Araceli Sánchez Franco, poeta. Nació en Linares (Jaén) en 1965. En 1975 se traslada a Valencia donde la belleza del paisaje hace surgir sus primeros poemas. En 1978 vuelve a Andalucía donde transcurre su adolescencia entre Cabra y Lucena, y donde su afición por escribir se hace más patente. En 1980 obtiene el primer premio de los Juegos Florales de Bujalance.
Algunos años más tarde comienza su andadura en la radio con el programa sobre literatura y poesía "Puerta Abierta" (1987), labor profesional que le lleva a trasladarse a Córdoba en 1991, año en que obtiene el tercer premio en el certamen literario "Mujerarte". Aparece en antologías como Estirpe en femenino (ed. Diputación de Córdoba, 1999) o Poemas al vino (2000).
Trabaja en la emisora de Radio Nacional de España en Córdoba.
Araceli Sánchez Franco es más conocida por su voz radiofónica que por su voz poética, aunque la palabra lírica se va abriendo camino en el panorama, complejo y difícil, del verso. En la capital cordobesa, en Radio Nacional de España, Araceli desarrolla actualmente su trabajo periodístico iniciado en Radio Cadena Española en Cabra, desenvolviendo de forma paralela a la actividad radiofónica, en un equilibrio geométrico, medido y ponderado, su creación poética, también amada y querida como la radio.
OBRA:
‘Años Luz’, editado por Ediciones la Manzana Poética de Córdoba
El título ‘Años Luz’ está utilizado como una “metáfora del conocimiento de lo Absoluto”, según la prologuista del libro Matilde Cabello, conocedora de la poeta, también en su faceta personal y humana, quien afirma que la autora transciende lo cotidiano “adentrándose en una visión mística de las cosas”, cuestión que pudimos comprobar en la declamación y explicación de los poemas leídos por la propia escritora.
Una lectura sosegada del poemario nos demuestra la capacidad creadora de Araceli S. Franco explicitada en ‘Años Luz’, donde entreteje de versos sedosos la distancia esperando la llegada de la primera luz del día. Parece como si al alba el verso: fino, suave, delicado, en ocasiones rebosante de vitalidad, ha de estar consumado. Emociones, sueños, realidades diarias, son materiales que iluminan, con ritmos acompasados, su creación. ‘Años Luz’ es un recorrido por senda luminosa. Vivir la vida en lo maravilloso que pueda tener el transitar por este mundo, en todas sus facetas, aunque en ocasiones el latir de los días sean de una cotidianidad uniforme, es lo que le sirve a Araceli para alumbrar con luz poética las emociones profundas y reflexivas que hemos de escrutar en su yo poético.
Si la luz más redonda hernandiana viene a los almendros más blancos, la luz astral de Araceli comparece para irradiar las páginas en blanco escribiendo, en tono femenino y armonioso, los sentimientos y emociones más primordiales de su acontecer diario. Desde luego la poesía sigue siendo el mejor vehículo para expresar los sentimientos y las emociones esenciales de lo cotidiano.
En el universo poético de Araceli, lo onírico son días sin puestas de sol, pero con amaneceres “dorados y perfectos” donde se deshojan, entre besos, las verdades íntimas de las cosas. Presagios, olvidos y recuerdos inundan su cosmos poético en el que merodea un ángel de alas blancas. También encontramos en la poesía de Araceli S. Franco un componente filosófico bastante arraigado. Ya Matilde Cabello nos avisa en su introducción al poemario de este componente esotérico y místico de procedencia oriental. Además la poeta nos hace caminar por esos laberintos donde vida y verso se fusionan en grandes reflexiones.
‘Años Luz’ nos deja fragmentos de la esencia de su vida, de su latir diario y al igual que dijimos en nuestra presentación de la autora, y siguiendo la filosofía de uno de sus haiku, deseamos que los versos de Araceli se expandan en las espumosas olas marinas y lleguen a todas las orillas del mundo poético con ‘el néctar salvífico’ y divino del proverbio tántrico.
CHICO DE IPANEMA
Ya sé que hoy los ángeles no son efebos
Pero él era azul, rubio y perfecto.
Que no llevan peces dorados en sus manos
Y cantan bossa-nova en cualquier bar del centro.
-Nunca supe su nombre y si me amaba-
O son “Literateurs” y habitan bibliotecas
Y siempre van de negro.
Tienen la frente ancha y el corazón deshecho.
Yo conocí una vez a un ángel de alas blancas.
Me devolvió a la vida y, desde entonces,
Invoco su nombre en cada vuelo.
CUERPO CELESTE
Aún no lo sabes,
Pero eres cuerpo celeste
En la constelación de Leo,
Sobreviviendo,
Como Dánae enamorada,
En esta era de Acuario.
No te tocan los nimbos cuando asciendes
A tu soledad habitada,
ni te rozan los párpados estrellas
de brillo inconsistente.
Bañada, por siempre,
En el oro líquido de Zeus,
Perseidas tus lágrimas.
Retrato realizado por Ángela Sánchez que ilustra el libro Mujeres de Córdoba.
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