Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

domingo, 8 de mayo de 2011

379.- FEDERICO ACOSTA NORIEGA




FEDERICO ACOSTA NORIEGA  nace en Jaén el 23 de Septiembre de 1.908. Hijo de Notario, recorre toda la geografía española viviendo en Cataluña, Galicia, Extremadura y Castilla. Estudia Derecho en la Universidad de Salamanca. Comienza a trabajar con su padre en Aragón. Allí conoce a Carmen Roda con la que se casa en La Almunia de Doña Godina. Acaba la guerra civil española con el grado de capitán de Estado Mayor, siendo destinado a Galicia. Estando en el Barco de Valdeorras se anuncian las oposiciones a jueces. Las aprueba y es destinado como Juez Comarcal a Piedrahita de Castro (Zamora).

Se convocan nuevas oposiciones a jueces municipales, que gana siendo destinado a Puente-Genil (Córdoba). Estando allí se producen vacantes en Madrid y Zamora. Él pide Zamora y consigue su sueño de volver a la ciudad a la que tanto amó. El 12 de Julio de 1.952 toma posesión como Juez Municipal de Zamora. Por causas de agregaduría es juez también de Bermillo de Sayago, Villafáfila, Toro, Villalpando y Tábara. Aquí, en Tábara, está siete años de juez. Cuando se marcha lo hacen Hijo Adoptivo de la villa.

Federico Acosta escribía desde muy joven; pero con su llegada a Zamora empieza una intensa labor literaria. Colabora en los periódicos "Imperio" y "El Correo de Zamora". También con Radio Zamora durante más de diez años con su programa diario "Tres minutos ante el micrófono", haciendo una crónica de actualidad. Además, con su programa taurino "Capotazos", hace la crítica taurina. Como orador fue pregonero de la Semana Santa de Zamora en Baracaldo, Madrid, Valladolid, Vigo- en dos ocasiones- y en la propia Zamora en 1976. En Vigo tuvo un clamoroso éxito que le llevó a ser nombrado "Zamorano de Honor" y socio honorario del Círculo imponiéndole la insignia de oro que él, orgulloso, siempre llevaba en la solapa.

Como autor teatral estrenó en Zamora cuatro obras. Dos de humor "Julián 1.956 "y "Se ha perdido un fantasma" y dos en verso, basadas en la historia y en las leyendas de Zamora: "El motín de la Trucha" y "Cuando Zamora era Reino". También escribió, sin estrenarla, "Proceso por traición".El autor, como juez que era, hace un juicio a Bellido Dolfos desde la perspectiva y sistema procesal del siglo XX. Como poeta obtiene numerosos premios. Uno del que se sentía especialmente orgulloso era el de "Poeta de la Virgen", ganado con su poema "Blanco y Azul" Gran aficionado a las nuevas teorías sobre el Cosmos, escribió "Ovnis sobre Zamora".

Otra faceta de Federico Acosta se encuentra en los cuentos, inspirados la mayoría de las veces por sus nietos. Se jubiló en 1978, después de haber estado más de un cuarto de siglo ejerciendo como juez y dejando sentenciados más de 25.000 casos. Sus últimos años los pasó entre Salamanca y Barcelona.

Falleció repentinamente el 10 de Septiembre de 1.985. Dejó inacabado un cuento dedicado a su nieto más pequeño.







Duero fronterizo

De cruzar esa frontera
no tengas reparo hermano
porque el buen fermosellano
en este lado te espera.

Que por la misma ribera
van aguas del mismo río
para hacer tuyo lo mío
y por su misma corriente
recibe la paz ferviente
del abrazo que te envío.

El Duero no lleva el oro
con que su nombre bautiza
pero su caudal desliza
de mi amistad el tesoro.

Vieja amistad que atesoro
herencia de mis mayores,
pues tus amigos mejores
serán los fermosellanos,
pues un apretón de manos
te brinda con mil amores.

Que las corrientes del Duero
lleven en su turbulencia
noticias de la impaciencia
con que tu visita espero.

Que siempre te haré el primero
en recibir cortesía,
pues es tanta mi alegría
que no he de quedarme corto
para brindar con Oporto
por tu amistad y la mía.

