Pilar Pardo
De padres jerezanos, nacida en Murcia, vive en Jerez de la Frontera (Cádiz), desde los 8 años de edad. Licenciada en Filología Hispánica, aunque no ejerce la docencia. Escritora asidua, e inédita, desde la adolescencia, el encuentro con el poeta jerezano José Mateos en 2005 resultó determinante. Éste impartió un Curso de Creación Literaria organizado por la Fundación Caballero Bonald que la animó a profundizar en su trabajo. En 2010 resultó ganadora del premio de poesía Florentino Pérez-Embid con una primera versión abreviada de su único libro publicado hasta la fecha, Temporada de fresas, publicado en la editorial Siltolá (Sevilla, enero de 2010).
DESHIELO
La dama del invierno
abandona sus joyas.
Como fruta madura caen las perlas,
sortijas y pendientes.
El abrigo de armiño se desliza
despacio por sus hombros delicados.
Ha empezado el rumor
del cauce impetuoso de los ríos.
Los pájaros presienten la llegada
del estallido verde.
Se asoman, picotean,
no paran de contarse sus asuntos.
Temporada de fresas
Temporada de fresas
Editorial: La Isla de Siltolá
RUIDO
Qué triste lo rotundo y excesivo,
la ostentación, el grito, la sal gruesa.
Que bendición vivir para quedarse
en el cauce secreto
..... de lo leve.
MEMORIAS DE ÁFRICA
En medio de un paisaje desolado,
cubierto por los ocres
de la arcilla reseca,
se alzaba el esplendor
de todos los edenes:
la exuberancia suma
de un árbol solitario.
DESTINO
Los robles y castaños
se apiadaron un día
del terror de los hombres
ante la incertidumbre de la muerte.
Quieren que comprendamos
que ellos vivien hundidos
en ese manto oscuro que es el suelo.
Y en esa aceptación de su destino
encuentran el impulso
para hacerse belleza
... fronda,
...........fruto.
EN TREN
Mirar por la ventana
y sentir mi latido confundirse
con cuanto resplandece agradecido
por un poco de lluvia.
RUIDO
Qué triste lo rotundo y excesivo,
la ostentación, el grito, la sal gruesa.
Que bendición vivir para quedarse
en el cauce secreto
..... de lo leve.
MEMORIAS DE ÁFRICA
En medio de un paisaje desolado,
cubierto por los ocres
de la arcilla reseca,
se alzaba el esplendor
de todos los edenes:
la exuberancia suma
de un árbol solitario.
DESTINO
Los robles y castaños
se apiadaron un día
del terror de los hombres
ante la incertidumbre de la muerte.
Quieren que comprendamos
que ellos vivien hundidos
en ese manto oscuro que es el suelo.
Y en esa aceptación de su destino
encuentran el impulso
para hacerse belleza
... fronda,
...........fruto.
EN TREN
Mirar por la ventana
y sentir mi latido confundirse
con cuanto resplandece agradecido
por un poco de lluvia.
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