Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

domingo, 10 de julio de 2011

503.- MARÍA JOSÉ RICO


María José Rico (Sevilla), es licenciada en Historia del Arte y en Filología Inglesa por la Universidad de Sevilla. En literatura infantil, ha publicado LOS POEMAS DE VERA (EDEBÉ, Colección Tucán Azul, 2004. 3ª edición 2009), inspirado en su hija Vera. ABECEDANZAS (CEDMA, Colección CARACOL, 2010). Tiene en prensa otro libro de poesía infantil, HASTA LOS GATOS QUIEREN ZAPATOS (Ed. Brosquil, Colección Tus Versos). Ha dirigido un taller de creación literaria para niños. También ha publicado el libro de poesía MI VIDA QUE NO ENTIENDO (Renacimiento, 2008), que está siendo traducido al francés.

Publicaciones
"Mi vida que no entiendo". Poesía. 2008.
"Abecedanzas". Literatura Infantil Juvenil. 2010.

Otras publicaciones
"Los poemas de Vera". Literatura Infantil Juvenil. 2004.
"Hasta los gatos quieren zapatos". Literatura Infantil Juvenil. 2009.





Lorito

En mi casa todos
me llaman lorito.
Mi madre me dice:
“¡Cállate un ratito!”

Y si no me callo,
a veces se queja
y dice que tiene
dolor de cabeza.

Cuando está mi padre
leyendo en la sala
y le cuento cosas
de mi prima Laura,
me mira muy serio
y dice en voz baja:
“Ésta ni se calla
debajo del agua”.

Yo no soy un loro,
que todos lo sepan:
yo soy una niña,
ya tengo seis años
y me llamo Vera.










Calcetín Martín

Calcetín Martín
y su hermana Ana
tenían dos tomates
como avellanas.

En el cajoncito
donde los guardaban
siempre estaban juntos,
no se peleaban.

Todos los inviernos,
cuando el frío helaba,
se alegraban mucho
porque los sacaban.

Iban a la “guarde”
con la “seño” Lola
y al volver a casa,
a la lavadora.
¡Salían mareados
como una peonza!

Hasta que una tarde,
mi abuelita Nana,
al ver los tomates,
se puso enfadada
y empezó a zurcirlos
con aguja y lana.

Desde aquella tarde
Calcetín Martín
y su hermana Ana
no tienen tomates
como avellanas.











Mi hermano Miguel
A veces es malo
mi hermano Miguel.
Me quita mis cosas,
me rompe un papel.
Mi madre me dice
que es sólo un bebé.
El caso es que siempre,
por hache o por be,
acaba ganado
mi hermano Miguel.

A veces es bueno
mi hermano Miguel.
Y jugamos juntos,
y hacemos un tren.
Nos reímos mucho
sin saber por qué,
cuando está de buenas
mi hermano Miguel.

A veces me enfado,
no puedo con él.
Pero yo lo quiero
y él, a mí, también.











La “seño” Marina

Cuando está contenta
la “seño” Marina,
le brillan los ojos
como purpurina.

La “seño” Marina,
cuando somos malos,
nos grita enfadada:
“¡Voy a castigaros!”

Con ella aprendemos
a escribir las letras
y hacemos deberes
de sumas y restas.

Cuando llega a casa
la “seño” Marina
tiene que tomarse
un vasito de agua
con una aspirina.











En mi habitación

Cuando estoy a solas
en mi habitación,
me gusta vestirme
con un camisón.
Cojo unos zapatos
que tengan tacón,
y así me imagino
que ya soy mayor.

Si juego al colegio,
pongo a los muñecos
haciendo de niños
y yo soy la “seño”.

El pobre Nenuco
se porta muy bien.
En cambio, el peluche
no tiene interés
ni por las vocales,
ni por el inglés.

Y cuando termino,
los baño, los visto,
les doy de comer…

Pero todo acaba
en un santiamén
cuando se despierta
de su larga siesta
mi hermano Miguel.










Felices sueños

Me meto en la cama.
No puedo dormir.

Me acuerdo del lobo
de Caperucita,
que se comió todo,
¡hasta la abuelita!

Mi mamá se acerca,
me dice al oído:
“Duérmete, mi cielo,
duérmete prontito”.

Pero yo me acuerdo
de Caperucita
y me tiembla todo
en la barriguita.

Papá me regaña,
y dice muy serio:
“Ya verás mañana
al tocar diana,
tendrás que ir al cole
con los ojos llenos,
llenos de legañas”.

Me meto en la cama.
No puedo dormir,
y grito a mis padres:
“¡ Que me hago pipí!”





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