Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

domingo, 21 de abril de 2013

1631.- PERO GUILLÉN DE SEGOVIA



Pero Guillén de Segovia
Pedro o Pero Guillén de Segovia (Sevilla, 1413 - Segovia, 1474), poeta y escritor del Prerrenacimiento español, preteneciente a la lírica cancioneril castellana del siglo XV.

Estuvo en la corte de Juan II y probablemente fue de origen judeoconverso; no sabemos cómo le afectaron los pogromos de 1449, pero tomó partido por el valido, el condestable don Álvaro de Luna, para quien trabajó como arrendador o quizá en algún cargo de la contaduría real, por lo que cayó en desgracia junto a él en 1453; después se vinculó a la familia conversa segoviana de los Arias hasta que el arzobispo de Toledo, Alfonso Carrillo, le permitió entrar en 1463 en su casa-palacio como contador ("contable" diríamos hoy); eso es lo que se deduce del «Dezir que fizo Pero Guyllén, dyrygido o difirydo al señor arcobispo de Toledo sobre la cayda de su estado del dicho Pero Guyllén», una de las dos suplicaçiones que le envió en busca de trabajo. Era un hombre culto, probablemente un letrado humanista, ya que muestra una sorprendente familiaridad con las obras y autores grecolatinos y padres de la Iglesia que nombra y cita (además con exactitud), frente a poetas anteriores como Baena o Villasandino que se limitan a insertar largas ristras de autores o personajes de la Antigüedad de los que sólo conocen el nombre:
Los autores a quien alude más frecuentemente son Séneca (De Providentia, De Clementia, De Vita Beata, Epistuiae ad Lucilium, Libro de las cuatro virtudes, Tratado de las artes liberales, etc.), Aristóteles (Ética, Económica, etc.) y Boecio (De Consolatione Phiiosophiae); conoce las obras de Salustio (Bellum Catilinarium), Vegecio (Epitome Rei Militaris), Cicerón, Terencio, Lucano, Homero, Platón y Jenofonte. También alude varias veces a la Biblia, y a los escritores cristianos San Agustín (De civitate Dei), San Isidoro de Sevilla (Synonymorum Libri), San Gregorio y San Ambrosio. En el prólogo de La Gaya vuelve a aludir a varios de estos autores, sobre todo a Lucano, y parafrasea a Virgilio, a Valerio Máximo y Quinto Curcio Rufo (Historia Alexandri Magni). En la mayoría de estos casos es evidente que Pedro Guillen conoce muy bien los textos a que se refiere. Aun a los autores de menor renombre (Vegecio y Quinto Curcio, por ejemplo) los cita con precisión y exactitud. Entre todos estos autores, parece que los preferidos de Guillén son los hispano-romanos, Séneca y Lucano.
En Toledo Guillén se relacionó con grandes caballeros y hombres tan rectos como el corregidor y poeta, tío de Jorge, Gómez Manrique, a cuyo círculo es muy posible que perteneciera. Su filosofía pregona la necesidad de una monarquía fuerte que aúne honradez, religión y política, y desde luego sus sentimientos cristianos son puros y auténticos, por lo que cabe ver en sus Salmos penitenciales. En los prólogos de sus obras asoman el estoicismo senequista y las Epístolas de San Pablo y en otras aparece Boecio, justificando que el sufrimiento de los pobres es vereda de salvación y que nada queda sin premio ni castigo al final; pero con un buen juicio algo judaico, exclama disconforme Guillén, confesando su debilidad: «Tu loas pobreza, la qual yo denuesto». Hay motivos biográficos en ello, ya que, aunque Guillén fue tenido que vivir diez años escribiendo "escryturas agenas" y la malvada Fortuna, "non contenta de aquesto, por me más apremyar quytome la mayor parte de la vista, de quisa que ya, por defeto de aquella, non fago mi obra como devía". Según Méndez Bejarano, el interés de la poesía guilleniana estriba en tres circunstancias: la gallardía de sus versos originales, el hecho de haber compuesto el primer diccionario de rimas de la lengua castellana y haber sido también el primero en traducir los Salmos. Los temas que cultiva son variados: amorosos, político-morales, filosóficos y satíricos. Escribió un Decir sobre la muerte de don Álvaro de Luna, uno de los pocos que tuvo la valentía de defender al otrora poderoso valido después de su ejecución, hasta el punto de condenar, aunque veladamente, al mismo monarca:


Pues el siervo es obligado
al señor con obidencia,
si en algo fue culpado
non niego la consecuencia.


