Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

lunes, 31 de enero de 2011

237.- FRANCISCO DE PAULA BENÍTEZ AGUILAR



"Paco Benítez Aguilar"
Paco es un hombre singular, de esos que nacen cada mucho tiempo, de una actividad física e intelectual arrolladoras, con un ímpetu vital imposible de expresar en un breve perfil personal. Es un comunicador nato y un organizador perfeccionista, que no deja nada al azar, aunque en el debe hay que anotarle, quizás, un exceso creativo, que no le permite asentarse en un proyecto definitivo. Tal vez ahora, como empresario mediático puede que alcance algo de sosiego. Un individuo que vive, sin saber cómo y por qué, de contar cosas. (Las cursivas a lo largo del texto son palabras textuales de Paco Benítez).

Francisco de Paula, Paco desde la cuna, nació en Medina Sidonia en 1950, hijo de Juan Benítez González y de María Aguilar Leal. Compaginó sus estudios con el trabajo en El Balón, bar de su padre, en la entrada de Medina, y éste fue su escuela de vida social, tan importante o más que la otra. Allí conoció a los personajes más afamados de la época, Pepe Blanco, Carmen Morell, Caracol, Valderrama, Lola Flores, Pemán, Carranza, los Domecq, toreros, gobernadores civiles y militares, jueces, médicos, boticarios, maestros...El Balón se convirtió, junto al Bar El Cortijo (que también merecería una especial atención) en el lugar de encuentro de la escasa clase media local.

Imposible hacer detallada relación de la actividad de Paco Benítez a lo largo de todos estos años. Baste decir que no anduvo un momento quieto, que se le fueron quedando pequeños Medina Sidonia, Cádiz, Jerez, Madrid, y parece que España también.

En Medina fundó la Academia Thebussiana de Ciencias, Letras, Artes e Historia, organizó los homenajes al Dr. Thebussem y al almirante Cervera Topete, hijos de Medina, que tuvieron amplia repercusión nacional, y tuvo una presencia activa en el mundo filatélico y numismático.

En Cádiz fue recepcionado ateneísta, fundó la Casa de Medina Sidonia y la Sociedad Filatélica Gaditana, colaboró en Radio Juventud de Cádiz, posteriormente Radiocadena Española Cádiz, en Diario de Cádiz, y en publicaciones como Cambio Filatélico, La Valija y Crónicas Filatélicas. En algunos de sus trabajos periodísticos firmó con pseudónimos: Abderramao El-Kffé, Ser Francis Cobenith y Coral Huseca Gramaja.

En Madrid trabajó en Radio Intercontinental, dirigió Andalucía en el Mundo, publicación española con vínculos en USA, en la que curiosamente realizó una entrevista a Daham Ahmed Mahmaud, Embajador-Director de la Misión de la Liga Árabe en España, descendiente de árabes andaluces procedentes de Medina Sidonia, y en Villarejo de Salvanés funda Noticias del Sudeste, que se extiende a Granada y Almería, con sede esta última en Adra, Periódico Independiente de Información General, con ediciones independientes en cada uno de los tres lugares.

Libros:

Doctor Thebussem. Obra, Tiempo y Tierra, edición del autor, Cádiz, 1983. Escribe sobre Medina Sidonia, el almirante Cervera y una amplia biografía de Mariano Pardo de Figueroa, Dr. Thebussem, cervantista y escritor de abundantes registros curiosos, interesantes y casi siempre divertidos.

