Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

jueves, 30 de diciembre de 2010

200.- FRANCIS VAZ


FRANCIS VAZ. Nació en Huelva, en 1962. Es coeditor de la revista de narrativa “Tranvía”, director del programa radiofónico “El jardín de la memoria”, y de la tertulia literaria Cafe del Arte.
Es autor de:
“Palabra y piedra” (Huelva : Diputación Provincial : Fundación El Monte, 2001. Col. “Cuando llega octubre; 14”).
“Artistas por supuesto” (Huelva : Bar 1900, 2002), es su siguiente obra.
Ha publicado en las antologías poéticas:

“Carne picada : antología clandestina de la poesía onubense contemporánea”
“Voces del extremo, I” y “Voces del extremo, II”.
"Anfitriones : Antología poética de Ángel Poli, Francisco Ruano y Francis Vaz : Diez años de Madera Húmeda [1994-2004]" (Huelva : Cacúa, 2008)





Poemas




Cada mañana veo en vosotros el orgullo
de sentiros importantes e imprescindibles
y no alcanzo a comprender tanto esfuerzo
si la vida no es más que hostia tras hostia
una sucesión de pérdidas incontrolable
ante el que el microscópico Ser humano
nada puede hacer salvo resignarse
os apartáis de mi camino porque apesto
a alcohol y no domino la línea recta
pero soy parte de vosotros
y no os queda más que aguantar
mi presencia y mis palabras
aunque os joda

Drink River tiene dos orillas
aparentemente distintas
y sin embargo iguales
en ambas la luz lo muestra todo sin censura
y en ambas la verdad se oculta con mentiras
mentiras en la que creemos ciegamente
ciegos de convicciones y símbolos irreales
y hablamos de revolución y de progreso
confiados en imponer nuestras consignas
y lograr el liderazgo
aunque sea del asqueroso basurero
que edificamos como hogar

no puedo entender tanta estupidez
¿por qué hemos de ser tan importantes?
despréndete por fin del perverso disfraz
que con orgullosa humildad me muestras
y observa la luz de la palabra en esos ojos
porque mirar solo mirar ya es suficiente

De “Antología de Drik River” inédito








El futuro es incierto y quién sabe
si el misterio se impondrá a los prejuicios
queda claro que en Drink River
se emborracha cada noche un escéptico
que morirá asesinado o no
y es más eso no importa
lo que importa es que aquí se detenga la corriente
que riega campos de golf y deseca ciénagas
que el agua es vida y la vida
es de todos patrimonio

la niña es un afluente que nos llama
y nos dice que la risa y la ternura también sacian
la niña carece de la máscara
y la luz inunda su rostro de un amor indescriptible
ese es el crimen más obsceno de occidente
cegar el manantial en los ojos de los niños
condenarlos en nombre del amor a ser adultos
y exigirles que no abandonen la esperanza
en que es posible mejorar el mundo
predicar que la belleza de la flor es eterna
si resguardas su semilla de la lluvia
y la elevas por encima de la tierra

ese es el crimen más obsceno de occidente
y no importa porque es crimen productivo

De “Antología de Drik River” inédito







LA SEMILLA

Prisa, mucha prisa, aceleramos sin freno nuestros pasos sin saber, en realidad, adonde nos dirigimos, porque la aceleración continua nos impele al precipicio de la ceguera más bruna.
Sobre las dunas arenosas del desierto del Sudán camina un hombre que ha perdido sus pasos, el pájaro que vuela sobre su cabeza se apiada de él y abre el pico, soltando la semilla que encontró allá en tierra fértil. El hombre mira hacia el cielo y no ve nada, ni siquiera una nube. Con sus manos siembra la semilla en la árida superficie del desierto, y espera, espera pacientemente. Riega cada día con la única humedad posible (sus lágrimas) la mínima extensión de arena que la cubre. Y sigue esperando con tenacidad absurda hasta que el cuerpo cede y se abandona a ser comido por el sol y los buitres. Entonces los líquidos de la putrefacción fertilizan la semilla y ésta comienza a germinar pausadamente, arraigada con fuerza a la arena más voluble e hinchándose de frutos poco a poco. Ese arbusto verde, hermoso y preñado que es ahora, quiere regalarnos esos frutos y espera pacientemente una mano humana que la alivie, espera con resignación que alguien perciba su milagro. Pero es imposible, la aceleración sin freno de nuestros pasos ha sellado la ceguera permanente en unos ojos inmensos y acechantes que ya nada reconocen. La planta acaba muriendo a nuestro lado, implorándole a los pájaros en su último estertor que recojan sus semillas con el pico y divulguen su mensaje desde el cielo.

