Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

jueves, 7 de julio de 2011

460.- MIGUEL ÁVILA CABEZAS




MIGUEL ÁVILA CABEZAS 

(Granada, 1953) Es licenciado en Filología Románica y Filología Hispánica por la Universidad de Granada y Doctor en Filología Románica por la Universidad de Almería. En la actualidad es profesor de Lengua y Literatura en el Instituto Español "Juan Ramón Jiménez" de Casablanca. Como crítico teatral y literario colabora en diversas publicaciones periódicas de ámbito nacional e internacional. Coordinó y dirigió las "I Jornadas-Homenaje a José Martín Recuerda" celebradas en Salobreña en abril de 1999. Igualmente ha coordinado otros proyectos colectivos entre los que cabe destacar "Antología lírica del mar" (Motril, 2000) y "Versos para un fin de milenio" (Motril, 2001). Desde el año 2002 hasta el 2005 coordinó y dirigió la colección "Cuadernos Literarios de Salobreña". Coordina actualmente las colecciones bilingües "La bala de seda" y "La letra nazarí" en cuyo número 8/VIII ha publicado el tríptico titulado Miseria asoma. De marzo de 1996 a julio de 2005 dirigió las Páginas Literarias del semanario “El Faro” de Motril. Entre los años 1998 y 2000 presentó en la televisión motrileña el programa cultural “El Mirador”. También ha participado con colaboraciones propias en numerosos proyectos y libros colectivos, tales como: "Poemas" (Salobreña, 1996), "Semillas" (Motril, 1996), "Itinerarios históricos de Salobreña" (Salobreña, 1998), "Miras el tiempo sucederse en frutos" (Cádiar, 1998), "Más de cien poemas para la primavera" (Granada, 2000), "Árbol de bendición. (Antología literaria al olivo)" (Almería, 2001), "2002. Raíces granadinas" (Granada, 2002), "Granada en cuento. Antología" (núm. 6 de la Colección de Narrativa del diario Ideal. Granada, 2002), "Salobreña, la bella y la bestia" (Ayuntamiento de Salobreña, 2003), "No arrasadla. (Poetas por el medio ambiente" (Motril, 2003), "Una mirada a Huelva" (Huelva, 2004), "Solo de amigos. (Homenaje al poeta José G. Ladrón de Guevara)" (Granada, 2005), “El escritor impasible” (Granada, 2007), como homenaje al crítico y novelista Francisco Gil Craviotto, “Vitolas del Anaïs” (Granada, 2007), edición de las 50 primeras vitolas, “Gabinete de voces. 16 poetas por las esquinas del agua” (Huelva, 2008), “Marruecos en la poesía española actual” (Córdoba, 2008 “Los Cuadernos de Sandua”, núm. 154), “El oro líquido. (El aceite de oliva en la cultura)” (Madrid, 2008), “Motril: el puerto y el mar. Fotos de Familia” (Motril, 2008). Es autor de los libros de poesía Fe de vida (o da lo mismo). Antología última (Motril, 1998), Aguas salobres (Salobreña, 1999), Huellas de sombra (Córdoba, 2002), Nuevo refranero universal (Salobreña, 2002), La casa del aire (Salobreña, 2003), con el que obtuvo el I Premio Nacional "Arenal de Sevilla", Un viento clandestino (Sevilla, 2005), Mas no desotra parte (Salobreña, 2006) y Anfa (Tenerife, 2007). Es también autor de los poemarios A pedir de boca, publicado en Granada (2004) por la Asociación Cultural "El diente de oro" dentro de la Colección "Vitolas del Anaïs" (núm. 3) y Analogías (Signum Edizioni D’Arte, Milán, 2009), con ilustraciones de Agustina Franco Follana. Igualmente es el autor del libro de pensamientos difusos, Loquinarias (Salobreña, 2004). En la actualidad prepara una edición bilingüe, al árabe, de Anfa y de su poemario, inédito, El loco mundo. Como filólogo e investigador teatral ha colaborado en diversos medios especializados (Revista "Qalat"; "Alhucema"; "EntreRíos", otras revistas de artes y letras; etc.). Es asimismo autor de las obras de investigación y crítica teatral, La dramaturgia de José Martín Recuerda. Recepción crítica y estudio semiótico de La Trotski y La llanura (Universidad de Almería, 2006), Edición crítica de La garduña de José Martín Recuerda (Salobreña, 2006) y Disyuntivas teatrales (o no) (Salobreña, 2010). Como autor teatral publica la colección de diez piezas cortas, El juego de las bolas (Huelva, 2010). En el año 2008 publica en la Universidad de Granada una edición crítica de las Poesías y el "Discurso

