Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

martes, 19 de julio de 2011

593.- CARMEN SÁIZ NEUPAVER



CARMEN SÁIZ NEUPAVER nació en Jerez de la Frontera(septiembre, 1979), ciudad donde reside actualmente. Es licenciada en Derecho por la Universidad de Cádiz y su temprano interés por la poesía le ha llevado a obtener el Premio Internacional de Sonetos Bruno Alzola García así como una Mención Especial en el Certamen Pilar Paz Pasamar y en el Concurso de Expresión Joven de 2007 en Jerez.
POÉTICA: La Poesía es un locutorio entre el mundo y uno mismo. Y exige el abandono de cierto pudor emocional para abordar los folios como ouijas, donde emplazar a los fantasmas personales, los temores… y poner de manifiesto también las heridas de la realidad social en que vivimos. Asimismo -y citando parte de uno de mis sonetos- diría que sólo el poeta acepta el sacrificio / tan vano de intentar que albergue un verso / vida, y lata, y refleje en su reverso / el rostro de una voz entre el bullicio.






Despertó
el hondo secretismo en el escote
de los pámpanos, la dicha
con voluntad de lámpara e instante,
la indócil combustión de una sospecha
en un baile fluvial de presunciones,
esa lumbre ilusoria del carmín
negociando la longitud de un beso,
no menos inocente que un cuchillo
llenando el corazón de obscenidad.

Y despertó de pie,
como lo hacen las bruscas confidencias
                            que huelen a cerrado,
la confesión en b del perseguido
o el testimonio al fin de los ocultos.

Y fueron todas sus huidas
la insólita querencia de un pretexto,
el rumbo que redacta cada puerta
poco antes del resumen de un portazo.
        







Intentos



Has intentado a solas –y lo escondes–
vaciar la oscuridad de algún perfume
y corregir el rumbo de la niebla.
Reconocer un miedo y explicarlo.

Aún pretendes, siempre a solas,
atravesar las riadas de un mutismo
de la misma manera en que los ojos
rebasan el umbral de alguna voz.

Presencias todavía, cada noche,
cuanto pudor desprende la palabra,
esa bañista frágil y desnuda
que alguna vez, bajo el relente,
enferma de rubor en tus cuadernos.

No ha encogido tu asombro al comprobar
qué siesta de cenizas y naranjos
duermen las celdas rotas de la tarde.

Mientras haya unas manos que describan
en otras la ternura, un sopor
bajo tu piel explicará
en qué hipnosis de tinta la sumergen.









Atada por amor, amoratada



Hay monstruos encarnados en amantes
y querellas de amor, encarnizadas.
Ensañamientos tan fieros cual sombras
y sombras que se ensañan como fieras.

Las grúas del dolor se desplomaron
sobre el solar de la tarde
y sus pisadas, más allá de un sueño
de alamedas con niños en patines,
atada por amor, amoratada,
bajo un febril bostezo de inquietud.
Y hurgaba en sus arranques el temor,
el temor y la niebla estremecida
de los ojos que eligen no mirarse
en los velados bordes de la bruma.

Se accidentó su voz en el silencio
de tanto resbalar por las palabras.
No consiguió su verso acordonarle
en la sola redada de los folios…
Bregó con los ultrajes y las culpas
y se lavó las manos el silencio
en el barranco gris de sus pupilas.

El cielo no extendiera aquella vez
ninguna alfombra roja
y un banquete de nubes alargó
la fría sobremesa del verano.
Vino entonces su voz a suicidarse,
atada por amor, amoratada,
como si -contrariados sus deseos-
le fuese ya vivir un imprevisto,
después de haberse muerto tantas veces.







Bendito accidente (soneto)



Jugando a ser crupier toda mirada,
de pronto sucedió tras saludarte
que, ante esas cartas que el amor reparte,
andaba bien mi suerte barajada.

Conquistó un full de luz nuestra jugada…
Bendito el accidente de encontrarte.
Por fin descubro que quizás hallarte
fue otra forma de hallarme, en ti encontrada.

Sirviendo a la ternura que destilas,
haría de mi voz una venencia
inclinada de amor hacia tu copa.

Y siendo catavino en tus pupilas,
a tientas yo brindara por la esencia
de la intrigante vid bajo tu ropa.






