Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

miércoles, 29 de febrero de 2012

1118.- ROSARIO DELGADO SUÁREZ




ROSARIO DELGADO SUÁREZ (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1978)
Rosario siente precozmente el deseo de ser escritora, está aprendiendo a leer y ya nace en ella la aspiración de querer narrar historias como las que desfilan ante sus ojos y se zambullen en su arrolladora imaginación. Ése fue su inicio, pero nunca se despegó del sueño literario, a medida que pasa de niña a mujer, deambula de puntillas entre incipientes creaciones, narraciones y poesías, evoluciona su alma y su poemario.
Más tarde, en la Facultad de Filosofía y Letras de Cádiz, toma contacto con un mundo artístico más personal y próximo, allí no sólo se licenciará en Filología Hispánica y obtendrá el DEA en Investigaciones Filológicas, sino que conocerá a los pilares de lo que será su posterior vida poética. Cádiz, su luz, su mar, sus balcones y alamedas blancas, sus noches mágicas, serán un referente en su poesía, pero París también será otro enclave que marcará su desarrollo vital y artístico. Allí intenta encontrar los vestigios de una bohemia moribunda, exprime y agota la ciudad más hermosa del mundo, con su nueva familia, sus compañeros Erasmus, grabará atardeceres en el “quai” ante Notre Dame, descubrirá las veladas brillantes de jazz y los resquicios artísticos donde poblaron sus ídolos caídos, paseando y buscando las huellas de sus admirados poetas y pintores. Será en París, el monstruo más bello, donde sienta por primera vez la convicción de que los sueños, pueden conseguirse. Entre tanto, aprende francés apresuradamente, trabajará como profesora de español y terminará su segundo DEA de Estudios Hispánicos en Sorbona París IV.
A su vuelta a España, continuará su trayectoria de investigación filológica, escribiendo artículos en revistas científicas literarias y realizando sus primeras comunicaciones en congresos universitarios. Su línea de investigación divaga entre los claroscuros del profundo Medievo como los frutos prohibidos del XIX, concretamente dedicando su estudio en lo que se refiere a la regia Edad Media, a la figura de Alfonso X y su obra científico mágica. También sentirá predilección por el papel de la mujer en el Medievo, hallando nuevos modelos y referentes femeninos de los que aprender: escritoras, tratadistas y sobre todo, las “trobairitzs”, las trovadoras francesas del “amor cortés”, que revelarán el lado más osado y contemporáneo de unas mujeres que luchan contra su tiempo. En cuanto a su pasión por autores del XIX, centrará su atención, en los genios más heterodoxos y polémicos, siendo Baudelaire, no sólo el protagonista de varios estudios, sino, que el Padre del Modernismo francés, del Decadentismo, cambiará y transformará su visión y su vida poética.
Rosario en la actualidad, se ha reencontrado a sí misma, ha hallado de nuevo, su luz, su camino, inicia su tesis e intenta encontrar su sitio en el mundo de la investigación, y por si fuera poco, está a punto de ver hecho realidad, el sueño de una niña, que empezaba a aprender a leer.






I


Tallándose tu voz embarrada,
me atreví a nacer
entre barcos nocturnos,
plumas y una deliciosa afectación.
Pronto descubrí tus mareas
en charol indómito,
al soplar sobre tus versos,
mi “albatros” perfumado.


Con sus ojos vueltos
hacia la pequeñez
de lo innecesariamente real,
me lo comunicaron:
Un “control rutinario”, callejones,
y unas tijeras insatisfechas.


Únicamente puedo advertirte:
He divagado en la negrura tantas veces,
que ya no le temo a sus dientes,
pero me atrevo
a colarme, ruinosa, entre las fibras
de un madrigal bien punteado.


Mal uso tus riquezas,
tizno lo que nadie ofendió,
pero acaso, ¿no oyeron tus pestañas
mis afrentas por vestirte en agua,
mis disipaciones,
mis torturas contenidas
entre parpadeo y menguante?…


Bien lo sabes
cuando me ves morir
a cada estrofa desbaratada.










