Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

miércoles, 16 de noviembre de 2011

1004.- ABBÁS IBN FIRNÁS


Abbás Ibn Firnás
Abu l-Qāsim Abbās ibn Firnās (árabe: أبو القاسم عباس بن فرناس; Ronda, Málaga, 810 - Córdoba, 887), precursor de la aeronáutica,1 fue un protohumanista, científico y químico andalusí nacido en una familia de origen bereber cuyos ancestros participaron probablemente en la conquista de la península ibérica.2 Vivió en la época del Califato Omeya en al-Ándalus. Su nombre sería latinizado posteriormente como Armen Firman. Un cráter de la Luna y un puente en Córdoba (España) llevan su nombre.
Poeta, astrólogo, alquimista y músico. Abbas Ibn Firnas es uno de los personajes más curiosos y extravagantes de la Andalucía de los primeros años de la revolución islámica. Destacó en tantos y tan variados campos del saber que fue llamado Hakim Al Andalus (el sabio de Al Andalus). Es, en todo caso, un espectacular exponente del desarrollo cultural que tuvo lugar en nuestras tierras tras la entrada de las ideas orientalizantes portadas por el Islam.

No se ponen de acuerdo los arabistas sobre el linaje de la familia, algunos historiadores dicen que es de origen bereber lo hacen descender de una familia de linaje norteafricano. Otros le suponen de etnia andaluza –de familia cristiana unitaria posteriormente islamizada-. Lo cierto es que Abbas Ibn Firnas estaba adscrito a la clientela de los omeyas cordobeses.

Pronto comenzaría a dar muestras de su talento, y ya tenemos noticias de él durante el gobierno del emir Al Haksam I; pasó después al séquito cortesano de Abd Al Rhaman II y acompañó, por último, al emir Muhammad, hasta su muerte, poco después del reinado de éste.

Hombre de una extensísima cultura, abarcó casi todas las disciplinas, tanto en el campo de la creación literaria como en el de la investigación científica. Fue muy versado en las letras, que abarcaba los más diversos conocimientos, en el que abundaban las anécdotas históricas, juegos de ingenios, cuentos, etc. Era uno de los hombres de mayor sagacidad y penetración para captar los conceptos sutiles y los secretos de las bellas artes, conocía perfectamente el arte de la música, tocaba el laúd y cantaba acompañándose de él; era filósofo agudo, poeta maestro experto en la ciencia de la astrología; practicó en la magia blanca y como alquimista; tenía una gran destreza física y sobresalía en los juegos de prestidigitación más complicados. Para el historiador andalusí Ibn Hayyan, que fue quien le llamó “Hakim Al Andalus”, fue uno de los sabios más importantes, pero de entre todas las actividades que abarcó a lo largo de su dilatada vida hubo una que le dominó y a la que le dedicó lo mejor de sí: la poesía

De las prácticas que más atrajeron la atención de Ibn Firnas se destaca la poesía y la astrología. Disciplinas que hoy se entienden alejadas entre sí, como pueden ser la poesía y la astrología, no lo estaban en ese momento histórico; por ello los príncipes gustaban de rodearse en sus cortes de un tropel de poetas-astrólogos, especialmente Abd Al Rahman II. Ibn Firnas inventó una fórmula para la fabricación del cristal obtenido de elementos minerales, que se puso en práctica en los hornos de Córdoba, y que revistió una innegable importancia para la industria del vidrio en Al Andalus. Utilizando sus conocimientos de astrología construyó, valiéndose de una técnica original, un reloj que regaló al emir; así mismo, representó en una estancia de su casa una simulación del cielo, en la que aparecían estrellas y nubes; todo ello acompañado de un ruidoso y deslumbrador aparato de trueno y relámpagos.

Aproximadamente entre 852 y 875, se propuso emular a Dédalo e Ícaro en su intento de volar. Para hacer posible este sueño una vez se lanzó desde una torre de Córdoba con una enorme lona para amortizar la caída. Por eso se considera generalmente que creó el primer paracaídas.

En otro intento se adaptó dos alas recubiertas de plumas y se lanzó al aire desde la Ruzzafa de Córdoba; logró permanecer largo rato en el aire y planeando recorrió alguna distancia, pero los problemas surgieron en el momento del aterrizaje, ya que no acertó a maniobrar adecuadamente y cayó con cierta violencia en el suelo. A aunque el aterrizaje fue malo (se fracturó las dos piernas), el vuelo fue globalmente un éxito, permaneció en el aire una decena de minutos. Fue ampliamente observado por una gran multitud que él mismo había invitado de antemano. Comprendió después su error: tendría que haber añadido una cola a su artefacto.

Vemos, pues, que se anticipa en el intento seiscientos años con respecto a Leonardo da Vinci que fue considerado como el primero en llevar a cabo esta hazaña. Por este intento, a Ibn Firnas como unos de los precursores de la aviación. No debieron quedarle muchas ganas de repetir el intento, recibiendo, además, críticas muy duras de sus colegas, principalmente de su acérrimo enemigo, Mumin Ibn Said, quien le dedicó una sátira en la que figuraba este verso:





¡Quiso aventajar al grifo en su vuelo,
y sólo llevaba en su cuerpo
las plumas de un buitre viejo!




Otra de las actividades en la que destacó Ibn Firnas fue en el campo de la música. Se le considera como el primer maestro andalusí en este arte y se cuenta de él que tenía un complejo dominio de la técnica musical y del canto.

En definitiva nos lo presentan las crónicas andalusíes como un hombre de espíritu despierto y agudo. Fue el primer erudito de Al Andalus que descifró el tratado de métrica árabe del famoso filósofo Jalil.

Murió hacia el año 887.

Hoy día un cráter de la Luna lleva su nombre. En Ronda, su ciudad natal, se ha inaugurado un centro astronómico que lleva su nombre. Además, en Córdoba, la ciudad que lo vio volar, está proyectada la construcción de un puente sobre el río Guadalquivir con su nombre, y en cuyo centro se encontrará la figura del pensador árabe Abbas Ibn Firnas, desde la que se erigirán dos alas, llegando hasta ambos extremos del puente. El ingeniero de la obra es José Luis Manzanares Japón.









(SUS POEMAS)

El ejército, lanzando gritos discordes, avanza compacto,
tragando los campos, engrosando por las tribus, en orden cerrado.
Cuando en él brillan las espadas, semejan relámpagos
que aparecen y se esconden entre nubes.
Las banderas en alto, al flamear,
parecen bajeles en un mar donde no es posible navegar a remo.
El molino de la guerra se pone en marcha, y su eje
es la inteligencia de un rey experto y virtuoso
que se llama Muhammad, como el sello de los Profetas,
y cuyo poder excede a toda descripción.









Ha quedado Toledo despoblada,
a merced de las aves de rapiña.
Ha quedado sin gente, desguarnecida,
(silenciosa) como una tumba.
No ha querido Allah que subsista un puente
erigido para el paso de las tropas infieles.








En Mahmud he fortalecido mi mano, que estaba desamparada en una época estéril para la esperanza. Para la generosidad y la gloria ha construido una qubba ante la cual los hombres más generosos quedan prosternados.







He visto a Muhammad, Príncipe de los Creyentes,
y en su rostro florece la luna de la bondad.




No hay comentarios:

Publicar un comentario