Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

miércoles, 1 de febrero de 2012

1109.- DIEGO DE HOJEDA



Diego de Hojeda
Diego de Hojeda (Sevilla, 1570 - Huánuco de los Caballeros, Perú, 1615), fue un poeta español del Barroco.
Hijo de Diego Avalos y de Catalina Martín. Marchó muy joven a Indias y en 1591 profesó en el convento de dominicos del Rosario de Lima. En 1596 escribió versos laudatorios para El Arauco domado de Pedro de Oña. Por esos años debió escribir La Cristiada, poema épico que describe la Pasión de Cristo, probablemente inspirándose, además de en los Evangelios, en el poema épico homónimo del italiano Marco Girolamo Vida. En 1601 el Capítulo General de su orden le da el título de presentado, es decir, licenciado en Teología, y su trabajo es el de lector de Filosofía y regente de estudios (lo que hoy se diría jefe de estudios), así como de profesor de estudiantes. En 1602 da su dictamen sobre la Miscelánea austral de Diego Ávalos. De su acendrada caridad y el riguroso ascetismo que quebranta su salud en esta época da fe el cronista de la Orden, Pedro Juan Meléndez. En 1606 obtiene el título de doctor en Teología. En 1607 escribe la dedicatoria de La Cristiada y al año siguiente es declarado por su Orden consumado lector de Santo Tomás de Aquino, orador sagrado y poeta insigne en latín y castellano. En 1609 es elegido prior del convento de su Orden en Cuzco y al año siguiente en el del Rosario de Lima; después se le acepta como maestro. En 1611 aparece en Sevilla, su ciudad natal, por Diego Pérez, la primera edición de La Cristiada. A partir de 1612 es relevado de sus cargos en la orden a causa de desavenencias con sus superiores motivadas por el escrito del visitador; primero fue confinado como simple monje en el convento de Cuzco, y en el mismo año de su muerte en el de Huánuco de los Caballeros, donde falleció. En 1617 es reconocida su inocencia y se le rehabilita públicamente.

Obra

Es autor de La Cristíada (Sevilla: Diego Pérez, 1611), epopeya culta dedicada al Marqués de Montesclaros, virrey del Perú, que describe en 1974 octavas reales la Pasión de Jesucristo, inspirada en los cuatro Evangelios y en el Tasso, aunque la fuente principal fue una obra latina sobre el mismo tema, Christias, compuesta por Jerónimo o Girolamo Vida (¿1489?-1566).
Se trata de un poema muy inspirado, entre lo mejor que produjeron las letras virreinales durante el Siglo de Oro; compuesto en doce cantos, cada uno va precedido de una octava real que resume el argumento; la narración se desarrolla entre la última cena y el entierro, y contiene momentos de sobrio patetismo, elevación y grandeza. La ausencia de digresiones colabora en intensificar el efecto de conjunto que provoca la obra. Hace poco se descubrió un manuscrito del mismo en la Biblioteca del Arsenal de París. Las ediciones completas pueden considerarse piezas raras (Edición de Cayetano Rosell para B.A.E. en 1854; edición de Manuel Ribé, Barcelona, 1867 y la ilustrada de Leoncio Gonzáles Llopis, Barcelona 1896). Estas dos últimas reducen a 8 los 12 cantos del poema.
Marcelino Menéndez Pelayo piensa que este poema puede compararse en ocasiones al Paraíso perdido de John Milton y a La Mesiada de Klopstock; desde luego es muy superior al poema latino de Vida.