II

Dedicado a los compañeros de Sol.



Bebí menguante de tus ojos luna
gota a verso que cae
luz alada de lágrima.


Vi magia despierta entre ruinas nuevas,
nube preñada a sal
y un semillero de sonrisas soles.


Morir en boca de palabra yerta,
vivir así entre tantas tumbas vivas.










III


De tu curva inquietante
nutro mis pestañas
en un pergamino
que dejó de ser mundano.


Acusada
por divagar entre tus cenizas,
y con el recelo de arañar
tu paso recogido en mis cuencas,
no quiero injuriar tu rostro.


A mis compañeros
de estanques cóncavos,
decidme cómo puedo
arrancar su belleza,
tejer sus escamas
a mi tinta,
desbordar azahares,
sin desmantelar
las custodias
de sus estrellas.


Coloreo en tu requiebro,
pero no aprendí
a tocarte entre el ruido
de mis despeinadas ilusiones.
Oigo sus ecos chocar
en el desconcierto
de quien no reconoce
sus zapatos rojos.
Y sé que es el momento
de dejarme llevar
al lado de la camada.
Ahora puedo llamarte
a que contagies
de tu soplo adormecido
mi espalda.










IV. Île de la Cité.


Ayer soñé
que volvía a la inquietud
de tus mares aviolinados,
pequeños pasos,
cual perlas
de un piano que duele,
para poder escapar
de mi balcón
soleado, blanco
y de cintas apagadas.


Huir de mis vestidos
de tul y moiré,
de mis plumas
y joyas turcas.
Huir del engaño transparente,
de esta seguridad
que oprime y seca
mi pecho sangrante.
Huir con la ilusión de una niña,
y enfrentarme al sol
en una carrera despistada.
Salir a la calle turbulenta y
dejar que meciera el viento,
mis anhelos floridos
y mi frágil tocado.


Escapar del Recuerdo
es ir hacia a él,
volver a tu cielo
de “triste mirada”,
a la nostalgia
de tu humedad confusa
a tus seres avizores
de piedra,
a tu río
de aguas encantadas.
Y de nuevo,
esa canción me anuncia
que he llegado
a tus grises tierras,
a mis noches desamparadas,
pero mías más que nunca.


He decidido bailar
aquí, contigo,
en compañía de la Luna,
envuelta entre las gasas
de tus misterios,
mi amada …
Île de la Cité.












V. Ajustándole el “bustier” a una rima.


Hoy,
no pondré fin a las cuentas
de tus rimas inconstantes,
ni rechazaré desgastar mis furias,
por cada línea embravecida.


No te empeñes,
no desistiré al empuñar
los lazos ilustres
de tu corsé firmado,
ni acabaré apresurada,
para poder lucirte
ante otros poetas.


Hoy no te sacaré
a pasear por los lienzos
de un libro cocinado a mi antojo,
y pienso agarrarte
de tu “cisne” cuello
si no me dejas deambular
-serena o temblorosa-
por la pared de tu octava.


Porque tu pureza
-pequeña insolente-
es el pan que me eleva,
a las afueras del Parnaso.












DE LUNARIA:






presentación


Fiebre,
lluvia de vidrio,
sueños de strass,
espejos,
y búhos de plomo
en la Noche.


Me he vestido
con la luz
de las mariposas
de nácar,
al iniciar
su baile
de caza.


Soy la Nueva
Guerrera Lunaria,
engalanada
con armaduras
de escamas de plata,
y con la piel lamé
de estrellas
cristalizadas.


Mis ojos,
atraviesan
la negrura
de los Mundos Opacos,
y mis labios
atesoran
el brillo
de los ocasos
púrpuras.


Soy Dueña
de las esferas,
sacerdotisa
de los templos
blancos
y la Sirena
Desterrada.
Contengo los secretos
de la verticalidad
y el principio alquímico
de la plenitud.
Soy la Maga
Descoronada,
que abre
los azabaches
de los Universos,
para concederos
albas
y
sombras.


Túnica metal,
liviana y cúbica,
vuelo la ingravidez,
aceros afilados,
mis suaves garras
de orquídeas.


