Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

martes, 10 de abril de 2012

1205.- ANTONIO CANO CERVANTES

Monumento a Antonio Cano Cervantes,
poeta conocido como el ciego de Garrucha por el municipio de Garrucha



Antonio Cano Cervantes (1883 -1950) nació en el pueblo almeriense de La Garrucha. De condición humilde y ciego de nacimiento (por eso es conocido como “El poeta ciego de la Garrucha). Su poesía está escrita en clave costumbrista. Con gran realismo e ironía.retrató la sociedad de su tiempo como nadie, para ello utilizó el lenguaje del pueblo tal y como lo utilizaban los pescadores y las mujeres de su tiempo. Publicó un poemario: “Cantos de mi pueblo” que salió a la luz en 1909, y que ha sido reeditado por Rivadeneyra en 1980. De este libro es el poema que reproducimos aquí y que lleva el título “El pésame”. Su pueblo le ha realizado un homenaje con motivo del cincuenta aniversario de su muerte y le ha dedicado un monumento realizado por Roberto Manzano, inaugurado el 27 de Agosto de 2000.


¡ANDA CON DIOS, ANDRÉS!

¡Qué desconsolaíca
M'has dejao!
Mujuel,
No te pongas asina.
Pos ¿no m'he de ponel,
Si lo que yo he perdío
Ya no lo encontraré
Nunca?
Tó sea por Dios,
Hija, ¡qu'hemos d'hacel!
Convendría que pasara
Asín, ¡cómo ha de sel!
Es un paso que tós
Lo habemos de correl
Más tarde ú más trempano.
¡Anda con Dios, Andrés!
¡Qué tres clavos me dejas!
¿Á quién m'arrimaré
Con estos zagalicos,
Que se pueden tenel
Tapaos con un garviyo
Notavía los tres,
Sin amparo de naide
En el mundo?
¿Por qué?
No les fartará Dios.
¡Ay, qué hombre de bien
Era! ¡Qué bendecío!
Y ¡qu'honrao!... Juan Manuel,
Yora al papa, hijo mío,
Y vusotros tamién,
Que bien farta sus hace.
¡Anda con Dios, Andrés!
¿Tiés ganas de meal,
Juanico? Méate,
Aunque sea en la zafa,
Luego lo tiraré
Yo. No l'he acabao
Notavía de cosel
La ropica de luto
No lo vayan á vel
Asomase á la caye
De Colón... Juan Manuel,
¿Es que estás de juguesca,
So mal ladrón? Mujuel,
¿Ves tú qué mala sombra?
Con su padre recién
Muerto y está jugando?
¡Anda con Dios, Andrés!
Miá tu hijo jugando,
Y eso que murió ayel.
¿Qué será cuando haga
Más tiempo?
No lo sé.
Dice qu'estoy jugando!
Sí, jugando; y es
Que se ha cascao Martín
Dos liendres.
Nigúa tres.
¡Embusteroso! Mama,
Digasté qu'ha sío él.
¿He sío yo, ahogao en la mal?
Miá que te vía rompel
Notavía los jocicos.
Sí, ¡no es más que rompel!
Pero ¿no sus cayáis?
¡Anda con Dios, Andrés
Güena sombra, güen ángel...!
‑Cáyate ya, mujuel.
Y descansa un ratico.
Hija, resínate.
No digas ná, Celipa.
Siempre m'acordaré
Del domingo pasao,
Que me dice: Mujuel
Acércate a la plaza
En un blinco y tráete
Dos libras de biñuelos,
Pa si es la úrtima vez
Que los catamos juntos.‑
¿Qu'hago yo? M'acerqué
Y se los truje. Dice...
¡Anda con Dios, Andrés!
Dice: María, Martín,
Perico, Juan Manuel,
Asentásus toicos
Á mi lao, y comel.
Conque lo arrodeemos
Entre tós. ¡Mira! Fué
Un coloquio to aqueyo.
¡Como que me tronché
De risa! Va y me dice:
María.Digo: Qué.
Dice: ¿Tú te atreminas
Á cascate estos tres
Biñuelos de un bocao?
Digo: Sí. Dice: Ten.
Y al agarralos... ¡Ay!
¡Anda con Dios, Andrés!
Voy a metel la mano
Y siento qu'hace güeeg...
Y me echa un regüerdo
En la trompa. Yo, fué
Que me tendí de risa.
Como que gomité
Los biñuelos. Y d'esas
Tengo que contá d'él
¡Tantas y tantas!
Hija, pues ya te digo, ten
Paciencia: notavía
Te tengo yo que vel
Casá.
¡Joseus, Celipa!
¿Casame yo otra ves?
¡Si viniera Ruchil!
¡Anda con Dios, Andrés!
¡Escucha qué jediodao!
Verás te viá metel
Notavía un trompazo.
Sí, una trompaza.
¡Qué!
Y sí que te la doy.
Güeno, ¡tú tócame!
Miral, escomurgaos,
Qu'hacéis.
Juan Manuel
Que me quiere pehal.
Diga osté que no; es
Martín, que sa limpiao
Los dedos de los pies
Con las manos, y luego
Á prencipiao á golel
Con las narices.
¡Mira!
¡Anda con Dios, Andrés!
¡Como m'hagáis que entre
P'adrento, vais a vel!
Hija, no hay quien resista
Con ellos, son los tres
A cual peol.
¡Criaturas!
¡Hija! ¿Qué van á hacer?
Déjalos que defruten,
Lugal tendrán dimpués
De pensal. ¡Ay! me voy,
María.
¿Qué tiés qu'hacel?
¡Mira! ¡Conque he dejao
Ayí á medio cocel
Las habichuelas! Güeno,
Rúegale á Dios por él.
Munchas gracias, Celipa.
¡Anda con Dios, Andrés!
[...]






