MARÍA JESÚS RODRÍGUEZ BARBERÁ
Nació en Chiclana de la Frontera (Cádiz) - ESPAÑA
Estudió bachillerato en San Fernando (Cádiz, España), obteniendo en la capital la Diplomatura de Enfermería en la escuela “Salus Infirmorum”. Casada y madre de cinco hijos.
Comienza a escribir en la madurez, presentándose en certámenes, tanto de poesía como de prosa, en los que obtiene varios reconocimientos, entre ellos el 1º Premio Internacional de Poesía, Ana de Valle de Avilés.
Tiene publicados, en solitario, cinco libros. Tres de poesía: “La décima musa”, “A vuelo de gaviota” y “Cuentos para Mar”; una novela: “Despedida a la llanera y una biografía: “Lágrimas escondidas”. Sus trabajos forman parte de varias antologías poéticas publicadas.
Es miembro del Ateneo Literario, Científico y Artístico de Cádiz y también del Club de Letras del Vicerrectorado de la Extensión Universitaria de Cádiz. Forma parte de la junta directiva de la Tertulia Pléyade de San Fernando (Cádiz, España)
Sus trabajos se publican en varias revistas literarias.
ALMANAQUE SIN HOJAS…
Han caído los pétalos de mis sueños de otoño.
Ya no mana mi fuente
ni se encausa mi río.
Soy...
la montaña sin eco y una orilla sin playa;
la gaviota que vuela sobre un mar
que no tiene horizonte.
Una roca movida, que las olas no besan.
Remolino en desierto
sin frescura de oasis.
Navego entre las olas con fuerte marejada
por mares de imposibles
que azotan mi velero,
perdido,
a la deriva.
He grabado mi voz en el lecho del río
que se pierde en el mar y al que ya nadie escucha.
Soy…
Arrecife sin peces,
un jardín sin colores,
almanaque sin hojas.
CONCIENCIA OPACA...
"La conciencia es como un vaso,
si no está limpio ensuciará
todo lo que se eche en él"
Horacio
¿Qué puedo hacer para evitar la guerra?
¿Cómo vivir sin levantar la envidia?
¿Dónde se alberga la maldad, perfidia?
¡Pobre de aquél al que el avaro entierra…!
¿Siempre es la gloria del que es malo y yerra?
¿Por qué al humilde la soberbia insidia?
¿Quién trata al justo como a res de lidia?
¿Por qué el perverso todo el bien destierra?
Preguntas duras con respuestas blandas
que no queremos escuchar siquiera.
Conciencia opaca que no deja entrar
esos lamentos y también demandas,
que gritan fuerte ante la gran sordera
que nos acalla para no pensar.
DIÁLOGO ENTRE ENEMIGOS
(Ante el inminente final de un ser querido...)
—Cerraré las ventanas, la puerta y el postigo
para que entrar no puedas, que yo no soy tu amigo.
Echaré los cerrojos… ¡Te odio y te maldigo…!
Espérate a mañana para segar mi trigo.
—No importa que te encierres. Yo soy tu calendario
y se acaban tus hojas… ya no hay reloj ni horario.
Aquí estás de prestado; haz pronto tu inventario,
que tu esfuerzo es inútil, tu empeño innecesario.
—Mis fuerzas sacaré ante tanta crueldad.
No podrás abatirme… Tendré capacidad
para luchar sin tregua y con intensidad…
Seré gran adversario a tu fatalidad.
—Pobre despojo iluso. ¿Tú crees que me conmuevo?
¿No ves entre mis manos la horrible hoz que llevo?
Tus mieses están secas, tu campo ya es longevo;
un niño, ya no eres, tampoco eres mancebo.
—Triste llegó mi invierno, pasó la primavera,
cuando feliz crecía mi alegre sementera.
Apártate de mí, oh muerte traicionera;
sé que luchar no puedo, que negra es tu bandera.
—Seca está tu fontana
y tu tierra no mana…
No cierres la ventana
que ya hoy es mañana.
IMPOSIBLES
Olvidarte no es sólo dejar de oír la ola,
ni tampoco tapar la luna con un dedo.
Olvidarte es sentir de nuevo el mismo miedo
a bogar sin un rumbo, a estar de nuevo sola.
Sería el olvidarte, ver negra la amapola,
los pinos amarillos, sin uvas el viñedo,
un lago sin reflejos, una fe sin su credo,
un niño sin sonrisa, un cometa sin cola.
¿Tú quieres que te olvide? No puedo, vida mía,
que nunca lo imposible, posible se hace un día.
Nuestra verde pradera, nunca podré asolar.
No soy valiente, no, que siento cobardía.
Terror a estar sin ti y ver tu lejanía.
Me pides imposibles… ¿Dejarte yo de amar?
LLEVAD MI VOZ HACIA EL MAR (GLOSA)
"Si mi voz muriera en tierra,
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera"
(RAFAEL ALBERTI)
¡Ay madre…! qué desconsuelo,
tengo con este sentir...
El alma, siento morir
y mi corazón es hielo.
No duermo y tengo desvelo
cuando me encuentro en la sierra.
¿Sabes, madre, qué me aterra?
Que aquí, en la serranía,
a mi mar, no más vería
si mi voz muriera en tierra.
¡Ay madre!... que yo quisiera
que si es mi voz apagada,
en silencio y tan callada,
porque mi vida perdiera,
que todos me lleven fuera…
Para mi voz escuchar
y otra vez pueda cantar,
no me dejen tierra adentro,
que para un feliz encuentro,
llevadla al nivel del mar.
¡Ay madre…! qué miedo siento
a que mi voz quede sola
sin que se acerque la ola
para llevarse mi aliento.
¡Quiero que lo empuje el viento!
No dejes que aquí me muera,
ni mi fosa en la ladera.
Llevad a la mar mi voz
—que querrá llegar veloz—
y dejadla en la ribera.
Gracias, Fernando, por incluirme en tu magnífico blog.
ResponderEliminarUn cordial saludo. M.ª Jesús