Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

miércoles, 27 de agosto de 2014

LUIGI MARÁEZ [2.039]


Luigi Maráez 

(Sevilla). Es uno de esos artistas pluridisciplinares que impactan al primer contacto y que dejan una huella imborrable como escultores, pintores, inventores, poetas, dramaturgos, ensayistas, músicos y sobre todo, sobre todo repito, como personas.


Luigi Maráez, escultor: Le he visto acariciando un pedazo de madera como si fuera una joya única, algo impreciso latente entre las fibras que le habla al oído, o pasando un tubo de metracrilato por encima de una imagen para observar los cambios, deformaciones o formaciones que se desprenden a su paso. El descubrimiento de una mirada nueva es lo que observo en Luigi como agente “investigador” que le lleva a dar forma los objetos más inverosímiles. Se sirve del entorno inmediato que le rodea para abastecerse de material que luego transformará y dará vida, sí vida, porque las esculturas de Maráez pueden ser cambiantes tanto en forma como en significado, y esa capacidad de transformación que encuentro sumamente interesante, las hace atemporales y universales, dotándolas de una condición mutante que les impide dejar de crecer, mirar o ser miradas de un ángulo diferente cada vez o “andar” por un espacio que nunca será el mismo que el de la semana anterior. Por supuesto me estoy refiriendo a esculturas “no públicas” ni con emplazamientos predeterminados, ya que Luigi ha realizado a lo largo de su trayectoria escultórica numerosos encargos, obra pública como el Monumento a la medicina rural. Badajoz, Monumento a los Difuntos. Almensilla. Sevilla, Monumento a los Aceituneros. Almensilla. Sevilla, Figura del apóstol San Marcos en la cúpula de la iglesia de San Pedro. Carmona Sevilla, Proyecto “LAS RUEDAS DEL AGUA”, 14 esculturas de material reciclado, de alto tonelaje. Parque del Alamillo. Sevilla. (Encargo de La Junta de Andalucía), la estatua de Bécquer que actualmente otea el Moncayo desde Trasmoz, también restauraciones (cúpula de la Iglesia de San Pedro. Carmona. Sevilla.), así como una larga lista de exposiciones tanto colectivas como individuales.

Luigi Maráez, músico: He tenido el privilegio de oírle en directo en el pasado Festival de Poesía del Moncayo celebrado los días 21,27 y 28 de Agosto de 2009, la sensibilidad y textura de su voz es de aquellas que calan en la piel, la horadan y la traspasan para erizarnos sin contemplaciones. Una guitarra casi vertical, retando a sus dedos deslizándose por el mástil es una imagen que bien podría ser merecedora de ser inmortalizada en bronce.

Luigi ha ejercido como profesor de guitarra clásica en el Área de Cultura de la Junta de Andalucía, actividad a la que renuncia para dedicarse a la música de autor, musicando tanto sus propios textos como los de otros autores, entre los que cabría destacar a Lope de Vega, Quevedo, Juan Ramón Jiménez, Lorca...haciendo especial mención a la obra de Gustavo Adolfo Bécquer, del que ha musicado la practica totalidad de sus rimas, realizando un amplio recorrido de conciertos, en lo que podríamos denominar cómo” geografía Becqueriana": Ciclo La Sevilla Romántica ( Glorieta de Bécquer, parque de Maria Luisa) Universidad de Sevilla. " Recuerdo sentimental de G.A. Bécquer " ( Ateneo de Sevilla ), Evocación a Bécquer ( Venta de los Gatos) Sevilla. Ciclo Temas Sevillanos (Reales Alcázares de Sevilla, Salón Almirante), Concierto en el Convento de Santa Inés, Concierto en el Panteón de Sevillanos Ilustres... Así como en tierras del Moncayo: Iª y IIª Feria del Cister, (Monasterio de Veruela), o Centro de Estudios Turiasionense. Tarazona. (Zaragoza), siendo seleccionado con el espectáculo " Bécquer, Música, Rimas y Leyendas", para formar parte de las Campañas Culturales que organizan conjuntamente las Diputaciones Provinciales de Huesca, Teruel y Zaragoza.

Ha compartido escenario, con artistas de tan reconocido prestigio como Paco Ibáñez o Pablo Guerrero ( III Encuentro Nacional de Poesía Ciudad de Puerto Llano) Ciudad Real. Recibiendo el premio Giraldillo de Honor del Excelentísimo Ateneo de Sevilla.

