Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

sábado, 30 de julio de 2011

653.- MIGUEL SALCEDO HIERRO


Miguel Salcedo Hierro, cronista oficial de la ciudad de Córdoba desde el año 1989, fue un hombre polifacético en su obra a lo largo de su vida, siendo poeta, escritor, conferenciante, pregonero, profesor, director teatral entre otras.
Nace en Córdoba el 12 de febrero de 1923 e hijo del industrial Manuel Salcedo Nieto y de Dolores Hierro Aragón, teniendo 2 hermanos, Manuel y Rafael.

Entre sus logros se encuentra la iniciación de los estudios de Arte Dramático en Córdoba en el año 1947, primero como sección del Conservatorio y desde 1980 en la fundada Escuela Superior de Arte Dramático de Córdoba, que dirigió hasta su jubilación en 1988.

Los cordobeses le deben agradecimiento por haber sido uno de los principales defensores de salvar de la demolición al emblemático y centenario Gran Teatro, hoy todo un referente de la vida cultural y artística de la ciudad.

Desde el año 1966 es miembro de la Real Academia de Córdoba.

Ha sido pregonero de las fiestas del Rosario de Moriles, de la Exaltación del Tambor y del Bombo (1992) en Baena, entre otras.

Fallece en Córdoba el 19 de mayo de 2010 a la edad de 87 años


Obra

Gastronómica

La cocina andaluza (1989)
La cocina familiar antigua
Comer y beber con el refranero
La tapa, novia de nuestros vinos
Artística

Córdoba (1971)
El Alcázar de los Reyes Cristianos (1975)
El museo de Julio Romero de Torres (1975)
Córdoba en Color (1976)
Notas Cordobesas (Recopilación de Artículos de Ricardo de Montis) (1989)
La Mezquita Catedral de Córdoba : templo universal, cumbre del arte, vivero de historias y leyendas (2000)
Crónicas Anecdóticas (2006)





PRIEGO DE CÓRDOBA ES


Priego de Córdoba es
olivo, trigal y parras,
y flor de lo cordobés;
pero también es ciprés,
que es madera de guitarras.
Música es, por tanto, en arras
de sus nupcias con la peña;
busca una invisible aceña
la corriente rumorosa;
que el agua es y es enseña
de esta ciudad tan hermosa:
cada calle silenciosa
tiene una fuente que sueña.
El agua savia de todo,
es la que da un alma nueva,
porque su pureza eleva
puesto sentir sobre el lodo;
el agua nos marca un modo
de estar que es de ser, un rito,
un pensamiento infinito,
una palabra ignorada,
la luz en el intelecto,
la ternura equilibrada,
el sentido de lo recto,
la verdad de una mirada,
y el trazo fino y perfecto
de una boca perfumada.
El agua es el alma de Priego
mansa, amorosa, escondida,
va pasándose en un juego
en el que le va la vida,
porque al ir, en su trasiego,
fecundando cada pliego
de la entraña terrenal,
-ya en rumores o en cantares-
lleva esa esencia vital
que es encanto en sus lugares
en el remanso cristal,
ritmo y son en los telares,
oración en los altares
y fragancia en el rosal.
El agua es el principal
escenario ...Mi canción,
mi aliento, mi madrigal,
todos para el agua son;
porque ella es el corazón
de Priego, y es su ideal.
Un corazón encendido,
ardiendo en noble pasión;
que a mí me ha correspondido
con su más soberbio don:
entregándome un latido,
al que yo le doy sentido
de nobleza y de ilusión,
de amor pleno y compartido;
que "amor" si tiene elección
y es "amor" quien me ha traído[1].

[1] Adarve, 21-11-1965. Número 686. Página 5.








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