ANTONIO GONZÁLEZ GARZÓN, cantaor payo más conocido en el mundo artístico del cante flamenco con el nombre de ANTONIO "EL ARENERO", llamado así por haberse dedicado a acarrear la arena por el Guadalquivir, nació en el Barrio de Triana de su Sevilla, el 13 de abril de 1925, y murió en Sevilla, ciudad donde lo vio nace el 2 de julio de 2004. Desde muy joven frecuentó las reuniones de los aficionados en distintos locales de su barrio natal, pero su revelación no tuvo lugar hasta 1.976, con motivo de cantar en público en el homenaje tributado al "Sordillo", sucediéndose desde entonces sus recitales en Peñas Flamencas y en Festivales, y realizando junto al Teta y Márquez el Zapatero, un disco de larga duración, dedicado a los cantes del Zurraque, lugar donde trabajaron siempre los alfareros de Triana. El Arenero además de destacar en sus cantes por Solea, se destaca por sus cantes por Siguiriya y por Martinetes.
Las campanas de Sevilla,
y de su barrio de Triana,
replicando a gloria estarán,
recordando al Arenero
por su bien de saber cantar,
Los cantes de Triana
De zurraque y su Solea.
Depositario admirable de la 'soleá' de Triana
El cantaor Antonio González Garzón, popularmente conocido por Antonio el Arenero, fue enterrado en la mañana de anteayer en el cementerio de San Fernando tras fallecer el viernes a los 69 años de edad. Antonio el Arenero, considerado por los investigadores como el depositario de la soleá de Triana y llamado así por haberse dedicado a acarrear la arena por el Guadalquivir, fue maestro, entre otros artistas, de Chiquetete y siempre fue considerado y admirado por haber posibilitado el que la afición andaluza percibiera hace ya más de cinco lustros unas melodías trianeras que antes no distinguía. El rubio arenero, como fue conocido en su juventud por ser hijo de Antonio González el Rubio, nació el 13 de abril de 1925 en la sevillana plaza de Chapina. De niño recogió los cantes paternos y de Garfia, y ya de mayor cantó para los amigos en las tabernas de David, Eulogio, Manolo el de los burros, Ballesteros y Celestino. Por aquellas calendas eran los tiempos inexplorados de Oliver, Joaquinito Ballesteros, Niño Segundo, Emilio Abadía, El Cernícalo y Domingo el Alfarero, lo más granado de un Zurraque trianero -lugar de trabajo de los alfareros- cuyas soleares resplandecían en el destello de la Cava de los civiles. Andando el tiempo El Arenero debutó con guitarra en La Cochera, junto a Manolo Brenes, y perdió el miedo a ser escuchado en La Soleá, de Paco Parejo, hasta destaparse en público en 1976, cuando el homenaje a El Sordillo. A partir de entonces, y de la mano del poeta y escritor trianero Emilio Jiménez Díaz, se hizo presente en los recitales peñísticos, semanas culturales y en la grabación de un disco de larga duración, La Triana del Zurraque (1982), junto a su compadre, El Teta, y su compañero Márquez el Zapatero, trabajo que lo elevaría a la profesionalidad y que lo llevó hasta eventos tan importantes como la Bienal de Sevilla o la Cumbre de Madrid, así como a los festivales andaluces del verano. Este admirable cantaor, que en verano ejercía de carpintero de barcos y en invierno de arenero, apuntaba por seguiriyas y martinetes, mas hizo de su cante preferido, la soleá, el himno del Zurraque en un arrabal, Triana, al que abandonó para trasladarse a vivir al barrio de San Diego, donde renunció a la profesionalidad ocultándose tras la oscuridad de la ceguera. Antonio González Garzón el Arenero, el último icono que dio prestigio flamenco al barrio sevillano de Triana, fue el legatario de los duendes de El Sordillo, Emilio Abadía o Manolo Oliver, ya que reflejaba con fidelidad expresiva el ciclo genético de su nombradía. De ahí que se ganara el respeto de las generaciones subsiguientes con las sentenciosas soleares alfareras. Antonio González, cantaor conocido como El arenero, nació el 13 de abril de 1925 en Sevilla, ciudad donde falleció el 2 de julio de 2004.
Entoavía tengo en mi cama
el joyo que me dejó
las horquillas de su pelo
y er peine que la peinó.
Cuando paso por tu calle
llevo pan y voy comiendo
pa que no diga tu mare
que con verte me mantengo.
Retratero, retratero,
hágame usté un retratito
que cueste poco dinero.
(Del repertorio de Antonio "El Arenero)
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