Puedo imaginarlo fácilmente como profesor puesto que Luigi defiende que “los niños son nuestros verdaderos maestros, su mirada no contaminada es capaz de retener la verdadera naturaleza de las cosas, su sencillez primera”. En la velada que pasamos en su casa, en compañía del poeta malagueño Agustín Porras, y Rafael Luna Gómez, Luigi confesó que si tuviera que elegir una etapa de su vida donde quedarse eternamente lo haría en aquella “en la que se es niño”, y Rafael Luna, amigo de Maráez y admirador ferviente de su obra añadió, “Luigi ES un niño”.


Luigi Maráez, dramaturgo: En teatro cuenta en su haber con tres obras escritas y estrenadas, realizando a su vez tanto las estenografías como la dirección.

Seleccionado en el " V Festival de Otoño" con la obra " El último Sueño", basada en la vida y obra de Edgar Allan Poe. Sala Margarita Xirgu. Teatro Maria Guerrero . Madrid. representada también en Sevilla, dentro del ciclo " Teatro en la Universidad”.
" Fantasía para un sueño", obra de encargo, basada en una adaptación libre sobre la vida y muerte de Hernán Cortés. Estrenada en el Palacio del mismo nombre en Castilleja de la Cuesta. Sevilla. "Los Federíco" obra basada en acontecimientos y textos de Federíco García Lorca. Estrenada en el teatro de los Barrios. Cádiz.

En cuanto a la realización de las escenografías de sus propias obras, puedo dar fe de que en el salón de su casa en Trasmoz, Luigi conserva en la pared del fondo, uno de los escenarios, que siguiendo con su tendencia “transformadora” de la realidad que le rodea y ese afán por seguir dando vida a toda expresión artística, ahora se ha convertido en armario empotrado y preside cualquier encuentro o velada, haciendo que el visitante tome una copita de vino dentro de un cuento vivo, formando parte intrínseca del mismo.

Luigi Maráez, poeta: Autor de poesía desde sus mas tempranos años, es por definición y concepto, lo "poético", el hilo conductor de todo su quehacer creativo. Así por ejemplo: Poesía visual, Interacciones entre la música y la plástica (Poema en mi menor) o la serie "Memoria de los Objetos", presentada como un corto en Canal Sur Televisión, son claros exponentes de esta manifiesta intencionalidad poética.

Seleccionado para el proyecto "Poetas en el Aula" (Junta de Andalucía), forma parte de un selecto y reducido grupo ( 32 poetas andaluces) en donde publica el libro " Adivinanzas, Poesía", así como coordina y dirige la revista "Aljibe", formando asiduamente parte como poeta y cantautor de las veladas poéticas "Las veladillas del Alamillo celebradas anualmente en el Parque del Alamillo (Sevilla).

Galardonado en el III certámen de Poesía de Miedo 2009, convocado por Olifante-Edidiones de Poesía con el poema El Coleccionista, publicado en la colección Papeles del Trasmoz

Recuperación del cuento de la tradición oral, y una serie de poemarios tales como el libro "Acordes menores", "PhoeMatrix" o " Quince anónimas Rimas para un anónimo Bécquer", son trabajos en los que se halla inmerso.

Para Luigi, el arte es poesía y la poesía es arte, no hay distinción porque la concepción de la belleza es libre, sin contaminantes. A Maráez no le gustan las etiquetas ni los corsés, para él todo es un círculo interrelacionado con cientos de interjecciones que nos ponen en contacto con el mundo. (Texto: Marian Raméntol)




LÍRICO

Si todo en verdad fuera,
yo me quedaría
con la Lírica.
Sería mi canto tan de verdad cierto
que nada entretendría mi cantar de pájaro.
La muerte sería un misterio de la vida
y la vida un propósito de luz y gozo.

El miedo daría paso a la ventura
de no tener que volver nunca más los ojos
al fantasma del pasado, tejido en memorias
que la carne, por instinto
lleva inscrita en un caudal de sangre.

Llevamos la estirpe de Caín,
nos gusta el drama, y sólo hallamos el gozo
cuando en el aire se masca la tragedia.

Pero yo, yo soy Lírico.
Soy lírico como lo es la tierra,
el cielo y los mares en la vieja Arcadia.

Es hora del despertar,
tiempo ha que debió sonar la hora de los malditos
devorados en su propio fuego.