La llegada del nuevo rey, Enrique IV, supuso para él una gran y mesiánica esperanza, pues le recordaba más a su abuelo que a su padre:


Por ende roguemos la faz por el suelo
a Dios que lo dexe vevir e reinar
pues qu'en todo quiere seguir e obrar
las santas virtudes del rey, sü abuelo


Sin embargo el arzobispo Carrillo a quien servía se rebeló en la segunda parte de su reinado contra Enrique IV y apoyó su deposición en favor del príncipe Alfonso, en lo que Pero Guillén de Segovia, que siempre había sido ansioso de paz, lo siguió algo desconcertado; sus sentimientos eran honestos y piadosos, su religiosidad, bastante influida por la devotio moderna. Por otra parte, por Hernando del Pulgar sabemos que el arzobispo era muy aficionado a la astrología y la alquimia, y es la verdad que las obras dedicadas a él por Guillén de Segovia abundan en ese tipo de alusiones.
Otras obras son un Decir sobre el amor; el Discurso sobre los doce stados del mundo, una continuación de las Coplas contra los pecados mortales que Juan de Mena dejó inacabadas en 1456 (también quiso continuarlas Diego Gómez Manrique]]) y una traducción de los Los siete salmos penitenciales trovados. En cuanto al diccionario de rimas, lleva el título de La Gaya de Segovia o Silva copiosísima de consonantes para alivio de trovadores, está fechado en 1474 y atesora un crecido número de consonancias hábilmente dispuestas, tomando como modelo de su obra el Libro de consonancias de Jaume March y el Torcimany de Luis de Averçó. Tal como ha llegado a nosotros, se compone de un "Prohemio" incompleto y el citado "Rimario"; entre estos debía haber un tratado teórico que no ha llegado a nuestra época.

Notas

↑ Cf. John G. Cummins, «Pero Guillen de Segovia y el Ms. 4114», en Hispanic Review, XLI, 1973, p. 29.,
↑ El manuscrito 4114 es una copia dieciochesca de otra del siglo XVI que contiene obras en verso y prosa de Pero Guillén de Segovia con otras de poetas en eñ entorno literario de Gómez Manrique cuando fue mayordomo en la casa del Arzobispo de Toledo y también posee el testimonio más abundante de la poesía de Antón de Montoro, como señala H. R. Lang, "The So-Called Cancionero de Pero Guillén de Segovia", Revue Hispanique, 19 (1908), pp. 51-81. Acaso Pero Guillén fuese el autor de al menos parte de la recopilación transmitida por este manuscrito.
↑ Cf. «Dezir que fizo Pero Guyllén sobre los milagros del calaboco», Ms. 2763, fols. 55r.-56v., vv. 117-120
↑ Cf. «Otro desir que fizo Pero Guyllén al Rey Nuestro Señor luego que rreynó e fizo paces con Aragón e Navarra», Ms. 2763, fol. 65v., vv. 37-40.

Obras

La gaya ciencia, ed. de José María Casas Homs, Madrid: CSIC, 1962, 2 vols.
Obra Poética ed. de Carlos Moreno Hernández. Madrid: FUE, 1989.

Bibliografía

Carlos Moreno Hernández, "Pero Guillén de Segovia y el círculo de Alfonso Carrillo", en Revista de literatura, tomo 47, núm. 94, 1985 , pp. 17-50.
íd., "Algunos aspectos de la vida y la poesía de Pero Guillén de Segovia", Anales de Literatura Española núm. 5 (1986-1987), pp. 329-356.


Los siete salmos penitenciales trovados
           Prólogo 

Señor, oye mis gemidos 
Y rogarias, 
De lágrimas y plegarias 
Bastescidos : 
No quieras que mis sentidos 
Tanto dañe, 
Ni te plega que acompañe 
Los perdidos. 

