Antonio Alcalá Venceslada (Andújar, 1883 – Jaén, 1955). Fue escritor, poeta, archivero, filósofo y profesor español, ejerció en el Instituto Virgen del Carmen, en Jaén.
Realizó sus estudios de bachillerato en Málaga y Jaén, después de graduarse en el instituto se decantó por estudiar simultáneamente Derecho y Filosofía y Letras, en Granada y Sevilla.
En 1915 ingresó en el Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, y trabajó en la Universidad de Santiago de Compostela y en las delegaciones de Hacienda de Cádiz, Huelva y Jaén.
Antonio Alcalá ocupó el cargo de primer teniente alcalde de Jaén y de alcalde en varias ocasiones y fue miembro del Instituto de Estudios Giennenses.
Colaboró en El Diario de Galicia, ABC, Blanco y Negro, Andújar, El Guadalquivir, La Regeneración, Don Lope de Sosa y Paisaje, El Norte Andaluz, entre otros periódicos.
Un colegio y una calle de Jaén llevan su nombre al igual que otra en Andújar. Fue nombrado Hijo predilecto, a título póstumo de la ciudad iliturgitana.
Obras
Antonio Alcalá Venceslada dejó grandes obras entre las que destacan: De la solera fina (Jaén, 1925), Coplas Andaluzas, Cuentos de Maricastaña (1930) o La flor de la canela (Andújar, 1946), entre muchas otras. También escribió algunas fábulas, publicadas por la Diputación de Jaén en 1993 bajo el título de La buena simiente. Sin embargo, su obra más importante ha sido el Vocabulario Andaluz, editado por primera vez en el año 1933 por el autor, en la imprenta La Puritana de Andújar y ampliado posteriormente en 1951. El autor fue premiado en su época por la Real Academia Española de la Lengua con 10.000 pesetas.
La obra ha sido considerada como el primer repertorio léxico completo publicado sobre el habla andaluza ya que contiene 18.000 palabras. Se han hecho varias ediciones, la última por la Universidad de Jaén y CajaSur.
Vocabulario Andaluz le valió a Alcalá Venceslada dos veces el premio Conde de Cartagenera, de la Real Academia, que le nombró académico por Andalucía.
¡Chitito, pastores!...
¡Chitito, pastores;
que duerme mi bien!
Entrad callandito, pasito, quedito,
que duerme mi niño chiquitín, bonito;
¡no lo despertéis!
Mirando a su Madre,
que se mira en Él,
dormido quedóse
tal como lo veis,
con esa sonrisa
que endulza la miel
y que da a las almas
gozo y placidez.
¡Chitito, pastores;
que duerme mi bien!
Dejad los panderos,
callad el rabel,
Minga, no rechistes
ten cuidado, Ester,
y tú, Micaelilla,
suelta el almirez.
¡Blasillo, no muevas
ruido con los pies!
¡Chitito, pastores;
que duerme mi bien!
No paséis cuidado,
Señor San José,
que sólo venimos
ganosos de ver
al más bello infante
que alumbró mujer:
el que trae al mundo
la luz de la fe.
¡Chitito, pastores;
que duerme mi bien!
Mirad qué boquita,
qué manos, qué pies,
que rizoso pelo,
qué sedosa tez;
mirad esos ojos
que aun cerrados ven,
porque en sí ellos tienen
divino poder...
¡Chitito, pastores;
que duerme mi bien!
Ya vendremos todos
mañana, otra vez,
que esta noche al hato
hemos de volver.
Ahora, que se guarde
mucho ten con ten,
ni chistar siquiera
y ¡ojo con toser!
¡Chitito, pastores;
que duerme mi bien!
Salid callandito, pasito, quedito,
que duerme mi niño chiquito, bonito;
¡no lo despertéis!
Jaén, diciembre 1951.
A una Isabel en su boda con un Rafael
"Las flores del romero
niña Isabel,
hoy son flores azules,
mañana, miel"
Copla del siglo XVI
¡Ensueño deleitoso! Ya anhelante
de puro amor tu corazón rebosa.
Fuiste tierno capullo, hoy eres rosa.
