LUIS G. HUERTOS RULL
Renombrado novelista, poeta y autor dramático, nacido en Almeria el 18 de febrero de 1883. Estudió en el Instituto de Almería, graduándose de Bachiller el 5 de julio de 1899, pasando luego a Granada, donde cursó la carrera de Leyes. Consagrado a la literatura, ha cultivado más que nada la novela, ejercitándose en el género psicológico y descriptivo, propio de la escuela denominada verista, publicando numerosas obras de carácter crudamente realista y naturalista. Su producción es copiosa, habiendo dado a la estampa hasta ahora las siguientes:
Hampa, boceto de novela (Almería, 1903), Rerum (un tomo). Misería errante, Vida rota, La tristeza de amar. Los ojos de la esfinge. Ansias de vida, Los adioses trágicos, y Los cuervos; como obras dramáticas: Magdalena, Allende el deber y El amor pasa cantando, y como poesía lírica la compilación principalmente de sonetos intitulada Hidalguía (Madrid, 1913).
MI SONETO
Llevo dentro del alma romántica y altiva,
la invencible firmeza del alma castellana;
e inspira a mis sonetos aquella edad lejana
que fué, de mi áurea patria, la Gloria fiel cautiva.
Bajo mi erguida frente, en que el honor se aferra,
está vivo el recuerdo de aquel tiempo orgulloso
de hidalgos y de condes, de aliento valeroso,
vendidos a las damas y fuertes en la guerra.
En el solar heroico de mi estirpe altanera
florecieron señores de pendón y caldera,
prelados, capitanes, abades y poetas,
y un galante y altivo bastardo aventurero,
de enjoyada tizona y emplumado sombrero,
que murió por un guante que transcendía a violetas.
(Introito al libro Hidalguía)
Y LAS ROSA SE CAYERON
El jardín tiene misterios
a la luz crepuscular...
Hila una fuente de plata
su cantata de cristal.
Dice la fuente la historia
de un loco amor que pasó:
Fué en la gentil primavera
cuando el amor floreció.
Ya es otoño, ya las rosas
se cayeron del rosal...
E1 jardín tiene tristezas
a la luz crepuscular...
Ya no hay un calor de nidos
en los ocultos nidales,
ni las golondrinas duermen
en los recios robledales.
En los ocultos senderos
ya no hay huellas de pisadas,
ni entre el ramaje son rojas
bocas de amor las granadas.
Y hay en los muertos rosales
las nostalgias de unas manos,
que los cuiden cariñosas
como en los tiempos lejanos.
En el cenador oculto
bajo un arco de boscaje,
han tejido las arañas
su tenue tela de encaje.
Ya en las grietas del estanque,
por el musgo florecido,
los lagartos se buscaron
su honda yaciga de olvido.
Y en el banco del sendero
las floraciones de yedra
borraron un nombre escrito
por el amor en la piedra.
Por la lejana avenida
no te diviso anhelante,
envuelto el cuerpo de Ofelia
en la amplia veste flotante.
Ni de tu faz de jazmines
puedo ver las palideces,
ni es un poema de ensueños
tu voz bajo los cipreses.
Ya es otoño, ya las rosas
se cayeron del rosal.
¡Ya te fuiste, Mariposa,
bajo otro cielo a volar!
(Del libro Hidalguía)
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