Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

sábado, 30 de julio de 2011

644.- JOSÉ MANUEL DE LARA



JOSÉ MANUEL DE LARA
Nació en Motril (Granada) en 1929, y reside en Huelva desde 1944. En 1957 fue dado a conocer en Portugal en la Primeira Mostra Internacional da Poesía Ilustrada de Santarem. En 1968 lo fue en Buenos Aires, seleccionándosele poemas en amplios recitales celebrados en Galerías de Arte, Teatro Smart y La Campana Acústica, del Parque de Palermo. En Argentina le editan un libro y publican poemas suyos El Día, de La Plata, y la revista cultura Histonium, de Buenos Aires, que realiza un estudio de su obra. Divulgan sus actividades literarias La Nación y El Mundo, de la capital argentina.

Es, desde 1986, Académico Correspondiente de la Academia Porteña del Lunfardo, de Buenos Aires, y Miembro Benemérito, desde 1972, de la Academia Cultural, Literária e Artística, de Felgueiras (Portugal), y Académico de Número de la Academia de Buenas Letras, Bellas Artes y Ciencias de Huelva.

Hizo crítica de libros en el desaparecido diario "Odiel", y, junto con el también poeta Manuel Sánchez Tello, los programas de radio "Viaje al País de la Poesía", en Radio Nacional de España, y "Rincón de los sueños", en Radio Popular. Con Manuel Garrido Palacios fundó y dirigió la colección de libros "Litoral". Miembro fundador del Grupo "Celacanto" de Poesía, y también perteneció al Grupo "Santa Fe" y al "Club de Escritores Onubenses".

Obra poética:

"Surco nuevo" (Huelva Ilustrada, 1957)
"Frontera del recuerdo" (Granada, 1962 ). Colección "Veleta al Sur" ; v. 14
"Sombra infinita" (Granada, 1963). Colección Veleta al Sur. Serie Granadina ; v. 10
"Lo perdido en el tiempo" (Sevilla : Gonzalez Cabañas, 1964)
"Las cuatro esquinas del aire" (Huelva : Litoral, 1964)
"El silencio y la espera" (Huelva : Litoral, 1966)
"Umbral de la esperanza" (Huelva : Litoral, 1968)
"Plaza de las últimas citas" (Buenos Aires : Cruz del Sur, 1970)
"Cuaderno de poemas" (Huelva : Ánkora, 1972)
"La voz estremecida" (Huelva : Cajahuelva, 1979)
"El cielo que he perdido" (Huelva : Cajahuelva, 1981)
"Plaza nueva" (Huelva : Celacanto, 1988)
"Lo perdido en el tiempo" 2ª ed. (Sevilla : González Cabañas, 1989)
"Los días perdidos" (Buenos Aires : Academia Porteña del Lunfardo, 1990)
"Algunos sonetos" (Huelva : Grupo Celacanto de Poesía, 1996)
"El río detenido" (Huelva : Grupo Celacanto de Poesía, 1996)
"Biografía incompleta : (antología poética)" (Huelva : La Voz de Huelva, 1999)
"Patio de sombra" (Huelva : Diputación Provincial, 2002). Colección "Cuando llega octubre ; 16"
"Retrato apresurado : antología poética " (Huelva : Consejería de Cultura, Delegación de Huelva, 2003). Antología de poemas impulsada por sus hijos Manuel José y Juan Carlos como homenaje al poeta.
Su obra también ha sido recogida en las Antologías:

"Antología Hispanoamericana de Poesía" (Barcelona, 1967)
"Antología Poética del Taller Prometeo de Poesía Nueva" (Madrid, 1981)
"Antología Homenaje a Juan Ramón Jiménez" (Málaga, 1957)
"Antología de la Poesía Andaluza" (Algeciras, 1973)
"Poesía Andaluza" (Almería, 1986)
Traducido al portugúes figura en la Antología de la "Primeira Mostra Internacional da Poesía Ilustrada" (Santarem, 1957)
Premios:
Obtuvo premio en numerosos certámenes literarios:

"IV Jogos Florais de Elvas", Portugal (1953)
"Pedro Mendoza" de Buenos Aires (1971)
"Ciudad de Huelva" (1978)
"Finalista en el "Carabela" de Puerto Rico (1977)



Hablar de Lara, poeta

Hablar de José Manuel de Lara es encontrarse de lleno con la sinceridad hecha poesía. Entregado en cuerpo y alma al verso, Lara redime su sentir, día a día, asomado a esa amplia ventana que es para él la vida.

