Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

jueves, 21 de julio de 2011

604.- INMA PUENTE


Inma Puente
Granada, (1967)
Uno de mis mayores descubrimientos durante mi adolescencia fue la poesía, los poetas y su mundo: la belleza, el desamor, el delirio, el desconcierto, la exaltación, la calma.
Y vino Lorca y su luna, Alejandra Pizarnik y su locura, Miguel Hernández y sus nanas, Gamoneda y su frío. y así, tantos y tantos.
Cada uno de ellos poniendo palabras al sentimiento más puro, más íntimo del ser humano, plasmando en papel la más hermosa de las invitaciones: ´ámame". Y así ha sido y sigue siendo.
Es más, incluso me atreví a dar un paso más. Hacer mis propios poemas y mostrar lo que guarda mi silencio, o un momento de mi soledad, o simplemente, un pensamiento.
Pequeños pasos, casi avergonzados y que gracias a espacios como Cuaderno de Poesía, han ocupado un sitio más allá de mí misma:
"Versos sobre el teclado". Asociación Cultural de Poesía en la red.
"Te mandaré mi aliento". Asociación Cultural de Poesía en la red.
"El párpado de la serpiente". Asociación Cultural de Poesía en la red.
"Cien poemas desesperados y una canción de amor". Editorial Drakul
"Concurso Poemas Capitales y otros pecados". Ediciones La Mancha.
"Revista Literaria Dulce Arsénico".
" La Mujer Rota ". Literaria Editores, Guadalajara (México).





YO HE

Yo he pasado el hambre propia
de la que espera.

Yo he ingerido verbos prohibidos.

Yo he manipulado los nexos
y las esferas.

Tú has.
¡No!
Tú no has.
Tú no has hecho
nada.









Mi último aliento cabe
en el hueco
de tu mano.
Cierra el puño, amor mío.
Ciérralo
y déjame morir.








DIES IRAE

Yo,
creadora del más perfecto
de los monstruos,
no logro apartarme
de tu costado.

Mas cuando el ojo del sollozo
parece adormecido,
surge la terrible consecuencia
de un amor inconcluso.

Y por encima del silencio
de mi propio corazón
detenido,
este cuerpo
eleva un cántico
pronunciando tu nombre.

¿Cómo calmo la herida?
¿Cómo templo ésta furia?

¡ Dies Irae !
¡ Dies Irae !

Ni un solo día sin pasado.
Ni un solo día sin ira.

Porque aún sigo deseando
un beso nacido,
de la inhóspita
curvatura
de tu boca.


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