De “Microrelatos”








El escritor cree comprender a sus personajes
por eso viene aquí como un espectro
patético espectro sin papel en obra alguna
siempre le acompaña algún libro
becker o kafka por ejemplo
y uno propio titulado "Loor de vanidades"
pide una cerveza sin alcohol
coloca su libro bien a la vista
y simula leer el otro
fingiendo con ahínco rostro de erudito
la verdad es que lame y liba visualmente
el culo de las putas
las tetas artificiales de Paca la travesti
el profundo escote de la niña monganga
nunca habrá sin embargo acercamiento alguno
su estatus intelectual es una alambrada
que impide el paso a las flores de la ciénaga
se va temprano mañana ha de madrugar
tiene previsto visitar al diputado
o al editor o al concejal de cultura o…

ya en su dormitorio no le cuesta desvestirse
tiene muy ensayado eso de bajarse el pantalón
y antes de dormirse sueña con carnes apretadas
mientras agita con la mano
su pene triste y solitario
luego dormirá sereno y a lo ancho
como un gran conquistador

Del poemario
Antología de Drink River







A Eladio Orta, naturalmente


QUILLO, VIDA SANA


La voz de Eladio
breve, nubosa
desde el fondo del W.C.
"Francis tú lo llevas chungo,
sigue así, que no veas cómo vas a acabar.
Quillo, vida sana"
Y sin saber
hasta qué punto amo yo el deporte,
ser como Carl Lewis,
el más rápido y
llegar antes que nadie
hasta la meta.

FRANCIS VAZ, Artistas, por supuesto, editorial Bar 1900






“Ya no sé qué coño es esto de la vida
si me seduce la nuca suave del conejo
el golpe la rabia o mordedura
o seguir tenso esperando que el alcohol
me encharque los pulmones

estoy harto cansado y duele tanto
este rictus despiadado esta sonrisa
esta mirada obscena y egocéntrica
analizar desde lejos las grietas del derrumbe
como seres superiores de la nada

qué patético el deseo la esperanza
la lucha la hucha el beneplácito

que prenda en estos huesos ya la llama
y os alcance el ardor de mi desprecio
que muera ya la noche y no amanezca”.







PARRICIDIO

Ahora que el volcán se apagó ya para siempre
y su humo fue tragado por la tierra del descanso eterno.
Ahora, ¿me pides palabras?, padre.
Furia es la primera que podría darte, aquella que sentí
al oír los golpes que soltabas en el rostro de mi madre.
Sigo oyendo los golpes aunque no estoy en la madriguera
en la que yo y mis hermanos nos refugiábamos.

Ya sé que el mundo espera una elegía cuando el poeta
habla de su padre, pero suplico al lector que me comprenda.
Mi padre no estuvo en la cárcel por ser un héroe clandestino
en tiempos de injusta dictadura. No sufrió explotación
ni fue víctima de la política. Fue un preso común, un desalmado.
El ser más despiadado que jamás he conocido. Sobre una silla de ruedas
quizás viva aún la prostituta de la que un día creyó enamorarse.

¿La cultura para qué te sirve?, niño, me decía. ¿Para qué te pago el colegio?
Si aún no sabes que hay que respetar a un padre. Que te di la vida
y por tus venas fluye mi sangre. Que los dos somos el mismo fuego.
La misma raíz del árbol milenario tras el que se ocultan los depredadores.
No, padre, no. Tú escogiste el camino del machete y de la piedra. Apresar el río,
obligarle a desviarse. Yo me zambullí en el agua surcando nuevos horizontes.
Amaneceres donde las manos sólo recuerden cómo acariciar la piel desamparada.

No te echo de menos, padre, en absoluto, y nada te perdono.
Aprendí a odiarte cada día. Y ahora, después de tanto tiempo
ni sé qué siento. Te recuerdo como un dolor de muelas, como la extracción
de un diente sin anestesia, pero olvidé ya, posiblemente, odiarte.
A veces, en la penumbra de la rabia, deseé asesinarte. Confieso
que mil veces troceé tu cuerpo y alimenté con tu carne a los cerdos.
Y los vi tan felices que, antes de huir, les prometí no volver jamás.

Hoy en día, padre, ni sé dónde yaces enterrado.
Espero que en las tierras más profundas del olvido.



199.- JUAN DRAGO


Juan Drago Gutiérrez, poeta y escritor español, nace en Rociana del Condado (Huelva) en 1947; cofundador del Club de Escritores Onubenses y de sus colecciones poéticas Alazán-CEO, Cuadernos de Gerión y Cuadernos Atlánticos, así como del Certamen Internacional de Poesía “Odón Betanzos Palacios” y de la Fundación del mismo nombre, también de la revista Con dados de niebla y de los Cuadernos literarios La Placeta.

Autor de libros de poemas como:
Cartas a nadie. Nueva York, 1968. Col. Mensaje
De la luz en el agua. Huelva : Club de Escritores Onubenses, 1981. Reeditado en col. Estero, Huelva, 1984.
Con un río en los brazos. Huelva, Club de Escritores Onubenses, 1984
Ámbito de la diosa. Sevilla : Ediciones Alfar, 1986
Cantos del llamado. Huelva : Diputación Provincial, 1990
Orfeo encuentra el mar. Madrid : Huerga & Fierro, 2002
Corona de silencio (selección de poemas). Huelva : La voz de Huelva, 1999. Col. Poetas onubenses contemporáneos
Viajero de la luz. Sevilla : Ediciones Alfar, 2004
Aires de Roma andaluza. Arie di Roma Andalusa (antología bilingüe, italiano-español), antología compartida con Juan Cobos Wilkins y José Antonio García. Traducción y edición de Mercedes Arriaga Flórez. Sevilla : Arcibel Editores, 2005.
Si amaneces mientras caminas (2007)

Otras publicaciones:
Diván de las mensajeras. Sevilla : Ediciones Alfar, 1994. Relato histórico sobre la pequeña y efímera taifa de la isla de Saltes
Odón Betanzos Palacios: vida y obra. Nueva York, 1974. Estudio bio-bibliográfico del poeta de Rociana del Condado residente en Nueva York

Premios
Es finalista del Premio Mundial de Poesía Mística “Fernando Rielo” 1988, fallado en Naciones Unidas, es además Premio Michael Madhusudam a la creación literaria (Calcuta 1992), y Premio Internacional de Poesía “Antonio Machado” (Colliure, 1999).