Poetas: ¡Cantad, cantad la canción de los exilios!
¡Exiliaros del mundo con sus pompas!
¡Regresad a la pureza del canto sin la mácula
de la fe en los partidos, los premios y las orlas!

Pureza, reclamo la pureza de quien aún es mancha,
sucio en la gleba de los años de infancias torturadas
a golpe de miedos y rencores,
de cielos y de infiernos
donde sólo el poder encuentra el engendro
donde hacer perpetuar su miserable forma.

Quitaos ya las botas, las chapas de hojalata
que horadan el pecho de los otros
y disparad la boca con un «no-quiero»
con un «ya-basta» de ser ladrillo sobre el muro,
muro férreo de lamentos.

Decid solamente: Lírico, quiero ser lírico
como Pitágoras, escribir mi Versículo de Oro, ¡Lírico!






Del libro de poemas: Phoematrix, número 29 de la colección Libros de Berna de la underground Lola Editorial.

XIX

¡Al fin! ¡Esto es maravilloso! 
¡Nunca pude imaginar estos adelantos! Si mi padre viviera... 
Él, que cuando murió madre, no hallaba consuelo. 
Y, ahora, te conectas y, por un módico precio, 
¡puedes follarte a la muerta! ¡Gracias Matrix!














martes, 26 de agosto de 2014

JUAN FERNÁNDEZ RIVERO [2.038]



Juan Fernández Rivero 

(Seudónimo de Juan Fernández Fernández)

Juan Fernández Rivero nació en Sevilla en 1991. Es graduado en Filología Hispánica y máster en Traducción Literaria, actividad que compagina con las de editor de estilo y corrector de pruebas. Como poeta, ha colaborado en el libro colectivo Plural de habitación (Online, 2015) y publicado After Ego (Libros.com, 2016). Como ensayista se ha especializado en poesía contemporánea y teoría de la literatura; actualmente prepara su primer trabajo monográfico, previsto para 2017 y titulado Conversar con los muertos: traducción y hermenéutica en la obra de José Ángel Valente (Escolar y Mayo Editores).



LLENAN DE QUEROSENO NUESTROS ÚTEROS

llenan de queroseno nuestros úteros
y los ponen en venta en internet

mueven la lengua a golpes
sin hablar
y se nos hunde el miedo en las clavículas

son ellos, corazón
el enemigo
nubes de leche ácida y cristales

para escribir sus nombres en las frentes del futuro
no necesitan más que tiempo y máscaras




SE ABRE EL RITMO NEUTRAL DEL MEDIODÍA

¿qué hacer con el infierno que uno esconde en sí?
                       vladimir maiakovski

se abre el ritmo neutral del mediodía
y en el piso de al lado canta una mujer

en todas las ventanas reverbera el rechinar de los informativos
voces que se solapan y construyen
de la membrana vieja un ruiseñor
hueco como las manos de los muertos

la primera mentira es la verdad
su contracción en la garganta nos persigue como un monstruo escapado de los años
como una escolopendra que ascendiera desde un pozo anegado de la infancia

vladimir
quién abrirá las flores del infierno
quién retendrá lo amargo en la semilla

esa canción que canta la mujer ablanda la obviedad de las paredes
la cordura se aquieta y su humedad escapa de los cráneos amarillos


Observa

      Observa.
La madre está pidiéndonos asilo.
La madre que ha esperado en su lugar
      comiendo la comida de los pájaros,
la madre atravesada por la garra
      sin tacto para el mármol de la historia.

Mira a la madre como un puño abierto
       bajo el largo cabello de las nubes.

Decide tú si abrir o condenarla.



Nos vamos de viaje (Alzhéimer) 

    Nos vamos de viaje
y quiero que tú cuides de mis flores
y mis gatos.
Nos vamos de viaje...
Espero que mis llaves
les sirvan a tus puertas; las palabras
resultan a menudo algo indigestas,
pero acostumbrarás
tu cuerpo a lo que llegue.
       ¿Querrás regar mis plantas?
Hay una cajetilla
oculta bajo un mueble,
contiene algunos versos de recambio
por si se va el fusible
y buscas medio ciega una respuesta.
        Yo quiero que te encargues de mis manos
y mis ojos.
Nos vamos de viaje...
¿Los cuidarás tú sola?
No olvides cada día
el acto de regar, regar mi cuerpo
(adonde yo me voy no hay agua,
adonde yo me voy no puedo).
       Te dejo mis sentidos y mis nervios,
por si los necesitas.
Hay una cajetilla
bajo un mueble:
contiene algunos versos de recambio.



