Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

lunes, 25 de julio de 2011

628.- MARCELIANO ÁLVAREZ CERÓN


Marceliano Alvarez Cerón. (Cádiz 1893—Madrid 1969)

Su llegada a Segovia fue como consecuencia del ingreso en la Academia de Artillería de su hermano mayor. Hasta su marcha a Madrid en 1934 fue Ingeniero Ayudante de Obras Públicas.

Fue un entusiasta colaborador en las revistas y periódicos de la época tanto en verso, en prosa y en piezas de teatro. Su firma era habitual en Arlequín, La Tierra de Segovia, Heraldo Segoviano, Blanco y Negro, Meseta y Parábola. Fue el director, junto a Julián María Otero, de la revista manantial (1928-29). Algunos de sus trabajos literarios aparecieron con el seudónimo de NOREC.


Caminando

I

Un sol occidental, ya de vencida,
frente a un cielo violeta. Bajos, pasan
los vuelos angulares de un murciélafo,
crepuscular aborto de las gárgolas
de los templos en ruinas.
Púrpuras y berilos.
Agua mansa.
El campo es como un eco de sí mismo.
Llega la noche silenciosa y blanda.
Iba yo por mi senda,
con descuido confiado, con el alma
desnuda, hacia poniente
las rendidas espaldas
y la serenidad indiscutible
del que tiene su fuerza en la palabra.
Iba yo por mi senda
– una senda ignorada –
sin origen ni término…¿Hacia dónde?
Pensé en la piedra blanca
tan austera – del borde del camino,
reposo de mis huesos en la andanza.
Dije a la piedra: “Piedra siempre inmóvil,
tu no conoces la terrible carga
de caminar sin dirección ni miedo
por sendas ignoradas.
Las estrellas lo saben, de sus órbitas
elípticas esclavas”
Al borde del camino,
en la noche lunada,
había un pálido fulgor sidéreo,
y era la piedra blanca,
con la fría blancura
de la luz estelaria.

II

Y fui senda adelante,
sin volver la cabeza, hacia el presagio
de un sol desconocido.
Yo conservaba intactos,
Como viejo perfume, todavía,
Mi habitual recuerdo del pasado
Y la buena costumbre
De mirar desde lejos lo cercano.

III

Y pensé que la piedra del camino,
compañera casual de mi sandalia
fue, quizás, en la noche
de los tiempos, hermana
del lucero de oro
y de la estrella de nácar.
Cima

III

La clara voz del manantial oculto
eco tuvo en mi alma,
en mi alma eternamente
fugitiva y dispersa, como el agua,
dispersa y fugitiva,
de la cumbre lograda.
¡Era la cumbre!, pero
la senda no acababa.
Fue sillar

Fue piedra ciudadana,
sillar de casa solariega.
en el campo moreno
es hoy losa de era,
o coto parcelario,
o piedra molinera,
tal vez poyo de porche,
quizás flanco de aceña,
acaso, fragmentada, guijo de honda
tras el muelle vellón de las ovejas.
No la quiso la ruina, es ya del agro,
de plata con la estrella
y con el sol de oro.
la ama el lagarto, hermano de la yedra.
En la ciudad manchándola de herrumbre
dos gárgolas horrendas.
Agua y piedra

Agua que lava la piedra
musical y clara, pura
como la misma pureza.
Agua suave, agua tozuda,
agua que pule la peña,
¡agua blanda y agua dura!
Hermanos

Se rebeló el sillar contra la roca
En pugna de abolengos. Ambos eran
de distinto valor. En una tuvo
el hombre primitivo su caverna;
el sillar fue dintel, umbral o jamba
de casa solariega.
No se reconocieron, y eran bloques
De la misma cantera.
Humorismo

Dedicado a Julián Otero.

I

Como nadie nació porque quiso
es bueno para la vida
vivirla con humorismo.

II

Humorismo…paradoja:
Sol a través de la lluvia.
(Lo dice Pío Baroja)

III

¿Paradoja? No: arco-iris
retórico, simbólico y dogmático.
Todos los colores
en un solo trazo.
IV

Todos los vinos en un vaso.
V

Todos los ritmos en un canto.
VI

Y todos los tropiezos en un paso.
VII

Es bueno para la vida
vivirla con humorismo,
amarla reina y mendiga,
cubierta de ambigüos
harapos de armiño.
Escolio 1

Vamos a ver lo que es esto:
Entre la risa y el llanto
¿qué hay?
- Un gesto.
- ¿Y entre creer y negar?
- Una duda
- ¿Y entre la vida y la muerte?
- Un cambio, para siempre, de postura.
Escolio III

-¿Lo peor de la reata?
- Un beato.
-Una beata.
Esbozos

I

Jeroglífico. Unamuno:
Esencia de humanidad.
Una-m-uno:
Una y uno-y-mil en uno.
Nada menos. Nada más.
II

A Castilla pintó, su Castilla.
Comprended: La Castilla de Ignacio.
En Zumaya hará bien el dinero
norteamericano,
el dinero judío y cualquiera,
el dinero bueno y el dinero malo.
Venderá los lienzos,
se traerá los marcos