La sangre que derramó esta espada

La sangre que derramó esta espada
el polvo la cobija, en la luz va dispersa.

La sangre que empuñó esta espada
en libros se cuartea como sueño imposible.

Los ojos que la miran sólo ven un espejo
distorsionado y frío donde el dolor triunfa.

Ambas sangres se juntan a espaldas del azogue
así como las aguas que separa una quilla.

Este sol que nos nace, este sol que nos puede,
brillar hizo su hoja y mordió sus aceros.

También él se consume en tropel amarillo
esparciendo su baba en la quietud magnífica.







EL CAZADOR DE HAIKUS

Juan Drago

Octubre, 1995




A Jacques Issorel





El gran sendero no tiene puertas
miles de caminos llevan a él
Mumon



ABEJARUCO EN VUELO

Hasta tu vuelo
alcanza mi mirada
como ballesta.





Solas mis flechas
van dando en el secreto
de tu belleza.

Puente de las Ortigas






CORRELIMOS

Veloces patas
rompen la ardiente plata
de la marea.

Playa de Mazagón









FLOR DE CANTUESO

Balanceo azul
tristeza ante las alas
del heliotropo.

Pinares de Mazagón






PETIRROJO

La luz primera de enero
vibra encendiéndote el pecho.

Laguna Madres de Avitor







Entre mis manos,
el corazón medroso
de este jilguero.


Rociana








Los lanceros de la aulaga
tienen el alma amarilla.


Finca de La Vaqueriza







Ave muerta bajo un tilo,
dibujo quieto en las aguas.


El Mestro







Sobre la duna,
viejo enebro del aire,
laúd del océano.


Hato del Difunto






CERVATILLO MUERTO

Sus dulces huesos
en la yerba dibujan
una galaxia.


Llanos de Velázquez








ARRAYÁN DEL ARROYO


Dulces migas de arcángel
a orillas de un secreto.


Lucena del Puerto







Gorrión de acacia amarilla
anida en acacia azul.


Jardines de Santa Marta







CORAZÓN DE PALMITO

Entierras tu corazón albiamarillo
como un monje su luz en el silencio.


La Vaqueriza






CIUDAD DE SALTÉS

La mano que cerró la última puerta
abrió la flor del olvido.


Isla de Saltés

JUAN CARLOS DE LARA [198]


Juan Carlos de Lara

Juan Carlos de Lara nació en Huelva el 28 de noviembre de 1965. Comenzó a publicar a los trece años en distintos diarios y revistas especializadas y a colaborar en espacios radiofónicos. Fundó y dirigió la entrega de poesía Hojas Nuevas y la colección de libros Ramos de perejil. Ha pertenecido al equipo de redactores de la revista Literatura infantil y juvenil, de Barcelona.

El cantautor José Luis Pons ha puesto música a su poesía y la ha publicado en los discos Mar de leva (1995) y Canción del poeta del sur (2000).

Aunque ha hecho incursiones en la prosa poética, el relato breve, la crítica y el ensayo literario, Juan Carlos de Lara se expresa fundamentalmente a través de una poesía dotada de sencilla naturalidad, donde la intensidad lírica se asienta sobre una clara estructura rítmica, según expone Ramón Reig en su Panorama poético andaluz (1991).

Libros de poesía

Libros publicados

Caminero del aire. Huelva, 1985.
Elegía del amor y de la sombra (poemas de soledad). Huelva, 1987.
Antes que el tiempo muera. Diputación de Huelva, 2000.
Memoria del tiempo claro (Antología poética). Editorial Alea Blanca Granada, 2008.
Paseo del chocolate. Editorial Renacimiento Sevilla, 2008.
Depósito de objetos perdidos (Premio Leonor de Poesía). Diputación de Soria, 2016.1
Ha publicado, además, el cuaderno Aquí y ahora (1992) y el pliego Cuatro poemas (1998).

