Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

lunes, 30 de abril de 2012

1259.- JAVI BAENA




JAVI BAENA
Doctor en Bellas Artes, Javi Baena (Sevilla, 1974), compagina educación, poesía e ilustración. Imparte clases en el instituto Virgen del Socorro, de Rociana del Condado, en Huelva (España) y en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla. Y entre clase y clase, leo en la solapa, traza líneas que convierte después en poemas, ilustraciones o libros. Como poeta fue becado para un taller con José Hierro en la UIMP de Santander, y en Montevideo con Manuel Rivas. Ha publicado en diversas revistas y antologías, siendo en Poetas en el camino de Nuño Editorial donde Baena depositó su penúltimo ramillete de versos. Ahora, con el libro Leña de mi árbol genealógico se estrena en solitario, dejándole caer al lector que: “la finalidad de estos versos es calentarnos y encender una hoguera en homenaje a los ancestros que siguen latiendo en nuestro organismo, aguantar el frío esperando una primavera donde perpetuemos su savia, más allá de nosotros mismos”.


DE: Leña de mi árbol genealógico







La conciencia no me pesa
porque la verdad no pueda ser nombrada;
aunque la palabra no sirva para expresar
todo lo que se cuece en cada momento
es la leña que dejaron los ancianos
escondida tras la superficie del tiempo
y aunque no soy arquitecto
ni utilizo las herramientas del carpintero
siempre podré erigir una hoguera,
presentar una ofrenda de fuego
a todo lo que se fragua en el hombre
y que tiene la esencia genética
en las cepas de los viernes más antiguos.


Las palabras son hilos de madera
que pespuntan siglos y hombres.












Madre, perdóname
por no saber devolverte
la lentitud de tus actos
cuando doblabas mi ropa
sobre el edredón dormido de mi cama,
la solemnidad humilde que brotaba en tus ojos
cuando escuchabas a tus hijos
con una atención de amor
que bien pudiera ablandar las espinas
más secas del lenguaje…
















Rechazo la muerte
si llegara antes de su tiempo
porque tengo que criar un perro,
sembrar patatas,
tener hijos,
acompañar a un ombú
que crece bajo el sol más duro…


Tengo que perpetuar mi árbol genealógico,
ofrecer su sombra
a los cansados caminantes.









domingo, 29 de abril de 2012

1258.- RAMONA YANES



Ramona Yanes. Nació en Guadalcanal (Sevilla) y reside desde hace años en Figueras (Gerona).
Autora que no gusta de guardar papeles en el arcón, Ramona Yanes transmite sus sentimientos de la forma más variada: poesía, relato, teatro..., siempre otorgando a su letra una pincelada particular que no es sino el reflejo de su óptica del día a día, unas veces en clave de humor, como en el libro "Los tres pies del gato", y otras desgranándolo a golpe de optimismo, pero siempre con un tesón digno de encomio.

Asidua colaboradora de diversas publicaciones literarias de ámbito nacional e internacional, cuenta en su haber con varios premios que avalan su labor. Amén de una serie de obras en las que ha colaborado conjuntamente con otros autores, ha publicado a titulo individual el poemario "Poemas del alba" (Ediciones Corona del Sur, Málaga), "Yo y la ironía" (Ediciones Carro del Sol, Barcelona), racimo de relatos de humor donde en ocasiones se hace patente su amor por el aforismo, esa sentencia que no es sino reflejo de su particular manera de enfrentarse a la vida, trasladándonos, en palabras de Araceli Conde "a un mundo algo diferente".

El último título publicado es "El Barón de Tiros Largos", un libro de humor e ironía en una cuidada edición de Editorial Calíope (Madrid, 2001).





Añoranzas

Del mar, como del ayer,
recogí las añoranzas.
Las guardé con tus aromas,
y en mi corazón descansan.

Más sé que en mi corazón,
anidaran esperanzas,
con rosas que me dejaste,
Junto al amor que me dabas.

Dibujé con tu sonrisa,
una paloma muy blanca,
con alas de ensueños hice,
una ilusión para el alma.

Ahora, en el mar me miro,
mis ojos siempre te llaman,
en sus aguas te dibujo.
con pinceles de nostalgias.

