Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

sábado, 20 de abril de 2013

1627.- ATAÚLFO BARROSO JIMÉNEZ




ATAÚLFO BARROSO JIMÉNEZ

Polifacético cantaor, poeta, traductor y artista flamenco Ataúlfo Barroso Jiménez, también conocido como Ataúlfo Granada, (Granada, 1932 - Falleció en el año 2010). Fue un personaje inolvidable. En los años setenta años cayó en la cuenta de que uno de los libros más universales de Federico García Lorca, el Romancero gitano, estaba traducido a todos los idiomas menos al de los propios gitanos. 

No lo dudó y armado con diccionarios y mucha paciencia preparó una versión que él mismo recitaba para estupefacción de extraños y diversión de amigos. Ataúlfo Granada, que era su nombre artístico, logró una insólita popularidad en los años ochenta como maestro traductor de una pieza mayor de la literatura a una lengua enigmática. Ataúlfo fue director artístico de Jardines Neptuno y formó parte de la compañía de Mariquilla.






AL SANTÍSIMO CRISTO DEL CONSUELO
Y MARÍA SANTÍSIMA DEL SACROMONTE

Cristo mío del Consuelo
entre hachones y cirios,
cuatro clavos te taladran
pies y manos de martirio.

Cuando subes al Camino
en éxtasis de saeta y alba,
sombras de yunque y luna
se pierden por las quebradas.

Veredas del Monte Santo
las que miran a la Sierra,
¡ay!... Pare mío del Consuelo,
olor a romero y menta.

Saetas a Ti te lloran
por Siguirillas y Cañas,
voces que tiemblan de amor
con resplandores de ascuas.

Los ecos rancios gitanos
como aguijones se clavan,
entre fuegos de romero
y martinetes de fragua.

Cuatro luces de Calvario
van iluminando Tu Cara,
por ese Camino del Monte
suspiran las calladas Zambras.

Tus costaleros te mecen
sus hombros quebraos sangran,
pero a ellos, ¿qué les importa?,
viendo el dolor en la Cara,
de ese Cristo que se muere
por las calles de Granada.

Tu sangre morena joven
se va poniendo avellana.
Siendo el Rey de los Cielos
y Padre de todas las almas.

¡Ay!… Cristo de los Gitanos,
Camborio de cal y Zambra
con redoble de tambores,
y clarines de cobre y plata
vas por las cuestas del Camino,
que son balcones de la Alhambra.

Y las hogueras se pierden,
al fondo en la lejanía.
El Cristo Gitano va entrando
entre palmas por su Abadía.

Tu Madre, te sigue en silencio
con la sonrisa quebrada,
un puñal lleva clavao
que desgarra sus entrañas.
¡Ay!, Virgen del Sacromonte,
dolor, incienso y plegaria.

Tus Hermanos te veneran,
báculos de bronce y plata,
respiradores de cobre
varales de filigrana.
Un manto azul de belleza,
bordado de estrellas blancas
mientras, por tu cara canela,
resbalan perlas de ámbar.

¡Ay!... Madre de los gitanos,
la más guapa, entre las guapas.






(SAETA)

¡Virgen mía del Sacromonte!,
hoy quiero cantarte yo,
aquí tienes el corazón
de este pobre gitanito,
pa consolar tu dolor.






AL CRISTO DE LOS GITANOS

¡Ay!, Cristo de los Gitanos,
sombras, fuego y fervor,
moreno costado manando
rubíes, sangre y dolor.

Muriéndote estás, Jesús,
caló por “tós los costaos”,
agonizando en la Cruz,
nos perdonas los pecados.

Por eso, pueblo gitano,
que el “Consuelo” muere ya,
cantarle por siguirillas,
martinetes y tonás.

¡Jilgueros del Avellano!
¡Ruiseñores de la Alhambra!
¡Alegrar la muerte a Cristo!
¡Ay, calosillos y zambras!

Y vosotros ¡costaleros!,
gritar ¡arriba, al cielo!
Rezar, mecer, bailar
al Camborio del Consuelo.

Alhelíes y jacintos,
brotan tus llagas vivas.
¡Ay!, se nos muere Manuel,
por las cuestas, arriba, arriba.

Arder retamas y apriscos,
en humos sacromontanos.
Cantar bulerías a Cristo,
taladrado de pies y manos.

Encenderle las hogueras,
pegar fuego al camino,
no veis que se está muriendo
ese Gitano Divino.

Que somos del Sacromonte,
calorrós de lo más puro,
saeta, plegaria y muerte,
cueva, soleá y humo.

¡Ay!, Yesunvay que te mueres,
yo sin poder hacer “ná”,
acepta Jesús mi cante,
que no me puedo aguantar.

Y la saeta en la noche,
con la voz de alma y candela,
canta al “Consuelo” del Monte,
entre el quebranto y la pena.
¡Ay!, calorró de mimbre y cobre,
el de azabache y canela.







A YESUNVAY E OS CALÓS

¡Isna!, Yesunvay e os Calós,
parines, yagulé y jeli,
esprejamó arigató pupelando
rujies, arat y duqui.

Muyándote estisas, Povea,
caló per saró os arigatos,
muyándote on a Trejo,
mú jinjilas os grecós.

Per ocoló, gáo roma,
sos o “Paratató” muyela acaná,
guiyabarle per siguirillas,
martinetes y tonás.

¡Pichiviris dol Avellano!
¡Chirriclis e a Alhambra!
¡Lalar a muyi á Povea!
¡Isna, calosillos y romelís!

Y sangués ¡olacéros!,
golár ¡aupré, a otalpe!
Dabordár, beyopeár, quelár
a Camborio dol Paratató.

Jildis y jililés,
purelan tun chinabén apuchelás.
¡Isna!, sé mú muyela Adonai,
per as drunji, aupré, aupré.

Yakelar arluchis y alquerús,
on húas sacromontanos.
Guiyabar bulerías a Povea,
barcurráo e pinrreles y ambasti.

Eyakelar as yagulés,
diñar yáki a dron,
ne dicay sos sé estisa muyando
ocoló Calorró Timuyó.

Sos sinamos dol Manjaró Búr,
calosillos e o buter chipén,
saeta, beda y muyi,
fulmi, soleá y húa.

¡Isna!, Yesunvay sos tué muyelas,
mangue bi arcilar querelar nanay,
cámbla Povea men guiyabo,
sos ne nu astis chiguatar.

Y a saeta on a errachi,
sar golé e orchí y yaquelá,
guiya a “Pararató” dol Búr,
andré o asparábo y a duca.
¡Isna!, calorró e chalachi y oroske,
o e ajisjiné y madoy.






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