Correos de Iberoamérica y Filipinas en 1900, publicado en español y portugués en 1985. En Diario de Cádiz, sin firma, se escribe el 16 de octubre de ese año: En su trabajo Benítez Aguilar recoge la situación del correo en veinte países en el año 1900, con referencia a todas las administraciones de poblaciones con más de cuatrocientos habitantes, así como una breve historia de cada país, su relación con la unión postal universal, referencia de todas las monedas de los dominios españoles desde las acuñaciones anteriores a 1772 hasta 1898, fecha en que se perdieron Cuba, Puerto Rico y Filipinas. La huelga de los garbanzos, Estilo Estugraf, Madrid, 1998. Una nota explica el origen de los hechos novelados: Este relato está basado en un hecho real documentado. Los nombres de los principales personajes, salvo los de representación pública y autoridades, son creación literaria del autor y en ningún caso corresponden a personas que participaron en los hechos narrados. Las citas de los demás nombres se hacen, con el mismo respeto, como tributo de admiración a unos hombres y mujeres que contribuyeron con su lucha y su solidaridad a dejar escrito uno de los más curiosos y desconocidos episodios de la vida andaluza de los albores del siglo XX.

Artículos Gastronómico del Dr. Thebussem, Azazel, Puerto Real, 2001. La compilación y el prólogo son de Paco Benítez Aguilar. El libro compilatorio se publicó con motivo de la XII Semana Cultural de Medina Sidonia, que dedicada al Dr. Thebussem, se celebró del 1 al 6 de mayo de ese mismo año, y fue acompañado por una charla del compilador con el título de Conversaciones con el Dr. Thebussem.

Un trabajo, al parecer inédito, fue una de sus primeras aproximaciones a la investigación periodística. Se convirtió en un Catálogo de todos los nombres geográficos que contenían la palabra Medina en Arabia Saudí, África, USA. Sudamérica y España.

[http://revistapuertadelsol.zerjio.com/numero10/cinco/cinco.php]






A DALÍ Y GARCÍA LORCA

Eran dos gotas de locura.
Poemas de colores sobre la tarde oscura
De una España partida en mil pedazos.
Lienzos de onírica ternura
Y versos desgarrados de guitarras huérfanas.
Bordones arrancados por el dolor,
Inaudito dolor de los zarpazos
Que da la sinrazón de negras sombras.

A lo lejos y cada vez más cerca
Resuenan metralletas que no entienden
De trazos ni poetas.
Cuántos muertos de uno y otro bando
Se hubiera ahorrado la incomprensible España
Si el odio no se hubiera enquistado entre sus huesos.

¿Maricones? ¡Personas!
Ni el pincel ni la estrofa causan daño
Ni el caminar en la playa de la mano.
Ni hilvanar verso a verso un pensamiento
Ni diseñar relojes desvaídos por el paso del tiempo
Y los olvidos.
Más daño hicieron, hacen, las envidias, los celos, las iras,
La inquisición moral y las mentiras.






AMANECER

Acabo de parir la madrugada
de una jornada más de mi existencia
con la certeza puesta en la presencia
del Dios de todo lo creado
en cada gesto, en cada acción,
en cada sensación de mi conciencia.
No hablo de religión, no hablo de nada.
Ése Dios que me guía no es sólo mío
pero sigue mis pasos, lo presiento.

Está en todas las cosas que admiro,
añoro y amo, en las flores, los ríos,
las luces y las sombras, el ser humano,
en las penas que tengo, en sucesivos sueños,
en la lucha diaria, en los anhelos.

Se tuercen los caminos y ahí está.
Se ven los horizontes y se revela
su luz en lontananza.
Dios, -o como quiera que se llame-
dibuja mi destino a su libre albedrío
y me dejo llevar por la fortuna
de no sentirme solo ni un instante
siguiendo paso a paso,
a pesar de las piedras del camino,
esa línea invisible marcada de antemano
tan llena de esperanza.







AMANECER EN ADRA

Dicen que la Azucarera,
de madrugada,
va despertando al día,
lentamente.
No tiene prisa en olvidar la noche,
pero quiere parir una nueva esperanza.
El negro horizonte, salpicado de luces,
-fijas, intermitentes-,
se diluye entre azules, rosáceos y blancos
Y allá apareces tu, mi bella y antigua Abdera,
dibujando siluetas, entre rumores.
Así nace la aurora.
Y cuando el sol despunta,
resaltando los blancos del barrio,
comienza la aventura de silbidos de barcos
mezclados con silencios,
en los que eres el eco.
Y mi mano te busca,
bien lo sabes,hasta encontrar
en las tuyas,en tu cuerpo,
en tus estrechas y empinadas calles,
en esa montaña de dulce azúcar
que son tus casas,
los más hermosos perfiles
que puede tener un pueblo.