Figura en las antologías

Manuscritos. Feria del libro, Huelva, 1986.
Cuadernos de Roldán. Sevilla, 1991.
Selección de obras de poesía y narrativa. Junta de Andalucía, Sevilla, 1992.
Poetas por la paz. Ediciones del 1900, Huelva, 1995.
Searus. Ateneo de Los Palacios (Sevilla), 1997.
A propósito de Donaire. Patronato de Cultura de Ayamonte (Huelva), 2001.
Palabras sin fronteras/Palavras sem fronteiras. I Encuentro de Escritores Huelva-Algarve. Junta de Andalucía, Huelva, 2002.
Searus (1978-2002). Ayuntamiento de Los Palacios y Villafranca (Sevilla), 2002.
Voces del extremo. Poesía y utopía. Fundación Juan Ramón Jiménez, Moguer (Huelva), 2002.
Invitados. Ateneo Alternativo Antonio Carrasco Suárez, Huelva, 2003.
Voces del extremo. Poesía y canción. Fundación Juan Ramón Jiménez, Moguer (Huelva), 2004.
Voces del extremo. Poesía y ética. Fundación Juan Ramón Jiménez, Moguer (Huelva), 2005.
Mar, cien veces mar. Fundación El Monte, Huelva, 2006.
Poesía viva de Andalucía, de Raúl Bañuelos y otros. Universidad de Guadalajara (México), 2006.



HAY DÍAS DE DOMINGO, DE LLUVIA 
O QUÉ SÉ YO

Hay días de domingo, de lluvia o qué sé yo
que parecen gozar en revolver mi vida,
y encuentran, a pesar de mi desorden,
tal vez en un cajón o en el bolsillo
de alguna prenda vieja,
unos recuerdos fuera de contexto,
cierto dolor sin lógica,
tan sólo algunos nombres pero un largo
etcétera de ausencias.

Hay días, lo repito, que insisten en leerme
las líneas de la mano,
y sale mi pasado a relucir,
así, tan fácilmente,
como entender mi letra en un diario.
Y sin embargo existe,
escrito en una parte de mí que no conozco,
un trozo de papel indescifrable.

Yo no sé lo que arrastro, es la tristeza
de aquel patio a las seis,
campanas a lo lejos, el olor
de la tierra mojada,
una tarde de fiebre sin colegio
y un confuso amasijo de voces que me llevan
allí hasta donde puede dar de sí la memoria.
Pero también las dudas y los miedos,
una extraña ansiedad, el nerviosismo
de mitad de septiembre
y esa especie de vértigo cuando miro hacia atrás
y esa niebla del tiempo que lo humedece todo.

Y es que apenas me sirve el cumplir años,
tener más experiencia, creerme que ya sé
cómo quedar a salvo de los escalofríos,
si luego llega un día y me demuestra
que aquí estoy yo, el de siempre, todavía,
que jamás cambiaré, que llevo dentro
un sabor a imposible,
un puñado de sombras, unos sueños a medias
y estos tristes recuerdos que seguirán conmigo
cuando ya no me quede de la vida otra cosa.

(La Pájara Pinta 28, 2008)


Autorretrato

No sé bien el porqué, pero sucede
que me paso la vida coleccionando inviernos
como cromos antiguos:
el agua de los charcos,
la nieve por caer de la memoria
y la hoja de diciembre de un almanaque escrita
al dorso de otro frío.

No conozco el motivo, pero a veces ocurre
que voy viviendo a tientas,
y me pierdo por largas avenidas sin nombre
de portales sin número
con los ojos sin brillo y con barba de unos días
sabiendo a ciencia cierta
que tan sólo es posible seguir hacia delante.

No consigo explicármelo, pero el caso es que siempre
acabo por echar todo a perder
con esta irremediable propensión al recuerdo,
con mi vieja manía
de ver el porvenir así, tan mate
como el agua estancada
pero que llega y pasa sobre mí como un río
con esta incontenible celeridad de ahora.

No entiendo cómo entonces, inesperadamente,
hay mañanas que encuentro cada cosa en su sitio,
las palabras exactas,
las horas puntuales
y que me miro yo y me reconozco
delante del espejo.
Hay mañanas, ya digo, que empiezan casi alegres
y la esperanza irrumpe con el sol en lo alto,
pero no sobreviven
porque escribo la tarde con la t de tristeza,
y me da por pensar y no escarmiento
de salir a la calle con los bolsillos rotos.

No lo voy a negar, nunca he tenido
los pies sobre la tierra,
ni ahora que ya gozo, como suele decirse,
de una cierta experiencia de la vida
me ocupo de las cosas que debiera:
del coche, del dinero, del prestigio,
no sé, de todo aquello
que un hombre de mi edad considera importante,
y ni como ni duermo entre carpetas azules,
entre viejos recortes que se han puesto amarillos,
asomándome al mundo
con los libros forrados y la mirada en cueros,
buscando en todas partes el verso que no llega,
a solas con mi tanto por ciento de amargura,
hasta que al fin un día
la soledad, los años, un dolor, qué más da,
lo que quiera que sea me escribirá su nombre
por detrás de ese frío que ha de hacerme el favor
de cerrarme estos ojos en mitad del olvido.


*


Hija mía, si nunca me he sabido 
defender de esta vida que tú empiezas, 
si en mis ojos aún quedan tristezas 
sin edad, sin remedio y sin sentido 
hoy que estás en mis brazos he podido 
desbaratar al fin todas las piezas 
de este particular rompecabezas 
de vivir sin creer que se ha vivido. 
De ti no me hallarás nunca lejano 
y seré quien te coja de la mano 
cuando te encuentres sola y cuando llores. 
Y duerme confiada en tu niñez, 
que habrás de caminar más de una vez 
entre el dolor, la niebla y mis errores.




