad.
Un poema recitado a media tarde,
unos aplausos que no premian el
poema, tan solo tu presencia allí.
En el albergue está anocheciendo.
QUIERO
Un albergue a las afueras
de cualquier gran ciudad,
un camino corto, empedrado;
una vieja verja oxidada.
Entre cantos de jilgueros
y el aroma del romero en flor,
entre sueños rotos y recuerdos.
Desayunos, meriendas, cenas,
aperitivos de retroviral y reloj.
Cigarrillos apurados al infinito,
caladas de humo y desespero
entre esputos y lamentos seniles.
Miradas austeras y soledades
compartidas; miedo a la soledad.
Largas noches en penumbra
donde la luna ya no es blanca,
donde a veces brilla el sol, donde
el bicho alojado en las arterias
dormita con un ojo medio abierto;
donde el presente y el futuro son
rehenes del pasado, tan solo eso.
Juventudes truncadas de caballo,
de chabolos inmundos y hacinados
donde los picos de vena en vena
chutan. Deslices de una noche sin
goma. Pasos a nivel sin barreras
donde los trenes arrollan, donde
diariamente tenemos que cruzar.
Hoy es jornada de visita, llega
una anciana madre al albergue;
que mala vida le dio, cuantas
noches en vela sin volver a casa.
Una vez al mes viene, pasea con su
hijo aferrada a sus brazos, llora en
silencio entre pinos y alamedas.
Afectos multiplicados por diez,
abrazos que molestan por sinceros
en apretones de luz y generosidad.
Un poema recitado a media tarde,
unos aplausos que no premian el
poema, tan solo tu presencia allí.
En el albergue está anocheciendo.
QUIERO
(En la cumbre del viento)
Como un haz cristalino;
como el iris de tus ojos
es el rumor que me rodea;
transparente y maleable. Roto
a su vez por los arpegios
de la melodía de los sentidos.
Aquel camino que se cierne
y zizzaguea entre recodos;
aquella calma que chilla
y grita para ser oída;
aquella luz en la penumbra
que a empujones parpadea.
Quien oyera los silencios
de la materia gris e inerte.
Quien entrara por las branquias
y los pulmones de la vida;
quien escuchara el canto
de los tenores fríos y yertos.
Quien fuera otra vez niño
y succionara la miel viscosa
y amarilla de la sabiduría.
Quien se fundiera en el atardecer
rojizo y tenue de las flores;
quien pudiera retener tu mirada.
Quiero corretear y andar erguido
por la vereda de los recuerdos;
quiero escalar simas y picachos
bajo el algodón plata de las nubes,
y colocar en lo más alto una bandera
que ondee jubilosa de por siempre.
ESA NOCHE
Dos criaturas en la noche
caminando junto al mar,
con el rumor de las olas
sin saber a donde van.
Entre platos y cubiertos,
entre silencios y miradas;
dos amores que un día fueron
y se acaban de encontrar.
Dos amores que un día fueron
caminando en la ciudad,
dos heridas que sangraban
y que quieren cicatrizar.
Rascacielos, luces y neones
reflejados en el mar,
una noche fría y oscura;
dos criaturas en soledad.
Abrazados en una pista
bailando un triste vals;
dos mejillas que se rozan
susurrándose al compás.
Dos criaturas en un coche
aparcado junto al mar;
esos besos y caricias
que nunca se repetirán.
Dos amores que un día fueron
y se acaban de encontrar,
quieren cerrar sus heridas
y así poder vivir en paz.
Ese coche que se aleja
y que nunca regresará;
ese amor que fue tan fuerte
y que ambos recordarán.
Dos amores quedan rotos
quizás de tanto amar,
dos criaturas en la noche
que jamás se olvidarán.
Nunca olvides ese instante,
ese baile; esa brisa del mar,
esos minutos eternos
que ya nunca regresarán.
Dos amores que un día fueron
se despiden junto al mar,
y ese último beso sentido
que siempre recordarán.
Siempre te llevaré dentro,
nunca te he de olvidar;
siempre esperaré esa llamada
que seguramente, nunca harás.
Dos criaturas en la noche
se despidieron en paz.
Un amor que un día fue
y que nunca morirá.
LAURA
Si el canto tuviera nombre,
si la mirada tuviera voz;
si la tormenta fuera un susurro,
si la sangre solo fuera sudor.
Si el llanto fuera una sonrisa,
si la tristeza tuviera color,
si el hambre nunca existiera
y el humo solo fuera vapor.
Si la soledad se fuera de fiesta,
si el vinagre se volviera licor;
si las lágrimas no fueran amargas
jamás te hubiera necesitado yo.
Si el desierto fuera un oasis,
si la pena jamás causara dolor;
en el páramo crecieran flores
y el olvido no fuera desamor.
Pero la noche siempre es oscura
y las sombras siguen dando temor;
la soledad sigue siendo triste
y aún hay quien sufre por amor.
Siempre, siempre estás ahí cerca
notando tu ánimo y tu calor;
y por saber siempre supe
que sin tí, nada tendría valor.
Que arte tengo en mi ciudad.........
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