Del mar como del ayer,
recogí las añoranzas,
tú te bañas en mis sueños,
y en tus sueños tú me abrazas.





Distancia

Detrás de la sonrisa
de la lágrima,
siempre está la vida
cubierta de sueños.

Miramos amaneceres
perdidos en la distancia.
Buscamos en la deriva
algo que nos aporte,
una caricia, un aroma,
que nos recuerde que fuimos.

Tornamos quizás,
Pues el presente es vacío,
y allí tal como éramos
nos recostamos en el amor.

Fugaces destellos
se mecen en nuestros recuerdos,
con rosas y espinas
que el tiempo no borró.




ESTACIONES.

Se fueron los anhelos,
lejos, muy lejos,
quedaron los suspiros,
también los sueños.

Tornó la primavera
con su mañana,
cubierta de las flores
que yo cuidaba.

El cálido verano
llegó tan presto,
y se secó la fuente
con tu recuerdo.

Otoño que las hojas,
barre este viento,
desnudando aquel árbol
que fue cubierto.

Invierno que la niebla,
cubrió de dudas,
y se paró la lluvia
en la calle oscura.






ÁLAMO

No sabía que la vida era,
manantial de risa, pena
e ilusión.
Los ojos inocentes
al arrullo;
la cabeza reclinada
al aroma;
ese aroma que sólo
se percibe sí estás
cerca de la piel amada
y comprensiva.
No sabía que la vida
era corta,
ni que las noches
terminaban.
La quietud poblaba
mi conciencia,
y elevaba mi inquitud.
Luego, vi que había
álamos blancos, endrinos,
temblorosos y alargados,
que los sueños se terminan
alimentando tal vez
la desdicha que solapada
irrumpe.
No sabía que las hojas
se van con el viento;
ni que la ternura
no es eterna,
y acaso tú envejecerías.
Hay más que quisiera decir,
eso es cierto,
pero todo acaba,
eso también lo es,
aunque sólo quede
la sombra del álamo.






HERMANO

Tú, hermano, con manos púrpuras,
con dientes salidos,
con voz sedienta,
venganza ahí demuestras.
Pletórico, desalmado,
ignominia, bajeza.
Tú, hermano, con saña,
sin lágrimas, sólo
mancillando con
tu fuerza, ufano,
majestuoso,
sin darte cuenta.
Ignorando el mar,
el sol, la tierra,
sólo oscuridad, vaga
por tu hacienda.







UN POEMA

Había sólo un poema,
un poema solo,
en mi cuartilla blanca,
que escribí aquella noche.
Era un poema de ausencia,
de desamor, de lágrimas,
no, no lo supiste nunca,
fue sólo para mí.
Lo tuve tanto tiempo
guardado en mi memoria,
y cada atardecer
solía recitar.
Pero los años pasan,
ya no soy el mismo,
los versos se han dormido
en el atardecer.
Quizás, cuando me vaya,
el viento te los lleve
y puedas comprender
lo que te pude amar.
Y pienses que fui iluso,
que eran desvaríos,
mis versos doloridos,
lo que me hizo soñar.





A RAFAEL ALBERTI

Y sólo la mar lo tiene
guardado en su corazón,
esa mar que tanto quiso
y que le dio inspiración.
Rafael era tu nombre,
por Alberti te llamamos,
y cuando vienen las olas,
mucho de ti recordamos.
Pintaste la vieja orilla,
le cantaste al marinero,
y guardaste en tu mente
lo mejor de mar adentro.
¡Qué triste está la bahía!
¡Qué triste el viejo paseo!,
ellos no te verán más,
pero sigues en su aliento.
Y escribirás un poema,
en una hoja del viento,
y éste lo dará a leer
al que te sigue queriendo.