Cabalgo,
las colinas brujas,
los pueblos ocres
y la electricidad inquietante
de las Nuevas Ciudades,
y despliego
mis Naturalezas Nacaradas,
polvo irisado
cuajado
del Viejo Amor.


Enciendo,
te enciendo,
te doy la vida.
el calor
de cada día
miserable,
de cada gloriosa
oscuridad,
y te hago
más terriblemente
humano.


Tócame,
(sonrisa hilarante),
no puedes tocarme,
es una sensación
tan poderosa
que carbonizaría
tus carnales instintos.


Angulosa
huidiza
y caprichosa,
inverosímil
impasible
y profana,
freno la inercia,
arremolino los poliedros
y los hago caer
a tus tierras,
condenso tus Soles,
detengo
y acelero
los Tiempos
a mi antojo.


Soy la Guerrera Lunaria,
la Musa de tus
cantos desesperados,
soy la Guerrera Lunaria
y desgajaré tu alma
para asegurarle
al hombre,
la Poesía Eterna.








X


Silueta de Plata Azul
vertiginosa y eléctrica,
sombra de cuero
y pelo
de lluvia afilada,
tras mis ojos
metano galopa
en sangre
y corro, corro
cual tintineo
de hielo
por tus labios
agrietados.
Y miro
la tierra ilimitada,
sobrevolando
los precipicios
de mi alma escarbada,
no me importa saltar
los desfiladeros,
entregarme
a los éteres grises,
sin la gracia divina.


Mírame,
he desplegado
mis alas translúcidas,
mis pasos
me acercan
al Otro Lado.


Mírame,
soy una Criatura
Nueva,
renacida
entre aguas
y espumas de loto,
mírame,
soy el perfume
volátil
y sabroso,
nenúfar
exuberante,
la dama silvestre
de los bosques
helados.
Mírame,
soy un ser puro
de Luz,
la Guardiana
de las llaves de oro,
y ya no temo
enfrentarme a tus ojos,
mírame,
soy la Nueva Venus
de la Ciudad Negra.

domingo, 19 de febrero de 2012

1117.- FERNANDO GARCÍA SEVILLA





FERNANDO GARCÍA SEVILLA
Nació en Granada, España, el 11 de noviembre de 1936. Desde 1952 reside en General Alvear (Mendoza) República Argentina. Es egresado de la Facultad de Ciencias Económicas, con el título de Contador Público Nacional.
Su actividad literaria se encuentra registrada en Antologías y revistas del medio, tales como: Ecos de mis montañas III, Ecos de mis montañas IV, Ediciones Culturales El Fortín, Revista El Alvearense, Ecos del Interior, Plaquetas de S.A.D.E. de General Alvear. Ha publicado el libro de poemas “Quimeras, Realidades y Fantasías” (1997).



ANOCHECER EN EL ALMA


Las notas de la trompeta... tristes suenan,
anochece en tu alma y en tu mirada.


La luna azul de tus sueños dorados
desteje la capa de púrpura y escarlata.


Como perlas del rocío, en tus mejillas,
ruedan, silenciosas, las esperanzas vanas.


Se obscurece tu alma y el sol de la mañana,
ya se acercan las nubes dormidas del alba.


Muy lejos están los días luminosos
que reflejaban los colores de tu cara.


La piedra preciosa y diáfana, atesorada,
saltó, hecha añicos, destrozada.


Y el árbol silencioso que feliz retozaba,
cayó, dando tumbos, en la calle desolada.


Los pájaros que anidaron en la copa amada,
despavoridos huyeron al verla asolada.


Las notas del saxo... tristes suenan,
anochece en tu alma y en tu mirada.




Este poema pertenece a su libro Quimeras, realidades y fantasías.














¡MI ESPAÑA QUERIDA!


La lluvia acaricia mis oídos
incesantemente,
y el aroma a tierra mojada
reaviva reminiscencias
del perfume de las flores
y de mi amada.


