Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

viernes, 16 de marzo de 2012

1122.- ANTONIO PORRAS CABRERA



ANTONIO PORRAS CABRERA (MÁLAGA)










Ruptura


Este silencio,
que me grita y que me agrede
que me ignora y que me olvida
manifiesta indiferencia
arrancándome la vida.


Este no decir diciendo,
el resuello sin aliento,
este grito sin mesura
que me arranca del silencio
y me arroja a la basura
cargándome de tormento.


Este cerco
esta bravura
que me quiebra en la locura
el vivir de cada día
en lucha con la porfía..


Este llanto y desconsuelo,
mendigo desarrapado,
arrojado por el suelo
rogando desesperado
que descubras ese velo
que esconde tu otro costado.


Ese triste caminar
que va marchando en ausencia
sin pedirte más clemencia
aceptando esa verdad.


Ese amor que ya no existe
que se fue ahogando en la nada
rompiendo un cuento de hadas
con este final tan triste.


Más no pienses que has vencido
pues desde la lejanía
se otean otros horizontes
de promesas y venturas
de esperanza y de locura
dando luz a mi alma oscura
matando a mi cobardía…








Rosa de amor


Rosa de amor, que al amor esperas
Y al otoñal empuje te resistes
Al amparo de una falsa primavera.


De apacibles pétalos vestida
Ofreces todo tu esplendor
Con seductor engaño.
Buscando, efigie bucólica,
Un destino imaginario
De un falso mayo en desengaño.


Un gélido noviembre te acomete,
Más tú te refugias en el patio
Buscando el rayo ausente
De un sol fugado indiferente.


Al fin los has conseguido
Y yo me acerco embelesado
Pensando en el milagro habido
En una flor de enamorado.


Amarilla rosa que rompes los esquemas
Que vives refugiada en el otoño
Que retas la razón y pones esperanzas
En artificiales primaveras,
Hoy, prendado de tu encanto,
Me rindo a él y te hago mía
Llevándote en volandas a mi lado
En dulce y amorosa compañía.










Negra y tenebrosa noche


Estoy compungido y desolado, triste y preocupado tras la crisis del sistema, tras las muertes de Haití, tras las injusticias del mundo y la sinrazón que nos invade. Estas son mis cosas, mis reflexiones presentadas en forma de poema, que las comparto contigo. Uno ya empieza a estar harto, cansado de tanto impresentable y manipulador y de ver la lúgubre noche que nos amenaza.


Y tú, tirano, me dices:






“No mires en tu interior,
sino mírame a la cara,
que soy quien tiene el poder
de decidir tu mañana”.




Y yo, rebelde, respondo:




Negra y tenebrosa noche,
noche negra
amenazante y soberbia,
que amedrentas desde el mar
al amparo de la sombra.


Viento bronco y desalmado,
viento frío, viento helado
que me gritas al odio,
que me espantas e intimidas
dejándome en desamparo.


Mar retador y bravío,
mar vigoroso y osado,
orgulloso y altanero
de oscuro abismo cargado
con amenazas de muerte,
hacia el fondo sepultado.


Ola asoladora inmensa,
soberbiamente dotada,
coronada por espumas
que me lanzas a la cara
para cegarme los ojos,
para acobardar mi alma.


Oscuridad ofuscadora
que bloquea mi mirada,
que no deja vislumbrar
el horizonte perdido,
la suerte de mi mañana.


Al fondo vislumbro algo,
los confines de otra vida
si venzo tanta patraña,
si lanzo mi vela al viento,
si remo con mucha saña.


Ahora voy comprendiendo
por qué se da esta alianza
entre la noche y el viento,
entre la mar y las sombras
junto a esa ola espumada.


Quieren cambiarme mi barca,
que navegue sobre el miedo,
que abandone la esperanza,
que convierta en bajel viejo
la ilusión que me acompaña,
que abandone mis ideas
y me preste a su doctrina,
a su credo y su enseñanza.


Aunque navegue en un bote,
aunque sea insignificancia,
flotaré como la espuma
sobre las aguas bravías
al amparo de mi barca.


Así no podrán conmigo
y aguantaré sus bravatas
hasta las claras del día
que me abra las ventanas
y poder mirar al frente
y poder buscar con calma
el horizonte perdido
que me lleve a la esperanza.


Gritad, malditos jodidos,
clamad vuestras amenazas
que por mucho que gritéis
el miedo no me hace mella,
el miedo no me atenaza,
el miedo a viejos fantasmas
erradiqué de mi vida,
lo lancé al fondo del mar
sepultándolo en la nada.


Políticos y vampiros,
cardenales de gran pancha,
saprofitos y banqueros,
ladrones, desfalcadores,
guantes blancos,
moral flaca
y corrupciones a manta.
¿Qué buscáis con el discurso
que quiere prender mi alma?


Sobre el agua de la noche,
mecido sobre olas blancas,
cargado de fuerza nueva,
duermo tranquilo mis sueños.
Contra mí no pueden nada,
soy yo el dueño de mi rumbo,
quien burla sus pretensiones,
quien busca mis horizontes
y gestiona mi esperanza.












Contraste de luna


Sublimes retazos de luna penetran la alcoba
queriendo poseerla desde la ventana.
La oscuridad resiste el envite
y no se retira, solo se agazapa
buscando el momento oportuno
para, con su fuerza, neutralizarla.


Las nubes actúan de compinches
frenando la luz de la luna,
y entonces se lanza como una posesa
sembrando penumbra por toda la casa.
La lucha nocturna entre luz y sombra
de nuevo se entabla.


Yo, tumbado en mi cama,
me siente expectante ante tal hazaña.
El sin par combate se alarga en la noche
y en la madrugada.


La luna se aleja como derrotada
y la sombra, orgullosamente,
se da a la bravata por haber vencido,
llenando la casa con su manto lúgubre
de muerte, tinieblas y sombras
que dejan helada hasta el alma.


De golpe, por el horizonte,
promesas de luz cegadora
se asoman sobre la montaña.
El gallo ya canta.
Y un rayo de luz penetra en la casa
hiriendo de muerte a la sombra
que huyendo se marcha.


Destellos de sol danzan sobre la ventana
dando el esplendor que trae la mañana.
Inunda la alcoba con su resplandor
y de nuevo surgen tumultos de vida
por toda la casa


Y yo me levanto saludando al día
y dando las gracias por haber vivido,
en mi fantasía, toda la aventura
de la lucha intensa entre las tinieblas
y la luz de luna que me iluminara.



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