Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

lunes, 18 de julio de 2011

573.- JUAN SOCA


El poeta Juan Soca Cordón nació en Cabra en 1890 y falleció en la misma ciudad en 1971. Vinculado durante toda su vida a su ciudad natal, pero excepcionalmente relacionado con los poetas más relevantes de su momento cultural. Dejó una amplia colección de libros de registro muy diversos, entre los que destacan las colecciones de versos y de cuentos.
La Biblioteca Pública Municipal de Cabra tiene el nombre de Juan Soca.
Algunas de sus obras publicadas
La tristeza de amar: versos de juventud, de amor y de dolor (Madrid, 1916)
Ideario sentimental (Madrid, 1920)
El alma encendida (rimas). Prólogo de Cristóbal de Castro (Madrid, 1924)
Miedo (novela) (Puente Genil, 1926)
El hombre que buscaba a Dios (Madrid, 1927)
Lira del corazón (poemas) (Madrid, 1929)
Cuentos humanos (Madrid, 1935)
El Doctor cordial (novela lírica) (Cabra, 1950)
Cancionero de Anzur (versos de sinceridad 1916-1956) (Cabra, 1957)
Perfiles egabrenses (Cabra, 1961)





Sol de la cumbre

El puro sol de la cumbre
ha bajado de la Sierra.
Es la Virgen de Araceli.
Vestida de novia llega
a colmar de bendiciones
a sus hijos de Lucena.







LAS PIÑAS

La calle estrecha y torcida
de un pueblecito andaluz.
Luz en el cielo, en la calle;
en los corazones, luz.
Un borriquillo nervioso, garboso,
cargado de verdes piñas,
con las que sueñan y sueñan
todos los niños y niñas.
Y un mozo fuerte y moreno,
con sombrero cordobés.
Se alza el pregón de las piñas,
y los niños y las niñas,
con su boquita de rosa
piden: ¡piñas!, piñas!, piñas!...
Y suena, alegre, el pregón
que les llega al corazón:
Niños y niñas,
llorar por piñas.
Llorar con pena
que el de las piñas
se va a Lucena...
Un enjambre de chiquillos
rodeando al borriquillo,
saltan, gritan,
despiertan a la calleja.
Y una vieja,
pelleja y refunfuñona,
se encara con los chiquillos.
Sigue y sigue el borriquillo,
y vuelve, alegre, el pregón
que les llega al corazón:
Llevo las piñas
con su cabito,
para los niños
chiquirrititos...
Se ha perdido el borriquillo de las piñas.
Ya no suenan los pregones.
Quedan los niños y niñas
más huérfanos de ilusiones.
Bajo el recio sol se apiñan,
refugiados en su pena.
Muy lejos, el pregón suena:
…que el de las piñas
se va a Lucena...




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