A Manuel 


Sabes 
cómo te meto dulcemente en mí 
que no puedo guardarme los te quiero 
que mi piel toda colabora y besa 
el reciento misterioso de tus poros 
Mi lengua charco resbala 
humedece el cuenco amor de tu mano 
el arco de tu piel 
el salobre erguido de tu sexo 
Pero es la tuya la que exige prioridades 
y naufragas como suplicante enlazado a mis piernas 
Ato tu cintura y hacia mí te atraigo 
alzo tu sonrisa hasta mi boca 
y beso los cristales de tus lámparas 
Me fundo 
Me aniquilo 
en el más feroz de los abrazos 
Incursiono en el calor abandono de tus muslos 
en el sudor fragancia de tu axila 
Te haces pequeño como un niño 
–chiquilín desnudo con calcetines blancos– 
arranco los planetas siderales 
para que organicen órbitas 
músicas 
alrededor de tu cuerpo 
de nata.




Depósito de objetos perdidos
XXXIV Premio Leonor de Poesía
Diputación de Soria, 2016


A SOLAS CON LA CASA Y EL INVIERNO]

(Álbum blanco)

A solas con la casa y el invierno
fui guardando mi vida
en unas viejas cajas de cartón.
Me tuve que llevar
mi ropa, mi paraguas, mis discos de los Beatles,
mi colección de miedos,
mis libros y carpetas, mis recuerdos, el mundo
que mi padre me había regalado
y en el que tantas veces han viajado mis dedos
una vuelta tras otra.

Allí dejé mis llaves, mi ausencia y un vacío
de mediana estatura,
las cartas que jamás encontrarán mi nombre,
el olor del café que no me tomo,
las vistas sobre el río, los abrazos a medias,
mi colección de sueños,
tantas fotografías que no supe
partir por la mitad…,
y el paso de los días a través de mis hijas,
y a Celia con tres años pidiéndome de pronto,
aquella misma noche al despedirme,
que jugara con ella una vez más.




Desde que Juan Carlos de Lara nos ofreciera en 2008 la antología poética “Memoria del tiempo claro”, publicada por la Editorial Alea Blanca de Granada, y “Paseo del chocolate”, que vio la luz en la prestigiosa Renacimiento de Sevilla, este poeta onubense había venido guardando un discreto silencio editorial, si exceptuamos, naturalmente, los poemas que de modo esporádico va esparciendo en algunas revistas nacionales y, desde un ámbito distinto, su obra de investigación literaria “Juan Ramón Jiménez, estudiante”, editado en 2012 por la Fundación que el Nobel tiene en Moguer.

El libro con el que ahora regresa al campo de la lírica no es otro que “Depósito de objetos perdidos”, publicado por la Diputación de Soria con motivo de haber obtenido el Premio Leonor de Poesía, sin duda uno de los más relevantes del panorama nacional. No en balde, a lo largo de sus treinta y cuatro años de existencia, jurados en los que han intervenido poetas de la talla de José Hierro, Caballero Bonald, Antonio Gamoneda, Félix Grande o Luis García Montero han concedido el galardón a nombres como Carlos Murciano, Jesús Aguado, María Sanz, Olvido García Valdés o Miguel López Crespí entre otros.
            
En el caso de la pasada edición, en la que participaron 273 obras procedentes de dieciocho países, fue un jurado integrado por los escritores Irene Gracia, Juan Malpartida y Juan Antonio Masoliver (crítico literario, además, de “La Vanguardia” de Barcelona) el que acordó por unanimidad otorgar el Premio Leonor a la obra de Juan Carlos de Lara por ser “una poesía con autenticidad, apoyada en una gran coherencia narrativa y que reflexiona sobre el tiempo como pérdida del pasado y desolación del presente”.
            
Y es que partiendo desde la visión machadiana de que se canta lo que se pierde y a través de la sorprendente musicalidad que aporta su hábil combinación en blanco de alejandrinos, endecasílabos y heptasílabos, “Depósito de objetos perdidos” se presenta como una meditación interiorizada sobre todo lo que el paso inexorable de la vida nos lleva a perder. “En ti se deposita / lo que la ausencia y lo que el tiempo quita” nos anticipa sobre su contenido una cita de Quevedo en el inicio del libro. Efectivamente, y como el propio De Lara ha comentado, a lo largo de sus páginas se hace repaso de todos esos objetos, materiales o no, que se quedaron atrás con el paso de los años, pero que, lejos de perderlos del todo, en realidad se le fueron depositando en su memoria y, finalmente, han terminado por formar parte de su propia manera de enfrentarse a la vida.