Tú que eres el Señor 
De los siglos; 
D'animales y vestiglos 
Hazedor; 
Tú de obras causador 
Tan sobejas, 
Inclina las tus orejas 
A mi clamor. 

Ca tú eres perdurable, 
Infinito; 
Santo Padre muy bendito, 
No mudable; 
Tan inmenso, inefable, 
Pïadoso, 
Illustrante, poderoso, 
Muy notable. 

Tú nos diste ley bendita 
De la Cruz, 
Tú eres luz de la luz 
Infinita. 
Tú que das la qu'es escrita 
Salvacion, 
Do tu sancta correction 
Me remita. 

Assi como padre a hijo 
Me perdona, 
Pues mi alma se adona: 
Si corrijo 
La mi vida y me rijo 
Por tu vía, 
Faz que cobre alegría 
Que yo elijo. 

¡O potencia que más vales, 
Santa y rica! 
Señor Dios tú clarifica 
Desiguales 
Mis ojos espirituales, 
Que contemplen 
En tus obras y se tempren 
Por mortales. 

Ca me son significantes 
Sin soçobras 
Como a mi tus santas obras 
Illustrantes; 
Que en prosa y consonantes 
Daré razon 
De tus fechos como son 
Admirantes. 

[p. 75] E pues tú significaste 
Significacion 
Que congela admiracion 
Al que criaste, 
Ninguno que tú causaste 
Bastaria 
Significar tu señoría 
Sin contraste. 

Pues devemos permitir 
No ser causada 
Tu condición limitada 
En bevir, 
¿Quién podría consentir 
Variable 
Lo que no es limitable 
Presumir? 

Oyan cielos y cometas 
Mi oracion; 
Entiendan mi peticion 
Las planetas: 
Los angeles, cosas netas, 
Esto acepten, 
Que ante ti las representen 
Por discretas. 

Poder, querer y saber 
En unidad, 
Dexado tu infinidad 
En su ser, 
Te quiero, por carescer 
Fuegos mortales, 
Las Salmos penitenciales 
Offrescer. 

           Salmo primero 

Señor, no me reprehendas 
En tu saña, 
Ni con tu ira tamaña 
Comprehendas; 
Ca si yo malvadas sendas 
Proseguí, 
Ave tú merced de mí, 
Que nos enmiendas. 

Con gran suma de pecados 
Soy enfermo; 
En tus obras cuanto duermo, 
Son turbados 
Mis huessos atormentados 
Y mi alma: 
Ser no pueden sin tu palma 
Reparados. 

Señor, torna apresurado 
Y delibra, 
La mi triste alma libra 
Del pecado; 
Pues no bivo assegurado 
En discordia, 
Sea por misericordia 
Perdonado. 

Ca no sé ninguno tal 
En la muerte 
Que se miembre de ti, fuerte, 
Inmortal; 
¿Quién será tan especial 
Como alego, 
Que te alabe en el fuego 
Infernal? 

Trabajé con gran hemencia 
Comovido 
Y fize en el gemido 
Penitencia; 
Con lágrimas de paciencia 
Lavaré 
El mi lecho y regaré 
Por clemencia. 

Turbada está la lumbre 
De mi'sprito, 
Temiendo so yo aflito 
Certidumbre 
De tu saña en muchedumbre 
Al juizio, 
Pues cursé mi perjuizio 
Por costumbre 

En pecado envejecí 
Sin castigos; 
[p. 76] Entre los enemigos 
Azorcí 
Partidvos todos de mi 
Los que obrades 
Perversas iniquidades 
Que seguí. 

Ca sabed que bien oyó 
El que adoro 
La triste boz de mi lloro, 
Y rescibió 
La mi oración que vió 
Ser contrita, 
En la santa ley bendita 
Que nos dió. 

Vénguense los ya nombrados 
Mis contrarios, 
Y sean mis adversarios 
Conturbados 
En sus iniquos malvados 
Coraçones, 
Tornando con oraciones 
A tí inclinados. 

         Salmo segundo 

Mucho bien aventurados 
Son aquellos 
Que son sus pecados dellos 
Perdonados; 
Y también son relevados 
De maldades 
En que por sus voluntades 
Son errados. 

