Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

martes, 28 de diciembre de 2010

190.- TRINIDAD GAN


TRINIDAD GAN es licenciada en Hispánicas por la Universidad de Granada, ciudad en la que nació en el año 1960 y en la que reside.
Junto a la escritura de poemas y relatos, ha estado siempre vinculada al mundo teatral, formando parte de diversas compañías granadinas, como Aula 6 o Liorna Teatro.
Colabora en el consejo de redacción de la revista de Literatura de la Facultad de Filosofía y Letras “Letra Clara” durante los años 1997 y 1998, participando en recitales poéticos del grupo.
En 1999 publica “Las señas del pirata”, poemario-plaquette editado en la colección de poesía de la editorial Cuadernos del Vigía.
Participa en el VII Encuentro de Mujeres Poetas celebrado en Granada en Noviembre de 2002.
Su últimos poemarios son “Fin de Fuga”, XX Premio Ciudad de Cáceres, editado por Visor y “Caja de fotos”, XII Premio Surcos de Poesía que será editado por Renacimiento.




De Fin de fuga


Territorios

Quien carga con su duda
carga también su infierno.
—¿Cómo, cobarde, en esto te detienes?—
Muérdela sin cuidado,
muerde la luz incierta
con que se estrena el día.
Haz un mapa de heridas,
señala nervios, bordes
donde la sangre abierta
ha de dejar su huella.
Dibuja la imprecisa anatomía
del dolor, la esperanza.
Muérdela sin cuidado
y en la herida aún desnuda
coloca tu deseo.
Muerde este territorio cruel
que en música y ruido tiene límites.
Aunque por vuelta tengas
monedas sin contar,
rotos versos, olvidos,
solitarios países
y la rosa improbable de los cuerpos.










De Las señas del pirata:

Arde la noche en las calles
con un fuego que imita al paraíso.
Y, como dos marinos de ventura,
desde el puente de mando de algún bar,
se divierten tomando al abordaje
las naves que se cruzan, sus banderas,
las gentes enemigas.
En la mano cerrada las agitan,
como si fuesen dados
y, al echarlos, hubieran de decir
qué suerte les aguarda.

Entonces el pirata, haciendo corro,
apuesta su barco y su fortuna
contra el punto más alto
de luz del remolino.
También ella se juega su persona
( y todos sus gestos literarios)
contra la blanca doble del deseo.
Aun sabiendo que está el juego trucado,
que a este tahúr, la noche,
no es posible ganarle la partida.





Del libro Fin de Fuga


Tenebræ

Me dicen que la luna va creciendo,
que como nunca finge
ser la llave que guarda la puerta de la noche,
y yo, mujer tan inocente,
me salgo a la terraza
–a esa proa tan fría
donde contemplo el mar de los tejados–
y sí, echándole poesía, es cierta la metáfora.

Mas aún no estoy tan ciega, tan muerta o tan perdida
para no ver enfrente de mi cara
que lo que crece es la noche, sus tinieblas,
que nuestra media luna cercada está de sombra,
que en este mar urbano
flotan a la deriva
desconocidos rostros de mujeres ahogadas.






Contrafuga II

Ninguna fuerza tengo
para alzarte sobre tantos infiernos.
Tampoco puedo dar las coordenadas
que desde la oscura trastienda
a que aboca la noche,
escapado del fuego,
han de ponerte a salvo.


Laberintos te ofrezco.
Laberintos que habrás de transitar
sin guía, sin padrinos,
desnudo, desarmado.
Laberintos tan solo
donde habita esa música
y de ronda se cuela
esa inquilina ingrata y descarada:
la poesía.

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