No sé lo que voy buscando
porque no sé qué he perdido,
pero hay algo en el olvido
que fue mío, no sé cuando.

Hablar de José Manuel de Lara es recordar aquella entrañable colección denominada Litoral. Es evocar al Grupo Santa Fe, al Club de Escritores Onubenses, al Grupo Celacanto, a la Tertulia Oral Odiel… Y cómo no, a su Buenos Aires querido, de cuya Academia Porteña del Lunfardo es académico correspondiente y en donde publicó poemas, tanto en El Día como en Histonium, La Nación o El Mundo. Pues, parte de su obra está recopilada en la Antología Hispanoamericana de Poesía.

Sangró la lluvia gris, cuando te fuiste,
y aún siguió sangrando, día a día,
y mojó de tristeza, honda y fría,
esa calle por la que no volviste.

Hablar de José Manuel de Lara es hablar de sus libros: Surco nuevo, Sombra infinita, Lo perdido en el tiempo, Las cuatro esquinas del aire, El silencio y la espera, Umbral de la esperanza, Plaza de las últimas citas, La voz estremecida, El cielo que he perdido, Patio de sombra… Es hablar sin oscuridades conceptuales. Es hablar de su perenne melancolía, acaso adornada por los sones misteriosos de un bandoneón.

http://jjconde.blogspot.com



El colegio

Cuatro paredes
tiene el colegio.
Los niños gritan sin gana
lecciones, cantos y rezos,
mientras el patio vacío
repite el eco.
Sobre la negra pizarra
trazos inciertos,
y en un rincón pone un mapa
colorines polvorientos.
Todas las amplias ventanas
tienen su trozo de cielo.
Y un rayo de sol le pone
guiñas de luz a un tintero.
Lentos, cansados, monótonos,
dicen a un tiempo
montes y ríos de España,
canciones y padrenuestros,
mientras un aire dormido,
sumiso y tierno,
entre pupitre y pupitre
bosteza su aburrimiento...





RETRATO APRESURADO

Está lloviendo. Llueve,
interminablemente, desde el alba.
No se ve el cielo ni se ve la tierra,
solamente el agua.
Silencio.
¿Qué decir
sin que no se me mojen las palabras?
Tengo abierto delante un horizonte
que se me está cerrando por la espalda.
Y no sé qué pensar, ni sé qué hacer
debajo de esta lluvia fría y larga.
El mundo se ha encogido, que las cosas
parecen más pequeñas con el agua;
y yo, empequeñecido, me contemplo
en el mojado cristal de una ventana.
En el centro de un círculo pequeño
ahogada tengo el alma.
Levantaré la frente hasta ponerme
un arañazo de lluvia por la cara.
Voy pisando los charcos fuertemente,
salpicando de barro la esperanza;
que hasta Dios me parece descendido
de su altura de luz esta mañana.






Agua de otoño

No sé qué larga sombra de silencio
entristeció la duda de tus ojos.
Aquella luz, aquel abril contigo
ahora sólo es agua del otoño.
Desconfiada y triste me preguntas
por un amor que fue y quedó en nosotros;
y, sin quererlo, anidan en mi sangre
aquellos raros pájaros remotos.
Sé que la vida ha puesto, desde entonces,
un algo sobre ti, que no conozco.
Pero en tu modo inquieto de mirarme
contemplo tu niñez, llena de asombro.



Aquí me ves, ausente, la mirada
perdida en una rota lejanía.
Hundida en la esperanza que tenía
y ya no tengo. Ciega y olvidada.

Aquí me ves, de gris, con la cansada,
melancólica y fiel soledad mía,
repitiendo la inútil letanía
de unos sueños que ya no dicen nada.

Solitaria mi voz. Sólo una sombra
tras de un sol desprendido que me nombra
las estrellas que tuve, una por una.

Éste soy yo, ya ves, que anda y tropieza.
Y que a veces recuerda con tristeza
al que ayer hizo versos a la luna.













No hay comentarios:

Publicar un comentario