Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

viernes, 29 de julio de 2011

631.- ÁNGEL CÁMARA JIMÉNEZ


Ángel Cámara Jiménez
Nació en Arjona (Jaén) el año 1955, cursó sus estudios en Orihuela (Alicante) una vez terminados, se vino a Madrid donde reside y trabaja actualmente.
La poesía es su otra forma de vida; escribe desde sus años juveniles, sus poemas rezuman ese aroma que desprenden los jazmines del Sur.
Es también autor junto con otros siete poetas, de un primer libro que se publicó en el año 2003 y que lleva por titulo “Versos al Aire”.
Su segundo libro publicado en el año 2007, lleva por título “Rosal de poetas”, publicado y editado en Buenos aires (Argentina) también junto con otros siete poetas en forma de Antología Poética.
Ganador con el primer premio de Poesía Taurina celebrado en Madrid en el Aula cultural de las Ventas.
Gran aficionado al flamenco y a los toros, es autor de varios poemas dedicados a la fiesta nacional, muchos de sus poemas han sido publicados en periódicos y revistas literarias.
Es miembro de la Institución Literaria “Noches del Baratillo” (Sevilla), pertenece al grupo de “Esmeralda de poesía y a la A.S.E.A.P.O. (Asociación Española Amigos de la Poesía) con sede en Móstoles.


LA ERA

Se amontona el grano
y en la era,
sin temor al sol
que arriba acecha,
un vaivén de abanicos
traen el aire,
dejando perfume
a sementera.

Como un horno
parece hervir la era
y semejan brasas
esos soles,
que dejan caer su estela,
empapando la trilla
de sudores cada siesta.

El biergo cose el aire
y el grano verde,
va enhebrando
noches de luna,
entre revuelos de pájaros,
la espiga renace
en estas noches
de luna y hambre.

Siento hoy la tierra
calándome hondo
y aquel sol abrasador
de julio y agosto,
con sus rayos
quemando el paladar,
bajo aquel sombrero
oliendo a esparto.







POEMA PARA CRISTINA

Cuando la noche brilla
a ritmo de las estrellas.
Cuando los astros pasan
en viaje de ida y vuelta,
no te acerques a Cristina
que al vuelo se despierta.

Cuando sus ojos se eleven
como racimos al cielo,
acaríciala suavemente,
bésala con labios nuevos.

Hazle un juguete de escarcha,
ponle flores en su pelo
y cuando al presto despierte
hazle mimos, inúndala de besos.

Cuando se desinfle la noche
volverá de nuevo la escarcha
para hacerle una riada
de estrellas sobre su cama.

Con el sol y la luna
y una sonrisa de plata,
le haré un sonajero
para que sueñe con hadas.

Que yo vi un ángel de miel
posarse en su almohada
y vi al anochecer
cantarle su mejor nana.

Baila en sus ojos la luna
cuando se mira al espejo
y lleva impregnada la gracia
de un abril blanco risueño.

Y sueña y ríe, y llora,
con sus ojitos despiertos,
y revuela cual gaviota
en brazos de sus abuelos.

Dime , Cristina.
¡Quién duerme junto a tu cama!,
¿son ángeles, estrellas, luceros?
¡no! son dos corazones flotantes
que están velando tus sueños.





POEMA A JAÉN

A cada pliegue del viento
hay un andaluz llorando
entre retamas de olivo,
entre surcos del arado.
Cal y sol en las paredes
como todas las mañanas,
fiesta de luz y ajetreo
por sus plazas soleadas
y sobre su azul de cielo
Jaén se vuelve gitana.
Un sefardí de colores
cuando se acerca el verano
y el olor de los jazmines
en la noche se abren paso.
Abre su olor más hermoso,
abre su olor más liviano
y sobre el tapiz de la luna
Jaén despliega su encanto.
Santa Catalina, allá arriba,
la Catedral, en el llano,
amo a esta tierra bendita
y la llevo fiel de la mano
como una copla altanera
como una copla en mis labios.


(Jaén tiene un no sé qué
un corazón y una cosa
y un sentimiento a la vez
que te enamora y provoca
lo mismo que una mujer.)

y cuando se quiebra la espiga
Jaén renace cantando
y es que cambia su sonrisa
para seguir caminando.
Jaén verde de oliva
y de cortijares blancos,
sobre sus torres, la luna,
y en sus patios los geranios
y ese río Guadalquivir
que pasa siempre llorando
porque no se quiere ir
por eso pasa despacio
impregnado de alperchín
besando trémulos labios
por esa Andújar que deja
para irse río abajo.
Jaén romana y andalusí
los olivos te enamoran,
te cruza el Guadalquivir.
Dios quiso al crear esta tierra
darle un color preferente
por eso el verde de olivo
es un verde diferente,
una flor en movimiento,
un color verde muy verde,
el verde que Dios creó
para mi tierra Jiennense.






No hay comentarios:

Publicar un comentario