JOAQUÍN FABRELLAS. JAÉN, AÑO 1975.
Cuento con dos publicaciones en poesía: Estertor en las piedras y Oficio de silencio, galardonados con sendos premios de poesía, cuento también con una obra narrativa : La estrategia Onetti, que reúne mi obra cuentística y que permanece inédita, algunos cuentos han aparecido en diferentes antologías, colaboro con prensa en el Diario de Jaén y con la página web Buscamusica.org. Soy profesor de Lengua y Literatura.
Publicaciones
"Estertor en las piedras". Poesía. 2003.
"Oficios de silencio". Poesía. 2003.
"Animal de humo". Poesía. 2005.
Otras publicaciones
"Retazos de Jaén". Poesía. 2007.
Premios
Premio Poesía El Olivo de Jaén. . Poesía. Ayuntamiento de Jaén.
Premio Autores Noveles. . . Diputación Provincial de Jaén.
Premio Poesía La Manzana Poética Córdoba. . Poesía. Editorial Litopress.
Concurso Cuentos Lady Godiva. . . Editorial Germanía Valencia.
OFICIO DE SILENCIO
Libro I: Materia de Recuerdo
Tríptico
The unheard music hidden in the shruberry ...
T.S. Eliot
The unheard music hidden in the shruberry ...
T.S. Eliot
I
Allí estaba el jardín:
un muro de piedra
o tal vez de pizarra,
al fondo la anciana con gatos,
soleándose
bajo la higuera
de la que me ofrecía sus frutos
rojos y dulces,
y casi siempre rechazados por el niño.
Recuerda la vegetación mustia,
rastrojada mil veces
como la memoria,
que no sabe colocar
ahora la cocina pobre,
el baño
tardíamente añadido
con un techo de uralita
y los lebrillos quebrados.
Al fondo el pozo restringido,
el pozo del niño muerto,
allí murió un niño jugando, dicen:
“debería tener tu misma edad”.
Pero entonces miraba al cielo de azul cobarde
e intenso que huye a la tarde.
Allí estaba el jardín:
un muro de piedra
o tal vez de pizarra,
al fondo la anciana con gatos,
soleándose
bajo la higuera
de la que me ofrecía sus frutos
rojos y dulces,
y casi siempre rechazados por el niño.
Recuerda la vegetación mustia,
rastrojada mil veces
como la memoria,
que no sabe colocar
ahora la cocina pobre,
el baño
tardíamente añadido
con un techo de uralita
y los lebrillos quebrados.
Al fondo el pozo restringido,
el pozo del niño muerto,
allí murió un niño jugando, dicen:
“debería tener tu misma edad”.
Pero entonces miraba al cielo de azul cobarde
e intenso que huye a la tarde.
II
And what you own is what you do not own...
T.S. Eliot
And what you own is what you do not own...
T.S. Eliot
La casa era pobre,
de piedra gruesa y desgastada,
lamida por una lengua incesante
de tiempo que formara agujeros
o remolinos detenidos,
donde él introducía sus dedos chiquillos
y se aferraba a la pequeña ventana
desde donde ella miraba sus juegos,
mientras por la noche decía
de la sangre convertida en piedra.
Y se acercaba a la cama de níquel ,
al descanso,
frente al espejo manchado
que deformaba su figura
bajo una lámina amarilla de una virgen macabra
que desvelaba sus sueños .
de piedra gruesa y desgastada,
lamida por una lengua incesante
de tiempo que formara agujeros
o remolinos detenidos,
donde él introducía sus dedos chiquillos
y se aferraba a la pequeña ventana
desde donde ella miraba sus juegos,
mientras por la noche decía
de la sangre convertida en piedra.
Y se acercaba a la cama de níquel ,
al descanso,
frente al espejo manchado
que deformaba su figura
bajo una lámina amarilla de una virgen macabra
que desvelaba sus sueños .
III
And where you are is where you are not.
T.S. Eliot
And where you are is where you are not.
T.S. Eliot
Y esa luz amarilla,
de bujía antigua
y el suelo resquebrajado y único,
tal un clavicordio pétreo,
las baldosas infinitas del abandono,
de la pobreza,
esa luz es ahora materia de recuerdo,
no sé si opaco
verdadero o inútil,
o quizás sean las palabras
con las que algunos poetas
tejemos esta estúpida trama del tiempo.
de bujía antigua
y el suelo resquebrajado y único,
tal un clavicordio pétreo,
las baldosas infinitas del abandono,
de la pobreza,
esa luz es ahora materia de recuerdo,
no sé si opaco
verdadero o inútil,
o quizás sean las palabras
con las que algunos poetas
tejemos esta estúpida trama del tiempo.
