MANUEL ÁLVAREZ LÓPEZ. Poeta. Alcalá de Guadaira (Sevilla)
El Curilla
¡Cómo murió Luis Medina!
El Curilla le llamaban,
cantaor de propio estilo
y andaluz de recia estampa.
Poeta de nacimiento,
filósofo autodidacta,
ni le atraían los aplausos
ni con la gloria soñaba,
él vivía a su manera
sin que nada le importara.
Desarrapado en su forma,
con andaluza nostalgia
pasaba noches enteras
bebiendo de tasca en tasca.
Cuando le ofrecían dinero
porque una copla cantara,
con orgulloso desdén
El Curilla contestaba:
“Mi cante no tiene precio,
ni yo necesito nada”
Por eso no tuvo nombre,
ni en la triste madrugada
que se marchó para siempre
le doblaron las campanas,
ni lloraron los poetas,
ni voces acongojadas
clamaron por las esquinas.
¡Ay del que no le escuchara!
Porque no nacerá otro
Que haga estremecer el alma.
Su cante era un cante bravo,
cante que hería las entrañas,
cante ancestral y profundo
de raíces milenarias.
Eran cien generaciones
llorando en una garganta,
que se apagó para siempre
dejando una estela amarga.
Este libro del poeta alcalareño Manuel Álvarez López, editado por el mismo autor, contiene una selección de treinta y dos poemas, la mayoría de ellos exaltando a su tierra de Alcalá de Guadaira, sus paisajes y sus hombres artistas, incluyendo en ellos un amplio apartado a algunas advocaciones de la Semana Santa. El autor, un poeta popular y excelente rapsoda, fue uno de los organizadores, junto al poeta sevillano Florencio Quintero, de las célebres tertulias poéticas "Noches del Baratillo", culmen de la poesía sevillana de los años cincuenta.
ROMANCE DE BERNARDO EL DE LOS LOBITOS
En un bodegón sin brillo
pero con regusto añejo,
Bernardo el de los Lobitos,
cantaor alcalareño,
clava en el aire el quejído
de un cante recio y campero.
Es el cante de la trilla,
cante perdido en los tiempos,
cante con sabor a mieses
a gañanía y salmorejo.
Cante que lleva en su copla
la filosofía de un pueblo
que sostiene entre sus hombros
la historia de seis milenios.
Cante que es la fina esencia
el alma y el pensamiento
del campesino andaluz,
"miseria, sudor y esfuerzo".
Cante que sabe decirlo
con sus más puros acentos,
Bernardo el de los Lobitos,
un maestro de maestros.
Manuel Álvarez en el Pregón de 1997
El 16 de marzo de 1997, el poeta alcalareño Manuel Álvarez López pronunció su Pregón de la Semana Santa en el Teatro "Gutiérrez de Alba" de nuestra ciudad. Con sólo unas notas manuscritas pronunció de memoria una pieza de altísima calidad literaria, fruto de una vida dedicada a la literatura y al flamenco.
DESDE LA IGLESIA DEL CARMEN...
Desde la iglesia del Carmen, en la actualidad iglesia de la Comunidad Salesiana, esa Comunidad a la que tanto debe el pueblo de Alcalá, sobre todo en educación y cultura porque... -¡cuantos alcalareños habrán pasado ya por sus aulas desde 1914 hasta la fecha!- hace sus procesionales salidas la cofradía, la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Oración en el Huerto.
Esta Hermandad debe su fundación a Don Miguel Jiménez Martínez, capillita sevillano afincado de Alcalá, que quiso dotar a nuestro pueblo de una hermandad igual a la que él pertenecía en Sevilla, y en verdad lo consiguió. Gracias Don Miguel, gracias por haber dotado de tan hermosa y bella hermandad al pueblo alcalareño.
La junta de hermandad de esta cofradía, regida entonces por Fernando Domínguez, y hoy por José Luis Sola, tuvo el feliz acuerdo de variar el itinerario de esta cofradía para hacerla pasar por la calle que lleva el nombre de la Virgen: Cuesta del Rosario y por donde está el Asilo, antigua calle Pescuezo, hoy, Sor Emilia. Y en verdad que tuvieron un gran acierto porque el paso de esta cofradía por esas viejas y antiguas calles de Alcalá dan motivo a que tenga mérito su verdadera continuidad y brillantez, como lo son la bajada de la cuesta del Rosario, la subida del resbalón, la entrada en la calle Pescuezo,… en la que Pepe Salazar y Jaime Gómez, capataces de los pasos, han demostrado toda su habilidad y su arte de conducir la procesión.
La parada en la puerta del asilo es de una emotividad sin igual. Allí ancianos lloran de gozo al ver las Imágenes paradas ante su puerta. Claro que, esta hermandad pronto tendrá que variar su itinerario porque Alcalá se ha propuesto construir un nuevo Asilo, construir una nueva Residencia y ya, para ello, se han reunido todos los estamentos sociales, por lo que yo aprovecho la oportunidad que me ofrece esta tribuna para pedir al pueblo de Alcalá que colabora todo lo que pueda para que este Asilo que se construirá donde estuvo el colegio de las Hijas de la Caridad en la calle la Mina, sea pronto un hecho y una realidad, que es lo menos que se merecen aquellos alcalareños que por mala suerte o por lo que sea han de pasar sus últimos días en un Asilo.
La cofradía, después de recorrer varias calles alcalareñas llega a La Plazuela, donde se luce con máximo esplendor. Allí, desde la plaza, se pueden mirar magníficamente bien el paso de Jesús de la Oración en el Huerto, donde mientras los apóstoles duermen, la preciosa escultura de Jesús va mirando al cielo, y de sus labios parecen brotar aquellos ruegos y oraciones que Jesús dirigió a Dios en la triste noche de la oración en el huerto:
Dame valor Padre mío,
Que ya me faltan las fuerzas
Y no quiero pensar
que se nuble mi conciencia
Y me olvide de que Tú
me has enviado a la Tierra
Para recordar al hombre
que existe una vida eterna.
Dame valor, Padre mío,
por que ya Judas se acerca
Y me ha vendido a Caifás
por unas cuantas monedas.
Me entregará con un beso,
que es la más triste manera
de entregarme a los esbirros,
Que con ansiedad me esperan,
para amarrarme
con una infamante cuerda
Me llevarán hasta Herodes
y ante la Corte Suprema,
Y será Poncio Pilatos
quien pronuncie mi sentencia.
Me forrarán de espinas,
me azotarán sin clemencia,
Me escupirán a la cara,
me cargarán una cruz,
Tendré que llevarla a cuestas.
Y desnudarán mi cuerpo
Y me clavarán en ella,
y allí durante tres horas,
Lleno de dolor y pena
suplicaré, Dios mío,
Que perdones la inconsciencia,
de los que me han condenado
A una muerte tan siniestra.
Mientras Jesús de la Oración en el huerto camina ya en la Plazuela, luciendo toda su majestuosa belleza y todo su esplendor, mecida por los costaleros al son de una marcha procesional, la Virgen del Rosario. La preciosa imagen de la Virgen del Rosario.
¡Qué bonita y deslumbrante
la Virgen del Rosario¡
Blanca como una paloma,
todo en Ella es puro y blanco.
Blanco el vestido,
blanco el artístico palio,
Blanco y en los bordes azul,
su fino y precioso manto,
Blanco de amor y de paz,
¡de alado Espíritu Santo!
Que hermosa vas Madre mía,
toda adornada de blanco,
Y con los sonoros repiques
de tus brillantes rosarios
No hay comentarios:
Publicar un comentario