Se nota que no estás

      Se nota que no estás:
las cosas se descuelgan del columpio
estructural que las sostiene
y encaran como luces occidentes
o ecuatoriales flores

                                   el vacío.



Como un coral de hierro, Nueva York
abre las puntas de sus edificios.
En pleno corazón de Times Square
un hombre lee el Corán. Casi no hay noche.

(Nueva York, 2013



POEMAS DEL JARDÍN 3317

Tres fragmentos

Así se han numerado los solares de las casas, pintando en los bordillos, con espray, un código que ni siquiera terminamos de entender. En el 3317 de la calle Linda Vista viven seis personas, cada una con su nombre y con su extraña ficcionalidad, con su sonrisa propia y su creciente colección de objetos personales. Mientras la noche extiende su ramaje como un árbol ebrio, como una manta oscura en el tejado impermeable, las seis personas duermen en su habitación y tienen sueños no relacionados.


*


En el jardín, la ira se ha igualado a la tristeza. Alguien escribe un mail y en ese mail me dice intenta no centrarte en el dolor, intenta no pensar en nada en absoluto; pero yo sigo estando en el minuto en que los niños muerden las adelfas, y levanto al azar las palmas de las manos. Alguien escribe un mail y en ese mail me dice que me quiere, me dice que la noche está quemando el poco combustible que le queda y que se está expandiendo a nuestro alrededor como una amarga estrella de color crepúsculo. Dejo el ordenador sobre la mesa y doy pasos a ciegas en la oscuridad. Alguien escribe un mail y en ese mail me dice vuelve a casa.


*

El olvido, sin duda, es una forma extraña de pureza; se cuela por debajo de las puertas y araña la moqueta del salón, comienza a acumularse en las esquinas y a comprender el juego de los ácaros. Cuando la luz alcanza la ciudad, después de haber dormido en el desierto, cuando llega furiosa y alargada como la mano de una adolescente, viene a tocar sus crestas de jabón, siempre invisibles, tibio lagarto que se extiende al sol sobre la espalda de las escombreras.





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viernes, 15 de agosto de 2014

PILAR BUGELLA [2.037]



Pilar Bugella Traver 

Nace en Cádiz el 14 de Mayo de 1947. De madre cordobesa y padre malagueño, viene a vivir a Málaga desde muy niña. Estudia en los colegios de San Carlos y La Goleta y en el de Zamarrilla, con D. Esteban Guillén y Araceli Escobar Piñero. Con 11 años va a la Academia CEDEM donde cursa el Bachiller bajo la supervisión de Doña Dolores Molina, estudios que alterna con los del Conservatorio de Música, completando el ciclo de Solfeo con Doña Carlota Hurtado y hasta 3º de Piano. Escribe desde muy joven y desde 1993 comienza a frecuentar los ambientes literarios de la ciudad. Fue socia desde los inicios de la Asociación Malagueña de Escritores “Amigos de Málaga” y del Colectivo “Noray”, participando en la mayoría de poemarios que estas entidades han editado. Pertenece a la Asociación Cultural Literario-Flamenca “Calle del Agua” ocupando el cargo de secretaria y participando en la elaboración de la publicación periódica que la identifica, alcanzado los once números editados.

Ha sido requerida por varios programas de la televisión local malagueña, así como por la Biblioteca del Distrito Palma-Palmilla, Peña “Los Verdiales”, Casa de Álora-Gibralfaro y distintas asociaciones culturales. Fue invitada de honor en el Colegio Salvador Rueda. Ha protagonizado numerosas tertulias, conferencias y recitales. Pregonera de la Fiesta Sanjuanera de Verdiales (Santo Pitar, 2005), de la XV Exaltación de la Semana Santa de Málaga en el Centro Cultural “La Malagueña”, 2009, lugar donde recordamos juntas al cantaor Pepe de Cañete en su 2º Aniversario.  Siendo ambas responsables y colaboradoras de la Revista “Calle del Agua”, fuimos acogidas para su presentación por el Ateneo de Málaga, Jornadas Culturales de Villanueva de la Concepción, Centro Cultural Provincial de Málaga, Tertulia “Manuel Benítez Carrasco” de Granada, Jornadas Poéticas de Flamenka, y en el Ciclo Poético “Cuaresma y Poesía” realizado en el Centro Cultural “Vicente Aleixandre” de Alhaurín de la Torre, lugar donde presentó también el II Salón de Otoño de las Bellas Artes junto al poeta Juan Miguel González del Pino. 

