Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

lunes, 9 de abril de 2012

1192.- ENRIQUE SIERRA VALENZUELA


ENRIQUE SIERRA VALENZUELA
Nació en Adra (Almería) el día 12 de enero de 1845; murió el 27 de octubre de 1880. Dramaturgo, poeta, ensayista, articulista, abogado y doctor en derecho. Incansable viajero, baluarte del movimiento romántico en la provincia de Almería; amante empedernido de la paz y el progreso en una España descabalgada, por su apasionado temperamento, fomentada incultura y malos gobiernos, de las estructuras productivas europeas.

Desde muy joven asiduo colaborador en actividades culturales del Ateneo de Almería y del Liceo de Granada; articulista de la Crónica Meridional, El Pito, y Revista de Almería. En Madrid de El Reino, El Cascabel, La Academia, Los Lunes del Imparcial, Revista de España, El Heraldo de Madrid etc.; redactor de La Mañana y Los Amigos del País. Escribió cientos de poemas, fábulas y obras de teatro, casi todo el material permanece inédito. Los poemas de su primera época son apasionados y críticos ante la injusticia.

..yo apago el insano fuego
que enciende la guerra insana
yo humanizo a quien se afana
de sed de matanza ciego
yo cambio en dulce sosiego
el encono fraticida
yo emboto el yerro homicida
que la humana sangre vierte
y sobre la negra muerte
alzo el templo de la vida...


"La Canción Nacional", himno compuesto para un coro de jóvenes y un solista, esta fechado en Adra el 15 de octubre del 1868, la voz del solista dice en esta estrofa:

...libre España clavo sus pendones
en las minas de un pueblo abatido
!Ay de aquél que pretenda atrevido
otro trono en las minas alzar
!Ay de aquél! que en su ciega locura
ensayar nuevos yugos intente
en el pueblo español que valiente
soberano se debe aclamar
No más dueños, señores ni reyes!
rija el pueblo sus altos destinos
no se arrastre humillado y mezquino
de otro nuevo monarca a los pies...

Su biógrafo dice que con este himno debió celebrar Sierra la caída de Isabel II.

Las fábulas fue un género literario que cultivó el escritor durante toda su corta vida, las hay de moral convencional, de temas literarios y sobre todo de política; en 1873 le premiaron una colección de fábulas en un certamen literario en Reus; veamos

El pino y su raíz

...Al verse en una fuente
decía un pino así:
!Qué hermosas ramas tengo!
qué talla tan gentil!
¿A qué árbol dio natura
bellezas como a mí? 
Yo vivo siempre verde
y en un perenne abril! 
Hablando de este modo
miró que junto a sí
su delgadez extrema
ostraba una raíz
¡Cómo te atreves, dijo
necia, a acercarte a mil
¿Acaso con mis galas
quisieras competir?...
A fe que no pretendo;
no soy tan baladí.
Más sepa el orgulloso
que yo soy su raíz;
y que esas verdes ramas
y cuerpo tan gentil
yo soy quien alimento.
Sabed, don pino, en fin
que todo cuanto sois
me lo debéis a mí
Calló el hermoso pino
bajando la cerviz
y no volvió a mofarse
e la raicilla ruin.
Árbol gigante, el Rey
señor es del pénsil;
más nunca olvidar debe,
que el pueblo es su raíz.



En 1870 publica Sierra su 2° libro de poemas, editado en Madrid por la editorial de Manuel Minuesa, sin empezar aún la carrera de leyes que estudió en la Facultad de Granada en tan solo 18 meses, durante los cursos 1871-72,1872-73, doctorándose el 30 de septiembre de 1874, seis días después, el 6-09-74, es nombrado ayudante de la Cátedra de Derecho Civil en la facultad de Granada; ese mismo año defiende ante la Audiencia de Granada a los abderitanos don José Roda y a don Francisco Sierra Parrilla, alcalde y secretario que fueron del Ayuntamiento de Adra durante la lª República; el padre de Sierra que era entonces notario de Adra, anota en sus memorias... “hoy 30 de junio de 1874 mi hijo Enrique cuya capacidad tengo que reconocer, ha hecho en la audiencia de Granada, una brillante defensa de Pepe Roda y Paco Sierra, pidiendo su excarcelación; ha conseguido que los magistrados de la Sala hagan justicia revocando los autos de ese miserable juez de la instancia”... En 1875 vuelve Sierra a la vida cultural madrileña, se instala en un piso de la calle Jesús del Valle, núm. 30, ingresa en la sociedad Madridense de Amigos del País con el núm. 370; trabaja como abogado asesor del político filipino Jacobo Zobet; en 1878 obtuvo la violeta de oro en los juegos florales que organizó el Ayuntamiento de Madrid. La temprana muerte del escritor frustró el estreno de sus últimas obras de teatro. Inéditos se conservan, "Los logreros", "Por una carta", “Apariencia y condición", "El lazo roto" "Un crimen Inútil "etc. Su última obra de teatro fue sin duda "Aben Abóo", drama histórico en un acto y siete cuadros (hoy casi recuperada) donde enfoca la conquista del reino de Granada como tal, resaltando las vejaciones y angustias del pueblo; en la obra de Sierra se dignifica la memoria del último caudillo de la rebelión alpujarreña.

Veamos unos fragmentos entre Aben Abóo y su lugarteniente Abú-Amer:


“...Ofrecieron respetar
nuestros ritos y creencias
y no cometer violencias
en nuestros bienes y hogar.
No imponernos servidumbres
ni vejarnos con ultrajes
dejarnos usos y trajes
lenguaje, leyes, costumbres...
Pero si el rey castellano
fiel guardador de la ley
fuera generoso rey
y no implacable tirano
poniendo tregua al encono
tendríamos sin azares
nosotros nuestros hogares
y el su poder y su trono.
Y sueña tu loco error
que pueda vivir en paz
el oprimido en su hogar
y en su trono el opresor
para ese consorcio insano
preciso es que haya perdido
su valor el oprimido
y su crueldad el tirano...
Nos prohíben nuestro idioma
y quieren que el suyo hablemos
ni nuestro nombre exceptúan
y proscriben la memoria
de los nombres que la gloria
de los nuestros perpetúa
blancos de odiosa porfía
y objeto de inicuas tramas
somos pacto de las llamas
so pretexto de herejía
y se nos veja y maltrata
y so color de justicia
nos despoja la codicia
y el odio ciego nos mata
en fin venimos a ser
en la paz como en la guerra
extranjeros en la tierra
que nos ha visto nacer...
Cuando al pueblo hacen violencia
y son tiranos los reyes
n vano invocan las leyes
para pedir obediencia
porque en la eterna porfía
de la fuerza y la razón
justo es que la rebelión
conteste a la tiranía...

Victoria Cuenca Gñecco




ANACREÓNTICA


Hallábame escondido
detrás de unos rosales,
mirando si hacia el lazo
que yo oculté con arte
a orillas de la fuente
venían las torcaces,
cuando mi pastorcillas
e acerca rozagante,
y, al allegar sus labiosdel
agua a los cristales
su breve pie prendido
quedóse entre el follaje













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