Ese pasodoble torero,
que atormenta mi memoria,
me trae el perfil cimbreante
de su cintura
y de su cabello de azabache
al viento.


El traje de luces del matador
Y ese ruedo,
me recuerdan...
mis ilusiones de niño
y mis amores tiernos.


¡Mi ESPAÑA...!:
¡Qué distante te encuentras,
en el espacio y en el tiempo!
¡Qué lejos estoy de ti...,
PATRIA mía!
¿Cuándo te volveré a ver?


!En esta noche triste,
qué no daría
por estar contigo!:
¡Con tus verbenas...
y la “morena de mi copla”!


¡ESPAÑA..., ESPAÑA mía!
¡Retornemos al jardín
que amamos los dos...,
con el Mediterráneo al Oriente,
y el Estrecho hacia el Sud!


¡Quiero besar...
tu tierra pura y bendita!
¡Sentir el aroma de tus sierras,
y beber tus vientos frescos!


¡Maravillarme...
con tu corazón inmaculado,
tus ríos, tus vergeles y tus flores,
tus almendros, trigales y olivares!


¡Deleitarme...
con tus pasodobles,
tus bandurrias y guitarras,
y tus canciones...,
que electrizan a mi alma!


¡MI ESPAÑA QUERIDA...!
¡Te amo y siempre te amaré!


¡Anhelo...
desayunarme en tus valles,
dormir tus sagradas siestas,
y comer los melones...
de tus secanos!
¡Jugar con tus gorriones,
admirar las golondrinas
y saborear las uvas...
de tus viñas!


¡ESPAÑA...! ¡Cuna de nobles,
de valientes y toreros...,
cuánto, pero cuánto te quiero,
mi tierna y mi dulce amada,
quiero verte... inmaculada,
por el camino del cielo!








LOS JINETES DEL APOCALIPSIS


Un sudor frío
cubrió mi semblante.


¡Vi LOS CIELOS llorando,
y a LA TIERRA, vi girando
descontrolada y perdida!


Y observé a un niño sin madre
y mil pájaros caídos
sin poder hallar sus nidos.


Vi a los árboles secos,
a los cauces vi sin agua,
y a la naturaleza, enferma.


Vi los animales feroces
que devoraban los niños;
los infiernos descubiertos,
y las bestias desbocadas,
girando por los desiertos.


Vi los ejércitos mogólicos
devastando los sembrados,
violando las campesinas
y robando los alimentos
y las haciendas...
de los labriegos.


Vi a los peones bruñendo
las armas para la guerra.


Vi, de cerca, las batallas,
las granadas, los bazucas,
los torpederos, las bombas,
las trincheras, las bayonetas,
los campos regados con sangre.


Vi los muertos...
de las Guerras del Desierto
y de las Islas Malvinas.


Vi a un moro degollando
a una mujer con su alfanje.


Y,
¡vi... los jinetes del Apocalipsis...!
¡Y tuve miedo a la muerte!

viernes, 17 de febrero de 2012

FRANCISCO CEJUDO [1.116]


Francisco Cejudo 

Nació en Herrera (Sevilla), estudió Magisterio, Pedagogía y Filología Hispánica, profundizando en la poesía de posguerra dentro de los cursos de Doctorado en Filología Hispánica. Su producción literaria se centra en el terreno de la poesía y ha experimentado una notable evolución, transitado desde la poesía emotiva y romántica de sus primeros poemas a posteriores apuestas por el realismo poético. En su última etapa, su voz adquiere un tono más existencial, así como un estilo más preciso y claro. Cejudo es colaborador habitual de revistas poéticas como  Estío, Poesía por Ejemplo o Ánfora Nova.  

Sus obras: “Poemas de sombras y labios”(1992), “El navegar de los sueños”(1995), “Las horas veneradas” (1996), “Conjeturas sobre una mujer” (1998), “La Casa de los Vientos” (2002), “Nunca sabré tu nombre” (2005), “Tierras prometidas” (2008), Soliloquios y aforismos (Ánfora Nova, 2012), “Brevedad de la luz” (Ánfora Nova, 2014).  “Pez de fondo” (Ánfora Nova, 2016), es el décimo poemario de Francisco Cejudo.

