Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

lunes, 16 de mayo de 2011

408.- JOAQUÍN FERNÁNDEZ GONZÁLEZ



Joaquín FERNÁNDEZ GONZÁLEZ
Málaga (España), 1924. Compositor, letrista. Miem. Patronato Asociación Prometeo de Poesía (A.P.P.). Colab. literarias. Est. Teología. Crítico, prosista. Caballero del Císter. Varias distinciones. Poemarios publicados: "Extraña felicidad" (1952), "Diez poemas de amor" (plaq. 1969), "A lo lejos" (plaq. 1990), "Naturaleza" (plaq. 1991), "Trinidad" (plaq. 1991), "Caminos de amor" (plaq. 1991), "Mensajes en la noche" (plaq. 1993), "Mis campos" (plaq. 1993), "Escenario" (plaq. 1995), "Desde lo oscuro al alba" (1996), "La mitad descalza. Oremus" (1998), "Besos" (1999), "Reportero en Belén de Judea" (1999).

WEB DEL AUTOR:http://joaquinfernandezgonzalez.blogspot.com/





ESE SAGRADO DON DE LA ARMONÍA

Jugar con el color.

Aprisionar reflejos de arco iris
y aventurar la sombra
y acomodar el brillo,
y teñir el momento.

Poder parir paisajes y jardines
rodeados de verdesy de oscuros.

Dominar los matices de la flor,
el blanco del jazmín,
los grises de la tórtola y la nube,
y el hondo azul del mar.

Deslindar los plomizos horizonte
y platear, en medio de la noche,
los rayos de una luna enamorada
que juega con la cresta de una ola
que acaricia la arena.





Quiero que no me miren

En el distante rayo de la luna al brillar,
en la callada brisa que camina danzando,
en el cándido amante que solloza esperando,
en el sordo murmullo de las olas del mar.

En la voz suplicante de un sutil evocar,
en petición ansiosa que sumiso demando,
en caminos que piso y que luego desando,
en los tiempos que siempre negarán regresar.

En el dulce secreto que conservo escondido,
en el latir doliente de un corazón herido
y en la triste morada que se pierde en los cielos,

aún sabiendo que vives en los atrios lejanos,
pongo sobre mis ojos las palmas de mis manos
para que nadie sepa que en todo tengo celos.

De “Convergencias”
Academia Iberoamericana de Poesía









Soneto al tiempo aquel

Luces resplandecientes se apagaron;
abrazos y caricias se perdieron;
horas lentas y tristes sucedieron
a felices instantes que pasaron.

Los alegres rumores se callaron;
las dichas del amor palidecieron
y aquellos besos que en mis labios fueron,
qué profundas heridas me dejaron.

Todo se fue a la historia; tantas cosas
se quedaron dormidas entre rosas
que entregaron sus pétalos al viento...

Cuánta mirada tierna, cuánta risa
pasaron por mi vida tan deprisa;
cuánto llanto quedó, cuánto lamento.

De “Mensajes en la noche”









El hombre nuevo

Y qué si me deshago de los rayos de luna
y del pájaro verde que trina en la pradera
y del arroyo claro que corre en la ribera
y de la brisa fresca que ondula la laguna.

Y qué si ya no invoco a la diosa Fortuna,
ni deseo de nuevo vivir en la frontera
de cantos de sirena de cualquier primavera,
ni en la grata memoria tengo ilusión ninguna.

Es tan grande lo nuevo que me grita por dentro,
en tan ansiosa espera fue tan dulce el encuentro,
el abrazo tan fuerte, tan abierto el camino.

Y qué si no hago caso del resplandor que engaña
y cultivo mi trigo y arranco la cizaña
siendo Jesús la estrella que alumbra mi destino.

De “Desde lo oscuro al alba. Sonetos para orar."











La armonía de Félix Revello, por fin en casa.

Sinfonía teñida de colores
que acarician con mimo tus pinceles.
Recreación sin par de la belleza.
Cómo iluminas blancos,
das frescor a los verdes,
y estremeces los rojos que se muestran
como labios sedientos de caricias.
Sombras que nos ocultan los arcanos.
Matices que serenan a los grises,
que parecen teñidos de sosiego.
Retratos que te hablan,
vestidos que insinúan,
rostros que nos convierten en amantes.
Balcones indiscretos,
miradas que se pierden
en el dulce y lejano pensamiento,
y cuerpos de mujer inasequibles.
Luminosas sonrisas confidentes
que te alegran la vida.
Flores, frutas, cristales.
Eres el manantial de los reflejos
de un hermoso arco iris,
que nos vas regalando a los demás.
Y al final mi recuerdo;
la imagen de aquél Cristo que pintaste
cuando aún éramos niños
y corrían los años treinta y tantos,
que aún perdura en mi mente,
y que nos prometía en el futuro
un creador de sueños.


A mi amigo de toda la vida, Félix Revello, en el día
de la inauguración de su museo en Málaga.









Teoría

Que flexible tu cuerpo
se acomode en mi pecho,
que tu frágil cintura
se ciña con mis brazos,
que tus caricias tibias
entrelacen mis sueños,
que tus besos ardientes
se enreden en mi alma,
que tus rubios cabellos
descansen en mis ojos,
que tus lágrimas frescas
enfríen mis rubores,
que tu voz armoniosa
consuele mis pesares,
que tu dulce mirada
cale en mis sentimientos,

si consigo encontrarte.

Que sea un campo verde,
que tenga una ladera
a la luz que amanece,
que los pájaros jueguen
sobre la hierba fresca
en las blancas mañanas,
que me dejen allí
reposar para siempre,
pues prefiero la muerte,

si no he logrado hallarla.

De "Diez Poemas de Amor"








Cruz

Pasa el tiempo, Señor, tan despiadado,
que te acerca aún más al sufrimiento.
Yo pretendo decirte cómo siento
el verte desvalido y sentenciado.

Muy pronto vas a estar crucificado.
Te quiero acompañar con mi lamento
y pienso en tu dolor, pujante y lento,
y al hacerlo me encuentro desolado.

El precio de mi alma, caro ha sido;
un Señor azotado y dolorido
que acabará muriendo en una cruz.

Medito cuánto tienes que quererme,
para con tu martirio concederme
el cambiar mi tiniebla por tu luz.







Esas luces cansadas que se marchan

Cuanto más atardece más te espero
y cuanto más me apago más reluces;
con tus tiernos silencios me seduces
y cuanto más te escondes más te quiero.

Eres para mis ansias lo primero;
por extraños caminos me conduces
y a decirte extasiado tú me induces
que más que a cualquier cosa te prefiero.

Alma: comprendo, al fin, que te impacientes;
carne: ¿qué importa ahora lo que sientes?;
¿se acabará, por fin, vida, el tormento?

Que cabalgue mi amor en un suspiro
y que se lleve el aire que respiro;
habrá llegado, entonces, el momento.

De “Imo pectore”



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