Su poesía íntima alcanza el corazón de todos, su misticismo y particular lenguaje dan singularidad a esta poeta que también ha destacado en la poesía popular, tal como reflejan sus distintas incursiones y premios en ésta y en el flamenco, tales como: I Premio del Concurso de Letras Flamencas “Hijos de Almáchar” (Baracaldo, Vizcaya, 2006), 2º Premio del Concurso “Torre del Cante” de Letras Flamencas (Alhaurín de la Torre, 2003 y 2004), 3er Premio del II Concurso de Villancicos por Cantes de Málaga (Málaga, 1997), I Premio “Feria de Málaga 1999” y varias veces premiada en el Certamen “Molina Granero”, Casa de Melilla a la Cruz de Mayo y en el de Semana Santa “Málaga a sus Titulares”. En 2008 se presentó el espectáculo de danza y flamenco “Málaga de Leyenda” al que aportó sus letras (Sala Gades, Málaga). Sus coplas flamencas y poemas están publicados en trabajos colectivos: Calle del Agua, Rebalaje, Homenaje a diez poetas malagueños, Atril, Atril Flamenco y destacan en la Colección Poética “Noray” y el poema “Desarbolado” fue musicado por Juan Alberto Gómez y editado en el CD titulado “Llegaré tarde ” (Málaga, 26-12-2012).

Pilar llama a sus libros "Los dormidos". Desde "Primeras palabras" a "Un hilo de voz que sube", median trabajos dedicados a diversos mundos poéticos: No puede la muerte, Versos al aire, Soledades que son mías, Poemario de lo absurdo, Flamenco escrito, Soleares y clarines, que pueden dar una idea de lo dicho si un día despiertan en el escaparate de alguna librería y un lector anónimo tiembla en su sillón mientras descubre el secreto de unos versos felizmente editados. 

A sus sesenta y siete años sigue escribiendo con el mismo acierto, ahora  aderezado con la experiencia de los años. De estos últimos tiempos dan fe los poemas que acompaño. 

Texto: Su amiga y poeta Mariví Verdú





Desarbolado 

Desarbolado,
el dormitorio te extraña,
no se acomodan los muebles nuevos,
como si el lugar no les fuera propio
y el ayer, dibujándose en el cúbico espacio,
viniera a incomodarlos.
¿Qué más dan tus doce años de ausencia
ni el remolino que aniquila nuestra
casa desde entonces?
Nuestro cuarto tiene tu alma;
por más que pinte las paredes
despiden tu aroma
y el vaho de tu aliento empaña los cristales
las noches de frío.
No quiero importunarte,
paso mis sueños en el sofá de la sala.
Apenas abro la puerta,
no sea que se rompa el milagro.






Cuantas nubes pasaron
-alegres unas, ¡que tristes otras!-
por el cielo de estrellas que yo tenía.
Ya no sé si hay estrellas,
si se borraron bajo el sol
mortecino de una tarde de otoño
como este mío.
Vuela el águila, todo cumplido, 
consumiendo ese tiempo 
que es de otras alas;
si en un risco se posa
no halla descanso,
rumia nostalgias, 
ve el precipicio.
¿Y si Dios no me salva?
¿y si yo le traiciono...?
Calla, calla,  conciencia:
válgame la esperanza. 






Para ti mi verso,
mi palabra rota,
mi silencio abierto y extendido,
páramo insonoro, 
álamo partido por el rayo.
Vivo acurrucada en la nada,
acallando un grito que no cesa.
Tiemblan los visillos
de la única ventana
por donde la aurora intenta levantarse
y río, a pesar de todo,
como el pájaro canta en su jaula,
como la barca varada sueña
rapto de agua y espuma.






Fue una edad y es un latido
de tiempo y de esperanza en las alforjas.
Ardía el corazón, ardían las estrellas,
las flores ardían y las palomas.
Era el paraíso del sí en las paredes.
En las esquinas te asaltaban potros de alegría,
caballos de aleluya y buen sueño.
Manaban leche y miel las aspidistras del patio,
y el agua era verde y azul por los silencios.
No quemaba aquel amor: resplandecía;
no hería la cintura
ni mutilaba amapolas con los ojos
que era de auroras y jazmines,
de sábanas al sol y nardos en los pechos,
de sándalos volcados a orilla de las piedras.
Fue un suspiro sostenido,
un pétalo de flor que trajo el aire,
una ráfaga, quizás, de verso eterno.