III

Un joven filósofo

Murió su primera posse.
“de un cierto mal que tenía”.
Hoy su pose es la de un Dios
En el momento del fiat.
Abomina de la blusa.
(Es es un Krausse con botines).
Usa el tópico y abusa
de las ideas afines.
(Ideas afines son
siempre las mismas ideas;
es decir, una: histrión
con diferentes libreas).
Clama por la minoria
de selección – él, ombligo -,
y juega su maestría
con el Diego y con el digo.
Como es joven y prudente
explica filosofía
aristocráticamente.
IV

De miniar vitelas.
Tal vez supo un tiempo lejano.
¡Azorín!
Azorín ha corrido Castilla.
Una lupa llevaba en la mano.
Penumbra

Hace sol y parece
la llanura sombría:
el peñascal, el monte, el río,
el terrazgo…las casas campesinas
son tierra misma, falta
la cal de la alegría
para la faz morena del paisaje…
Ecos

Tienen voz las campanas
el día de la fiesta, único día,
voz escuchada apenas
por las rocas amigas
de este pueblo blasfemo
que sólo reza cuando llora cuitas.
Ciudad

Estas viejas ciudades talladas en granito,
cúbicas floraciones del llano de Castilla
como pétreos exvotos de milenario rico,
tienen pie de sílex y la frente de arcilla.
Son recias y solemnes. En todos sus rincones
dejó Cronos vestigios de su grávido paso,
surcos donde la esteva de las evocaciones
profundiza y exhuma la verdad y el acaso.
históricos sillares tan sabios como antiguos,
documentos de piedra nutridos de sucesos,
para contar decenas de centurias exiguos
y siempre triunfadores de mortales procesos.
Ciudades arqueológicas, santuarios, bastiones,
que unge la paz florida de los burgos rurales.
bajo la ténue plata de las constelaciones
filosofan y rezan sus campanas nupciales.
La catedral culmina cual acrópolis griega,
madre abadesa de una comunidad inmoble,
la coza del bracero, la casa solariega,´
la industria del villano, la posesión del noble.
Hay una judería, difícil laberinto,
una plaza moderna con detalles arcaicos
y un castillo roquero, que innova su recinto
con la luz modernista de los arcos voltaicos.
Hay demolidas puertas, ruinosos monasterios,
calles con hornacinas y con escalinatas,
calvarios milagrosos hacia los cementerios
y enérgicos perfiles de doctas colegiatas.
Al sur, templada ronda – dos hileras de pobos –
solana de mendigos y de la clerecía
en donde se sacuden los ciudadanos probos
el polvo burocrático de la melancolía.
Lamiendo las murallas repta precario río,
espíritu emigrante de las nieves cumbrenas
que llevan la fragancia de su puro natío
a los robustos pueblos hermanos de las peñas.
Serenidad, silencio, frialdad de mármol ático.
sol de oro en atalaya, cúpulas y lucernas,
palpitación tranquila de un corazón extático,
con sed decoradora de esperanzas eternas.
Pueblos

Cuartel y seminario
nutren a la ciudad. La ciudad vive
al tibio sol de un porvenir precario.
Cierra sus puertas a lo extraordinario,
ve el progreso pasar y ella se inhibe
La ciudad es apática y es fría-
Y es hermética. Reza por costumbre.
Ni ambición tiene ni conoce cumbre.
Está en edad de piedra todavía.
.
El cronista

Varón provecto.
Es la hombría de bien: Hogar perfecto,
amor, virtud ingenua, claros días
y un camino recto,
lleno de sol, de flores, de alegría.
El es así. Testa de estudio, frente
de juventud, talla de púgil, ojos
de mirada caliente, parco verbo de luz,
sólida mente, mucha serenidad, breves enojos.
Manos considerables
que pulsaron infolios e incubnables,
diez lustros de verdad y de belleza
y terrible destreza
para archivos forzar, inexpugnables.
Esta es su vida. Luenga, fácil, casa.
Lenta, de casa a misa;
lenta, de misa a casa.
Como blanca sonrisa,
como tenue perfume, llega y pasa.
II

El poeta local

Aún conserva la verde chalina,
en su tiempo escolar muy en boga,
y la célebre capa esclavina,
que a su abuelo sirviera de toga.,
Ha cumplido los años de Cristo.
Desconoce, no obstante, el desierto;
más el hombre se pasa de listo
y no trata con vivo ni muerto.
Galeote de folio y balduque,
Grano más en el bloque gregario…
Otros fuman en paz y el escupe,
Amanuense de cierto notario….
El café de los rojos divanes
y los grandes sombríos espejos,
conoció sus distantes afanes,
vagos ya como vagos reflejos.
Por senderos ocultos pasea
con un libro jamás empezado,
como siempre, rumiando su idea,
una idea que nunca ha logrado.
Y la idea trabaja su frente
en sus mágicas horas de asueto.
que es poeta, lo sabe la gente,
más lo sabe sin duda, en secreto.


Bibliografía

Alucinaciones, Segovia, 1917;
El oculto manantial, Segovia, 1925;
Glosario agreste, Segovia, 1927.



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