Publicaciones

"Aguas salobres". Poesía. 2000.
"La casa del aire". Poesía. 2003.
"Loquinarias". Narrativa. 2005.
"Mas no desotra parte". Poesía. 2007.
"Anfa". Poesía. 2007.
"Disyuntivas teatrales". Teatro. 2008.
"Un viento clandestino". Poesía. 2005.
Otras publicaciones
"Nuevo refranero universal". Narrativa. 2002.
"Huellas de sombra". Poesía. 2002.





ORACIÓN DE LA SARNA

Madre que espera, labradora, carcelera
encarcelada, aráñame
y surca mi piel con la flor de tu arado
para sembrarme en rojo fruto que crezca
y grite y se agite en mi soledad
más honda y no dejes en paz
el rincón más oculto de mi carne
(que se estremezca el terreno austral
que desconozco)
y rodéame y conquista en silencio mis poros
con tu perlada quietud
y enjóyame de mar y rosas siempre abiertas
en el jardín inquieto de mi sangre,
cual una punzante y terca delicia…

Humildemente postrado antes tus uñas
yo aguardo el momento más propicio
en que la tierra estalle
y se abra en un grito de batalla
que invada justamente los límites del cuerpo
y anegue en la tormenta otros cuerpos
arrasando hasta el fin
el tedio y la pulpa de los huesos
para que todos seamos vino de tu ansia
y eterno alimento de tu voraz codicia…
y hermanos, siempre hermanos, en la danza infinita
de tus patas,
en tu búsqueda plena,
hasta que el tiempo sólo permanezca
y el silencio… y tú, madre amante,
oculta labradora, amenazante
entre el ropaje sucio de este mundo
y expectante,
seas
para que amor no venza desengaños…,
honda madre, celosa compañera…

(Del libro colectivo Poemas, Edita I.B. “Mediterráneo”, Cuadernos del
Mediterráneo-I, Salobreña, 1996)










MUJER EN LA AUSENCIA

Cuando supe que estabas definitivamente muerta
(ahora sé que es cierto)
dejé sobre tu cuerpo la ventana de la duda,
abrí el arca en que guardaba retazos tristes deseo
y te vestí -te amortajé mejor-
con un abrazo cálido y distante
como un río que huye desesperadamente
al sur lejano,
siempre al origen donde ahora yaces.

Y no pude resistir el embate de las olas,
tu piel cansada como un desierto cuando la noche llega
y es frío el sol para mis manos,
sed su luz
para las horas náufragas.

A ti... en ti estoy (¿no ves?).

Pasan los días
y no desando la calle infinita que eres tú
ni adelanto mis pasos por temor a ignorarte
de tu muerte (ahora cierta, sí).
Y quedo entonces mirando,
repasando cada pliegue de mi cuerpo,
la flor llorosa entre mis manos,
el viento encadenado.

Encadenado a ti (¿no ves?) me ahogo,
ya muero en lo profundo y algo
(un sueño, un mar, una sorda catarata) se apaga,
ya no hay luz ni torrente ni río ni huracán
ni fantasma ni grito ni hundimiento...
Una línea en el cielo, un gemido,
acaso el silencio esté
y un dolor insoportable.

Cuando callas,
cuando tu cuerpo ocultas bajo tierra,
junto a la nada,
y no creces
y no estás
y siempre vas y nunca vienes
por la misma senda,
rodeada, envuelta, seguida por la noche,
disfrazada de ausencia,
yo escucho,
yo persigo la huella de tu olvido
desolado, y extiendo mis doloridas piernas al borde del cansancio
(no te detengas nunca, amor)
y todo me dice que ya es muy tarde,
amor, que es tarde y que el tiempo ya no existe
y no existen la lámpara y la cama
y el espejo no está donde me miro
pues mis ojos persiguen una sombra
aferrándose al aire que me asfixia,
cayendo desde el último peldaño
sin haberte nunca hallado.

