Manuel J. Ruiz Torres nació en Algeciras (Cádiz), en 1959. Es autor de los libros de poesía Cartas a Clara Schumann (Cuadernos del Mar, Valencia, 1981) y Sonata/adioses (Ed. Alba, Algeciras, 1987). Como narrador ha publicado la novela corta Fara, el galeote (FMC Algeciras, 1996) y tres libros de relatos: Atributos masculinos (Col. Calembé, FMC Cádiz, 1998), Foto en la Luna (Ed. Algaida, 2003) y La cuerda floja (Col. Fuentenueva, FMC Algeciras, 2004). Está incluido en diversas antologías y recopilaciones de relatos.
Además de los reseñados libros de poesía, su carrera literaria se ha consolidado gracias a interesantes publicaciones de narrativa, entre las que cabrían destacar los libros de relatos ' Foto en la Luna', 'Atributos masculinos' y 'La cuerda floja', este último publicado por la propia Fundación Municipal de Cultura José Luis Cano de Algeciras, al igual que la primera edición de su novela corta, 'Fara el Galeote', siendo además autor de algunos recetarios de cocina, dada su afición y conocimientos en torno a la gastronomía.
El libro de poemas 'El inicio del Mundo' (Renacimiento, 2011), que representa la vuelta a la poesía del escritor algecireño, afincado en Cádiz, Manuel J. Ruiz Torres. Este nuevo libro nace 25 años después de la publicación de sus poemarios 'Cartas a Clara Schumann' y 'Sonatas/Adioses'.
Contra el miedo
Hay una línea de autobuses
que llega al final de Harlem.
Es sólo ida.
Obligan a bajar a los pasajeros
en un lugar
donde el río recupera su precipicio.
Si quieres conocer un infierno, ve allí.
Yo me equivoqué
una única vez.
(No lo lamento. Para qué)
Me he bajado solo.
No soy negro ni viví nunca en un lugar semejante.
Mi pobreza es otra.
Distinta la resignación con la que abandono
el vehículo,
miro al conductor implorando
me acepte el billete de regreso,
me ahorre
conocer este sitio tan parecido a abandonarse,
a darse por perdido.
Él nació allí, algunas calles antes.
No me conoce. No tiene por qué.
Aún así, tiene un gesto dulce conmigo
y, como quien echa una tabla
entre los remolinos del río,
me da una dirección
alejándose unas manzanas hacia el Este,
donde otro autobús
devuelve insensatos
al plácido, y oscuro, y triste lugar
de donde vengo.
TEORÍA DEL BIG BANG
Ahora mismo,
en algún lugar del planeta,
alguien estará amando a alguien.
Con fulminante ternura, con rabiosa hambre,
dándose la salud
en esa confianza.
Se amarán con esa verdad
que sólo el tiempo descubre
en su tamaño.
En ese amor se expande el universo.
Yo viví algunas de sus explosiones.
La naturaleza permite, en su exigüedad,
engañarnos
la revelación de traspasar al otro,
como si de verdad nos volviéramos
parte de un mismo animal agradecido.
Pero los sentidos esconden lo fundamental.
Con el amor progresa el desorden
más hermoso,
los cuerpos apenas pueden contenerse
en su alegría sencilla
de crecer
hasta difuminarse,
libres de las peores de sus miserias,
emancipados también del otro.
Los amantes no se hacen uno.
Se multiplican, mejores, a sí mismos.
Esa libertad que a tantos asusta
me llama con tu nombre.
MUTACIÓN
En el lado tuyo,
duermes,
mientras la vigilia de ese momento,
en su sencillez, irrepetible,
se adueña de mí, clarividente.
Alguna vez has hecho conmigo lo mismo.
Ese sueño te pertenece,
pero yo vigilaré que no te lo arrebaten,
atento a las señales
con las que el aire entra y sale
de tu alma,
tan malherida.
Te despertaré en la pesadilla.
Cuidaré el silencio cuando la placidez
te dulcifique los malos días.
Estaré contigo, hasta que quieras.
En el lado de cada uno,
algunas noches ninguno duerme,
con la inquietud
de quien, en su carga,
no consigue desprenderse de lo que la vida ensucia.
Ese insomnio, aún voraz, te pertenece,
pero yo te defenderé de él
mejor de lo que hice,
aprenderé a espantarte a quien te explote,
te libraré de mi impaciencia,
tan rigurosa.
Te aclararé de espinas el desvelo.
Y, en lo diario, protegeré tu suerte,
tan trabajada.
Estaré contigo, hasta que quieras.
RASTROS DEL PARAÍSO
El paraíso es cálido como una alcoba ventilada al levante.
Es estrecho, ya que suelen apretarse sus inquilinos
para aprovechar mejor sus instalaciones.
Es ruidoso como la lonja del pescado el día de subasta,
porque los aún sin pecado prefieren gritar su felicidad
que ahogarla con modales.
El paraíso no tiene dueños sino usuarios
que se comportan con exquisita vehemencia.
No hay un lugar fijado en los mapas que señale el paraíso
pero quien lo necesita lo encuentra,
cierto que a veces se gasta media vida en dar con un atajo.
El paraíso tiene un bonsái de manzano en la mesilla de noche
para recordarnos el valor de sucumbir a las tentaciones.
Cualquiera se merece el paraíso aunque le ofrezcan el limbo.
Me interesa contactar con Manuel. ¿Tiene usted el contacto con el autor? Soy coordinador editorial de rdeditores.
ResponderEliminarhttp://176.28.102.237/rdeditores/index.php?p=libro/37
Saludos y felicidades por el blog.
Israel, te facilito LA PÁGINA del Ateneo de Algeciras, su Presidente
ResponderEliminary poeta, EMILIO RIOS es posible que te pueda poner en contacto
Abrazos
http://ateneojoseroman.blogspot.com.es/