Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

viernes, 12 de abril de 2013

1576.- JESÚS MARTÍN CAMACHO




Jesús Martín Camacho
Nació en Algeciras, CÁDIZ  en 1977. Su perfil se fue despejando a los quince años cuando, por una parte, decide apasionarse por la lengua latina y, por otra, deciden los hados por él que su melena irá en franco declive.

El declive continúa; la frente ya está completamente franca. Del resto, la filología latina le dio la afición y el trabajo estable, mientras que de profesión sigue siendo “sus labores”: por una parte, de su pasión por la literatura, el sabor de los haikus, la fotografía compulsiva y su prematura cinefagia en soledad y bien acompañado, nació y se desarrolló entre 2005 – 2011 su blog La crin verde, así como provocó la colaboración en los Cuadernos de creación de palimpsesto2punto0 y el libro de poemas Perdura (2007, Diputación de Huelva, Colección Donaire, nº 14).

Por otro lado la devoción por la música blues le ha llevado a participar en la revista mexicana Cultura Blues desde su nacimiento en mayo de 2011, así como a la creación y mantenimiento del blog El blues y la palabra.





INTELIGENCIA

Veo tu inteligencia cuando pasas las hojas
de un libro, y un destello te ilumina;
cuando frunces los labios para atrapar la idea,
mariposa en la punta de un florete.
Cuando te hago observar la línea de los cuerpos
de Prud’hon, de Guérin y de Bronzino,
y entiendes que hay en ti la misma gloria.
Cuando si vacilar me tomas la cabeza
para llevarme hasta el lugar exacto,
y después de ascender y de tensarte
como se abraza al viento una cometa,
de subir y bajar por la montaña rusa,
das un salto redondo en la noria del aire
y tomas tierra, ardiendo las mejillas,
abres los ojos y me dicen “¡Hola!”,
con un gesto tranquilo de la mano.






EL POEMA NO ESCRITO

Me gusta contemplarte al salir de la ducha,
como a Susana los ancianos bíblicos.
por la puerta entornada te acecho cuando envuelves
en la toalla el muslo o el tobillo,
el pecho rebosante tras la línea del brazo:
odaliscas de Ingres, pastoras de Boucher
cálidas, sosegadas, inocentes,
ninfas de Bouguereau, esclavas de Gérôme,
Venus de Cabanel –horizontal espuma-,
tan redonduelamente comestibles.
Tendrá un nombre ese pliegue de la axila
que se bifurca en dos entre los dientes;
el leve mofletillo que bordea redondo
el friso de la media, debajo de la nalga;
ese cuenco rosado en que acaban las ingles,
donde el pulgar se tensa en breves círculos
entreabriendo el estuche de la lengua.
Tengo que consultar a un catedrático
De Anatomía.
Ya escribiré un poema
cuando esté muerta el arte del deseo.






LOS (POSIBLES) PARAÍSOS PERDIDOS

Hoy dejé pasar otro aliento de vida:
no quería rozarlo con mi muerte.
Di media vuelta y me aterroricé:
estaba yo sólo. Inevitable.

Disculpa si te hice ver que era otro:
ni yo mismo me admito.
Me engaño cuando no soy yo:
Tengo miedo de mi propia persona.




RUPTURA

No me niegues con palabras de otro,
ese camino fue ya muchas veces recorrido:
de él no se conservan retamas ni guijarros,
descanso ni reposo.

Comienza tú uno nuevo,
no hace falta que sea grandioso,
sólo terreno y maleza,
polvo, rastrojos; pero tuyo.
Que sean tus huellas las únicas que lo avasallen,
mis ojos los primeros que lo sufran –los únicos—,
que le lleguen a destiempo, que lo abracen a la vuelta.
Comienza tú; sin nadie.








HAIKUS



Día tras día
mi sombra se suicida
bajo los coches.




Piso una rama
un crujido en mi oído
¡Qué solo estoy!




Frío diciembre
En la pila desierta
Sin voz ni ropa




Como a Diógenes
me fascina la Acrópolis
y meo mirándola.




Casablanca

De mi vista Ilsa
se aleja con cadencia
de viejo piano.




Duelo al sol

Muero tu muerte.
Rojo sobre el desierto.
Rótulos: The End.




El marido de la peluquera

Amor eterno
¿Por qué te acabarás?
Eterno amor.



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