CANTOS A MI PUEBLO
( Siglo XX )
LA EMIGRACIÓN

- ¿Trabajas, Juanico ?
- No, señol, tío Pedro.
Yevo ya parao
Más de mes y medio,
Con tres gazalicos
Y los tres pequeños,
Sin ganal un chavo,
Partio por el medio,
Y estoy aburrio.
-Hijo mío, lo creo;
Pero ten pacencia,
-Pacencia la tengo,
Pero la pacencia,
Cuando no hay dinero,
S´acaba mu pronto.
-Ya lo sé; ¿ qu´hacemos ?
-Yo ya lo he penzao,
Lo cual que m´alegro
Habelo encontrao.
-Tu diras.
-Yo quiero.
Irme a Güenos Aires
Pa cuarquel dia d´estos...

( Fragmento )




SERENATA

Anteanoche te dije: Juanica,
si pasá mañana,
qu´es el día de tu santo, en la noche
hace luna clara,
pa cántate coplicas qu´apriendo
allá en la montaña,
Te prometo qu´al pie de tu reja
traigo mi guitarra.
Y esta noche,ensiguias que del campo
he llegao a mi casa,
Sin sentame siquiá un momentico,
he encerrao mis cabras,
y jullendo lo mismo quel viento,
qu´apenas palabras
pronuncial la cansera me deja,
traigo mi guitarra,
pa dicite cantando cosicas
que,si las hablara,
es mu fácil qu´aturuyaico
quizás no acertara,
porque a veces la boca no dice
lo que siente el arma,
y por eso esta noche, Juanica,
traigo mi guitarra.
Vas á uil lo que tu pastorcico
canta en la montaña,
Sentaico á la sombra e una higuera
guardando sus cabras,
Sin dejál ni siquiá un momentico
de mentate ,Juana.
Sientelo,que pa eso esta noche
traigo mi guitarra.
¡Ay,rejica,q´envidia te tengo,
porque dentro guardas
la presona por quien toa mi sangre
yo la escarramara!
La nenica por quien esta noche
vengo á tu ventana

á dicile : 

Si supieras la gana que tengo 
que llegue mañana 
pa dicite : Juanica ¿oite bien la serenata 
que te di, firmaico en la reja 
qu´hay en tu ventana, 
y te dije cantando :esta noche 
traigo mi guitarra? 

