Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

viernes, 20 de abril de 2012

1235.- MANUEL MÁRQUEZ RODRÍGUEZ





Manuel Márquez Rodríguez, nació en Villa Manrique de la Condesa (Sevilla)


Poemarios:
"La Cazuela de la Espartería"
"El Zurrón del Sibarita"








Lingüísticamente Viviendo


Al nacer,
somos para todos un signo de admiración.


En nuestra juventud,
somos una continua interrogación.


Vivimos y punto y coma,
que si no comes, te mueres.


Envejecemos y somos punto… y aparte.
Y cuando morimos,
somos en la boca de todos, de nuevo,
un signo de admiración.


¡Qué ironía!








Arena de la Caleta


Sediento va el callejón,
de enredadas ventoleras,
del adoquín a la mar
anclado en su casa puerta.
Flores tránsfugas de una plaza
marchitas van por callejas
musitando ser ave fénix
para ser eterna belleza sobre tu arena.
Salvada del naufragio,
las tejas, gaviotas se sueñan,
quieren ser pájaros tus balcones
para volar sobre ti,
dormitar en la mecida
de una barca y despertar
cuando cese el vaivén
marcado por tus mareas.
Las aguas de las fuentes,
del dulce al salado, te buscan,
aunque luego nadie las beba.
Los niños, en el gateo,
del duro a lo tierno,
del cemento al sin fronteras,
para crecer sobre ti,
impregnada la piel
de sal, sol y arena,
siempre arena,
tu arena caletera.








Ella eres tú...


No era ni mi luna ni mi sol,
ni mi día ni mi noche;
no era nada.
Hasta que la vi…
Y todo cambió de repente.










Gitana Blanca


Déjame de beber de tus carnes el veneno,
que más que quitar, me den más sed.
Aráñame con tus dos diamantes mis carnes.
Ábreme la piel hasta que puedas entrar en mi cuerpo
y tráete agujas con cerdas de jabato,
cóseme cuando estés dentro.


¡Ahógame en mis ojos, gitana blanca,
cubriéndomelos con tu pelo negro!


Clava en mis espaldas las espadas de tus dedos,
déjame acariciar tu cara, besar tu frente,
hacerte cosquillas en tus tobillos
y rodillas con mis dientes.


Déjame buscar, quiero encontrar leña
para el fuego avivar.
Enciende la luz poco a poco conmigo,
y luego rompamos la bombilla,
y más tarde pongamos más agua de pasión
para que no se seque de amor nuestra semilla.


Rompamos el alba con caricias
y desnudemos la mañana,
con nuestro silencio.












Yo, el Gato


Me empapé de agua fría
para odiarla.
He maullado, ronroneado, arañado,
trepado, no voy con perros
y hasta me he dejado matar siete veces
para entender a los gatos.


Me he sentido amado y rechazado,
y sobre todo temido.
Me he sentido capaz y poderoso, y libre;
y me he reído de mi sombra
en los buruñates que dibujaba
las silueta de mis morisquetas.


He aprendido los significados
del vocablo ¡Miau!
¡MIAU! Aquí mando yo.
¡Miaaau! Estoy de acuerdo contigo.
¡Miauuuu! Estoy triste y por eso lloro…


Y podría seguir relatando significados;
me han dado pena los humanos,
con una sola palabra nos entendemos los gatos.


Y se me acabó, he regresado,
he vuelto de nuevo a nuestra selva.


Desde aquí los miro y siguen libres.


¡MIAU! Y amenazando de muerte
eternamente al ratón.










CAÍ POR SIEMPRE


Donde los rincones se están tan quietos
de tanto saber y sabor,
donde juntos, los gatos y los perros,
se confiesan en el mismo idioma,
en la iglesia de la misma acera,
donde los tesoros son cantos rodados
que te regala la arena Caletera.


Balneario de la Palma,
joyerito inmaculado,
postre de tarta gigante de cerca.


Donde la siesta te espera
a las puertas de un castillo,
donde se confunde, las serpentinas,
las verdades en las coplas y la guasa,
con los tambores y cornetas
que quieren mandar
y sólo consiguen el milagros
de la simbiosis sobre las fechas.


¡Ay, Campo del Sur!
¡Ay, Malecón!
y como diría el cuartetero:
-¡Malecón tú!


¡Ay, cachito caído de un cielo,
aferrado por tierra dulce
al brazo fuerte de España!


¿Quién sos, qué me enamoras?
gitana fenicia, blancura andaluza,
rincón inventado del alma.


-¡Ay, Cai…!
-¡Hola! ¿Qué tal…?








ROMANCE ETERNO DE CADIZ CON SUS VIENTOS


Los vientos se me están arremolinando
en torno a ellos y a mí,
no encuentran el camino.
Las mareas se me precipitan a favor.
Necesito a las mareas,
pero estoy esperándome,
me estoy dispuesto a enseñarme
a desenredar a los vientos.
A veces intento dejar de hacerlo,
pero acto seguido recuerdo
que los vientos cambian;
los añoro soplando en mis espaldas
y las plantas de mis pies;
es entonces cuando adapto
la decisión de seguir ahí,
esperando a que sople a nuestro favor.
Si siguen demasiado tiempo
soplando y enredando,
partirán irremediablemente
las velas de lo construido,
y sin velas,
en el mar del amor,
no se puede navegar,
a no ser que el viento
aprenda a remar.
Yo, por si hiciera falta,
estoy construyendo dos remos,
uno para los vientos
y otro para mí…








Otoño


Todo cambiara pronto...
Una nueva estación se aproxima...
No pierdas el norte...
El otoño nos devuelve a la bohemia...





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