Cuando desciendo al fin
y te abrazo, soledad, mi amiga cierta,
sin ansia para seguir,
sé muy bien, amor mío, (yo lo sé)
que estoy tan muerto
como la muerte clara que te habita...
que está en ti, amor,
en ti,
en ti, amor,
en ti
desde siempre...

(De Fe de vida o da lo mismo. Antología última.
Edita: Área de Cultura del
Ayuntamiento de Motril, 1998)










EL SEXO DEL POETA

A Don Francisco de Quevedo y Villegas

Me adentraré en las frondas con empeño
de explorador que busca primaveras
al fondo de un otoño y sus quimeras,
y en las abiertas flores de mi sueño

me hundiré. Sol en nardos, me despeño
por el mar de la sed de dentro a afuera
que, si adentro quedara, yo quisiera
ser más agua que tú, ¡oh bien sin dueño!

Sorberé de la boca de tus peces
el licor que la luz sólo destila
desde la noche ardiente y misteriosa.

En tu jardín la espina se hace rosa
y la prosa en el verso se encandila
cuando sus puertas abres… y te ofreces.

(De Aguas salobres, Editorial Alhulia, Salobreña, 1999)











EL SUEÑO DEL POETA

A Federico García Lorca

Era tan hermoso el mundo, el mundo
que tus ojos asombrados descubrían,
a cada paso,
por los cuatro puntos cardinales del sueño…
Era tan hermoso todo lo que tocabas
con las manos llenas de luz (de luz siempre):
el pan candeal de la mañana, el trigo verde de la vega,
el agua del río, la guitarra, los ojos del piano
(que ven la música a lo lejos venir como un jinete
cabalgando incansable por la noche y el día),
la nieve de la sierra y el mar… tan lejano
y entrando en tu corazón y en tu memoria…,
un niño también
y el cuerpo leve de aquel muchacho que eras tú
incendiado de amor por todas las cosas bellas
y humildes
de este mundo….
Era todo tan hermoso
(y tan sencillo)
que desde entonces soñabas ya tu muerte.

En la ciudad maldita, roñosa y traicionera,
concertaron tu muerte por pasillos oscuros,
por iglesias alzadas al dios de la infamia,
en los palcos de un teatro de soberano nombre,
en despachos infectos de serpientes,
en sombríos prostíbulos
y en atestados dormitorios,
solamente,
de cadáveres… y envidia.
Tras las miradas torvas se asomaba tu muerte
a las ventanas de las casas yermas
y vencidas por la carcoma del odio y la calumnia.
Y tú soñabas ya tu muerte sabiéndola más cerca,
cada vez más cerca de ti,
yendo tras de ti sigilosa y callada,
pegada a la sombra de aquél que entrando en un portal
anota allí con mano apresurada
el día y la hora convenientes
en el cuaderno de las delaciones.
(Así la muerte iba contigo a todas horas
tras el perfil del viento que dobla las esquinas).
Tu muerte, sí, estaba ya rondando
por las alcantarillas donde iban a parar
(agua que no desemboca)
las mentiras de una ciudad que siempre temió la risa e hizo desprecio a la alegría.

Allá donde las ratas firmaron tu sentencia.
Allá
Tu muerte soñada por ti
en el vacío.
(Sin pan, sin niño… sin piano).

(De Aguas salobres, Editorial Alhulia, Salobreña, 1999)










VII

Me he pasado
innumerables vidas
arrojando todo tipo de ausencias
(recuerdos, objetos, diamantes,
anillos varios…)
al cubo insaciable de la basura.
Por poneros un ejemplo (tan sólo uno)
a su fondo fueron a parar, lo juro,
como un soplo y sin pensarlo,
ciertos sueños malditos que en las horas
perdidas de aquella
mi torpe juventud desconcertada
me acosaban sin tregua
(repitiéndose en un
inconfundible plano congelado)
por calles solitarias
y mi espalda rozaban -sólo apenas-
en el intento vano
de arrojarme al vacío
en donde ya sin duda yo
entonces me encontraba.
Yo, que por más que huyese
(nada era y todo estaba),
ya os digo,
siempre alcanzaba el mismo punto ambiguo
de la desolación,
del infortunio…
allá donde no había ni avance ni demora
y en donde el ansia por llegar
era tan grande como huir del sueño
en cuyo centro eterno estaba detenido
para así
acabar por fundirme
en otro sueño idéntico
a aquel que me hostigaba,
prendido al cabo
por la mano invisible
de la nada.

