Antonio García Barbeito, (Aznalcázar, Sevilla, 1950) es un periodista y escritor español de lengua castellana.
Nacido en una localidad cercana a la capital hispalense, García Barbeito vive su infancia en el campo, colaborando con su familia en trabajos de siembra y recolección. A los diecisiete años se traslada a Gines, para trabajar en El Molino (Hacienda el Santo Ángel), en la almazara, actividad que complementa con el desempeño de diversos oficios: albañil, vendedor de aceite, camarero... En 1972 comienza su trabajo como oficinista de la Caja Rural. En 1985 pasa a La General de Granada, hasta noviembre de 1989, cuando se incorpora a la oficina de prensa de la Radio Televisión Andaluza (RTVA) a las órdenes de Juan Luis Manfredi.
Su labor periodística (en la que combina colaboraciones con diversos medios, tanto de prensa escrita como radiofónicos)comienza en 1980 con su participación en el programa Cruz de guía de Radio Sevilla (Cadena Ser). En 1983 inicia sus colaboraciones con Antena 3 Radio. De 1985 son sus primeras crónicas taurinas en El Correo de Andalucía, donde fue articulista hasta 1998.
Dada su condición de sevillista, en el 2005 tuvo el honor de realizar el pregón del centenario del Sevilla Fútbol Club, siendo previamente presenta por Cesar Cadaval.
Tras su paso por la RTVA, en 1993 comienza a trabajar como colaborador del programa La Mañana de la cadena Cope con Carlos Herrera y, con posterioridad, con Antonio Herrero y Luis Herrero. Ha sido articulista de los diarios El Mundo, La Razón y ABC de Sevilla, donde trabaja desde 2007 hasta nuestros días. Asimismo, es colaborador del programa Herrera en la Onda, de nuevo con Carlos Herrera, en Onda Cero. Ha publicado varios libros de temática variada. En 2010 pregonó la Semana Santa de Sevilla.
Obra
El día que Jesús no quería nacer y otros breves de navidad, Voz de Papel, Madrid, 2004.
Coplas apenas. Ayuntamiento de Sevilla, Área de cultura y fiestas mayores, Sevilla, 2004.
La ruta de la gastronomía. Grupo Pandora, Sevilla, 2005.
Pueblos en cuerpo y alma. Grupo Pandora, Sevilla, 2005.
Palabras de diario. S.A.Ediciones B, Barcelona, 2007.
Pregón de la Semana Santa de Sevilla 2010. Fundación El monte, Sevilla, 2010.
De lo cercano. Fundación Caja rural del Sur, 2010.
Pregón de la Semana Santa de Sevilla de 2011
sevillista yo nací y moriré sevillista.
Si dibujo la Giralda
y un cielo azul por arriba,
la rocío de azahar
y de vieja sangre artista,
le pongo un río a sus pies
y pongo versos de orillas,
la pongo frente a la luz
y hasta la luz siente envidia,
y echo a rodar un balón
por un Nervión futbolista,
el fútbol se hace pasión
que no golpea, acaricia.
Blanquirrojea en el sur
la pasión definitiva.
Y por más que otros se empeñen
en volcar ortografías
y escriban siempre con be
lo que es con uve inequívoca,
esta ciudad, esta mujer,
esta gloria fugitiva
solamente tiene un nombre
con siete letras: SEVILLA.
Cien años cumples, mi amor,
mas tienes la gran virtud
de vivir en juventud
como eternizada flor.
Blanquirrojo tu color,
vives del tiempo testigo.
Yo te sueño y te persigo
con la única intención
de dejar mi corazón
cumpliendo siglos contigo.
¿Qué hago, enciendo cien velas
y te pido: “Sopla, sopla…”?,
¿O encargo al cielo una copla
cantada por cien abuelas?
Vístete de lentejuelas,
y óyeme lo que te digo:
hazle un sitio por tu abrigo
a mi amor desmesurado:
quiero quedarme a tu lado
cumpliendo siglos contigo.
Cientos de silencios tuyos
se han venido hasta el octubre
a ver si tu amor los cubre
con su delicado arrullo.
¿Oyes, mi amor, el murmullo
que está hoy aquí conmigo?
¿Oyes la emoción?
Te obligo,
lo merece esta afición,
a que dejes su pasión
cumpliendo siglos contigo.
¿Qué cielo quieres
que baje a rodear tu cintura?
¿Qué jardín,
de qué locura,
para rizarte de encaje?
Mira la pasión que traje
en el nombre más amigo.
Aquí siguen, aquí sigo,
aquí estamos, a la vista,
una pasión sevillista
que quiere morir contigo.
