Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

jueves, 18 de abril de 2013

1610.- ROGELIA LEÓN





ROGELIA LEÓN
(1828-1870)
Escritora española, nacida en Granada en 1828, y fallecida en su ciudad natal en 1870. Muy pronto debió de sentirse inclinada hacia la creación literaria, pues sus primeros escritos publicados aparecieron cuando sólo tenía veintidós años de edad. En los círculos literarios se dio a conocer como poetisa, con el envío de sus composiciones líricas a diferentes medios de comunicación, como El Correo de la Moda, La Mujer Cristiana, La Violeta, etc. En 1857 dio a la imprenta una colección poética titulada Autos de la Alhambra, en la que recogía la mayor parte de sus versos.

Estas publicaciones le fueron granjeando una bien merecida fama de mujer culta, brillante y dotada de gran sensibilidad artística, lo que a su vez le fue abriendo las puertas de casi todos los cenáculos culturales de su entorno. En efecto, fue académica-profesora del Liceo de Granada, socia del Círculo Científico, Literario y Artístico de Málaga, y socia de mérito de la Academia Científico-Literaria de Madrid.

Entre su producción literaria, y al margen del poemario ya reseñado, es obligado destacar su novela Los juramentos, que vio la luz en Granada después de que Rogelia León ya hubiera fallecido. Pero la obra que más fama literaria proporcionó a esta autora fue una pieza dramática titulada Fanni la escocesa (o Jeannine la escocesa, según ciertos catálogos), que se estrenó en Granada el día 26 de abril de 1857. Se trata de un drama escrito en verso y compuesto de tres actos, cuya acción, localizada en varios lugares del actual Reino Unido (Escocia, Inglaterra, etc.) en la época del rey Carlos II, pone sobre las tablas una historia de amor aderezada con los más tópicos ingredientes del teatro pasional romántico: amores imposibles, desigualdad social entre los amantes, personalidades fingidas o desconocidas, querellas de honor, etc. Al final, todo viene a parar en un final feliz, en el que el rey se muestra justo, prudente y bondadoso.










“Soy esclavo, nombre infausto;
nombre odioso y maldecido;
soy el perro escarnecido
que castiga su señor.
Mientras el duerme en la hamaca,
yo en el suelo recostado
siento el cuerpo lacerado
de trabajo y de dolor.”

Rogelia León





ELLA Y ÉL

Dicen que amar es la vida,
Y el no amar llanto y dolor;
¿pues por qué á llorar convida
con amor ó sin amor?

Ella y él son dos palabras,
ó mas bien sílabas tres,
de corto significado,
pero de mucho entender.

Ella es la gloria, el encanto,
las delicias de un harem,
y el ángel bueno ó el malo
en quien ciego adora él.

Él es el suspiro tierno,
el inefable placer:
es realidad, fantasía:
es quimera y dulce fé:
es inconstancia y ternura:
es señor y esclavo fiel
es en fin el hombre altivo,
y ella la tierna mujer.

Son dos séres que nacidos
para el mal ó para el bien,
se aborrecen ó se aman
con rendicion ó altivez.

Ella es el ruego, el halago;
el orgullo y fuerza él;
mas hay veces que rendido
ella le gana en poder.

Son un juego de verdades
y un misterio de doblez,
donde el temor y el deseo
dan un martirio cruel.

Son dos séres que se huyen
y se buscan á la vez,
y al encontrarse padecen
y sufren si no se ven.

Cuando el uno adora ciego
suele el otro ser infiel,
arrojando en el olvido
las promesas del ayer.

Son el imán de la vida;
la redoma de Leyden:
la náutica del piloto
y del pescador la red.
Son dos séres que se unen,
cual la yedra en el vergel,
á el arbusto más frondoso
que cercano en torno vé;
mas ¡ay! Que á veces las ramas
donde buscára un sostén,
de su error y confianza
las cadenas suelen ser.

Ella es la blanca azucena
y el amante lirio él,
que al besar su pura frente
la arrebata de un edem,
sin galas ya, ni frescura,
ni perfumes que ofrece.
es la casta sensitiva
y el profanador es él,
á quien ella teme y ama
como sombra de su ser.

Es cual la triste palmera
que se inclina hacia su pié,
evitando los halagos
con aparente desden.

Mas si el amante orgulloso
sus brazos llega á tender
hacia alguna que rendida
corresponde aquella fé;
llora la triste palmera
sus rigores y esquivez,
y abatido su ramaje
triste piensa en el ayer,


Ella y Él, publicada el el número 33 de la revista El Correo de la Moda el 8 de febrero de 1857.






La granadina Rogelia León (1828-1870) escribió un artículo con el largo y significativo título: “A las piadosas señoras de todos los países que trabajan con ardor en la emancipación de los esclavos” y compuso “La canción del esclavo”, poema al que confiere un ritmo similar al de las dos primeras estrofas de la “Canción del pirata” de Espronceda. 
En él desgrana sus ideas sobre el oprobio de la esclavitud en boca de un esclavo y expone la idea del “buen salvaje”: 


Soy esclavo, nombre infausto; 
nombre odioso y maldecido; 
soy el perro escarnecido 
que castiga su señor. 

[…] 

Dejadme ver a mis hijos 
y a mi amada, yo os lo ruego, 

[…] 

esos hombres inhumanos 
deben, sí, deben morir. 
No, no, debo esclavizarlos, 
ser cruel cual ellos fueron 
y que sepan lo que hicieron 
y que aprendan a sufrir. 



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