1257.- URIEL GARRÁN




URIEL GARRÁN LÓPEZ. Nacido un otoño, sobre el mil novecientos ochenta y tantos. A la edad de dieciocho años ni siquiera había terminado el Bachillerato. Panteísta, cliente semanal de la taberna de Platón, estudiante fatídico y devorador de libros existenciales, no llegó aún a completar algún Ciclo formativo de interés o mérito académico alguno. Jamás ha publicado ninguno de sus cuentos, poemas, reflexiones, ensayos o exposiciones, más allá de diversos fotologs, esflogs o myspaces y otros lugares de Internet sin importancia. Actualmente, imparte clases de moralidad, ética, mitología, autocompasión y filosofía (entre otras), de forma gratuita, a sus amigos y compañeros, mientras, probablemente, esté trabajando en algún ensayo, poema, cuento o algo que merezca la pena escribir (como todos los días) o buscando material para los mismos.
POÉTICA: ¿Poesía? ¿Por qué me pides que te hable de poesía? Podría decirte muchas cosas, pero en esencia, si de verdad quieres saber lo que es, te diré que la auténtica poesía se escribe en el viento y lo que queda en el papel es sólo su sombra.





Ay, Diosa de pequeño Corazón,
¿aún juegas con tus listas de hombres perdidos?
Me digno Yo a contarte que la marea que me mandas
se pierde antes de llegar a mis ojos,
¡los que no te atreves a mirar!

¿Acaso tienes algo que negarme?

Quizás sea por mis historias de amor,
de las que siempre supe recordar sonrisas,
menos cuando me acuerdo y te descubro
entre maleza, a las que doy demasiadas vueltas,
creo yo...

Pero desde el momento en que me levanto
se me olvida el caparazón, salgo volando
y, casi sin darme cuenta, veo mis pies en el suelo.

¡Los tuyos en el cielo! Y casi de raso, beso el suelo.
Pierdo el Honor y dos costillas, cuando veo que ya no brillas.
Entonces me quito el sombrero...

Para verte caer.






En el abismo

A todos aquellos juzgaba, a tantos como rostros recordaba,
y estaba yo en lo más profundo, en las cavernas del abismo,
ante los pilares de arena que sostienen el infierno,
cuando tembló un poco el techo y se quebraron las cornisas.

Cayeron gotas. ¿Que demonio, leviatán o dios infernal
podría estar provocando tal catástrofe? Huí corriendo,
temía que todo de repente se fuera a derrumbar,
éste no era mi pacto; yo había pedido paz, tiempo para pensar,
soledad en lo inmenso para cuidar lo que quedaba de mi alma.

¿Quién se atrevía?
¿Qué, tan osado como para perturbar mi trato con la propia muerte?

Encontré refugio en otra sala, sellé las puertas de piedra
y volvió el silencio,
pero un suspiro agradecido me trajo un mal recuerdo;
estaba solo ¡y el cofre de mi espíritu había quedado allí!
Tenía miedo,
era posible que la sala contigua se derrumbara de un instante a otro,
pero no podía dejarla allí, no podía perder lo único que me quedaba.
Intenté mover las puertas, pero no tenía fuerzas. Una y otra vez,
pero no era suficiente, ¡no cedían, no se movían!

La desesperación comenzó a invadirme y, junto a las puertas, lloré,
hasta que caí, exhausto, al suelo.





Para Bea

Cruza el cielo
con sus pies descalzos
y no quiere ver la tierra
y no quiere ver el suelo
ni sus flores
ni sus aguas
ni sus pisadas...

El viento le va clareando
el rostro en la mañana,
por la que siempre anda
por no perder la ilusión.

Y, mientras camina,
siembra sueños de amor
entre las nubes que la cubren,
por no caerse de gravidez,
que le esconde el corazón.

Es mi ángel que gotea
desde su frente hasta mí
la más fría de las mareas,
que despierte mi sentir
como a las flores el rocío
o al pájaro la brisa.