También ha publicado la traducción al inglés y al árabe de varios poemas. Ha formado parte, como jurado, de diversos certámenes de poesía y colaborado en tertulias y programas culturales de radio (Cadena Ser), con reseñas críticas y publicaciones diversas en diversas revistas como Gacetilla Extremeña, Poesía por Ejemplo, entre otros. Miembro de la Asociación Colegial de Escritores de España, su obra ha sido recogida en diversas antologías de poesía actual.



“Pez de fondo” (Ánfora Nova, 2016)
1

Oculta la mar un fondo de corales mudos
una isla de palabras muertas.
Solo a veces emerge y llega su luz
limpia del graznido del ave
a romper el silencio de esta mi playa dormida.


8

EL MIRLO

Arde la llama en el pico del mirlo.
Es espada entre glaciar y púrpura.
Y su ojo de tigre, rudo y terco
venga los silencios con campanas de fuego.


35

Nadie cierra la herida esclava de la memoria.
Supura retazos de tus actos,
fotogramas con palabras muertas
que como silvestres esquejes
florecen en un otoño cualquiera.


47

PERFECTO CRIMEN

Me dejaré morir despacio
será quizá un suicidio limpio
un perfecto crimen.
Sin testigos, sin autoría aparente
como tantos otros.
Solo el tiempo descabalgará mis pasos
y con guante blanco, sin piedad
romperá mi sombra en las calles sin rostro.


51

DÉDALO

Yo siento el pálpito de tu cenital corona,
el bronce fundido entre tus piernas,
largas llagas que piden y jadean.
Yo bebo ciego en tus párpados frágiles,
mis labios resecos en tu volcán se funden
y encuentro llanto que destila gozo
cristal y gozo entre tus febriles cálices.


67

La carne es garantía de la carne;
mientras el cuerpo aguante, la carne vive.

Deseo y placer impreso;
el pálpito, la convulsión como signo que delata.

Todo un mecanismo de engaño, un claro soborno;
la naturaleza con sibilina dictadura se impone.




“Tierras prometidas” (2008)

Tierras Prometidas 

Consagra tu vida, ese don,
al amor, que lo es todo.

A tus hijos, prolongación de tu ser,
al hacer constante, como construcción del yo.

Al gozo que cada amanecer nos trae.

Forja en este éxodo el milagro continuo.

Entregando todos tus días a la conquista serena y dichosa
de éstas las tierras prometidas. 


Hilamos el tiempo

Hilamos el tiempo en trenzas de sueños
mientras los días cabalgan impunes:

Vivir es la costumbre del tiempo,
soñar dominar su dicha.


Nuevo Otoño

No sé por qué extraña ordenanza
Hoy, nos hemos levantado en otoño.

No aprecia la luz su cambio,
incluso el termómetro se niega a reclinarse
aferrando su estructura a un inevitable pasado.

Sólo los últimos tintes como si de un vino se tratara
apuntan matices diferentes.

Nada se pacta en esta vida, nada se conviene:
el devenir se precipita sin apariencia clara
y es así como todo ocurre, como todo llega.

La propia melancolía, sentir de otoño,
va alumbrando con nostalgia poco a poco su hora
y como ella, quizá algún pájaro, presagie el cambio
y extravíe la ruta del hogar querido.

Entran los días en calmosa huida
que embelesarán también el volar de la abeja
buscando siempre la miel en esa luz
que permanecerá lenta hasta que un frío
definitivamente duerma sus alas.


Una plegaria lleva la espiga

Una plegaria lleva esa espiga
una reverencia, un rezo.

Se inclina pudorosa sobre la tierra
como si el grano, dura carga de la vida,
a la tierra le llevara.

Una leve danza juega en su futuro
que el viento marca con el son de los días.

Alguien nos ungió la frente con ese soplo
y siento de sus manos mi cabeza
de espigas coronada.

Y en ellas también siento el peso de su grano
que con la misma levedad
a la tierra nos conduce.