Sin dubda será el varon 
Aventurado 
Que no le pidas del pecado 
Relacion: 
Bivirá en contriction 
Y sin daño 
El de alma sin engaño 
O colusion. 

Porque cessé bendezir 
Y alabar 
Tu santo nombre sin par 
Y te servir, 
Los mis huessos por bevir 
Envejecieron, 
Y mortales concibieron 
De morir. 

Ca llamávate de boca 
Sin coraçon, 
Seyendo la devoción 
Mucho poca. 
Cuando tú de quien te troca 
Te desvías, 
Su vida por muchas vías 
Se apoca. 

Por lo cual, muy soberano, 
Yo bien siento 
Encima de mi'strumento 
Que es humano, 
Tu bendita y santa mano 
De piedad, 
Por mis yerros, mezquindad 
Y desmano. 

Cuando ya por vïolencia 
La espina 
Se me finca muy aina 
Sin clemencia, 
Y me muerden la conciencia 
Mis errores, 
Para mi alma livores 
Y dolencia. 

Con penitencia verdadera 
Quebraré 
Esta espina, y mostraré 
La carrera 
De mis yerros y artera 
Contriction, 
De esconder mi confession 
Y manera. 

Si en mi contra manifiesto 
Mi malicia, 
A ti, Señor, mi justicia 
[p. 77] No compuesto, 
Pídote por sólo aquesto 
Estos dones, 
Que mis errores perdones 
Sin denuesto. 

Ca, Señor, por yo ganar 
Este perdon 
De mi gran continuacion 
En errar, 
Todos tiempos de rogar 
Soy movible, 
Peligroso, convenible 
Que ha lugar. 

'Onde, santo causador 
Maravilloso, 
En el tiempo muy pluvioso 
De dolor, 
Al penitente pecador 
No llegará, 
Porque a ti demandará 
Tu valor. 

Ca diré: tú, Señor, eres 
Fortaleza, 
Acorro de mi tristeza 
Y aferes; 
Tú desgasta los poderes 
Y ocasion 
De mi gran tribulacion 
Como quieres. 

E no caeré en error 
En la carrera 
Que andoviere verdadera 
De tu amor. 
Firmaré sobre el Señor 
Los mis ojos, 
Ya quitados los despojos 
De furor. 

No querais ser comparados 
En visajes 
A los muy fieros salvajes 
Denodados 
Que en las selvas son criados, 
Y sin tiento 
De ningun entendimiento 
Son hallados. 

Con cabestro, pues, conviene 
Y ayuno 
Quebrantar el importuno 
Que mantiene 
Malicia y la sostiene 
Insuave; 
Penitencia aya grave 
Porque pene. 

Ca muchos son de herir 
Los tormentos 
Al pecador sentimientos 
De morir; 
Al que en Dios sin arguir 
Esperará 
Misericordia lo cercará 
Sin fallir. 

Los justos, toda sazon 
Vos alegrad, 
Con entera voluntad 
Y coraçon; 
Que alegría y bendición 
Es con vos, 
Otorgada por mi Dios, 
Bravo leon. 

Salmo tercero 

En tu saña no m'aflijas, 
Mas espira 
Sobre mí, ni con tu ira 
Tú me rijas: 
Aquel tiempo no elijas 
Del rigor, 
Para que por mi error 
Me corrijas. 

Ayas tú merced de mi, 
Señor mío, 
Si en mis obras me desvio 
[p. 78] Contra tí; 
Ca ya sabes concebí 
Tus saetas 
Que en mi coraçon secretas 
Rescibí. 

Tú, Señor, que nos mostraste 
Gloria tanta, 
Sobre mí tu mano santa 
Confirmaste; 
Pero no asseguraste 
Sanidad 
A mi carne que en verdad 
Tú criaste. 

Humillaos, los traviessos, 
Increidos, 
Y sean vuestros gemidos 
Más espessos: 
No hay paz en los mis huessos 
Ensuziados 
Por gran suma de pecados 
Y excessos. 