http://sindromepoesia.blogspot.com.es/2007/11/blog-post_2915.html



Fernando Sabido Sánchez, Inma Calderón,
Uriel Garrán López, Isabel de Rueda
y Ana Patricia Santaella en un recital poético en Madrid




viernes, 27 de abril de 2012

1256.- MIGUEL MÁRQUEZ SOLER



MIGUEL MÁRQUEZ SOLER
Culto Capitán de Ingenieros e inspirado poeta, nacido en Cuevas del Almanzora, Almería,  el 13 de abril de 1896. Cursó los estudios del Bachillerato en su ciudad natal en el Colegio de Nuestra Señora del Carmen bajo la dirección de los PP. Dominicos e ingresó después en la Academia de Ingenieros Militares de Gnadalajara. Ya Teniente fue destinado voluntario en 1921 a los campos de Melilla, distinguiéndose por su valor. Recientemente ha dado varios recitales de sus poesías, por ejemplo, en el Ateneo de Logroño y en la
Unión Ibero-Americana, siendo muy aplaudido. Ha dado a luz al mundo de las letras su primer libro de poesías titulado Mensajeras (Bilbao, 1935), con un elogioso prólogo de
D. Francisco Villaespesa, y Mi cantar de los cantares, coplas y romances.




TU MANTÓN

Tapiz de negro crespón
picoteado en colores,
-chinos, pájaros y flores-,
la canción
de anhelos presumidores
al alma de tu mantón.
Rosa de mayo temprana
en ese jardín de seda,
-rosaleda
sevillana
donde chinitos de seda
besan tu cara gitana.
Prendido mi corazón
va en tus hechizos divinos,
molinos de tormentón
que arrastran los remolinos
de viento,
de tu mantón.
Y, por donde vas pasando,
en las tardes de paseo,
detrás de tu balanceo
chulo, chulo, chuleando
un infierno de deseo
llevas revoloteando...
Un vuelo en el corazón,
un piropo, cien miradas,
llamaradas
de pasión
y voluntades tronchadas
al filo de tu mantón.
Y, al llegar la Primavera,
en las tardes bulliciosas
afanosas
de la devoción torera,
donde florecen las rosas
del mantón en la barrera;
y en la fiesta verbenera
de San Antonio y San Juan
donde están
las chulas de España entera,
tu mantón es el galán
que te hace ser la primera.
Por eso mi corazón
ve en tus hechizos divino
molinos
de tormentón
al peinar los remolinos
con los peines finos, finos
de los flecos del mantón.


1255.- JUAN MILLÉ JIMÉNEZ

Catedral de Almería




JUAN MILLÉ JIMÉNEZ
Juan Millé Giménez o Jiménez (Almería, 1884 - íd. 1945), escritor y erudito español.

Fue profesor de literatura en la Universidad de La Plata y en la Escuela de comercio de Buenos Aires. Colaboró asiduamente en La Nación de Buenos Aires y en diversas revistas sobre filología hispánica, especialmente en Humanidades de Buenos Aires, en la Revue Hispanique, en Nosotros, en Verbum y en la Revista de la Biblioteca del Ayuntamiento de Madrid.

Obra
Sus notas eruditas y trabajos monográficos versan en su mayor parte sobre escritores del Siglo de Oro y sobre todo tres autores: Miguel de Cervantes, Lope de Vega y Luis de Góngora. Destacan en especial sus Apuntes para una bibliografía de las obras no dramáticas de Lope de Vega y la edición, en colaboración con su hermana Isabel, de las Obras completas de Luis de Góngora y Argote (Madrid: Aguilar, 1932, muy reimpreso después). Publicó también una edición crítica del Estebanillo González en dos volúmenes (Madrid: Espasa Calpe, 1934).
Entre sus libros críticos pueden citarse Lope, Góngora y los orígenes del culteranismo (Madrid, Tip. de la Revista de Arch, Bibl. y Museos, 1924); Sobre la génesis del Quijote: Cervantes, Lope, Góngora, el Romancero General, el Entremés de los Romances, etc. (Barcelona: Araluce, 1930); Los locos y el Quijote (Buenos Aires: Imp. Mercatali, 1920); Miscelánea erudita I-IV (New York-Paris: Imprimerie Sainte Catherine, 1925); Estudios sobre literatura española (1928), Jáuregui y Lope (Santander: Tip. J. Martinez, 1926); El Horóscopo de Lope de Vega, separata de Humanidades, tomo XV, Buenos Aires: Imprenta y Casa Editora Coni, 1927.
También escribió ocasionalmente poesía: De la España vieja, (Buenos Aires, 1923).



