Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

martes, 28 de diciembre de 2010

163.- ANA ESTEPA ROMÁN


Nací en Córdoba (España) en 1971, aunque resido en Berriozar Navarra desde 1987.Aquí colaboro y escribo en la revista “Tú Mujer” de la concejalía de la mujer.También colaboré con la periodista peruana Cecilia Thelme en su programa de radio “Sal y pimienta”.He tenido publicaciones en las antologías:-“Experimento poético (50 poetas)” 2005-“Sentimientos enfrentados” 2006-“Constantes vitales I” (edición anual del Ateneo Navarro) 2006-“Constantes vitales II”, 2007Y 23 de Abril el ayuntamiento de Berriozar, me editó mi primer poemario “Exilio en las Algas”.




Exilio en las algas

Pude reconocerle en un instante.
Reflectaba su hombría desde el lúcido idioma
que acariciaba el aire
al compás de sus manos de luciérnagas tristes.

Me escondí en su bolsillo
y fundé un universo de criaturas difusas
que contaban el tiempo en chasquidos de dedos.

Al vaivén de sus pasos navegaba dormida
y el calor de su cuerpo era tan mío,
que me quedé arraigada a su costado.
Solo cuando las lunas florecían de punta
gateaba hasta el filo de su boca
para hundirme en sus besos arcillosos.
Y me hacía gigante,
moteada de tierra robusta y opaca
para ser su mujer en un charco de sexo.

Pero el Sol regresó, ajustando cadenas
cuando nadie esperaba sus titánicos rayos,
marcándome el camino, rumbo a nada.

Regresé derretida y temblando de miedo,
oculta para siempre en las algas marinas.

(De: “Exilio en las Algas”)







Un Hombre…y yo

Un hombre me susurra
desde el reloj de arena
que reflejan sus ojos.

Y yo,
como burbuja de jabón, liviana,
me adhiero a sus costuras
para entregarme entera,
a la hipnótica palma de su mano.

Un hombre de raíz
que conoce mi piel como a su pueblo
ha dicho que me ama.

Y yo,
me fundo en el calor de sus inmediaciones
para morir con él,
en el frágil temblor de los desequilibrios.

Un hombre sin disfraz,
quiere viajar conmigo
hasta el final más denso
del revés de mis mundos.

Y yo,
sólo quiero quedarme en sus pupilas.

(De: “Constantes vitales II”)



Rota de olas

Quise zambullirme en sus mareas,
pero quedé petrificada
en su estructura de bicéfalo tritón
y pendí porosa y seca
con la rosa de los vientos
clavada en la frente.

A cambio de sus labios
y por la tempestad en los latidos
floté con el orgullo invertebrado
en brazos del océano,
que me rompió de olas.

(Inédito)







A Talbania


Bajo el azul crujen los campos sedientos.
Cada olivo es un hijo que duele, como cada naranjo.
Las manos son amantes que la tierra recibe
con los pechos erguidos, de mujer abierta
y el sol hierve la tarde entre melones, cuando todo es quietud.

Hasta prender la noche en los jazmines.
Sólo entonces, relucen las pieles de lunas
que reclaman caricias de manos que lamen
y transpiran presente por segundos
con la sangre encendida, preñada de sueños
y esa forma de amar que tiene mi gente.


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