La inocencia, la espontaneidad, la capacidad de asombro…, para Juan Carlos de Lara esas pérdidas no desaparecieron sin dejar rastro, sino que, consumidas o desbaratadas tal vez, se le fueron acumulando en su interior como una carga de desesperanza y desolación. La tristeza se convierte de este modo en la forma que tiene de relacionarse con el mundo y la que le lleva, en última instancia, a buscar refugio en la percepción que tiene de sí mismo y a realizar un continuo proceso de recapitulación personal. Así, en el tercer poema del libro ya nos dice: 



busco sólo un refugio donde quedarme a oscuras, 
donde nadie me hable, 
donde pueda saciarse por completo 
mi absurda inclinación por repasar mi vida, 
por ir pasando a limpio mis errores, 
copiando treinta veces como mínimo 
no volverá a ocurrir, no volverá a ocurrir…


            
La casa de su infancia, el primer amor o una vieja fotografía se convierten en su palabra en algo más que simples temas, porque desembocan en la permanente y melancólica corriente de evocación del pasado que, más que cualquier otra cosa, conforma el insondable fondo de su personalidad. La memoria del poeta insiste una y otra vez en mirar hacia el ayer en un constante deseo de reconstrucción, pero no le es posible alcanzarlo tal y como era porque en su recuerdo se mezcla lo vivido y lo soñado. Del abismo de lo irrecuperable se asomará la certeza de que sólo somos presente.

La voracidad del tiempo, sin embargo, no planea únicamente por encima de los poemas nostálgicos o de evocación de los días perdidos. Porque también en aquellos que se desarrollan en el tumulto de la vida actual existe un sentimiento de desamparo ante la fugacidad de la vida, una conciencia de lo breve y frágil de nuestra permanencia. De este modo, si el amor de adolescencia se quedó para siempre entre la bruma, el amor que ilumina la última parte del libro se desenvuelve entre el vendaval y el vértigo; y si es imposible el regreso a su propia niñez, hoy, al abordar la de sus dos hijas, es lo efímero de esa edad lo que nubla sus versos: “Han pasado los años con sus pasos perdidos / tú te has hecho mayor y yo un poco más viejo” le dice a María; “que estos momentos son irrepetibles / y que se te irá la infancia como un soplo”, le advierte tristemente a Celia.
           
La poesía de Juan Carlos de Lara, al menos la de “Depósito de objetos perdidos”, encuentra acomodo entre las cosas diarias, procura estremecerse con ellas. A diferencia de sus cinco libros anteriores, los versos que nos presenta ahora se acercan mucho más a lo concreto y, a veces, incluso suenan con un timbre buscadamente prosaico. Leer este libro supone conocer fragmentos de su vida porque en él están las calles por donde suele caminar, los libros que lee o la música que escucha. Y como desciende a los detalles, como nos va narrando unas vivencias, sus poemas se vuelven inesperadamente largos. Sin embargo, a través de ellos y de algunos sencillos dibujos a tinta china con los que el propio autor suele ilustrar sus libros, sabe ir más allá de lo cotidiano y saltar por encima de sus circunstancias personales, extendiendo la experiencia individual hasta universalizarla.

Y es que cuando la intimidad del poeta trasciende lo anecdótico y lo particular para ocupar el terreno de las emociones plenamente reconocibles por todos, cuando lo que revela el poema afecta al que lo lee, que lo sabe cierto en su propio interior, se está haciendo realidad el sentido de la poesía auténtica. Y la de Juan Carlos de Lara lo es verdaderamente.

José Torres Almagro




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197.- ÁNGEL POLI CARBAJOSA



Angel Poli Carbajosa 



Nace en Madrid, el 12 de enero de 1964. De padres onubenses, reside en Huelva desde sus primeros años.

Cofundador en 1994, y más tarde presidente, de la Asociación Cultural y Tertulia “Madera Húmeda”, que se reunía en el Púb Ottawa. Como tal se encargó de realizar el prólogo del libro "Madera húmeda : (joven poesía onubense), volumen II" (Huelva : Ayuntamiento, Concejalía de Juventud, 1995) en el que realiza una presentación de los miembros de este Grupo Literario. Y también ha sido antólogo de “Joven narrativa onubense” (Huelva : Ayuntamiento, 200), en el que aparecen recogidos distintos miembros del mismo grupo literario.
Ha participado en numerosas actividades y actos literarios, entre los que destacan:
Recital en el “Lenguaje poético al inicio de un milenio” (Huelva).
Organización de las “Celebraciones poéticas de primavera” (1991, 1992, 1993 y 1994).
Ha dirigido y presentado un programa poético de radio en Huelva (desde mayo de 1993 a mayo de 1994).
Miembro del Consejo Asesor de Actividades Literarias, organismo surgido bajo el amparo de la Diputación Provincial de Huelva
Ha publicado

“Por el espacio amada ” (Huelva: El Monte, 1990). Colección: El sur; 5.
“Con amor a destiempo ” (Huelva: Diputación Provincial, 1994). Colección: Ora poética; 6.
“El agua del estanque ” (Huelva: Diputación Provincial, 2000). Colección “Cuando llega Octubre; 12”.
“Zelira ” (Sevilla: Junta de Andalucía, Dirección General de Juventud y Voluntariado, 1994). Finalista del IV Certamen de Literatura Juvenil – Poesía - "Gustavo Adolfo Bécquer".
“Estrías de luz ” (Lepe: Ayuntamiento, 2000). II Premio de Poesía "Ciudad de Lepe".
“Brújula ” (Zaragoza: Ayuntamiento, 2001). Libro compartido.
“Veinte poemas de humor y una canción desafinada” (Loja, Granada, 2003). Mención especial en el premio Artífice.
"Vecinas en verano" (Galaroza : Ediciones Piratas, 2005). Col. "Tábula rosa; 12"
“Hemisferios” (Loja, Granada, 2005. Obra conjunta).
"El andén de unos ojos" (Ayto de Loja, 2008. Obra conjunta).
"Ha pasado un ángel: antología poética: 1990-2007". (Editorial Onuba. Huelva, 2008).
"Cuatro lenguas para Venus" (Gijón, 2009). Accésit XXIII Premio Cálamo de Poesía Erótica.
"Órbita lunar. Poemas de amor: 1982-2009" (Ediciones Vitrubio).