DEL LIBRO CANTOS A MI PUEBLO





En la montaña

Periquito,¿porque estas tan triste? 
¿que tienes? t`encuentro 
tan cayao tan alicaio, 
y asina, tan serio, 
tu, que siempre por las mañanicas 
trempano,m`acuerdo 
qu´enseguias que t`alevantabas 
te ibas derecho 
a buscame pa dame un besico 
a la cama, y luego 
sacabas del corral las cabricas 
y te ibas pa´r cerro 
tan alegre ; cantando pasabas 
cuasi er dia entero; 
Te sentia yo dinda el bancalico, 
sentaica en er suelo 
ca coplica, y ya por la tarde, 
que iba escureciendo, 
te veia veníl con las cabras 
siempre tan risueño. 

Pero agora no se que te pasa; 
dinda poco tiempo 
t´alevantas de madrugaica, 
y siempre me queo 
esperando que vayas a dame 
un besico,y luego, 
cuando salgo pa ir a yevale 
ar papa er almuerzo 
a la güerta,voy ar bancalico 
a vel si te siento 
las coplicas aqueyas que antes, 
en lo alto der cerro , 
tu cantabas y agora no cantas, 
y asina me queo 
munchas veces cuasi toa la tarde 
con el oio puesto, 
esperando, esperando que cantes, 
sentaica en er suelo, 
paso horas y horas solica, 
y ,ya escureciendo, 
veo que vienes ,encierras tus cabras, 
y entras tan serio. 

Di ,¿que tienes ? ¿esque estás malico? 
¿ties argo en er pecho? 
como agora no cantas...si quieres , 
esta noche mesmo 
te pondre bayeticas calientes, 
¿quieres? 

No,no es eso. 
no me duele naica por fuera, 
está tó por drento; 
no es er pecho lo qu´amí me duele, 
Madre, no es er pecho; 
es el arma, qu´es un dolorcico 
que no tié remedio 
con naica,á no sel que gorviera 
a nacel de nuevo, 
y supiera lo que yo se agora; 
entonces si; pero...

Gueno, cuéntame qu´es lo que tienes, 
Que ¡quien sabe, pedro! 
Ya hay pa to medecina en er mundo. 
si menos pa esto, 
no tié cura la enfermedaica 
esta que yo tengo. 
Viá contátela madre; siquiera, 
mientras te la cuento, 
Sienteré argún alivio. ¡quien sabe! 
también hay momentos 
en que son las palabras onturas 
del arma. M´acuerdo 
cuando tu me subías en tu farda, 
siendo yo pequeño, 
y si hacia arguna travesura, 
pa qu´estuviá quieto, 
me dicias qu`ayá ,en la otra via, 
había un infierno 
pa los malos ,y qu`abia una gloria 
tamién pa los güenos. 
Yo lo uia,y ,sin hacel caso, 
siguia desinquieto 
y jugando; pero dimpués grande, 
notavia de aquello 
m`acordaba ,porque en esa época, 
cuando uno es pequeño , 
lo qu`apriende nunca se le orvia, 
está er sentio güeno. 
Yo empezaba entonces la tarea 
mesma qu` ahora tengo 
de subil tós los dias,tos los días, 
trempanico ar cerro 
a buscales comia a mis cabricas; 
y ya en ese tiempo, 
un poquito antes der verano, 
pasao el ivienno , 
qu `hacen días tan templaos ,tan claricos, 
ni calol, ni fresco, 
mientras mis cabricas buscaban 
gierbas por er suelo , 
sentaico en la peña más arta 
que habia en er cerro 
me pasaba las horicas muertas 
mirando pa`r cielo, 
viendo er sol qu`á poquico, á ,poquico 
dinda ayá mú lenjos, 
se venia cá ves acercando, 
acercando ar cerro, 
tan y mientras que los pajaricos 
blincaban contentos 
d`arbolico,á arbolico, y cantando 
volaban ar suelo, 
y sentia prencepial la chicharra 
su cántico eterno: 
Yyii-yyii-yyii-yyii-yyii- 
toico er dia lo mesmo; 
Y de pronto un zurrio mu juerte 
sintia dinda lenjos, 
y m´hacia golvel la cabeza: 
era er d`un carnero, 
que, jugando detrás d`una cabra, 
sonaba er cencerro. 
Y o tenia arreol de la peña 
ande era mi asiento, 
de rosicas y de clavelicos 
sembraico un güerto 
qu`ensiguias que se meneaba 
un poquico er viento, 
¡se sentia un olorcico süave 
salil de tó aquello!... 
Yo sentia asina un gustico 
por toico er cuerpo, 
que si arguno me fuá preguntao: 
¿Qu`es er mundo ,Pedro? ermundo es mi peña, 
mis cabras, mi cerro, 
mis chicharras y mis pajaricos; 
enfin, toico eso.

