Javier Sánchez Menéndez (Puerto Real, Cádiz, 1964), es autor de los siguientes libros de poemas: Motivos (1983), El violín mojado (1991), Introducción y detalles (1991), Última cordura (1993), La muerte oculta (1996) y Una aproximación al desconcierto (SIM-Libros, Sevilla, 2011). También ha publicado diversos ensayos y antologías como Sobre la literatura y el arte (1986), Poesía contemporánea en Sevilla (1987), Poesía sevillana (1950-1990) (1992), La vida alrededor (2010) y Poesía para niños de 4 a 120 años (Antología de autores contemporáneos) (2010). Ha cultivado el artículo y la crítica literaria. Se está preparando una selección de su obra poética que llevará el título de Faltan palabras en el diccionario (Poemas escogidos 1983-2011).
Memory
No olvides la nostalgia,
está junto a la ira,
en el cajón de siempre.
(Hat)
Madre, me debe perdonar pues he pecado.
Compartí con Luzbel algunas horas,
y su influencia dejó viejos recuerdos:
esa pizca de sal, la grafía sobre el libro
de la vida de dios, las carreras de Ascot
con sombrero de copa sin glamour,
la mancha en el vestido de la vieja alcahueta,
la mentira a los niños a los que nunca
quise. Pero sigo mirando y le ruego,
por favor perdóneme, lo siento.
Satanás se ha marchado para siempre.
Me dejó las camisas planchadas en la cama
y un olor a vergüenza que no logra aliviar
ningún perfume. Levanto las manos
para llamar al aire, pero es tarde,
nadie acoge. Ahora estoy solo,
un sombrero amarillo adquirido en Berkshire
muere en el césped. Y este dios,
ese dios, aquel dios que me odia
nos partirá la vida, madre.
P.G.B.
Era una flor y se llamaba Herminia.
Mujer feliz, armónica, de extremada constancia,
la voluntad rondaba sus pechos. Era de Chipiona.
Siempre acudía desnuda con aliento y sin sombras
mientras toda la ropa acechaba la luna.
Decía que me quería y, cuando preguntaba
si el amor corresponde sin llegar a la muerte,
cerraba bien los ojos y lejos de la historia,
recitaba los versos con aceites paganos.
Y una tarde le dije con mi lengua en su sexo:
“En la confirmación, debes cambiar tu nombre”.
Suspiros de princesa
No mentí. Me reprochas día a día
que engañé con mis actos,
que iba a ser más maduro, mejor padre.
Hasta que haría las camas,
amante consumado,
poeta de domingo
tras el aperitivo.
Hombre obediente
y sumamente inculto.
Quédate con lo dicho.
Las palabras de ayer
son miseria en tus labios.
De Una aproximación al desconcierto
(SIM-Libros, Sevilla, 2011)
Puerto Real, 1967
La lonja, pescadores, un olor
a sal sobre las redes
y mi padre rondando las esquinas.
Las calles, los ruidos del mar
cubren la noche,
y la voz de mi tía
que llamaba mi nombre
una vez y otra vez.
Hasta la boda todo fue imperfecto.
Después nadie entendió que quise regresar
y acabé como siempre, con tres años:
caliente y cabreado.
Descubrí los sentidos.
No hay brumas en el puerto,
pero hay libertad, arena
y mucho miedo.
De Una aproximación al desconcierto
Puerto Real, 1967
La lonja, pescadores, un olor
a sal sobre las redes
y mi padre rondando las esquinas.
Las calles, los ruidos del mar
cubren la noche,
y la voz de mi tía
que llamaba mi nombre
una vez y otra vez.
Hasta la boda todo fue imperfecto.
Después nadie entendió que quise regresar
y acabé como siempre, con tres años:
caliente y cabreado.
Descubrí los sentidos.
No hay brumas en el puerto,
pero hay libertad, arena
y mucho miedo.
De Una aproximación al desconcierto
(SIM-Libros, Sevilla, 2011)
TINTÍN PIERDE LA VIRGINIDAD EN LA SCALA
Ya lo decía Tintín mientras ladrabas:
“Milou, debes latir con propiedad extrema
todo aquello que piensas, buen amigo”.
Pero el pobre fox seguía empeñado
en tomar esa gota de whisky mal vertida
de la falda de Bianca, Castafiori.
Irma siempre molesta. Quería atrapar
sus pechos con las manos. El perro,
tan listo zorrero como leal amante,
mordía un dedo del pie y acariciaba
pausado sus pelotas. Bianca gime.
Tintín ha perdido la virginidad en La Scala.
Hicieron el amor sudacamente.
De fondo Lakmé. Delibes argumenta,
es muy retórico y a veces hasta cursi.
Léo llora entre las flores. El joven
tiembla y sonríe. Bianca gime.
¡Qué mala cara tiene la pollito!
De un libro inédito.
TINTÍN PIERDE LA VIRGINIDAD EN LA SCALA
Ya lo decía Tintín mientras ladrabas:
“Milou, debes latir con propiedad extrema
todo aquello que piensas, buen amigo”.
Pero el pobre fox seguía empeñado
en tomar esa gota de whisky mal vertida
de la falda de Bianca, Castafiori.
Irma siempre molesta. Quería atrapar
sus pechos con las manos. El perro,
tan listo zorrero como leal amante,
mordía un dedo del pie y acariciaba
pausado sus pelotas. Bianca gime.
Tintín ha perdido la virginidad en La Scala.
Hicieron el amor sudacamente.
De fondo Lakmé. Delibes argumenta,
es muy retórico y a veces hasta cursi.
Léo llora entre las flores. El joven
tiembla y sonríe. Bianca gime.
¡Qué mala cara tiene la pollito!
De un libro inédito.
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