Maldades que soberviaron 
Al que yerra, 
Mi cabeça hasta tierra 
Inclinaron; 
Sobre mí se apesgaron 
Con gran peso; 
A locura mi mal seso 
Sojuzgaron 

Mucho triste soy tornado 
Acatando 
Los pecados que obrando 
He obrado: 
Beviré desconsolado, 
Con tristura, 
Hasta ser en la clausura 
Sepultado. 

Ca de muchas suziedades 
Son muy llenos 
Los mis lomos, y no menos 
Vanidades; 
No hay, quiero que sepades 
Por verdad, 
En mi carne sanidad, 
Si notades. 

Ante tí es mi deseo 
Y esperança; 
En tus obras de alabança 
Me reveo: 
Ante tí es mi arreo 
El gemido 
Que te no es escondido, 
Cierto, creo. 

Como sea en tu abrigo 
Salvacion, 
Mi turbado coraçon 
Es contigo; 
Y mi fuerça no es comigo, 
Ca fallesce; 
De la vista me paresce 
Que desdigo. 

Cuantos mal a mi querian 
Ya cesaron, 
Ca de mí se alongaron 
Y desvian: 
Los que mi alma pedian 
Invisible 
Una fuerça muy terrible 
Me fazian. 

Ca, Señor, los que buscavan 
Mi caida, 
Vanidades sin medida 
Me hablavan, 
Y presumo que pensaban 
Engañarme; 
Por de tí mucho redrarme 
Trabajavan. 

Do, Señor, yo me hazia 
Sordo y mudo, 
De guisa que en mí no pudo 
Su porfía. 
Oyeme, pues todavía 
En ti espero, 
[p. 79] Bivo Dios y verdadero 
Que nos cria. 

Ca sería muy entera 
Su alegrança 
De los malos, y olgança 
Torticiera, 
Si bolviese en tal manera 
Los mis piés, 
Que hollasen al revés 
De tu carrera. 

Ca yo soy aparejado 
De sofrir 
Los tormentos, y complir 
Tu mandado: 
El dolor de mi pecado 
Siempre miro; 
Mis ojos de ti no tiro 
Assegurado. 

Mucho son fortalizados 
Mis adversos; 
Los iníquos y perversos 
Y malvados 
Veo ser multiplicados 
Que me fieren, 
Y aquellos que mal me quieren 
Indignados. 

Los cuales, porque seguí 
La bondad, 
En ellos adversidad 
Conoscí. 
¡O Señor! de cabo mí 
No te apartes, 
Porque más me desenartes 
Cuanto a ti. 

Mas tú, Dios posseedor 
De mi salud, 
Me influye, tal virtud 
Por servidor, 
Que reciba en tu loor 
La espantosa 
Muerte esquiva, temerosa, 
Sin temor. 

      Cuarto Salmo 

Señor, ave piedad 
De concordia, 
Por la tu misericordia 
Y caridad, 
De mí, que en ceguedad 
He bivido 
De tus obras retraido 
A maldad. 

Ca segun la cuantidad 
En muchedumbre 
De tu más clara que lumbre 
Santidad, 
Tú puedes con potestad 
Perdonarme, 
Y de pecados lavarme 
Y torpedad. 

Ca jamás no te negué, 
Ni te niego, 
Las maldades en que ciego 
Me hallé: 
Pues a ti sólo pequé, 
Mi salvación, 
A ti pido el perdon 
De cuanto erré. 

Justo eres por jamás 
Y verdadero, 
Y por siempre justiciero 
Lo serás: 
Quando tú judgar querrás 
Los que espantas, 
Por las tus palabras santas 
Vencerás. 

En maldad fui concebido, 
Santo Padre; 
En pecado de mi madre 
Fui nascido. 
La verdad, mi Dios querido, 
Mucho amaste: 
De tu saber me mostraste 
Lo escondido. 

[p. 80] Derrama por compasión 
De mi pena, 
Sobre mí con mano llena 
Bendicion, 
Pues de toda confusión 
En que topo 
Es el agua del isopo 
Salvacion. 

E seré limpio tan breve 
Del pecado, 
Que no tema al condenado 
Que me lieve: 
Tu merced que me relieve 
De penar, 
Me fará assí tornar 
Como nieve. 