El que nos aparte un río
si está unido al corazón
es muy pequeña razón
para que exista desvío.

Si tú eres amigo mío
pasa del río su caudal
y en abrazo fraternal
juntemos nuestra compaña.
Tú, gritarás Viva España
con mi Viva a Portugal.









Canto a Fermoselle

Pregón de las Fiestas 1965

¿Qué tienes fermosellano
que a esta tierra te sujeta?
¿Qué fuertes lazos te unen
a estos bancales de piedra?

Yo sé de tu larga vida,
emigrado por América
buscando el trabajo duro
o la vida aventurera,
llevando en el pensamiento
clavada siempre la idea
de que esos duros picachos
y esas escarpadas crestas,
en que crecen los olivos
sobre bancales de piedra,
te están recordando siempre
que tienes que dar la vuelta.

¿Qué tienes fermosellano
que a esta tierra te sujeta?
¿Qué fuertes lazos te unen
a estos bancales de piedra?

Bancales que levantaron
veinte siglos de existencia,
veinte siglos de trabajo,
veinte siglos de paciencia,
con que cien generaciones
hicieron campos las piedras
y entre agrestes peñascales
hicieron surgir las huertas.
Bancales que te enseñaron
lo que es un palmo de tierra
cuando en él crece un olivo
o está viviendo una cepa.
Bancales que tú cultivas
como si fueran macetas,
monumento que al trabajo
has levantado en la sierra.
Bancales que no dan flores
pero que son escaleras
que siempre suben al Cielo
y que aunque al cielo no llegan
las está mirando siempre
La Virgen de la Bandera.

¿Qué tienes fermosellano
que a esta tierra te sujeta?
¿Qué fuertes lazos te unen
a estos bancales de piedra?
¿Dime si no es el amor
lo que te ata a esta tierra?









La campana torera

Ya te anuncia la campana,
con su metálico acento,
que da su tan—tan al viento,
que la fiesta ya es mañana.

La fiesta fermosellana
que todo el año se espera,
fiesta de un sueño y quimera
de recuerdos y emociones
que anuncian los secos sones
de la Campana Torera.

Escuchando tu tañido
es un tan—tan de alborozo
que a todos les lleva el gozo
de que la fiesta ha venido.

Su metálico sonido
es llamada lisonjera,
es alegría bullanguera,
y es un pueblo que contento
lo sabe decir al viento
con su Campana Torera.

Y te dirá su tan—tan
que han llegado ya por fin
los toros a San Albín
y encerrándolos están.

Y también te avisarán
en la fiesta mañanera
cuando empieza la carrera
para correr la torada
al son de la campanada
de la Campana Torera.

Campana de secos sones,
campanadas encendidas,
que siempre a fiestas convidas
a los bravos mocetones.
Campanadas de ilusiones
que la juventud espera
al pié de una talanquera
para ofrendar en la Plaza
todo el valor de un raza
a su Campana Torera.

Campana fermosellana
lanza las notas al viento
de tu metálico acento
en esta fiesta profana.

Avisa loca campana,
loca Campana Torera,
que tu eres la pregonera
en esta Fiesta Mayor
y que es tu Reina de Amor
La Virgen de la Bandera.









El encierro

Déjame sitio muchacho
que quiero ver un encierro.
—Pase sin empujar
que aquí todo el sitio es bueno,
aunque dicen que el castillo
es lo mejor para verlo
porque desde allí en el campo
se divisa el mejor trecho
y se ven venir los toros
conducidos por cabestros
y con siete garrochistas
que presumen de vaqueros
y seguro que Gregorio
ha de venir entre ellos.

—¿Quién es Gregorio, muchacho?
—¿A que es usted forastero?
Quien no conoce a Gregorio
no puede ser de este pueblo
pues todo el mundo conoce
a Gregorio Burriquero,
un jinete que le llaman
centauro de los encierros;
pero dejemos la charla
que ahora ya viene lo bueno.