CATEDRAL- FORTALEZA

Soneto a la Catedral de Almería


Ni cornisas de airosa crestería,
ni ojivas, ni calados rosetones;
solo a la vista muestra murallones
tu desdeñosa majestad bravia;

solo la ruda y fuerte sillería,
solo murallas, recios torreones,
altas troneras, sólidos bastiones,
¡oh vieja Catedral, parda y sombría!...

¡Entre las blancas casas, que, humilladas,
bajo tu sombra duermen cobijadas,
tu hosca silueta dominante asomas,

con la actitud de un águila guerrera
que hace irrupción, sañuda y altanera,
entre un bandal de tímidas palomas...

(Del libro La España vieja)





JARDÍN CLAUSTRAL

Yace el jardín bajo la mole obscura
de la elevada Catedral austera:
dijérase una hermosa prisionera,
más bella en su aflicción y en su tristura.

Su celestial ambiente de dulzura
llena de mansa paz el alma entera...
Ansiamos emprender otra carrera
y hacia otra vida caminar, más pura;

dar un adiós a dichas y dolores,
y cifrar de una vez nuestros anhelos
en ser como las plantas y las flores

que entre estos pardos muros encerradas
contemplan la hermosura de los cielos
junto a las viejas góticas arcadas.

(Del libro La España vieja)




1254.- LUIS G. HUERTOS RULL



LUIS G. HUERTOS RULL

Renombrado novelista, poeta y autor dramático, nacido en Almeria el 18 de febrero de 1883. Estudió en el Instituto de Almería, graduándose de Bachiller el 5 de julio de 1899, pasando luego a Granada, donde cursó la carrera de Leyes. Consagrado a la literatura, ha cultivado más que nada la novela, ejercitándose en el género psicológico y descriptivo, propio de la escuela denominada verista, publicando numerosas obras de carácter crudamente realista y naturalista. Su producción es copiosa, habiendo dado a la estampa hasta ahora las siguientes:
Hampa, boceto de novela (Almería, 1903), Rerum (un tomo). Misería errante, Vida rota, La tristeza de amar. Los ojos de la esfinge. Ansias de vida, Los adioses trágicos, y Los cuervos; como obras dramáticas: Magdalena, Allende el deber y El amor pasa cantando, y como poesía lírica la compilación principalmente de sonetos intitulada Hidalguía (Madrid, 1913).



MI SONETO

Llevo dentro del alma romántica y altiva,
la invencible firmeza del alma castellana;
e inspira a mis sonetos aquella edad lejana
que fué, de mi áurea patria, la Gloria fiel cautiva.

Bajo mi erguida frente, en que el honor se aferra,
está vivo el recuerdo de aquel tiempo orgulloso
de hidalgos y de condes, de aliento valeroso,
vendidos a las damas y fuertes en la guerra.

En el solar heroico de mi estirpe altanera
florecieron señores de pendón y caldera,
prelados, capitanes, abades y poetas,

y un galante y altivo bastardo aventurero,
de enjoyada tizona y emplumado sombrero,
que murió por un guante que transcendía a violetas.

(Introito al libro Hidalguía)





Y LAS ROSA SE CAYERON

El jardín tiene misterios
a la luz crepuscular...
Hila una fuente de plata
su cantata de cristal.

Dice la fuente la historia
de un loco amor que pasó:
Fué en la gentil primavera
cuando el amor floreció.

Ya es otoño, ya las rosas
se cayeron del rosal...
E1 jardín tiene tristezas
a la luz crepuscular...

Ya no hay un calor de nidos
en los ocultos nidales,
ni las golondrinas duermen
en los recios robledales.

En los ocultos senderos
ya no hay huellas de pisadas,
ni entre el ramaje son rojas
bocas de amor las granadas.

Y hay en los muertos rosales
las nostalgias de unas manos,
que los cuiden cariñosas
como en los tiempos lejanos.

En el cenador oculto
bajo un arco de boscaje,
han tejido las arañas
su tenue tela de encaje.

Ya en las grietas del estanque,
por el musgo florecido,
los lagartos se buscaron
su honda yaciga de olvido.

Y en el banco del sendero
las floraciones de yedra
borraron un nombre escrito
por el amor en la piedra.

