Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

martes, 28 de diciembre de 2010

130.- FANNY RUBIO GÁMEZ


Nació en 1949 en Linares (Jaén). Doctora en Filología Románica, ha sido profesora en la Universidad de Granada y en la Universidad Complutense de Madrid. Además de escritora, como excelente estudiosa de la literatura se ha dedicado fundamentalmente a la poesía española contemporánea y ha publicado antologías como Poesía española contemporánea, estudios (Las revistas poéticas españolas (1939-1975), por ejemplo) y también artículos en prestigiosas revistas científicas (Ínsula, Revista de Occidente, Cuadernos hispanoamericanos, etc.). En el campo de la creación literaria, ha cultivado la poesía, la novela y el cuento, obteniendo en todos los géneros una buena acogida por parte de la crítica y los lectores. Actualmente es, desde el año 2006, la directora del Instituto Cervantes en Roma.

-POESÍA
Primeros poemas (1966).
Acribillado amor (incluido en el libro colectivo Poemas) (1970).
Retracciones (1979).
Reverso (1988).
Retracciones y reverso (1989).
Dresde (1990).
En Re menor (1990).

-NARRATIVA
"A Madrid por capricho" (publicado como libro) (1988). Relato.
La sal del chocolate (1992). Novela.
"Ja-Li" (en la revista Caminar conociendo) (1993). Relato.
La casa del halcón (1995). Novela.
"Vertical" (incluido en las antologías de relatos El libro negro de Madrid, 1995, y Mujeres al alba, 1999). Relato.
El dios dormido (1998). Novela.
"Clara se moja por primera vez" (publicado en el diario El Mundo) (1998). Relato.
"Una razón de amor" (incluido en la antología de relatos Vidas de mujer) (1998). Relato.
"La Brisa" (incluido en la antología de relatos De Madrid al cielo) (2000). Relato.
El hijo del aire (2001). Novela.
"¡Goool!" (incluido en la antología de relatos La risa y la sonrisa) (2001). Relato.
Fuegos de invierno bajo los puentes de Madrid (2006). Libro de relatos.





VUELVE EL MIRAR

Vuelve el mirar a la ciudad marina: Sus columnas tendidas del crepúsculo, sus niños en el patio de butacas, en círculo su mar, aliento húmedo del soportal en el poniente.

Vuelve el mirar, ya en el límite azul del tiempo huido, al manso arrullo que adivina el sueño. Vuelve tu voz a la memoria, la dulce lengua de templado fuego

y en el cristal del amoroso lance ("plastificamos en el acto") vuelve nuestro perfil hacia la calle del Verdigón, atados a la luz a mano armada.

(De Retracciones)







VENUS DORMIDA (II)

Sabes, amor, el fuste a veces falla.
La moldura derecha queda un poquito baja.
No lograré sobreponerme delante del desfile.

Intenta por lo menos
que las abrazaderas se mantengan,
-sabes amor- que parezca la grava
arena de los mares
y este toral un "locus amoenus".

Estaremos tranquilos así, mientras asiste la inspección.

Y es que, ocurre, mi amor, que estos diez dedos
no están para manitas
ni este pinchazo pectoral va a poder entonar el "Misa est".
Mejor pensamos la Elegía.

No obstante, aunque la cosa es más bien chunga,
haré lo subjuntivo porque esta gárgola responda,
por lo menos, hasta el yogourt,
porque, por algo, amor, estamos a la última.

(De Dresde)







Perversidad Indefinida

Por este bello frasco hoy soy capaz de
terminar tu historia. Míralo entroniza
do: sólo una de sus gotas marca el lí-
mite de tu perímetro sobre la sábana
e inspira el adjetivo justo del antiguo
deseo.

Debo reconocer que en otro tiempo sentí
hospitalidad donde hubo aroma. Pensé yo
que adoraba el gesto hidalgo, la soterra
da tecla, el paseo ilustre sobre un fla-
mante coche de alquiler y la llegada
de tu bondad legisladora (doble llave)
cual si viniera de celebrar sus Cortes
de Toledo. Mas no fue el hombre sino

su bálsamo lo que acotó la seductora
geografía. No fue la voz acariciante,
las ínsulas soñadas, el último dietéti-
co capricho -tu zona de poder- en mi
despensa lo que inundó de luz la tarde
pudorosa

sino el viento que ataba la prolongación
tenue de mi desasosiego. Ay, portero
de noche, dulce mío, te debo confesar
que fue la huella del perfume que se
extendió en tu cuerpo lo que yo amé

y él sólo fue partícipe y testigo de
la hermosa mentira.





Un Mundo Que Ganar

Emulsión regeneradora, lucimiento Marga-
ret Astor. Ni una sola espinilla sobre la
pierna tersa, suave, vispereada con pura
cera virgen. El muslo perfumado con co-
lonia infantil (colonia para todos) la
única demagógicamente soportable. Super-
ficial contacto de leche limpiadora, ma-
quillaje mínimo, simple tono, suéter y pantalón vaquero.

Movimiento rítmico salvador de los sába-
dos noche paz vuelo de matrimonios de la
década: estudiar los rincones de la ca-
sa, combinar el realismo social de los se-
senta con el pop, ajustar el espacio entre
los Saura, Guinovart, con un póster de
Antonio Machado, no es comparable a la co-
modidad de estar charlando (soñando) pro-
yectando en el histórico reducto solida-
rio al sabor de los quesos, la disten-
sión del vino, el apoyo moral:

-Lo hacéis muy bien. En casa lo mismo. No
hay un solo cierre. El cuerpo desnudo de
los dos lo aceptan con naturalidad. Iván
compara ya su pito con el del padre.

Médicos, arquitectos, abogados, profeso-
res con asistenta y R5, votantes de iz-
quierda, dicen al sol: cerrad la puerta rom-
pieron los cristales y nos llevaron el
cassette, son drogadictos que van prime-
ro a la farmacia.

De profesiones liberales: primero van a la
farmacia, luego se encierran, no escucháis
la música los jóvenes. Al sol moderna-
mente aparcando sus R5 hacen la compra,
cambian los pañales de sus bebés, no son
enemigos de la fregona, se tutean en los
ascensores, eficaces: ¿Sois de la asocia-
ción? Están al día del anticonceptivo que
ellas toman: ejecutivos de los años ochen-
ta al sol de la urbanización.

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