Fragmentos de su obra





Puedo sentir que el aire
cobija aún tus plácidos jadeos;
que aún tus poros despiertan
ante aquel itinerario de caricias;
que aún reposa en tu rostro, muy lejano,
el pliegue de tu intenso regocijo;
que en tu sangre hay sangre acurrucada
de la que entonces apremió a tu corazón.

Que nada de tu cuerpo me ha olvidado,
aunque en ti
no quede ya vestigio de mi vida.

De "Por el espacio amada " (1990)




Me traes esta noche
los seres de otros siglos,
aquellos que trabaron el peldaño
para nosotros ser presente.
Y evocas que son aire,
palacio, hierba, agua, pan o sinfonçia.
(Qué dolor en badío su memoria,
la exactitud del átomo en que viven
rondando nuestro mundo.)
Me traes el sabor de tantas guerras...;
el fósil de aquel semen
que fue lava de pasión bajo la luna;
el llanto, la congoja, la dicha y el latido
remotamente alados.
Y plasmas lo que existe como un trágico reflejo
de milenios en polvo.
Pero es grato pensar que, inexistentes
-dos amores de entonces-,
en ese beso impropio de otros seres que laten,
aún pueden confluir.

De "El agua del estanque " (2000)



No en tus pupilas,
más allá.

No en los espejos donde el llanto acude,
donde el gozo alumbra.

Más allá,
más allá de los ojos.

Donde tu yo y el mío tropiezan y se funden,
disueltos en pureza inconfesable.

Más allá,
más allá de los ojos nos hallamos.

De "Con amor a destiempo " (1994)



CORTEZA Y SAVIA

Temen al huracán
los que contemplan
la corteza del árbol.

Los otros,
los de la savia temen
la mano que lo gira.

De "Estrías de luz " (2000)



CALLE GERANIO

El portal es una boca
con mal aliento,
chivatazo profundo a hachís podrido,
a sangre infecta.

La escalera descansa en el silencio.
Sobre un peldaño cualquiera,
dos rostros
se han parado un momento ha disfrutar la vida
(él:
tropezando prosigue con el reto
de probar que de niño fue a la escuela;
ella:
en cuclillas degusta atentamente
las haches, los acentos,
las comas requisadas en el alma
del que escribe en la cárcel).

Son amigos
del nombre que figura en el reverso
(se diría que ella
es algo más, juzgando
su torrente de lágrimas).

El portal sigue oliendo
a nube de hachís que se repite
monótono y plomizo,
a un aire que ya nada lo renueva,
muriendo espeso, rancio.

La carta sin embargo entre los dos
es otra dosis,
la que dice que el Hombre
nunca pierde su cielo en la miseria.

De "Brújula" (2001)



VIAJES DE LA EQUIS

Romana va de diez, ya sin abuela.
¿Será una cruz cansada de su porte?
(Tal vez hacia la Biblia me transporte
este asociar calvario con quiniela.)

La foto radiográfica se encela
del rayo que en el cielo amaga un corte.
(Pirata es la bandera, y lo que importe;
dos tibias bajo un cráneo sin esquela.)

Aterida sin marco, es, de la duda,
velada solución, algún trastorno
en pos del asterisco que desnuda.

Sobre una lista alude. Es más que adorno
en un cerco de alambres donde anuda
la frontera moral del cine porno.

De "Veinte poemas de humor y una canción desafinada " (2003)




ALMA DE AGUA

Me embestirás tú,
roca lanzada fuerte, con despecho,
y pasaré escindida por el tramo
que te hace. A tu espalda,
proseguiré el camino en que quisiste
ser obstáculo. Luego
ensoñarás que vences.

Vovlerás a intentarlo, y volverás
a ver cómo te eludo sin torcerme
del norte que me imanta.

Con el paso del tiempo,
y el cúmulo de tantas embestidas,
notarás que aligeras,
que tu peso es ya otro.
Que mi flujo rebaña, cada vez que lo enfrentas,
un pedazo de ti.

Que erosiono o fecundo según toques mi agua.