Poemas en tiempo de desaceleración








CAMISOLA GRIS Y CAMISA BLANCA.

En la altiplanicie diáfana y blanca
De su inmensa calva
Ponía yo mis manos cuando acariciaba
A mi viejo abuelo, en la silla de enea
Junto a la escalera de la antigua casa.
Sus ojos azules, secos ya de lágrimas
Me miraban limpios, ya casi de nácar.
Y a mis cortos años buscaba en su oreja
Un pelo travieso, mientras él liaba
Tabaco de Cuba, tal vez de Canarias,
Que sacaba lento, como pasa el tiempo,
Desde su petaca.
¡Que cierres los ojos, que no duele nada!
Y él los cerraba, aguantaba un poco, soltaba un lamento
y yo me reía siempre a carcajadas.
Camisola gris y camisa blanca.
Cuéntame de abuela, que yo no sé nada.
¿Abuela? ¿Abuela? Si ya te conté...
Anda, abuelo, dime, que ya lo olvidé.
Y esquivando siempre mi atenta mirada
Se rascaba un poco, se ponía la gorra,
Cubría su calva, frotaba sus manos,
Tosía, murmuraba.
¿De la abuela? ¿De la abuela quieres que te hable?
Si, abuelo, anda!
Y mi abuelo se perdía en el tiempo
Buscaba y buscaba aquellos momentos
Que le transformaban su tez dolorida,
De arrugas, de años y surcos marcada
En rostro de niño que jugueteaba con su enamorada.
Camisola gris y camisa blanca.
Un día se fue, sin decirme nada…
¿Abuelo, con quien?
El abuelo entonces cambió la mirada
Se quitó la gorra, sin decir palabra
Miró con desprecio a la torre más alta
Y sin poder contener la última lágrima
Fue surcando ésta de arruga en arruga
Todo el territorio de su triste cara.
Yo también miré a la torre más alta
Y sólo le dije ¿Fue Él?
Asintió en silencio y balbuceando
Unas cuantas palabras, me dijo entre llantos
¡Lo que yo más siento es que no me llevara!







DEL AMOR AUSENTE

No esperábamos más. No esperábamos nada.
Era la sensación de ir gastando los días
De ahorrar con un gesto, inútiles palabras.
Mecánicos saludos de una relación fría
Respetuosa sí, pero helada y distante.

Hacía mucho tiempo que nos deshabitamos.
El mismo espacio, la misma mesa, la misma cama,
Las mismas relaciones, pero deshabitados.
Era la sensación de un hervir en la mente
De ríos de palabras que encontraban el muro
Infranqueable de la torpe soberbia.

Una tardía noche, la presa se quebró
Y brotaron titubeantes dos palabras:
¿Todo bien? Todo bien. ¿Y el amor?
El amor ya no está. Se fue por la ventana.







DÍA DE LAS ANIMAS

Hoy, que todo el mundo viste
De negro riguroso
Y limpia los paneles mugrientos
Del olvido
Descubriendo al rezar
ante el cemento
con teatral lamento
Lo que no fue capaz de recitar
Cuando su deudo estaba vivo…
Hoy he visto pasar
Un ataud de estreno
Por medio de la calle
Entre llantos y gritos.
Desgarro, descompuestas figuras,
Superficial abrazo
Y retahíla sacerdotal:
¡Es ley divina!
Pero ¿Dónde va el alma?
Que alguien me lo diga.
Yo sigo recordando
Los gestos, las miradas,
Como si fuera ayer..
Qué digo ayer ¡mañana!
Porque ella está aquí
Si, muy dentro de mi alma.
Ya no puedo tocarla,
Eso, lo sé
Pero su corazón late conmigo
En la mesa, su mano me acompaña,
Tañen campanas tristes.
La calle se disfraza de enlutada.
Es día de los Difuntos…
No de mi amada.









