Isabel Gil Jiménez
Nace Tolox-Málaga (1972). Licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación. Ejerce como profesora de Filosofía para la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía. Esta poeta, con residencia en Ronda, explica, Hoy las palabras, me parecen una especie de barro que al moldearlas y crear, pueden convertirse en una caricia, en una luz, en un espejo que corrija los errores... Considera que es lo único que nos aleja de la animalidad y nos permite intentar llegar a lo absoluto, aunque el camino hacia él sea la vida y la muerte él mismo. Complicada experiencia, entiende, pero vale la pena soñar y volar con la conjunción de las palabras. Para ella la poesía es un sentimiento eterno que brota del corazón en forma de letras. Ha publicado el poemario Sentires y Pensares de la Madrugá, Ed. CELYA (2012). Escribe en la revista Carta de Tolox, donde desarrolla contenidos de investigación histórica y cultural, así como ensayo histórico y filosófico. Ha aparecido en la antología del I Encuentro de Poetas Andaluces de Ahora y coordinó el II Encuentro en Málaga en Octubre de 2012 y la Antología del mismo. Más recientemente coordinó la Antología de Primer Recital Sierra Morena Poesía.
LIRA. CONFIESO
Para tu amor confieso
un abrazo que infunda vida a tu alma,
la caricia de un beso
que prenda incendio a tu cuerpo en la calma,
y manos que al caer
te alcen y den delirios de placer.
EN LA CARA OCULTA DE LA LUNA
Me pregunto dónde
pasando las hojas,
triste calendario,
y quedando versos
tantos, blancas sábanas.
El horizonte, dónde,
tu paraíso verde,
tu mirar profundo,
y dónde hoguera,
dónde aquellos besos
calor de tus labios,
regalo de amantes.
Dónde la esperanza
de sonrisa y vida
y la ilusión de abril.
En la oculta cara
de la negra Luna.
EL SECRETO
Guardo en lo hondo del océano
un secreto de risas y lágrimas.
Un día con dolor en el alma
salada agua decidí hacerme.
Esperé inquieta que llegase ella,
mi eterna y esquiva amada de mares.
En la mar que va entró refrescando
su cálido cuerpo con el agua.
No sabía del agua, mi esencia.
Suave la abracé, como nunca.
Como primero, robé un beso
y gocé de sus pechos rosados.
De pronto, su mirada brillante
y se dispuso a salir a tierra.
Antes le rogué y atrás volviéndose
contempló su rostro en mi alma.
Le dije que no se olvidase
que era a ella a quien amaba yo.
y le pedí que mi mano cogiese.
Salió a tierra mas llevando en sí
agua esparcida por su piel tersa
y sonriendo deliciosa boca.
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