“Nunca sabré tu nombre” (2005)

Moneda 

El hombre tiene varias caras
que lo hacen ser:
una, la que muestra
otras no se ven.


Juego

Puse mi mano en us espejo
siendo mi voluntad un juego.

Mas nunca vi la mano que mostré
en cambio la oculta es su reflejo.


Quien hoy está conmigo

Detrás de cada hombre, ¿ cuántos?

Es este perfil que toco
se asientan líneas claras de Mister Jekyll,
la pausa y el castigo de lo cuerdo,
la sensatez de lo divino.

Pero esta noche larga
de demonios quiero hablarte,
pues sé por tantas otras
que a Miss Hyde también escondes.

Deja suelto al súcubo
maestro del pecado y del deleite
que aún el búho canta
y queda mucha noche por delante.


Un nombre es...

Un nombre es una puerta que atormenta,
una plaza, confín de tantas puertas.
Una esquina de vieja piedra
un rostro anónimo donde te quejas.
Un nombre es un frasco con capricho
quita lazos o amordaza, atesora veleidades.
Un nombre es laberinto
pues nombra por igual cosas distintas:
Mar es el nombre de una amiga,
con espuma, rocas y arena clara.
Con Mar nombro a mi perra,
testaruda, ruidosa y mansa.
Alfonsina se fue al mar,
envuelta en olas blancas.
Un nombre es un lugar donde tú habitas
de extensa paz, batallas y reencuentros.
Nunca sabes con certeza
quien domina, quien claudica.
Un nombre es una escala
con cien peldaños de aventura:
Puede el verbo proponer
de la mano el adjetivo dominarlo.
Algunos pierden en su historia
otros ganan sus contiendas:
Pero todos sueñan su memoria
y la esfinge de aquel que le sustenta.
Un nombre es un revólver cargado con mil balas
que custodia los contornos o dispara y despedaza.
Un hombre es al fin un enigma
donde Pandora juega y va pasando sus veladas.





 “La Casa de los Vientos” (2002)


La piedra

I

En hileras puestas
Las piedras guardan los secretos más íntimos;
en sus vísceras de adobe nos multiplicamos,
extendemos nuestro señorío
marcando con grandes piedras territorio
y alejamos al resto de las fieras.

También las amontonamos hacia el cielo
en señal de grandeza,
desnudos colosos,
cuan Dolmen o Menhir.

Así, Nueva York como Petra
se alían en su propósito
para alcanzar el corazón del dios.

Hammurabi y Moisés
esculpieron la palabra
en su piel,
y el mismo Cehéops en su delirio
se supo inmortal entre ellas.

La memoria pertenece a la piedra,
y en la anatomía de cada surco
se esconde la realidad del hombre,
que proyecta su vida
en la cautivadora piedra
del hogar que habita.



Diatriba a la soledad

Lucharé contra ti
tú, que impune y altanera ejercitas tu reinado
en estas paredes aliadas.

Aposentada en el sillón vetusto
ordenas los servicios
y juegas las cartas como el mejor tahúr.

Yo, sacaré los muebles
y fumigaré la estancia,
ahuyentaré tu perversa voz
hecha de muecas y silencios
y en cada rincón te perseguiré y acuchillaré.

Y cuando la palabra gobierne con orgullo,
ya tu grandeza derrotada,
instalaré en el pórtico
tupidas adelfas que custodien la entrada.



La deuda de tu sombra

A Rosario Sanz

La deuda de tu sombra
la encuentro en el joven olivo
que de tus manos brotó.
Miro profundos sus ojos
llenos ahora de miel y de luz,
reclinando reverenciales las ramas,
que corteses responden al juego de la consolación.
Pudo ser tu desdicha, la desdicha de este solitario árbol
que ahora con mimo rescato
y con la certeza que en él se renueva la vida.



Rincón al sur

A Concepción Granado

"¿Por cuántas flaquezas pasaré
para que arda en mi rostro la
imagen de mi madre?".


Elegí una pared afable,
escudo de mis miedos.

Un rincón seguro
encarado al sur,
siempre me gustó mirar al sur.