Yo pude respirar tu aire,
pudimos respirarnos
ya sin conocernos,
sin saber que éramos,
sin intuir que existiríamos
alguna vez que fuera todo
y todo se supiera a sí mismo
como se conocen las piedras y los días.
Yo pude abrazarte,
como el sol al mundo abraza
sin que le hiera su fiebre,
tibio y amoroso.
Pudimos abrazarnos, 
podemos todavía:
tú, la fría luna, desde otra parte;
yo, la sombra que te busca:
noche viva.






Se agotó
todo aquello que parecía interminable,
todos sus minutos cumplidos,
las horas aquellas
en que todo era repetible.
Ay, si posible fuera
vivir lo vivido cuando quisiéramos,
asir con las manos retazos felices de tiempo,
existir como existimos en ellos
sin que murieran nunca por usados
como han muerto puros
sin que fueran solo mi nostalgia,
este nudo terrible en el pecho,
la lágrima impotente que mi cara moja
¡oh! lágrima despeñada desde mis ojos,
¡oh! consecuente con la pérdida.





Para ser tú,
en ti vives y mueres,
respiras y te ahogas,
hablas y te callas sobre todas las palabras,
oculta, te dibujas en la nada,
te precipitas sobre ti
y la nada eres tú que se define.







Parece
como si anduviéramos los dos
recogiendo silencios por los prados
en una mullida mañana
gris y soñolienta
de un verano claro, en paz e interminable.
Como si sentados en una dulce orilla,
ésta gris del Mare Nostrum
contra la franja azul del agua,
contáramos despacio 
las minúsculas partículas que hacen la arena,
como si el tiempo no existiera,
en una tarde lisa y apacible
-el espacio todo de nosotros-
y nos viéramos de espaldas
en el centro equilibrado del paisaje.
Parece hoy que despierte
e imperceptiblemente respiro
en una paz que llueve generosa
sobre mi cama.
Afuera brama el mundo
y no lo siento.





Lengua de la nada
que me lame,
soledad ya, casi vacío,
quieto ademán que al alma rinde
¿dónde las estrellas se posaron
de tu bóveda inmensa huidas,
negrura de la noche en mi alba silenciosa,
aplastándome, cegando mis oídos
al eco de pájaros y aulagas?






Esta es la hora
en que toda la tarde es luz.
Sobre los tejados se acomoda infinita
como si nunca hubiera de irse,
ajustada a los más leves recodos.
Adiós, tristeza. Llueve la ternura,
amarillenta miel solar
que inunda la casa,
todo el paisaje entra por las ventanas,
huelen a nostalgia los cajones.
Qué poblado el alero de mi tiempo
en la terminal ya cercana de mi vida,
acampada la luz en las paredes,
atardeciendo 
y florecido
su tibio candor de canela.






El amor reviste la sombra tuya,
acontece sobre tu silencio.
Tu ausencia, muda y cercana, respira.
Yo no sé si tú me ves,
si me acaricias y vivo por ti donde habitas.
Algo presiento de otro espacio que tú me nombras,
de otra misma hora que sucede
donde el tiempo no se mide,
no se profana con flechas ni esferas.
La arena detenida entre cristales fluye,
vacío que huye del final y el principio.
Flores sobre el piano son mis palabras,
mi voz perenne ante tu retrato. 
No dudo de que existes.







Llámame aliento,
rumor de agua o caricia,
levedad primera del día que amanece
y aparta el silencio oscuro y cansino
que vino a posarse sobre los tejados.
Llámame ala,
que el vuelo está prendido, tierno y verde,
en la punta de mis dedos
-todavía tierno, todavía leve-
a pesar del tiempo viejo sobre mi camisa,
a pesar de los dardos y el vacío que quiso atraparme.
Parte a ser como niña,
como sombra en el desierto,
como espumilla en el rebalaje,
ésta amarilla tez de mis días.
Ya solo importa,
por encima de la flor,
su aroma.






No me parece que fue ayer,
aquel momento amargo del adiós de tu respiro.
El tiempo va pasando lentamente,
masticando la ausencia,
exhibiéndola frente a mi con saña
como si fuera una bandera
entre dos manos extendida.
Faltas tú sobre el paisaje,
entre el aroma del jazmín y las damas de noche
de todos los veranos.
Mudas, tus camisas
en el armario te siguen esperando.
No saben las pobres
que antes de que vuelvan a rozar tu carne
podrán las piedras decir lo que te extraño
entre el frío
y la humedad grisácea
de todos los inviernos.