Mi gozo por tu querer 
Será grande, 
Cuando tu merced me mande 
Parescer 
Ante tí a conoscer 
Mis pecados 
Y mis huesos humillados 
En plazer. 

Buelve tu irada cara 
En otra parte: 
No apures mi mal arte, 
Mas ampara 
La mi alma y repara 
Mis maldades, 
Porque con tus santidades 
Biva clara. 

Cría en mí, por tu mesura, 
Coraçon 
Muy limpio, sin division 
Ni orrura: 
Faz que su morada escura 
Ya possea 
Nuevo spíritu que te sea 
De folgura. 

Delante de tu presencia 
No me partas, 
Pues me quitas y apartas 
Fraudulencia 
Que obra sin resistencia 
Contra ti; 
Ni quites de sobre mí 
Tu clemencia. 

¡O Señor! dame salud 
Y alegría, 
Prudencia y sabiduría, 
En multitud: 
Con tu próxima virtud 
Me conforma, 
Porque siga en buena forma 
Senetud. 

Mostraré tu santa vía 
A los malos, 
Gastando sus intervalos 
Y porfía, 
Y assí en la monarchía 
De crueles, 
Convertir grandes tropeles 
Causaría. 

De la tu salud primicia 
Que nos haze, 
Me presenta, si te plaze, 
Gran leticia: 
Mis pecados desperdicia, 
Y mi lengua 
Loará sin otra mengua 
Tu justicia. 

Ca, Señor, mientre seré 
¿Tú que serás? 
Los mis labros abrirás 
Y gozaré; 
Tu justicia alabaré, 
Pues por ella, 
Yo en paz y sin querella 
Biviré. 

Si tu merced recibiera 
Mi servicio, 
Valeroso sacrificio 
[p. 81] Te hiziera; 
A este nombre lo ofreciera, 
Emanuel; 
Mas temime que con él 
No te ploguiera. 

Sacrificio que te plaze 
Y agrada 
Es el ánima turbada 
Donde yaze; 
Si en las obras te complaze 
Correction 
Del humilde coraçon 
Que satisfaze. 

Con piedades, Señor, ven 
Sobre Sion, 
Y su gran fabricacion 
Tú sosten; 
Porque muestres tanto bien 
A los duros, 
Y aya hecho los muros 
Iherusalen. 

Entónce recibirás 
Los servicios, 
Oblaciones, sacrificios 
Y demás; 
Angélicos oirás 
Los cantares; 
Bezerros en los altares 
Allí verás. 

       Quinto salmo 

Infinito resplandor 
In eterno, 
Por librarme del infierno 
y su dolor, 
Cuando triste pecador 
Yo te ruegue, 
A las tus orejas llegue 
Mi clamor. 

Y no quites la tu haz 
De sobre mí: 
Cuantos yerros cometí 
Tú desfaz; 
Porque tornen en solaz 
Mis espantos, 
Y yo biva con los santos 
En la paz. 

Como humo se gastaron 
Los mis días, 
Porque de tus santas vías 
Se redraron: 
Mis huesos que denegaron 
Tu morada, 
Como la cosa quemada 
Se secaron. 

Pecando sin resistencia 
Como peco, 
Soy tornado ya tan seco, 
Sin conciencia, 
Que con mi grave dolencia 
Y afan, 
Olvidé comer el pan 
De penitencia. 

Mi esperanza abundosa, 
Gran tesoro, 
De la gran boz de mi lloro 
Temerosa, 
Se llegó muy rebatosa 
La mi boca, 
A mi carne suzia y poca 
Engañosa. 

Mi perdon por el pecado 
Es incierto; 
Pelícano en el desierto 
Soy tornado, 
Y lechuza que ha poblado 
En el casar, 
Como el pájaro vulgar 
En el tejado. 

Todavía mis enemigos 
Me maltraen, 
Porque guardo me retraen 
Tus castigos: 
[p. 82] Aquellos que mis amigos 
Se mostraron, 
Contra mí vi que juraron 
Por testigos. 

