Javier de Burgos
Francisco Javier de Burgos y del Olmo (Motril, Granada, 22 de octubre de 1778 – Madrid, 22 de enero de 1848), político, periodista, dramaturgo y traductor español.
De familia noble aunque no acaudalada estaba destinado a servir a la Iglesia, pero abandonó pronto los estudios religiosos en Granada, trasladándose a Madrid para dedicarse a los estudios de jurisprudencia. Con la invasión napoleónica pasó a su servicio ocupando en Andalucía distintos cargos. Dada su condición de afrancesado, en 1812 se trasladó a París donde completó su formación mediante el estudio de las obras de los clásicos, Horacio principalmente, del que tradujo al castellano sus obras. Esta traducción de Horacio fue comentada a su vez por Andrés Bello en un celebrado artículo sobre la traducción. Bello califica a Javier de Burgos de «débil traductor y excelente comentarista de Horacio». Años más tarde, en 1844 publicó una revisión de esta obra que con sus imperfecciones sigue siendo un referente, entre otras cosas por la utilización de la estrofa sáfica en versos sueltos.
Regresó a Madrid en 1819 y en 1822 fue nombrado director de El Imparcial, periódico alrededor del cual se reunieron los afrancesados portadores de las nuevas ideas. Su labor como periodista se compaginaba con una prolija labor como escritor, destacando su Biografía universal antigua y moderna, una traducción del francés que publicó muy reformada y ampliada en varios tomos. De 1827 a 1833 desempeñó distintos cargos de importancia en la Administración. En 1833, al comienzo del reinado de Isabel II, bajo la regencia de María Cristina de Borbón, fue nombrado Secretario de Estado de Fomento bajo el ministerio de Cea Bermúdez y fue en ese cargo en el que estableció la división territorial por provincias, basándose en los planteamientos del Nuevo Régimen pero tomando como base la antigua división en reinos de España. El decreto fue aprobado el 30 de noviembre y el 22 de diciembre de ese mismo año fue nombrado Ministro de Hacienda. Fue senador y consejero real y en 1846 con el primer gobierno de Narváez ministro de la Gobernación, cargo que dejó en ese mismo año al ser nombrado Francisco Javier de Istúriz al frente del gobierno.
Durante sus últimos años volvió a cultivar la poesía y además de la revisión de la traducción de Horacio ya mencionada escribió poesía de circunstancias siendo de destacar una canción fúnebre a la muerte de la reina Isabel de Braganza, una oda al casamiento del rey Fernando VII con María Cristina de Borbón, aunque destacó entre todas ellas su Oda a la Razón y Al porvenir. También destacó tempranamente como comediógrafo y una pieza suya en el género, Los tres iguales, fue, por cierto, la causa del destierro del gran actor Isidoro Máiquez. Al morir dejó inacabados unos Anales del reinado de Doña Isabel II, que concluyó su hijo Augusto.
AUTOBIOGRAFÍA
¿Conque al fin llegó del mes
la hora en que mí he de hablar
frente a mi retrato?...pues
cuando gustéis, igual es,
que nunca me hago esperar.
Pues, señor, yo la luz vi
del sol en Cádiz, y espacio
grande mi alma encontró allí,
por ser Cádiz..., "porque sí",
de los placeres palacio.
De la gracia y buen humor
"antigua y clásica tierra",
con un vino superior
y otros "pertrechos" de guerra
díganme..., ¿Dónde mejor?
Oyendo los ecos graves
del mar y aspirando henchido
de placer sus brisas suaves,
como las marinas aves
tuve entre rosas mi nido.
Crecí entre hermanos poetas
que de esta suerte cantaban
y, haciendo odas y cuartetas,
y sobrándoles pesetas
a los seres que me amaban.
Rápido el tiempo pasó
sin desengaño importuno,
y entre unos amigos, ¡oh!,
tan alegres como yo,
pero más que yo ninguno.
Vine a la Corte a estudiar
y vida pasé dichosa,
hasta que un eco del mar
me anunció que se iba a dar
la "topetada" gloriosa,
y a Cádiz corrí resuelto
en el torbellino envuelto
de populares clamores...
¡Qué coro de pescadores
sobre aquel mar tan revuelto!
Fui periodista y con fe
hasta el fin e la jornada
con entusiasmo luché...;
si no encontré nada fue
porque no buscaba nada.
En un momento de splin
inspirarme a Dios le plugo;
un ángel me hizo tilín
y tuve el trágico fin
del Febo el de Víctor Hugo.
Sin embargo, Clavijo y Clavijo afirma (1961, II, 706), que nació en San Fernando el año 1842, basándose en una composición titulada ¡Viva mi tierra!, publicada en "Iris" (nº 2, 16 Julio, 1914) y publicada en el citado libro.
Entre montones de sal
fue mi cuna San Fernando,
anda y busca por el mundo
marinero más salao.
Ciudad feliz, generosa
de campiña pintoresca,
sol radiante, brisa fresca
y en donde no hay gente sosa.
Tierra que suelen llamar
de las bocas... ¡como pocas!
¿en qué tierras se ven bocas
que convenzan sin hablar?
No te olvido, San Fernando
y aunque muy lejos de ti,
tan vivo siempre está en mí
tu recuerdo palpitando.
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