Pilar Bugella

jueves, 14 de agosto de 2014

PACO PARRA [2.036]


Paco Parra

Francisco Parra Postigo nace en Masmullar (Comares) el día 11 de octubre de 1944. Vive su niñez entre Masmullar, Colmenar y Los Ventorros y su juventud en Santo Pitar. 

Sus primeros recuerdos son del Colmenar donde tuvo la suerte de asistir a la escuela. Pasó a vivir a Los Ventorros de Comares y con nueve años se mudó a una casita en Santo Pitar, en esos horizontes donde la poesía va de la niebla a la claridad más azul, de la altura sensual de la tierra a los sinuosos recodos de la bahía. Y desde allí, cómo no, vivió los verdiales en su esencia, en todo su esplendor. 

Es en el año 1973 cuando fija su residencia en Málaga. 

Comienza su búsqueda literaria en un local del Partido Comunista y desde entonces no ha dejado de hacerlo, profundizando en la literatura con una amplitud universal. Aparece en su vida el poeta Gámez Quintana que le abre las puertas del Ateneo de Málaga, del Colectivo Poético del Distrito Palma-Palmilla, con Antonio Quero, Paco Rodríguez, Enrique Ortega; asiste a las tertulias de las Bodegas El Pimpi, y es su amigo Salvador López Becerra quien le pone en contacto con Francisco Peralto, escritor y editor. En la Imprenta de Peralto publica su primer libro de poemas titulado “Gaviotas de nostalgia”. Funda con Antonio Ligero la colección literaria “Torre de Comares” y la revista “Santón Pitar”. Dentro de la Colección “Torre de Comares” publica el libro dedicado a los Verdiales titulado “Honor a la Fiesta”. En los años 90 ingresa en el colectivo “Utopía Poética” del que forma parte del consejo editor. Amante de la música, del cine y de la fotografía fue como poeta y fotógrafo que formó parte del colectivo de 7 autores en la muestra Ver-diales. Pertenece a la Academia Iberoamericana de Poesía en su capítulo de Málaga y es socio-fundador de la Asociación Cultural Literario-flamenca “Calle del Agua”. 

Para muestra de su literatura vaya esta prosa poética dedicada a su Mazmullar natal. 

Mazmullar. No supe tu nombre verdadero hasta un día de septiembre, lo aprendí de los libros, de queridos maestros, llegados antes que nosotros. Aquél otoño me llené de tu magia, en las piedras azules y en la caligrafía de los alfareros. He vuelto por tu senda romana, buscando aljibes, galerías, tumbas bajo los olivos. Toqué la misma brisa de lejanas serpientes, hallé en las rocas amarillas las huellas de otros pueblos perdidos, compartí la Luna roja por los cerros de Oriente. Hablé de ti a los peregrinos, buscadores de leyendas, les enseñé la mesa de los sacrificios, compartí con ellos el pan y el rito de la fuente perdida. 

Te llevé a los diarios, en mi prosa poética, me recordé niño en los fantasmas, en los arrieros y en los calendarios. Te traigo en la tristeza de sagradas ruinas y en las antorchas de los viajeros. Te retorno cada primavera con la rosa de Méjico, en los viejos violines. Más allá de la tarde te quedas, juguete de las sombras, la sangre en los espinos. Dioses te coronaron de misterio y de niebla, por los valles furtivos conocimos el mar y la danza del fuego. Ceremonial Masmullar, aldea nativa de olvidados molinos. 

Dragones te tuvieron, antes de la lluvia, donde el hondón del tiempo y la memoria. Más al norte del viento y los alfaques, donde los alarifes juegan a castillos y conservan cadenas. Es inútil decirte en los estamentos, ni en los antiguos poderes. Huyo de la ciudad grande grande, en Agosto posible, para verte de nuevo. Quien no ha visto en tus riscos el lucero del alba no sabrá nunca contarte. Oh ciudad del vino y los abrazos, la llama en tus almendros. Los oídos, los ojos, un corazón a pájaros, aunque regreso a los esteros, lloro para no olvidarte. 