Pero ¡hay en las poquicas veces
,

q`u he io yo ar pueblo, 
he sentio dicíl qu`he hay un mundo 
mu grande; que esto 
no es na más que pa cuatro enfelices 
probes, que vivemos 
orviaos de toíco en la via 
aquí en el desierto, 
Lo mesmico que los animales 
yo m`he echao en er pueblo 
un amigo que sabe de letra 
y tié un cajon yeno 
de librico,y cuando yo voy 
me lee de tó eso. 
La otra tarde, qu`estuve en su casa, 
nus metimos drento 
de su cuarto, y sacó un librico 
asín de pequeño, 
pero ¡hay!¡Que cosicas más grandes 
dicia!, M`acuerdo 
que me dice mi amigo:
y, gorvió,pa que yo l`aprendiera , 
á dicil de nuevo 
otras tres veces más la palabra: 
versos,versos, versos….. 
tan y mientras que él en el libro 
leia tó aquello , 
Yo sentia asin como un frio 
en toico er cuerpo, 
y una cosa que ni yó mesmico 
desplicame puedo, 
yo no sé si seria d`alegria 
U de sentimiento; 
Lo que sé es qu`aveces riia 
y lloraba a un tiempo. 

¿Tu t`acuerdas anteyel mañana 
cuando juí yo ar pueblo 
a yevales la oyica de leche 
a los amos nuestros? 
M`asenté en la cocina un ratico 
y un poco más drento 
se sentia soná una cosa… 
era un estrumento; 
lo mesmico de grande qu`esa arca 
que tú tiés ahí drentro 
pa metél la ropica, asina 
seria el estrumento. 
Pero¡hay! tenia un son, me pacia 
qu`estaba sintiendo 
las chicharras y los pajaricos 
en lo arto del cerro, 
sentaico en la peña que hay 
arreor de mi güerto; 
Y pacia que sentia mis cabricas 
juil del cannero, 
y qu`el iba detrasio d`ellas, 
sonando er cencerro. 
Dinda entonces , pensando solico, 
M`acordao der cielo 
que jugando ,subio en tu farda, 
cuando era peqqueño, 
Me dijiste, y agora lo he visto, 
pero dinda lenjos. 

Ya es mú tarde p`amí ; si yo juera 
nacio en un pueblo, 
juá aprendio á dicil esas cosas 
de mi amigo,y luego 
juá aprendio tamién como se zurre 
aquel estrumento 
qu`en su casa tiene er señorico arzaíco, 
Por eso , es pol lo que yo agora no canto 
naica en er cerro; 
Y es también pol lo que yo no estoy 
agora risueño. 
Ya ves cómo la enfermedaíca 
esta que yo tengo 
no se cura con las bayeticas 
calientes , ná de eso; 
No es er pecho lo qu`amí me duele, 
madre; no es er pecho, 
Es el arma ; qu`es un dolorcico 
que no tié remedio 
con naica, á no sel que gorviera 
á nacel de nuevo. 




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