Análisis literario de La Cristiada

Autor: Diego de Hojeda, dominico del Rosario de Lima.
Año: Perú, 1591 (aprox.). En 1607 escribe dedicatoria al Marqués de Montesclaros – virrey del Perú -. España, Sevilla, 1611, por Diego Pérez
Genero: Lírico.
Especie: Poema.
Forma Literaria: Verso.
Estructura: Doce cantos precedidos de una octava real que resume el argumento. Noventa y siete páginas.
Rima: Perfecta (A-B-A-B-A-B-C-C).
Métrica: Versos en endecasílabo. Estrofas de ocho versos. OCTAVA REAL.
Figuras Literarias: principalmente tenemos a:
• Deprecación: Consiste en emplear la súplica para lograr un fin. • Imprecación: Consiste en manifestar el vivo deseo de que alguien sufra un daño. Pide que la desgracia caiga sobre alguien o por algo. • Execración: Consiste en condenar o maldecir con autoridad sacerdotal o en nombre de cosas sagradas, a alguien o algo. Demuestra pasión en tan alto grado, que culmina en desear males para sí mismo. • Imposible: Consiste en suponer que es necesario algo imposible para que algo determinado tenga lugar. • Apóstrofe: Consiste en interrumpir el hilo del discurso para dirigirse, en segunda persona, a alguien presente o ausente. • Digresión: Efecto de romper el hilo del discurso y de hablar en él de cosas que no tengan conexión o íntimo enlace con aquello de que se está tratando. • Metáfora: Consiste en la sustitución de una palabra por otra con base en su semejanza de significado; esta semejanza es posible porque los dos términos comparten un rasgo semántico común, ya sea la forma, la función, la materia, etc. • Hipérbaton: Consiste en alterar el orden lógico de la palabras en una oración. • Paradoja: Es la figura que presenta un gran contraste, no contradictorias. • Quiasmo: Figura literaria que consiste en ordenar dos sintagmas con elementos cruzados.
Ideas Principales:
1. Jesús cena con sus discípulos. 2. Se lavan los pies entre ellos. Oficializa la cena el 14 de Nisán, la cual todos la deben de celebrar. 3. Revela a Juan la traición que Judas iba a cometer. 4. Se lleva a tres de sus discípulos y les narra lo que pasaría antes del “Fin”. 5. Todos duermen pero Cristo se desvela orando a su Padre. 6. Se deja llevar por los ejércitos para su aprensión. 7. Es culpado injustamente de mentiras, por Poncio Pilatos, y el pueblo. 8. Muere, llorando y gritando a su Padre amargamente.
Tema: Jesús
Escenario: La era de Cristo. Pero en algunas partes habla al Marqués de Montesclaros utilizando metáforas.
Personajes:
o Jesús.
o Sus discípulos.
o El Marqués de Montesclaros.
o Él (poeta y narrador).
Época: Escrita durante el virreinato peruano, Colonia y Conquista.
Argumento: Es un poema épico que describe la Pasión de Cristo. Se desarrolla entre la última cena y el entierro de Jesús. Inspirada en los cuatro Evangelios y en el Tasso.
Mensaje: “[…] por la sabiduría y gran conocimiento que de buenas letras ha comunicado Dios a vuestra excelencia, que de esto deben compararse los libros que desean con razón perpetuidad, […] porque quien ha gobernado los dos reinos de las Indias Occidentales, y el archivo de sus tesoros, Sevilla, con tanto acertamiento y prudencia, es justo se le ofrezca por espejo, la fundación y acrecentamiento y premio del reino de Salvador, Rey de reyes verdadero. […] el ver a vuestra excelencia tan aficionado a pobres en las primeras provisiones de este reino, y tan recto distribuidor de la justicia en las segundas de Chile, impelió mi deseo para poner en manos de príncipe tan justo y misericordioso la unión más admirable de la justicia y misericordia de Dios”.
Esto es lo que Diego de Hojeda escribe en 1607, dedicándole la Cristiada al Marqués de Montesclaros, explicándole las cosas de su religión como dominico que era, y tratándole de expresar toda su honra que tenia por él.








Dame, Señor, que cuando el alba bella
el cielo azul de blancas nubes orne,
tu cruz yo abrace, y me deleite en ella,
y con su ilustre púrpura me adorne;
y cuando la más linda y clara estrella
a dar su nueva luz al aire torne,
mi alma halle el árbol de la vida,
y a ti, su fruto saludable, asida.”




“Y cuando el sol por la sublime cumbre
en medio esté de su veloz carrera,
La santa luz, con su divina lumbre
más ardiente que el sol, mi pecho hiera;
y al tiempo que la noche más se encumbre
con negras plumas en la cuarta esfera,
yo a los pies de tu cruz, devoto y sabio
tus llagas bese con humilde labio.”




“Cuando el sueño a los ojos importante
los cierre, allí tu cruz se me presente,
y cuando a la vigilia me levante,
ella tu dulce cruz me represente:
cuando me vista, vista el rutilante
ornato de cruz resplandeciente,
y moje, cuando coma, en tu costado
el primero y el último bocado.”




“Cuando estudie en el arte soberana
de tu cruz, la lección humilde aprenda;
y en ese pecho, que dulzura mana,
tu amor sabroso y tierno comprehenda;
y toda gloria me parezca vana,
si no es la que en tu cruz ame y aprenda;
y el más rico tesoro, gran pobreza,
y el deleite mayor suma vileza.







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