Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

sábado, 30 de julio de 2011

648.- RAMÓN MOLINA NAVARRETE


Ramón Molina Navarrete nació en Úbeda (Jaén), en el año 1951. Maestro de profesión, ejerció durante nueve años en el Colegio SAFA de Villanueva del Arzobispo.

En 1981 se trasladó a Úbeda, al C.P. “Juan Pasquau”, del que ha sido Director durante 12 años. A partir de septiembre de 1998, y por once años, imparte clases como profesor de Geografía e Historia en el I.E.S. “Los Cerros” de Úbeda. A comienzo del curso escolar 2009/10 se traslada a Jaén, donde ejerce, hasta la actualidad, en el Colegio “Cándido Nogales”.

Es Académico de la Academia Bibliográfico Mariana Virgen de la Capilla. Miembro de la Asociación de Escritores y Artistas de España y de la Sociedad General de Autores. Socio de Honor de la Casa de Úbeda en Madrid. Director del Grupo de Teatro “Maranatha” y “Santa Cena”. Comendador de la Orden Literaria Francisco de Quevedo. Botijero de Honor de la Ciudad de Dueñas. Vicedirector de Claustro Poético. Hermano Mayor Honorario de la Cofradía de la Virgen del Rocío de Las Gabias (Granada). Ha sido también Cronista Oficial de la Cofradía de la Virgen de Guadalupe, Patrona de Úbeda.

Ha participado en multitud de pregones, y otros actos literarios, obteniendo gran cantidad de reconocimientos. Ramón Molina Navarrete ha realizado también numerosos trabajos de investigación histórica y ha colaborado con infinidad de ARTÍCULOS en diferentes diarios, revistas y emisoras de radio.

Fundó, en 1981, la Revista Cultural “IBIUT”. Que continúa publicándose bimestralmente, estando ya en su año XXIX.

Libros publicados, entre otros:
La voz de mi silencio.
Nieva guía de Úbeda.

Obras de Teatro escritas y representas:
Nacer de nuevo.
Úbeda: Dama de Sueños.
Maranatha. (En esta obra interpreta el personaje de Jesús.)
Una llama que no cesa.
Luz de Libertad.
Natividad.
Liberación.
El afortunado.




WEB DEL AUTOR:http://www.ubedaenlared.com/ramon/biografia.htm



LO MEJOR QUE ME HA PASADO

Acaba de sonar lo que no existe:
el tiempo. En el desván una muñeca
me invita a la añoranza, y por la rueca
de las horas se pincha mi alma triste

y muere. Estoy muriendo. Lo que fuiste
–me digo–, está cayendo en hoja seca
del árbol sin memoria, como hueca
sombra que arrastra al mar cuanto no existe.

Adiós. Es medianoche. Adiós. Voy viendo
besos, sueños, dolor... Todo perdido.
Se me acaba este día que me han dado.

Adiós sin pena, en calma, en paz, sonriendo,
feliz..., pues pese a todo, haber nacido
es lo mejor –sabed– que me ha pasado.




AUTORRETRATO (Fragmento)

… Soy un hombre de silencios y de olvidos,
que no guarda rencor ni la venganza acuna,
que ve medio llena la esperanza del mundo
y medio vacío el cántaro en la lucha.

Soy un hombre al que le duele la mentira
y llora ante el reflejo blanco de la luna;
que gusta del mar y de las nubes,
del sol que se levanta en la espesura,
de la tierra que echa flores en silencio,
de las estrellas que brillan en la altura;
sembrador de ilusiones y recuerdos,
coleccionista de ignorancias y preguntas.

Soy un hombre hacia mi propio encuentro
que ama la vida con locura,
que teme a la muerte por amarga,
que abraza la esperanza en su andadura…





HA MUERTO UN NIÑO

Hay guerra en cualquier parte. Latigazos
de odio en calles y campos van crujiendo.
Un niño sin mirar cruza corriendo
y lo empapan a lluvia de balazos.

Salgo tras él. Se ve sus arañazos
cruzándole las venas. Calla. Entiendo
que no entiende el por qué lo están hiriendo;
y se muere de golpe entre mis brazos.

Ha muerto un niño y nadie se hace reo.
Ha muerto en una guerra en la que veo
un banquete de llanto y de gusanos.

Exijo que termine esta condena,
tanta inocencia muerta y tanta pena,
tanta sangre manchándonos las manos.






HAGO UN SONETO

Hago un soneto. Intento comenzarlo.
Apenas unos versos en el centro
de querer existir que busca dentro
de un cuarteto avanzar. Busco avanzarlo

y en el segundo estoy. Fácil sacarlo
si expreso el corazón y si me adentro
en la palabra mágica y encuentro
este verso final para rimarlo.

Ya he de seguir. No tengo vuelta atrás.
Ando camino, y siento este esqueleto
cansado de este ser de no serás.

Hago un esfuerzo: ¡Venga, otro terceto!
Y acabo. Trece versos... y uno más:
La vida solamente es un soneto.








NOS ESPERAREMOS

Si tú te fueras antes,
allá, a nuestra orilla ya sin tiempo,
a nuestra playa blanca de azucenas,
espérame de luna y de luceros,
que yo te buscaré como quien busca
un claro manantial en el desierto.

Si yo me fuera antes
–lo más seguro, amor, me lo presiento–,
te esperaré tejiendo un manto azul
para en él recostarnos en silencio,
y llenarte de besos y caricias,
y decirte lo mucho que te quiero,
y dormirnos después, muy lentamente,
abrazados, quemándonos por dentro.

Si tú te fueras antes,
espérame en la costa de los sueños
paseando tu risa entre las flores,
que yo en mi barco-luz iré a tu encuentro.

Si yo me fuera antes,
te esperaré encendiendo un faro inmenso
para que no te pierdas cuando vengas
a reunirte conmigo en nuestro puerto.

Si tú te fueras antes...,
o si me fuera yo..., esperaremos
la llegada del otro; porque nadie,
nadie, podrá impedir que nos juntemos;
porque nadie, amor, nadie, nadie, nadie
desunirá este amor que nos tenemos.







LA VIDA SIEMPRE PAGA

Llamó la vida un día a dos muchachos
y les pidió salieran a las sombras
en busca de los sueños. Uno entonces
encontró en una cueva, entre las rocas,
un cofre de monedas y collares,
y para conseguirlo, por su boca,
escupió lagartijas y escorpiones,
y por su alma lanzó una ceremonia
de trampas y cartones y maldades...
El otro trazó fiel su trayectoria
y fue adornando el viento de corales
y puso el corazón en cada cosa.

Años después la vida los llamó
y les hizo mostraran sus alforjas,
sus logros conseguidos. El primero,
orgulloso, mostró lujosas joyas.
El segundo enseñó, entre sus manos,
tan sólo el fruto honesto de sus obras.
La vida, entonces, seria, nada dijo,
sólo salió perdiéndose en las horas.
El primero, engreído, se frotó
las manos y, ¡oh, misterio!, entre su escoria
quedó preso de angustia y se abrasó.
El segundo, sin ánforas fastuosas,
creyendo en su fracaso, miró dentro,
y allí encontró la luz de su memoria,
y los sueños se hicieron realidad
sin saber la manera ni la forma.

La vida siempre paga a sus traidores.
La vida recompensa a quien bien obra.


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