¿Regalos de qué tamaños
para celebrarte a ti?
¿En qué alfombra andalusí
paseamos tus cien años?
¿Con qué telas?
¿Con qué paños
tu nombre no desabrigo,
para que pueda tu trigo
seguir dándonos espigas
hasta donde tú nos digas,
siglos tras siglos contigo?
Déjame que hoy yo me vista,
por lo de tu centenario,
con mi traje de diario,
mi condición sevillista.
No se presta, se conquista
tan preciada maravilla.
Y es tan alta y tan sencilla,
que para sentirme hombre
a mí me basta tu nombre
sonándome aquí: Sevilla.
Se acuestan dos medias lunas
que bajan para juntarse
perfecta línea,que al darse,
cierra un siglo de fortuna.
Once barras,
blancas unas,
rojas otras.
No lo dudo,
me queda el pecho viudo
si me quito tu razón,
que más que mi corazón
a mí me late tu escudo.
Un símbolo manifiesto,
una clara identidad,
cuasi, cuasi santidad
para el que te lleva puesto.
Siempre tu orgullo enhiesto,
firme aquí, ajustado nudo.
Prefiero quedarme mudo
antes que negarte a tí
que lo mejor que sentí
lo sentí por este escudo.
¡Qué primavera destapa
este azahar rojiblanco!
¡Qué otoño si me lo arranco
del ojal de mi solapa!
Ninguna sombra lo tapa.
Nadie puede,
nadie pudo,
desteñir este menudo
símbolo de mi pasión.
Morirá mi corazón
pero quedará tu escudo.
Cien años.
Un nombre, un escudo,
una pasión.
Cien años.
Cien años, ¿y nada más?
No. Y más cosas.
Y cien Giraldas de oro
que se levanten al cielo
y repiquen para tí
en el bronce de los tiempos.
Cien Guadalquivires, cien,
para tenderse de espejo
donde mirarse el perfil
de tu sevillismo excelso.
Cien Guadalquivires, cien,
que lleguen a tí
subiendo caminos desde Sanlúcar,
alhajados de veleros,
perfumados de mareas
de indianos descubrimientos.
Cien Alcázares cristianos
donde se duerme el silencio
entre arrayanes y sombras,
entre palmeras al viento,
entre estanques y jardines
donde se hilvanan los versos
de los poetas más hondos,
de los poetas eternos,
al pie de los surtidores
que pespuntean el terno
del aire que da a la rosa
olor y color y aliento.
Cien Torres del Oro,cien,
almenadas de requiebros,
rendidas ante tu nombre
con un canto marinero.
Cien Trianas alfareras
modelándote cien sueños
en el barro sevillista
que proclama tu universo.
Cien Trianas cantaoras
golpeando yunques recios
desangrando seguiriyas
de los gitanos más viejos.
Cien Trianas marineras
en cien velas escribiendo
tu solo nombre, Sevilla,
río abajo, sueño adentro.
Cien lunas de abril,
cien lunas finas en el firmamento,
mirándote,
plateando los cien años que te cuento.
Cien lunas de la Pasión
del sevillano Evangelio
para iluminar caminos
por donde va tu misterio,
por donde va tu pasión,
por donde van costaleros
que alzan al Cielo tu nombre
y lo dejan en el Cielo.
Cien Esperanzas que encienden
cien caminos de cien sueños.
Cien Santa Cruz que se estrechen
como se estrechan los besos
para abrazarse a tu nombre
cal y jazmín,
luz y fuego.
Cien Maestranzas vestidas
de cien abriles de albero.
Cien verónicas ceñidas
al anillo de tu cuerpo
y cien pasodobles, cien,
para tu paso perfecto.
Cien siglos
para decirte cien veces
lo que ahora siento.
Cien manos, Sevilla, cien,
para seguir sosteniendo tu nombre
sobre el amor de la sangre
que ahora enciendo.
Cien corazones en uno
que haga corazones nuevos
y cien voces en mi voz
para decirte: ¡Te quiero!
CUANDO YO ME HAYA MUERTO
Cuando yo me haya muerto
y leas alguna vez mis versos,
conocerás los que son tuyos.
Los distinguirás
como la ropa de tu ajuar
marcada con tu nombre.
Y, al leerlos, llorarás,
porque es lo más sencillo.
Y se te caerá un beso de la boca
sin poder sujetarlo.
Yo, entonces,
estaré resucitando en el poema.
Que sensibilidad Maestro, que finura. Viva el Sevila f.c. el mejor club andaluz.
ResponderEliminar