Un lugar donde cualquier
dios viejo pudiera
murmurar sus confidencias,
recibir la caricia de una tarde,
las breves horas engañadas,
los besos que da el aire.

Lo hice mío o, me hizo suyo;
en armoniosa comunión labré el instante,
me sentí dichoso.

Allí, planté mi espiga,
allí pase los días,
allí esculpí la noche,
allí sembré mi cuerpo,
allí curé mi herida,
allí, escribí estos versos.





 “Conjeturas sobre una mujer” (1998)


El Influjo de la Entropía

Por esta vez, y sólo por esta vez,
el motivo de lo que escribo
no está en el amor
ni está en la muerte,
ni en la sucesión de los días,
ni en los pleamares
ni en el arpa olvidada,
ni siquiera en el número Pi,
ni en los versos de cualquier noche
ni en el Sur o en el Norte,
no, por esta vez, no.
La entropía me ha dejado al margen de la otra orilla,
me la explicaron, ayer tarde
en una sesión de un curso de verano.
Así que ahora, al ponerme a escribir,
siento que la anti-muerte (que no es vida)
se me desliza por el corredor del intelecto
camino de la anti-vida ( que no es muerte)
una vez ya, en el lado opuesto.
El anti-amor (mucho más que el desamor) produce
un henchido anti-corazón que casi no cabe
en el anti-pecho, por la explosión de júbilo
que le ha dejado el anti-amado al recibir
de la anti-amada un anti-beso en los anti-labios.
Esto sólo por poner un ejemplo,
que es lo que trato.
En definitiva, hay que saltar
con la pértiga de la entropía
al otro lado de lo existente;
ponerse las gafas entropióticas para ver lo "anti",
y poder contar lo que allí ocurre.
Así que, por esta vez, y sólo por esta vez
no voy a escribir sobre el amor, la inevitable muerte...etc.
( De cualquier manera, debo cerciorarme de que
básicamente esto fue lo explicado).



El solitario

Porque me acompañas tú,
me gritan el solitario.
Hunde tu palabra en mi portal,
y háblame.
Háblame soledad,
y déjalos.






“Las horas veneradas” (1996)

PROPÓSITO

El retozar de la piel
se acompaña de fiebre y sudor.
La vena mayor, el canal
que todo lo conduce,
exaspera enardecida
y brinca prisionera
esperando su desboque,
en estas horas siempre veneradas.


La espera


" Y caen sobre mí
-multiplicadamente-
las últimas risas 
que se hacen trino
de interminable son
en mis oidos".

Héctor Eliu Cifuentes 

La espera

I

Terca en su propósito,
Se encarama al presente
como coágulo constructor
de un falso futuro.
Así su vida,
más verdad en cuanto sabe
que toda realidad pasa
por el vestíbulo
de su continua obstinación.


II

Nuevamente atizas con tu lanza,
monótono pendón de procesiones.
¿ Es acaso tu continua llamada
presagio de un nuevo alumbramiento,
o quizá anadipsia de su boca?.


III

Con incisiva coartada
levanta los letargos;
machaca, guía, maltrata,
conduce, indica y se mofa.

Presente y ajena,
consiste su propósito
en el continuo decir del cuando.

Ahora, mordiente asoma,
colmillo que me aprieta
que me arroja
a este final al que renuncio.

Y cabalgando llega,
hiriendo este lancero.


Y la vida llega a veces

Y la vida llega a veces
a borbotones apenas controlados,
desbordando surcos y paredes
sin límite, sin cauce, sin dirección,
lo mismo ahoga un sentimiento
que pone fresco humus en la esperanza estéril.

Momentos aquellos de henchida calma
de campos preñados de verde ilusión.

En cambio esa arrolladora corriente
también deja a su paso
vacío, sequedad y dolor.

Son momentos todos,
momentos que conforman el idilio
entre el pecado y el perdón.



Qué pasión anida en los silencios del amante

Qué pasión anida en los silencios del amante,
qué deseo oculto aflora en las horas de recuerdo.
Añora el labio fresco, por sediento el suyo,
incontrolada savia de vida y desespero.