¡Cómo cambia la vida en breve instante!.
Tu dicha encierras en el fiel amanta
que hasta el altar te lleva por esposa
y él te guiará por senda venturosa
como su Arcángel guía al caminante.
Perenne amor, virtud acrisolada,
tranquila paz que ahuyente sinsabores:
con ello, y puesto en alto la mirada
hacia aquel que es Amor de los amores,
la Cruz del Matrimonio, tan pesada,
será para vosotros Cruz de flores.
"Las flores del romero
niña Isabel,
hoy son flores azules,
mañana, miel"
Copla del siglo XVI
¡Ensueño deleitoso! Ya anhelante
de puro amor tu corazón rebosa.
Fuiste tierno capullo, hoy eres rosa.
¡Cómo cambia la vida en breve instante!.
Tu dicha encierras en el fiel amanta
que hasta el altar te lleva por esposa
y él te guiará por senda venturosa
como su Arcángel guía al caminante.
Perenne amor, virtud acrisolada,
tranquila paz que ahuyente sinsabores:
con ello, y puesto en alto la mirada
hacia aquel que es Amor de los amores,
la Cruz del Matrimonio, tan pesada,
será para vosotros Cruz de flores.
A MARMOLEJO
Perdido al Norte en piélago nefando
sufriste duros tiempos de extravío,
más al fin, el timón de tu navío
llevaste al puerto con certero mando.
Hoy ya sigues tu historia. Reposando
en anchuroso Alcor cercano al río,
pareces, por tu blanco caserío
niveas palomas en tranquilo bando.
Para la provisión de tus hogares,
sierra, huertas, cortijos, olivares,
recibiste del cielo sin medida
y el puso en tus entrañas lo que oro
jamás podrá valer: puso el tesoro
del agua milagrosa que da vida.
SOLEARES
Soñé que tú me querías
y si no despierto a tiempo
me muero de la alegría.
La ley castiga al ladrón
y anda suelto por la calle
el que roba un corazón.
Tus lágrimas me enseñaron
más que pudiera aprender
en los libros de los sabios.
Mira qué pena tan grande,
voy derramando cariño
y a mí no me quiere nadie.
No esperes que te maldiga,
soy como el perro que lame
la mano que lo castiga.
¡Ay, pobre corazón mío
qué firme para querer,
para penar qué sufrío!
Me robaste la alegría
sin mirar que eso era solo
lo bueno que yo tenía.
No podemos vivir juntos,
mi corazón se hace daño
con las espinas del tuyo.
Son tus ojos dos puñales
que siempre me están tirando
puñalaítas mortales.
Me partiste el corazón
y nos has hecho penitencia
pa que te perdone Dios.
Perdido al Norte en piélago nefando
sufriste duros tiempos de extravío,
más al fin, el timón de tu navío
llevaste al puerto con certero mando.
Hoy ya sigues tu historia. Reposando
en anchuroso Alcor cercano al río,
pareces, por tu blanco caserío
niveas palomas en tranquilo bando.
Para la provisión de tus hogares,
sierra, huertas, cortijos, olivares,
recibiste del cielo sin medida
y el puso en tus entrañas lo que oro
jamás podrá valer: puso el tesoro
del agua milagrosa que da vida.
SOLEARES
Soñé que tú me querías
y si no despierto a tiempo
me muero de la alegría.
La ley castiga al ladrón
y anda suelto por la calle
el que roba un corazón.
Tus lágrimas me enseñaron
más que pudiera aprender
en los libros de los sabios.
Mira qué pena tan grande,
voy derramando cariño
y a mí no me quiere nadie.
No esperes que te maldiga,
soy como el perro que lame
la mano que lo castiga.
¡Ay, pobre corazón mío
qué firme para querer,
para penar qué sufrío!
Me robaste la alegría
sin mirar que eso era solo
lo bueno que yo tenía.
No podemos vivir juntos,
mi corazón se hace daño
con las espinas del tuyo.
Son tus ojos dos puñales
que siempre me están tirando
puñalaítas mortales.
Me partiste el corazón
y nos has hecho penitencia
pa que te perdone Dios.
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