Y por debajo del Arco
pasan los mozos corriendo
vienen todos sudorosos,
jadeándoles el pecho,
con las camisas infladas
por el azote del viento;
las zapatillas apenas
toman contacto en el suelo; l
os primeros van deprisa,
impulsados por el vértigo,
y cerrando aquel tropel
van los mozos más resueltos
a los que en marcha más lenta
les van rozando los cuernos
de una manada de toros
que corre con desenfreno,
azuzados por las voces
de improvisados vaqueros.

Y aquel confuso tropel
de hombres y toros revueltos,
entra en la Plaza Mayor
que se ha convertido en ruedo.
Los hombres desaparecen
entre palos y maderos,
las célebres talanqueras
que los ponen a cubierto.
Y una campana resuena
lanzando sus fuertes ecos
que produce el alborozo
entre los mozos del pueblo.
—Es la campana torera,
me dice el chaval muy serio,
que para todos anuncia
que ha terminado el encierro.










La Virgen de la Bandera

Aquí empieza tu pueblo mi Señora
este pueblo feliz de humildes gentes
que lo extiende por cinco continentes
su estirpe aventurera y soñadora.

En noble vocación de labradora
desde el Cielo a la tierra van sus frentes
pues la saben alzar como creyentes
y bajarla también trabajadora.

A este pueblo que duerme a tu cobijo
y derrama sus hijos por doquiera;
guárdalo, Señora, como al Hijo

que tienes amorosa entre las manos,
pues la Virgen serás de la Bandera
y tus hijos serán fermosellanos.











Mujer fermosellana

Mujer: alma dormida de Castilla
que como esencia mística te guardas
en el candor tranquilo de tu pueblo
en medio de esta paz fermosellana;
sublime tradición de las virtudes
que forman el tesoro de tu fama;
reina y señora del hogar cristiano
que fabricas un templo de tu casa.

Ejemplo maternal para tus hijos,
esposa, labradora y dulce ama,
hermana en el trajín de los hermanos,
eterna novia fiel, siempre soñada.
Junco de pradera que se mece al viento
y espiga que se agita en tierra calma,
el Tormes te ofrece claro espejo
para ser el espejo de tu alma.

Ojos de noche de estrellado brillo
que el recato los nubla en su mirada,
ojos azules de mirar al cielo
que saben de risas y de lágrimas.
Bello beso de amor duerme en tus labios,
roja amapola de la mies dorada,
que espera al segador de los amores
que cuide de esta flor como sagrada.

La brisa de la tierra te acaricia
y de oro hace el sol la tierra parda
y el Duero con el Tormes en su curso
te abren caminos de brillante plata,
los olivos en rústicos bancales
se mueven en saludo con sus ramas.

La cigüeña en la torre te vigila,
el jilguero en los robles por ti canta
y el pardal en los campos labrantíos
te saluda con el viento de sus alas
y en el campo por los ecos se repite
un canto sempiterno en tu alabanza,
un canto de virtudes y de honores
para alabarte a ti fermosellana.

Fiestas de Fermoselle, 1965












Madrigal a la Reina de las Fiestas

Qué reinado más pequeño
te ofrecen Ana María,
porque ser Reina de un día
no es un reinado ideal;
mas a reinado tan corto
le basta con tu belleza
para darle la grandeza
de un Imperio colosal.

La Reina de Fermoselle,
una reina zamorana
de nobleza castellana
y de noble corazón.
Una Reina sin vasallos
que para hacernos cautivos
le bastan los atractivos
de Reina de la Ilusión.

Y pues te hace soberana
el pueblo fermosellano
poniendo el cetro en tu mano
junto a esa Corte de Amor;
gobiérnalo como quieras
con los más raros antojos,
con esa luz en tus ojos,
con esos labios de flor.

Los mandatos más sencillos
con gusto los cumpliremos
pues solo, todos, queremos
el que te sientas feliz,
para que siga en tu rostro
ese gesto de dulzura
pues eres por tu hermosura
más que Reina, Emperatriz.

Y en prueba de que eres Reina
por mérito bien cumplido
a tu reinado le pido
el que me otorgue un favor:
que en nombre de Fermoselle,
ejercites tu clemencia,
perdonando, en tu sentencia
a este pobre trovador.

Fermoselle, 1965





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