(De Huellas de sombra, CajaSur Publicaciones, Col. “Los Cuadernos de
Sandua”-77, Córdoba, 2002)






A LA PINTURA

¡Comencé a pintar tan de pequeño!

¡Vive Dios, cómo emborronaba las calles solitarias
con mi lápiz lloroso
de breve compostura!

¡Oh Juan Gris de los portales! ¿Y los árboles?
No me nombréis los árboles,
ni siquiera mencionéis las esquinas o los hondos
balates (albañales de sombra).
En las lisas paredes era todo un maestro.

¿Y a qué hablar de mis cuadros perdidos
en estribos de puentes, al pie de los perniles,
sobre la hierba verde o al borde (siempre incierto)
de la noche profunda?

Mi arte hallaba la estima de las piedras,
el gozo de los musgos
y el asombro mojado de todas las hormigas.

¡Oh preciso Leonardo!
Con mi alzada pata medía la distancia
infalible
desde los ojos raudos al lienzo repentino.

Siempre usaba -es verdad-
para mis arduas (diré concentradas)
MA-NI-FES-TA-CIO-NES
hasta el silencio mismo de la muerte…

Tuve jueces y críticos severos:
bien es cierto que el tino en su criterio
animó mis deseos
de no exponer jamás en las puertas de nobles academias,
tampoco en las iglesias
en las que por un intenso y recóndito pudor
(que nunca llegué a vencer)
mi anhelo se escapaba como agua celeste
tras los pasos sedientos de ilustres borrachos
en la ciudad dormida.
¡Ay qué tiempos,
qué ascensión de la forma, qué consuelo más alto
el de aquella manzana de casas bien dispuestas
de cuyo entorno sin duda era yo
el rey indiscutible!

Hermoso, divino nirvana (mejor diría)
cuando, místico al viento, resuelto el ademán,
y en cualquier lugar (y sin fronteras)
me disponía yo al afán del acto creativo
con superior desdén de artista ya encumbrado.

¡Era tanto mi amor por la pintura!







PERFILES

Quiero pasar mi mano por tu perfil de sombra
donde el silencio grita y la noche te nombra.
Soy el río de sangre que empuja tu silueta
hacia el abismo incierto de esa luna inconcreta.
(Con un verso invisible regaré tu cercado
y una flor imposible crecerá en mi costado).
A lo lejos mi sueño cabalgará los montes.
Ni temeré las fieras de tu amor polizontes,
ni en la orilla este cuerpo aguardará a que el tuyo
se llegue hasta su casa para oír el murmullo
de los besos que escapan por la puerta de atrás…
(Mi deseo en tu ausencia algún día verás).
Hasta tanto me voy y me quedo, que es bueno
permanecer contigo si de ti soy ajeno.






NUEVA MEDITACIÓN DE DON QUIJOTE
                        
Hablo conmigo y con mi sombra hablo.
A fin de cuentas, yo soy yo y todos los que sois
en el establo de la vida:
quienes busco y nunca encuentro,
los que acecho detrás de mi ventana
y al pasar me sonríen
como diciendo: “Iluso, ¿qué buscas?
Tú no eres de aquí ni de otro sitio
que no sea manía, impericia y locura.
Ya no estás.”

(¿De dónde vengo entonces?
¿Quién me trajo a este mundo
y a la grupa de qué rengo destino?)

He atravesado el tiempo
y aquí me veo, lo mismo que ayer y siempre,
lanceando una tropa confusa
de fantasmas.





IX/

“SOBRE EL VERDE TAPETE RECLINADO”

A lo hecho
fuerza tu envite de coraje:
un as de picas
no hace escala
y deja el semblante
en pie de guerra.
(Rojo estandarte
y azul silencio).
Valga el resto
que apostara el azar
sobre el tapete iluso
de tu pecho.

Esto es lo que es
y siempre ha sido:
un falso y breve juego
sin sentido.
Y al final del convite,
con más o menos suerte,
ese caudal de sueño
se lo puede llevar,
con tal empeño,
quien más arriesgue.

(Nadie gana.
Todos pierden).

(De Nuevo Romancero Universal, Edita: Área de Cultura del
Ayuntamiento de
Salobreña, 2002)








A IMAGEN Y SEMEJANZA


Uno y uno son dos
y Dios no está conmigo.
(Cuestión de competencias.
Al final: cada cual
en su sitio).
















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