Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

jueves, 17 de noviembre de 2011

1019.- ANTONIO ALCALÁ GALIANO


Antonio Alcalá Galiano y Fernández de Villavicencio, (Cádiz, 22 de julio de 1789 - Madrid, 11 de abril de 1865). Político y escritor español.

Perteneció a una influyente familia de militares como hijo del marino Dionisio Alcalá Galiano, muerto en la batalla de Trafalgar, tío del escritor Juan Valera. Y sobrino del Capitán General de la Armada, Don Juan María de Villavicencio y de la Serna, regente del Reino, durante la estancia de Fernando VII en Bayona.
Tras sus estudios en el Real Colegio de la Purísima Concepción de Cabra, recorrió con su padre el Mediterráneo en 1802, deteniéndose en Nápoles. En 1806 ingresó como cadete en Guardias Marinas Españolas y al año siguiente fue hecho maestrante de Sevilla. El 8 de noviembre de 1808 casó con María Dolores Aguilar, de la que tuvo un hijo y se separó, presuntamente por infidelidad de la esposa en 1815. Por entonces tenía fama de libertino y borracho. Era, además, de una extrema fealdad.
Abandonó la carrera militar en 1812. Doceañista en su juventud, tomó partido junto con José Joaquín de Mora en 1814 contra la introducción del Romanticismo reaccionario germánico por Juan Nicolás Böhl de Faber en Cádiz, pero después de su emigración londinense apoyó la nueva estética, de lo que da fe su "Prólogo" a El moro expósito de su gran amigo Ángel de Saavedra, Duque de Rivas, que supone de hecho el manifiesto del Romanticismo español. Participó en la conspiración que terminó con el triunfo del liberal Rafael del Riego en 1820 y la proclamación de la Constitución de Cádiz derogada por Fernando VII. Fue considerado como un gran orador y defendió el liberalismo exaltado en la Fontana de Oro durante el Trienio Liberal, en que militó en la sociedad secreta Confederación de Caballeros Comuneros, pero luego se pasó a la Masonería y al partido moderado y tuvo que marcharse al exilio al votar la incapacidad del rey Fernando VII en 1823.
En Londres sobrevivió enseñando lengua y literatura española. Hasta entonces era fundamentalmente un gran lector de Montesquieu; a partir de entonces se imbuyó del pensamiento político inglés y en consonancia con el liberalismo moderado de Edmund Burke rechazó la política de principios abstractos y se inclinó por el utilitarismo hasta convertirse al liberalismo doctrinario de Alexis de Tocqueville y Benjamin Constant de Rebecque.
Sus coetáneos son unánimes al afirmar que Antonio Alcalá Galiano destacaba como orador. Además es autor de una de las mejores autobiografías del siglo XIX, redactada en dos versiones: los Recuerdos de un anciano (1878) y las Memorias (1886), algo más detalladas. Por otra parte, fue también un gran crítico literario, como demuestran sus Lecciones de literatura española, francesa, inglesa e italiana del siglo XVIII. Compuso además unas Lecciones de derecho político y constitucional (1843).

Obras
Recuerdos de un anciano (1878)
Memorias (1886)
Lecciones de literatura española, francesa, inglesa e italiana del siglo XVIII
Lecciones de derecho político y constitucional (1843).
Apuntes para servir a la historia del origen y alzamiento del ejército destinado a Ultramar en 1 de enero de 1820

Sonetos
En el álbum de la señorita de Gaviria




En el álbum de la señorita de Gaviria

En el salón dorado resplandece
en tiesto lindo de soberbia china,
rica en gala y olor, flor peregrina
que al pasmo universal su dueño ofrece.

Y allá distante pobrecilla crece
en el prado que el sol claro ilumina
entre la hierba inculta y tosca espina,
bella aunque humilde flor que el aire mece.

Laura, del salón regio que admiramos
en hora buena gocen los primores,
pues suyos son sus opulentos amos.

Pero amemos al prado con sus flores
si nuestro fue y entre ellos nos criamos
gozando sus perfumes y colores.







En el salón dorado

En el salón dorado resplandece
en tiesto lindo de soberbia china,
rica en gala y olor, flor peregrina
que al pasmo universal su dueño ofrece.

Y allá distante pobrecilla crece
en el prado que el sol claro ilumina
entre la hierba inculta y tosca espina,
bella aunque humilde flor que el aire mece.

Laura, del salón regio que admiramos
en hora buena gocen los primores,
pues suyos son sus opulentos amos.

Pero amemos al prado con sus flores
si nuestro fue y entre ellos nos criamos
gozando sus perfumes y colores.









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