De "Hemisferios"





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196.- ANTONIO DE PADUA DÍAZ


ANTONIO DE PADUA DÍAZ
Nace el 8 de enero de 1962 en Huelva. Licenciado en Historia por la Universidad de Sevilla, periodista y arqueólogo.
Fue el creador de la revista de literatura Océano, que editó y dirigió entre 1992 y 1997, cofundador de la tertulia Las noches del 1900 y coordinador del suplemento cultural Mosaico que publicó durante dos años el periódico `Huelva Información', diario del que fue redactor durante casi nueve. Así mismo, colaboró en ‘Odiel Información’ con una columna quincenal y en ‘El Mundo-Huelva Noticias’ con una tribuna semanal durante dos años, habiendo firmado más de doscientos artículos de opinión en su dilatada trayectoria periodística.
Obra poética:
Tiene publicados los libros:
Poemas del Paseante (Huelva : Diputación, 1993),
Urbano desvelo (Sevilla: Junta de Andalucía, Dirección General de Juventud y Voluntariado, 1994). Finalista del IV Certamen de Literatura Juvenil – Poesía - "Gustavo Adolfo Bécquer"
Santuario Azul (Huelva : Ediciones del 1900, 1995),
Poemas de diario (Ayamonte : Crecida, 1998),
Estado de sitio (Madrid : Vitruvio, 2001),
Poesía armada (Béjar, Salamanca : El Sornabique & lf ediciones, 2003)
Historias de Sara : 25 poemas para leer a niños pequeños (Huelva: Fundación Caja Rural del Sur, 2003). Los beneficios obtenidos por su venta se destinan a UNICEF, gracias al convenio firmado ese año entre la propia ONG, la Fundación y el poeta (Nota de prensa de la Fundación Caja Rural del Sur de 8-7-2003 ).
Cuaderno de un extraño (Huelva : Cacúa, 2005). Ficha en el catálogo de la editorial Cacúa .
También tiene publicado un cuaderno de viaje Carta desde esta tierra del Sur (Punta Umbría : Paraíso, 1997), su primer texto en prosa que ve la luz.



NECESITO UN porsche
para en una curva
cerrada
de un volantazo
en el pecho.
Pero antes
pisar a fondo el acelerador
colocarlo a doscientos
y recorrer a toda hostia
carreteras de la costa
junto al mar azul,
frente a tu verde recuerdo.
Necesito un porsche,
negro,
para olvidarme de ti,
definitivamente,
y alcanzar
de una puta vez
el olvido de todos
al que yo también tengo derecho.
En la próxima curva, te lo juro,
acabo contigo, vida mía.






LA CHICA DEL ANUNCIO DEL MARTINI EXISTE

Allí estaba la chica del anuncio de Martini
en la sala de grados de la vieja
Facultad de Geografía e Historia
soportando un apasionante doctorando
acerca de la definición de los procesos
lineales sobre la base del materialismo histórico
durante el bronce pleno en el suroeste de España
ya digo, apasionante.
Sentada justo delante mía la chica del Martini
y yo sin las gafas de sol de cristales negros
de pasta y patillas todas negras
sin el terno negro y blanco
ni el metro ochenta mínimo
para que ella con su cara de erótico hastío permanente
se fijara en mí
por tener que aguantar a un clon de Onassis
que tampoco estaba allí, en la sala de grados,
para que yo pudiera servirles
sendos martinis en vasos cortos
y pegarle un manotazo insolente al tal Onassis
como a la criatura sé que le gusta.
Y la motora, a ver de dónde sacaba yo
en pleno centro de Sevilla un mes de octubre
a la una de la tarde una lancha rápida
o un camarero con bandeja de plata sonriendo
y poco después con cara de ennortado
tras robarle la botella
en fin ya digo una tesis doctoral acojonante,
con doctorado apto cum laude
y la chica del anuncio de Martini
que no me dedicó ni una mirada
suspendido, suspendido,
y yo venga a pasarme el dedo por los labios
y la falda de punto que no se le enganchaba
a la chica del anuncio de Martini
en la sala vetusta de grados
de tan antigua facultad.
En fin que no sé para qué leches
me he dejado yo estas patillas
que de hoy mismo no pasa que me afeite.
Ya les decía, apasionante lectura de tesis doctoral






Cuando el sol inunda las entradas de mi casa
sé que estás a mi lado
porque tu piel de él forma parte,
hueles a papeleria antigua,de otros tiempos,
a lápiz de madera y grafito,
en tu alma ecológica recoges a pobres diablos
y con mano izquierda lirios azules,
besas a los amigos con tu boca poderosa
y a los hombres,con la mirada.
Siempre creo que formaste parte de mi vida
y jamás te he vivido,
como naúfrago solitario te espero
agarrado a la madera de lo poco que me queda:
unos cuantos poemas,cinco corbatas y mis libros preferidos,
no sé si existes tú,isla María,
en mis versos o en mi deseo,
pero hoy tu nombre se hace agua en mi boca
y a diario lo pronuncio,
volver a soñar con imposibles a tu lado,
pasear por las ciudades enlazados
y que en los hoteles nos conozcan por señores amor,
si algún dia te puede la nostalgia
en el borde del mar búscame,
siempre te espero en la arena,allí donde nace el infinito.







del libro "Poemas del Paseante "

Sentado en mi cama
de la habitación número once
por la doble ventana
miré la casa rosa y blanca
de todos los días posiblemente
del siglo dieciocho.
Me puse la camisa y se hizo un espléndido
silencio ni tranvías ni voces
ningún sonido. Entonces
vi volar palomes grises
que tampoco hicieron ruido
y sentí un momento,
aún así en calzoncillos,
la paz como sería.

Praga, agosto de 1.990