Por mi yerro reprovado 
Que matiza 
Como el pan y la ceniza 
En un grado; 
Por el inico malvado 
Mi querer, 
Con tristuras mi bever 
Es mesclado. 

Ca, mi Dios, sin merescer 
Fui alçado, 
De ti, santo, apoderado, 
En poder, 
Y no quise carescer 
Mal oficio, 
Ni te pude con servicio 
Conoscer. 

Por lo cual sin más tardança 
S'enclinaron 
Los mis días y aceptaron 
Tribulança, 
Y quedaron sin dubdança 
Por plumaje 
De linaje en linaje 
Tu membrança. 

Prosiguiendo consuetud 
Tu bendicion, 
Avrás merced de Sion 
En multitud; 
Que fundar tanta virtud 
A ti conviene, 
Pues que ya el tiempo viene 
De salud. 

Ploguieron a tus sirvientes 
Las tus piedras, 
Infinito tú que riedras 
Incientes 
Y torpes inconvenientes 
Al que yerra, 
Avrás merced de tu tierra 
Que consientes. 

Los reyes te bendirán 
En dulces cantos, 
Y a ti, Santo de los santos, 
Alabarán, 
Y al tu nombre darán 
La su oreja, 
Y la tu santa Igleja 
Temerán. 

Ca hizo Dios por su templo 
A Sion, 
Mi juizio y discrecion 
Ya destemplo; 
Contemplando, pues contemplo 
Tal istoria, 
Que será visto en su gloria 
Por exemplo. 

Acató el causador 
Pïadoso: 
El ruego del humildoso 
Sin rigor: 
De la pena de su error 
Caresció, 
Porque Dios no despreció 
Su clamor. 

Estas cosas bien de plano 
Escritas son, 
En la otra generacion 
De lo humano: 
El pueblo que por tu mano 
Se criará. 
A ti solo bendirá 
Por soberano. 

Y miró de su altura 
El Señor 
Con ojos de resplandor 
La baxura, 
Por oir boz y tristura 
De pecadores, 
[p. 83] Y a hijos de matadores 
Dar soltura. 

Por lo cual el Criador 
Anunció, 
En Sion, y pronunció 
Sin error 
Su nombre superior, 
Nuestro bien, 
Y será en Iherusalen 
Su loor. 

Todos cuantos nascerán 
Y son nascidos, 
Con servicios elegidos 
Te servirán; 
Desde'l pobre con afan 
Hasta el Rey 
Tus mandamientos y ley 
Guardarán. 

Ca respondió en la tierra 
De salud 
Y dixo: santa virtud 
Que no yerra, 
Hazme cierto cuanto cierra 
Mi partida, 
Pues a mis días de vida 
Haze guerra. 

Las mis obras no acates 
Tan baldías, 
Que en el medio de mis días 
Me rebates: 
Dame gracia, no me mates, 
Que sin daño 
En generación de un año 
Más me trates. 

Cuando miro desde el suelo 
Tu cimiento, 
De perder mi entendimiento 
He recelo: 
Muy escuro es tal velo 
A los humanos, 
Pues obra de las tus manos 
Es el cielo. 

El cual ha de perescer 
Cuando querrás, 
Y tú por siempre jamás 
Permanecer: 
Todo ha de acaecer 
De su figura; 
Como tiempo y vestidura 
Envejecer. 

E, muy Santo, tú que eres 
Y serás, 
En años no menguarás 
Ni en poderes 
Ni se note que tú esperes 
Ser mudado 
De aquel eterno estado 
Que requieres. 

Los hijos de tus sirvientes 
Morarán 
Contigo, porque serán 
A ti plazientes; 
Y serán por ti querientes 
Las pisadas, 
Para siempre endereçadas 
Sus simientes. 

           Sexto salmo 

De las baxuras que heziste 
Te llamé, 
Y, Señor, cuando rogué 
Tú lo oíste: 
Las tus orejas que diste 
A los temientes, 
Sean hechas entendientes 
De mí triste. 

Ca si miras mi cobdicia 
Y mi vía, 
¿Quién ó cuál comportaría 
Tal tristicia? 
Pues acusa tu justicia 
Tales dones, 
Espero que me perdones 
Mi malicia. 

