Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

martes, 28 de diciembre de 2010

175.- JOSÉ MARÍA GÓMEZ VALERO


José María Gómez Valero (Sevilla, España, 1976). Escritor en lengua castellana, dedicado especialmente a la poesía. Licenciado en periodismo. Se dedica a la literatura en diversos aspectos. Ha publicado varios libros de poesía y recibido premios de prestigio, y su obra ha sido recogida en numerosas antologías y volúmenes colectivos dedicados a la poesía española actual. Participa desde 1996 en diversos proyectos escénicos que relacionan poesía, acción y música (Circo de la Palabra Itinerante, colaboraciones con los poetas David Eloy Rodríguez y Miguel Ángel García Argüez, con el cantautor Iván Mariscal), y con ellos o individualmente ha sido invitado a recitar su obra en multitud de auditorios y festivales artísticos, poéticos, teatrales y musicales, nacionales e internacionales. Imparte talleres de creación literaria, campo pedagógico en el que trabaja e investiga desde hace años en un laboratorio conjunto junto al colectivo de acción social y cultural La Palabra Itinerante, con el que desarrolla también diversas tareas creativas, organizativas y de difusión cultural. Es uno de los coordinadores de la aventura editorial independiente Libros de la Herida. Su escritura ha sido adscrita a prácticas literarias críticas y socialmente comprometidas (poesía de la conciencia, escritura del conflicto, poesía en resistencia, literatura activista) en el panorama actual de la poesía española.
Poemarios
Miénteme (Qüasyeditorial, Sevilla, 1997).
El libro de los simulacros (Ayuntamiento de Lepe, Huelva, 1999).
Travesía encendida (Vitruvio, Madrid, 2005).
Lenguajes (César Sastre editor, colección Carne y Sueño, 2007, con imágenes del artista plástico José Miguel Pereñíguez y prólogo de Alberto Porlan).




EL ESTRATEGA

El estratega había calculado
todos los movimientos de su ejército.
Cualquier contratiempo estaba previsto:
decenas de dibujos y de esquemas,
hijos de la pasión y del insomnio,
atestaban su tienda de campaña.
Su táctica era perfecta, brillante,
quizás el mejor plan de asalto diseñado.
No cabía la sorpresa o el error:
la ciudad caería al anochecer.

Llamó a los oficiales de su ejército
y les reveló: mirad, mi táctica es hermosa.

La ciudad caerá al anochecer,
se decía cada mañana el estratega
mientras contemplaba en el horizonte
las altas murallas de la ciudad.

De Travesía Encendida









NACER EN LA TELARAÑA QUE CUELGA DEL EJE DE LA RUEDA

I

Ningún tiempo es oscuro
si la luz te roza:

en el ojo del cisne
canta quien resucita,

azules recuerdos
sacuden al pez
en las redes,

en los océanos de los mapas
nadan los ahogados.



La lucha por palpar
con las palabras
el brillo oculto de estos días

–advertir en los labios
cómo se forma y crece
la primera burbuja de silencio–

(La lucha por palpar
con las palabras
el brillo oculto de estos días).





II

Dejar rastros de amor
en el camino hendido por la rueda.

Extender el mantel de la alegría
sobre la ceniza del daño.

Decir ventana
y que entre el cielo.

[De Lenguajes]










APUNTES PARA UNA BIOGRAFÍA CUALQUIERA

Nacer,
memorizar los signos,
ocupar una celda
en la intemperie.

Reconocer a tientas
la dureza de cada límite,
los contornos del orden.

Asistir cada día
al silencioso pacto,
ser cómplice
de piedras y difuntos

Jugar a cosas serias.
Mentir de corazón.

La noche,
los velos,
los desvelos.
La voz de la sólida sombra.

Arroparse sin sueño,
ansiar el tiempo en que nada se derrumba.







EL LOCO

Mostró a los ancianos
su ropa empapada,
su pelo mojado,
sus manos llenas de barro.
La lluvia no llegará, le dijeron,
tú sabes que la lluvia no llegará.

[de Travesía encendida]








EL TIEMPO QUE NOS QUEDA ES PARA LAS CARICIAS
[el lenguaje del perdón]

Pero si fui
el fuego en el que ardía tu casa,
las ruinas en tus ojos,
el dolor en tu voz.
Pero si fui
padre de tu hambre,
cuchillo en tu mesa,
sal en tu sed.
Pero si conseguí
que vivieras en desdicha,
que el miedo vistiera tus ropas,
que masticaras la soledad
como un fruto amargo.
Pero si fui arpón sucio
clavado en tu belleza:
por qué vienes.
Pero si no soy
digno de tu llanto:
por qué lloras ahora,
por qué te abrazas a mí.

[de Lenguajes]

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