EL BESO

Bendita sensación de besos entregados.
Bendita la razón de cada beso.
Bendito el corazón enamorado
Bendito el cosquilleo de los besos robados.
¿Quién no besó una vez entre emociones
Y quién no lamentó los escapados?
Un beso es la oración que cuesta menos
para implorar perdón al ser amado.








EL ÍNTIMO HORIZONTE

Allá, donde el mar parece que se acaba
Y las inmensas moles de los barcos
Que vimos en el puerto van quedándose en nada.
Allá donde las gaviotas no se atreven a ir
Por miedo a perder la luz de Cádiz,
Allá iremos todos algún día y sabremos qué hay
Detrás del horizonte.
Desde allá contemplaremos
Cuando pase la página del mundo, una ciudad vacía.
Restos arqueológicos y templos ruinosos
Levantados en honor a la codicia
Veremos desde el fondo de ese mar infinito.
Y si algún día nos atrevemos acercarnos a la escollera,
Se verá que el horizonte no es como siempre han dicho,
Una línea imaginaria en lontananza.
Está si se le busca, en la mismísima palma de la mano.
Claro que entonces será noche cerrada
Y el íntimo horizonte se habrá desdibujado.







EL TOPO

En la larga penumbra que me imponen los días
Que paso con desgarros sin ver la mínima salida
En esta incertidumbre de si existes o sueño,
Me voy quedando ciego como un topo en la tierra.

Es el olfato, el tacto, con los que a duras penas
Voy siguiendo el camino de la humedad constante
Oliendo en cada paso sólo vagos indicios de ti,
De cielo claro, de luz, inmensa luz de primavera.

Pero en la tierra, camino, avanzo y retrocedo tras palpar
que por donde transito transitan otros ciegos
a los que beso sus húmedos hocicos y de los que percibo
todas las sensaciones de aire limpio y transparente aurora
que dicen ha de haber sobre la superficie que me aplasta..

El miedo a no encontrar allá, donde está la parte alegre
De las plantas, el color, los matices, la hermosura
Me provoca seguir cavando espacios circulares
Túneles que protegen mi absurda intimidad de topo solitario.
Pero no sé por qué, huelo, intuyo, siento que no quiero seguir
Por mucho tiempo en esta oscuridad que me aprisiona
Y deseo descubrirte, mi libertad soñada.







LLUVIA DE PERSEIDAS

Increíble noche estrellada la que esperé
Cuando el crepúsculo fue apagando su luz entre arreboles
Y en el rojo horizonte el sol sucumbía
Hasta hacerse un hilo de oro viejo,
Una joya irrecuperable caída en el precipicio
De los días perdidos.

Allí, en aquella playa, otrora de amor y besos
Quise esperar el asombroso baile de las Perseidas
Atravesando fugaces el espacio como fuegos de artificio,
Motas de polvo luminosas en el universo,
inmenso y quieto de esa noche de estío.

A medianoche, yo cumplí la cita.
Cerré los ojos para el encantamiento
Y esperé, esperé, esperé
Que la lluvia de estrellas iluminara el cielo.

Mi corazón latía con arrítmico esfuerzo,
Pero mi mano, vacía y deseosa de encontrar otra mano
Se quedó solitaria en el momento justo del milagro.

En el espacio no pude ver la prometida lluvia.
Sólo una gota de luz, una lágrima fugaz
Cruzando de un extremo a otro la bóveda celeste.

La intensa esperanza de aquel día se hizo desolación.
Y enjugué mi profundo vacío rezándole a la noche.
Aquella luz fugaz, estoy seguro, era como su adiós,
Su firma escrita en las estrellas, regalándome apenas un segundo
De felicidad suprema.
Creí escuchar voces, incluso alguna risa
Como cuando gozábamos después del espectáculo.
Pero no. Multitud de puntos luminosos
Sostenidos en el cielo por la mano divina
Fueron testigos de la noche más triste,
Desde que falta ella.








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