[p. 84] La mi alma se confía, 
Pues espera 
Tu palabra verdadera 
Todo el día; 
Y por esta misma vía 
Israel 
Esperó en solo aquel 
Que nos cria. 

Ante tí es abundada 
Redempcion; 
Tú darás la conclusion 
De mi jornada, 
¡O potencia no cansada! 
Dá doctrina 
A la mi vida mezquina 
Qu'es menguada 

Redemirás de maldades 
Al tu pueblo, 
Y a mi que me despueblo 
De bondades, 
Causando iniquidades 
Que te piden 
La piedad y me despiden 
Caridades. 

       Salmo seteno 

Señor, oye mi oracion 
Y mi ruego, 
Pues obrando no te niego 
Dilection: 
A ti es toda sazón 
Mi cobdicia; 
Oyame la tu justicia 
Y bendicion. 

Y no entres con el tuyo 
En juizio, 
Pues en tanto perjuizio 
Me destruyo; 
Si mi vida que concluyo 
Fué injusta, 
Ante ti no hay cosa justa, 
Bien arguyo. 

Ca, Señor, muy perseguida, 
Mas ¿qué digo? 
Mi alma del enemigo 
Es corrida; 
Por estar tan retraida 
Que te yerra, 
Abaxó hasta la tierra 
La mi vida. 

Assentóme en lo aflito 
Y escuro, 
Morada que me procuro, 
Pues me quito 
De tus obras, Dios bendito, 
Y allí, 
Dió gran quexa sobre mí 
Mi esprito. 

Yo pienso, Señor, cuántas 
Son tus obras, 
Y el nombre que d'ellas cobras 
Por ser santas: 
Tú que los reyes espantas 
Y humillas, 
Pensaré tus maravillas 
Que son tantas. 

Mi alma te deseando 
Porque peca, 
Assi como tierra seca 
Está esperando: 
Pues mi vida va cessando 
Y se inclina, 
Óyeme, Señor, aina 
Delibrando. 

No quites, Señor eterno, 
De sobre mí 
Tu mano, pues te serví 
Por in eterno 
Cá seré, si bien discerno, 
Comparado 
A cuantos van sin su grado 
Al infierno. 

Señor, muéstrame muy breve 
Tu carrera, 
[p. 85] Pues mi vida que en ti espera 
Se remueve, 
Porque de muerte relieve 
La mi alma, 
Y sin daño mas en calma 
Te la lieve. 

Y pues soy tu servidor, 
Sei comigo; 
Librame del enemigo 
Induzidor, 
Porque cumpla yo, Señor, 
Tu voluntad; 
Ca tú eres por verdad 
Mi criador. 

Tu buen spíritu me traya 
A la tierra 
Derecha, porque sin guerra 
Cierzo vaya; 
En tus obras me retraya 
Y abive; 
De tales hechos me esquive 
Que no caya. 

Ca de gran tribulacion 
Y miseria, 
Suziedad y gran lazeria 
Y confusion, 
Mi alma por oración 
Sacarás; 
Del pecado estruirás 
La cognicion. 

Dañarás a los malvados 
Pensamientos 
Que me dan graves tormentos 
Passionados: 
Pues entre los tus llagados 
Yo soy tuyo, 
Los siete Salmos concluyo 
Consagrados. 

Suplico, por cortesía 
A doctores 
Maestros y sabidores 
En theologia, 
Los que el parto de María 
Cierto creen, 
Y de tal caso posseen 
Sabiduría; 

Que por ellos discernido 
Mi tractado, 
Si yerro le será dado 
Conoscido, 
Que no sea atribuido 
A voluntad, 
Más a mengua y ceguedad 
Del sentido. 

Ca notorio no adquiere 
Inciente 
D'aquel modo eloquente 
Cuando quiere; 
Mas aquello que profiere 
Su saber, 
Y al su breve entender 
Se requiere. 

           Fin 

Pues por tiempo mi querer 
Cessará 
El que fué, tambien será 
Y ha de ser, 
Me influya tal poder 
Que sea visto 
En la fé de Ihesucristo 
Fenecer.






No hay comentarios:

Publicar un comentario