A propósito de 
"Asignaturas del aire", 


de Carmen Sáiz.

Edita Origami, 2012. Cádiz



Por Francisco Basallote

En el prólogo de este “Asignaturas del aire”, Dolors Alberola define así su poesía: “Carmen Saiz apuesta por lo no efímero, por lo aparentemente invisible pero que se deja oír por los que aman llanamente la poesía. No vayan a creer que su voz se entretiene en caducas fabulaciones ni artilugios pasados ya de moda, es un decir totalmente asombroso y actual el suyo. Y asombra que, luego de tantos siglos utilizando las mismas herramientas, todavía se agrupen los vocablos de manera distinta y sorprendente. Sus imágenes son alarmantemente hermosas, íntegramente nuevas, lo único que a nadie se le ocurriría conjugar sucede entre sus versos.”

Muchas son las “Asignaturas del aire”, que la misma autora detalla: “La amistad, la aceptación del desengaño de uno mismo, el desamor, la búsqueda de la identidad …”, a ellas añadiríamos la luz y  la memoria, con lo que las constantes de la poesía universal se manifiestan en este hermoso poemario en un esquema de respeto formal en poemas donde predomina el endecasílabo, conjugando con otras medidas una maravillosa urdimbre en cuya música laten con fuerza las asombrosas combinaciones de las eternas palabras  que traman hermosas y deslumbrantes metáforas, un resplandeciente fulgor que la habilidad creadora de la poeta ubica en el frontispicio de este poemario por tantas  cosas luminoso.   

Consta de tres partes: Rotunda evidencia, Asignaturas del aire y Materia de la Memoria. La primera de ellas es una especie de síntesis de la obra en la que queda patente la primacía y el valor de transformación del poema: 

“Rotunda la evidencia, para siempre,/ 
de que hay un cuarto oscuro en cada verso./ 
Porque nadie regresa de un poema/ 
siendo el mismo…/…”, 


así como el recurso  a la memoria:  


“Recogí mi infancia en una trenza,/ 
la encontré con el rostro entre las manos lamiéndole un seísmo la mirada,/
...”








y a la espina de la pérdida y la nostalgia: 








“A tu salud me ha bebido/ 


la nostalgia, esa forma en que me culpo/ 


de ladrarle al pasado de unos ojos,…”. 








La segunda parte, es a nuestro criterio, la nuez del poemario, en ella prevalece junto a la intensidad de los sentimientos, la elocuente riqueza de las imágenes, el esplendor de unas sorprendentes metáforas:  








“ Hay braseros en el pulso que festejan/ 


una embolia violenta de fauvismo,/ 


un apretón de goce en la retina,/ 


la plenitud a gritos de lo hermoso. /” , 








 “ Es un campo de tiro cada noche/ 


y hay balas en los ojos que no lloran.” ,  





la  dulce presencia del amor: 








“ Retoma el dulce labio/ 


de mis hojas,/ 


pues quiero yo decir que un beso tuyo/ 


bastará para sanarme.”, 








a veces hecho nombre:  








“Tiene tu nombre fondo de alacena,/ 


profundidad de libro, derrotero./…  


Fui yo quien torturé a tu nombre/ 


de tanto acorralarlo entre los labios.” 








y la contundente independencia: 








“…Te dejas desnudar y me encapricho/ 


del mar abierto que me guardas/ 


pero más tarde o más temprano,/ 


sabrás de mí que nunca supe/ ser de nadie.”.








Materia de la Memoria, es un retorno a un tiempo  que aparece distorsionado por otras vivencias; pero que de todas maneras: 


“ Gotea mi niñez –la que recuerdo-/ 
en los roncos tabiques de un hogar/ 
hoy convertido en pasto de las reses / 
rumiantes del mutismo…./”!, 


aunque “…


Hay misterios que no debieran nunca / 
desvelarnos su rostro o su escondite.”, 


y muy doloroso 


“ Desvivirse por vivir/ 
lo no vivido/ 
para una vida es sólo suficiente/ 
si no se aburre el mar en tus pestañas.”. 


Y está presente el desamor: 

“ Es amar –sucede a veces-/ 
equivocar la hora y la estación,/ 
como si en la penumbra de los cines/ 
se ocupara un asiento equivocado./”








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