Por la lejana avenida
no te diviso anhelante,
envuelto el cuerpo de Ofelia
en la amplia veste flotante.

Ni de tu faz de jazmines
puedo ver las palideces,
ni es un poema de ensueños
tu voz bajo los cipreses.

Ya es otoño, ya las rosas
se cayeron del rosal.
¡Ya te fuiste, Mariposa,
bajo otro cielo a volar!

(Del libro Hidalguía)








1253.- GABRIEL JIMÉNEZ LAMAR




GABRIEL JIMÉNEZ LAMAR
Literato y periodista contempcráneo, que nació en Dalias, ALMERÍA el año 1875.
Estudió el Bachillerato en el Instituto de Almería y fué compañero de los poetas Villaespesa y Durbán Orozco. Habiéndose trasladado a Cuba, ejerció el periodismo en la provincia de Camagüey y posteriormente en La Habana, donde fijó su residencia. Tiene publicadas dos obras: una de narraciones con el epígrafe de Cuentos y crónicas
y otra de poesías intitulada Mis querellas.
De él ha dicho don Francisco Cuenca Benet en el tomo I de su Biblioteca de divulgación de la Cultura andaluza contemporánea (Habana 1921): "Perfecto artista del verso, y peritísimo en el arte de la dicción, puede jactarse Jiménez Lámar de sus admirables poesias, en las cuales campea el sentimiento con audacias muy andaluzas o con decaimientos muy humanos".





Cuando muere el dia

Es un atardecer brumoso y frío,
de temblorosos, pálidos fulgores.
Languidecen matices y rumores.
No turba un soplo la quietud del río.

Del jardín en un ángulo sombrío,
sobre una vieja rama sin verdores,
ritma un ave nostálgicos dolores
mirando el nido de su amor vacío.

Su canto es dulce queja en el ambiente,
suspiro de agonía en los reflejos
de la tarde. Canción vaga y doliente

de evocación, que extínguese a lo lejos,
cuando al morir las tintas del poniente,
besan del manso río los espejos.






Luz eterna

Como por laberinto de recurvas inciertas,
en mis largos insomnios, alma adentro, me pierdo;
y en la ruta sombría, mis ilusiones muertas,
son flores sin perfumes del jardín del recuerdo.

Batallo inútilmente por hallar la salida
que me lleve a horizontes de paz y de ventura;
mientras evoco triste mi juventud perdida,
que fue toda, abandono, sufrimiento y locura.

De improviso en la noche tenebrosa y helada
del dolor que me agobia con su negrura espesa,
aparece una intensa claridad de alborada.

A su influjo bendito mi incertidumbre cesa.
Es de mi madre muerta la celestial mirada,
que encamina mis pasos y en el alma me besa.







Bajo el hondo misterio

Bajo el hondo misterio de la tarde que expira,
el sol, ascua de oro, se pierde en el tramonto,
Un ruiseñor doliente loco de amor delira,
en la paz de la selva desgranando un racconto.

La brisa en los laureles modula triste queja.
La fuente da al espacio su cadencia sonora;
mientras llega a mi oído y expirando se aleja,
la armonía de un piano que una sonata llora.

Primavera d ensueños florece en los rosales
del jardín de mi alma, rebosante de anhelos,
cuando tus blancas manos –dos rosas virginales–

arrancándole al piano dolientes retornelos,
vierten sobre la tarde que agoniza callada,
un ansia insaturable, de amar y ser amada...






Separación

Tarde de amor, henchida de rumores serenos,
de matices suaves y de brisas y aromas.
De pétalos y trinos están los bosques llenos.
En la fuente se arrullan dos cándidas palomas.

Fugaz la luz se aleja. De los altos collados
con las sombras descienden las ovejas tranquilas;
y hasta el fondo del valle, por el viento espaciados,
llegan los graves sones de las viejas esquilas.

El uno junto al otro la dicha entretejemos
sentados sobre un banco de resecas lianas.
Callamos. Nos asaltan los instantes supremos

de mi pronta partida para tierras lejanas.
Las esquilas sentimos, y ambos palidecemos
cual si a muerto doblasen las fúnebres campanas.