No es solo la amistad y el cariño que siento por Paco Parra el me que mueve a enviar este resumen biográfico, extracto del que realizé para el Homenaje que “Calle del Agua” le rindió en Mayo de 2009, es simple cuestión de reconocimiento y admiración por este gran poeta comareño. La poeta Pilar Bugella le cantó aquel día:



Si supieras Comares, 
rosa del viento, nido de la luna,
quien tus calles pisa sin decirse.
Si supieras, alta
dónde tu altura, por él, llega,
dónde su palabra alcanza,
dónde tu voz habita, callada, sonora.
Di que te das cuenta,
di que ya lo sabes,
di: no soy madrastra de mi propio orgullo.
¡Ay! si te callaras. 
¡Ay! si oídos sordos a lo tuyo pones.
¿Dónde tu grandeza se quedara
si olvido dieras por nombre
al hijo de tus entrañas,
que hasta las piedras llaman poeta?

En la actualidad sigue viviendo en Comares donde continúa con su labor literaria.  [Texto: Mariví Verdú]
  




A Pedro J. Vizoso

Huimos hacía los montes,
alta la fuente y los pianos
rotos, por la puerta de
Buenaventura por no
llorar su muerte.

Bajamos a la ciudad 
de los puentes rotos,
más tristes, más amargos
que nunca.





A José García Pérez

Llegaban los saltimbanquis
con miradas lejanas de
otras tierras del norte.

Acampaban bajo las estrellas,
bajo los puentes, en las cuevas
del monte.

Agua madre les daba
algo de queso y el
pan de los caminantes.





Para Jean Moreau

Sentados en la arena
de poniente, bajo los
palos borrachos, con
los ojos cerrados a
ellos en su imposible
retorno, creímos
verlos llegar.





A Mariví Verdú

Agüela Paca era
inválida y gitana;
sus ojos grandes
no cabían en aquellos
terrenos.

No olvidemos la noche
que el mar nos llegó
hasta Comares.





Para Jesús González Rodríguez

Para la noche anduve
y para el tiempo que te vi mirando; 
para el barro, a tus oídos,
para la luz
de un cántaro,
y tanto amanecer en los días 
cercanos a los montes.

Bajaste a la mar
machacando sombras.
Llévate a la tierra
los crespones felices y montones de
auroras. Reniega en los castillos,
pisa en esta flores
secas.
Humedécete de lirios.




De CUADERNO DEL MONTE SACRO

A Rosalía de Castro

Estabas en Londres, la tarde 
que pararon cigüeñas 
desde el cerro colorado, miro abajo, 
a la ciudad de la muerte, 
cruzamos el río del olvido, 
qué dolor de mis padres, la 
jaula de cemento. Me trajiste
 flores del celindo y yo no estaba. 
Ahora vienes, por el valle de 
olivos, por la malvata, hasta 
el Buda de piedra, tus ojos 
bonitos ríen en la fuente perdida 
y en las venas del corazón del agua
bailas como un pan de centeno
 tus manos, dos palomas salvajes, 
vuelves a la tierra que amas 
y nadie te conoce, ya se fueron 
los hombres que eran mis amigos 
y está la playa sola, con violín 
a veces y una risa de niños 
me mata la tristeza 
al boquete de Zafarraya
 vuela un halcón peregrino.

Comares, Primavera 2009. 





A la memoria de Alice Nival

Se tiñó de rojo el último 
verano, se puso la pulsera 
de cuando fue muchacha.

Dejó la pena a la sombra 
del árbol de la noche 
triste.

Si vendrá el niño negro
de la llama del drago. El 
ron de Nicaragua, un dolor 
era de garfios para morir 
ausente.

Si jugabas a la gallina ciega 
y a los saltamontes aquel 
espanta pájaros del río lejano 
con los bailes del valle 
que ahora ya no reconoces.

Ponme el ajo blanco 
a la risa de padre 
con uvas moscateles 
vino dulce y las cañas 
que dejó la tormenta. 

Oh la ciudad nunca olvidada 
atardecida y roja 
con la mar de por medio
 los carcomidos puentes.

Se acabaron los hielos 
en los fríos del Norte 
esta primavera con la 
caja de luces en el 
baúl de mimbre con 
una rosa muerta.

 Esta sangre perdida, 
este Dios escondido este 
loco estos perros 
este gallo que mordió 
la veleta.

Se fue por la aurora 
que el tiempo quiso una
 espada de desnudos ángeles 
un chiquillo que ríe un 
beso caliente en la arena. 

El café de tus manos llegado 
de las islas allí de puerta 
blanca una música árabe 
un gato con ojos amarillos 
llevará la serpiente.

Paco Parra