Pone énfasis en su canto,
hiere el aire por preciado aliento
y como la piel, espada enardecida,
provoca, se eleva, sacude y ya se hiende.

En los silencios la pasión se desarrolla;
aviva fugaz su repetido fuego,
se atormenta, muere y se libera.

Para otra vez la vuelta de la ñora,
al cenit su explosión
como otrora, titanes devorarse.




“El navegar de los sueños”(1995)


Clara luz de la memoria

Clara luz de la memoria
Nunca te digo que vengas
porque nunca te fuiste.

En tu habitación se renueva la rosa,
y al abrigo de la tarde
cuando encuentro limpia tu voz,
espigas de luz
dibujan su ausencia.


El Navegar de los Sueños

Es difícil transgredir
lo que ampara el límite de la realidad;
volcarte en ese hábitat
cubierto por todas las vivencias posibles.

Qué gozo habrá en su recorrido,
qué grandeza encierra su misterio,
por qué esta luz abarca tan corto espacio.

La dirección horizontal de lo que vivo
me lleva inexorablemente al punto pactado,
las paredes del camino son estrechas,
sabes que hay otros, pero que más da
al fin y al cabo todos acuden al mismo sistio.

Sólo la mano del sueño,
puerta infinita,
nos convierte en partícipes del pan de los dioses:

Las distancias se acortan, no existen.
Los colores, todos los colores, son nuestros.
La mujer más hermosa cae arrodillada nte nosotros,
nuestra propria mujer, puede llegar a ser la más hermosa 
Podemos poseer cualquier riqueza,
incluso la de ser feliz sin ella.

Cabría pensar que el estado original del hombre
fuese ese: la imaginación pura, el perpetuo soñar.

El resto ya lo conocen: arrojo y realidad.

La realidad inmutable,
la que domina, mediatiza y encadena,
¡exhorto tu grandeza, oh Dios!
y de ella libérame...porque
nunca me encontré tan libre
como en el navegar de los sueños.


Placeta de la Creu

El viento temeroso huye
y silbando se da aliento.
La farola observa detenida
el baile de la luz y de su sombra.
Y en presente testifica
el ojo de la cruz.




 “Poemas de sombras y labios”(1992)

La flor del recuerdo

A Teresa Mollá

En un lugar azul
de extrema lejanía,
a donde no llega
ni el sueño siquiera,
habita prendida la flor del recuerdo.

La flor del recuerdo
se riega con lágrimas
que trabajosamente conducimos
por canales infinitos,
alimentados por cien mil verbos
que el hombre condenado ha de hacer.

En su floración en primaveras tibias
nos muestra extrañísimas flores
de ocho mil formas
y un solo color,
con dulces colores y fragancia remotas
de dioses sin vírgenes,
de princesas sin nombre,
de lunas dormidas,
de estrellas fugaces.

Esa flor del recuerdo
tan efímera como infinita,
adormece por días y se aleja cantando,
y esa música y ese olor
que en presente tuvimos
arropando las hora y dando sabor,
en puntillas se marcha
y se aleja despacio,
sin darnos un beso,
sin decirnos ni adiós.


Ignoro el color de la sombra

Ignoro el color de la sombra,
el sabor de la fruta inmadura,
la distancia entre dos corazones,
del néctar su dulce amargura.

De Cupido la intensidad de su flecha,
del pájaro el color de su nido,
del reloj su estúpida marcha,
del verbo su sitio prohibido.

Yo sufro de mal de ignorancia
de fiebre de color angular,
me mata mi palabra vacía,
me duele mi torpe pensar.

Yo quise pensar que sabía
el exacto lugar de mis pasos,
y encontré la huella dejada
por el sordo besar de mis labios.


La atracción de una sombra

La atracción de una sombra
o el deseo de unos labios.

Caminos de dentro que hieren y sanan
que limpian y arrullan,
marcando los puntos con rudo tizón
a los que el hombre
se abriga sin peso,
y con locura de sabio
no deja un momento
en su caminar de dura pasión.







.