Apuntes al natural
Cripta que es luz/ y fuente; noche/
que es claridad y cántico...
D. J. Jiménez
D. J. Jiménez
Conozco esta luz, este cielo tardío,
todas las voces susurradas ahora,
en la caída;
algunos espacios iluminados.
El sol invencible tras las hojas
en la pared naranja,
cardúmenes de pájaros
que escapan negros;
la rosa surgida entre lo verde;
la luz florecida en este sombrío,
el espacio anclado a la tarde
si monumento a la nada.
Quedan solas las hojas rojas,
encarnadas,
sin nadie que las contemple
cuando me marche,
habrán de morir nocturnas,
hasta afilados cuchillos de alba
que les darán la vida:
primero verdes y después púrpuras:
como herida que es vivir.
Llevaré prendida aquí su esencia,
su vida de ahora.
Quizá así estas hojas guarden la mía
y las revivan del polvo,
de esa ceniza que avienta el olvido,
de ese abandono que estercola la nada.
todas las voces susurradas ahora,
en la caída;
algunos espacios iluminados.
El sol invencible tras las hojas
en la pared naranja,
cardúmenes de pájaros
que escapan negros;
la rosa surgida entre lo verde;
la luz florecida en este sombrío,
el espacio anclado a la tarde
si monumento a la nada.
Quedan solas las hojas rojas,
encarnadas,
sin nadie que las contemple
cuando me marche,
habrán de morir nocturnas,
hasta afilados cuchillos de alba
que les darán la vida:
primero verdes y después púrpuras:
como herida que es vivir.
Llevaré prendida aquí su esencia,
su vida de ahora.
Quizá así estas hojas guarden la mía
y las revivan del polvo,
de esa ceniza que avienta el olvido,
de ese abandono que estercola la nada.
Lázaro amanecido
Y el aire como único fin de la poesía.
J.M. Molina Damiani
Hoy he vuelto,
hoy vuelvo a la casa del padre,
hoy duermo en la cama del padre
como tantas noches antiguas,
he vuelto a oler las sábanas de almidón
y de sudor de trabajo;
mi dinero era escaso o nulo
y vuelvo por el recuerdo a los olores de antes,
los de siempre,
los viejos,
fragancias que inventan nuevas semánticas
y me descubren su olor recién alumbrado.
Vuelvo con el frío,
aunque los árboles alfombren mi llegada,
no os engañéis,
soy yo, el innombrado,
el que vuelve siempre por el frío,
el que se acuesta en la cama del padre
pero rechazó sus manos rugosas del trabajo,
las manos sabias y violentas.
He vuelto con aromas diferentes,
tal vez mi barba desaliñada os confunda,
pero soy el de siempre,
el de nunca,
vuestro no hijo, la ausencia.
Hoy duermo en la cama del padre el largo descanso,
duermo el insomnio de todos los caminos,
busco a tientas,
las sábanas aún están frías del invierno,
endurecidas como mis manos ,
casi mojadas,
para el hijo que vuelve no hay lujos:
cama austera para el largo descanso.
Habré de inventar esta noche como antaño hacía,
cuando pensaba en mis pequeños pasos
y en esos destinos larguísimos;
he estado, vuelvo,
he amado, vuelvo,
sueño el fin de la incertidumbre;
la luz me dice que es la casa del padre,
un sueño antiguo.
Tendré que inventar mi nombre,
dibujar otra vez mi cuerpo:
¿ No me veis ahí tendido?,
¿ No veis mi cuerpo que descansa ?
Madre, fue un largo viaje, en verdad te digo
y confío en tus manos buenas y blancas,
no me reconoces, pero he vuelto, tu hijo ha vuelto,
no me escuchas, tal vez la sordera,
ya hemos dejado los juegos,
ahora es la tristeza la que habita en mi cama
y esa es la más fría verdad.
Siento miedo cuando la luz me abandona
y yo busco a tientas el final de esta tristeza líquida,
quizá algún ascua que prenda.
Algunas Noches del mes de Junio
Así entonces separas / del terror su envoltura/
diaria/ y tu mano/ traza
en la oscuridad/ un camino seguro.
Alfonso Costafreda.
Fresco y claro el día,
el ruido cercano,
yo desde mi atalaya,
el adoquín mojado
de alguna lluvia última,
casi primaveral,
pero sobre todo las noches:
el verano pulcro que avisa con voz tenue,
el cansancio en los párpados
o el divagar sobre el lecho,
la miseria que residía en aquel cuarto;
la persiana de madera que me separa ya de los lagartos
en la pared.
El cordel deshilachado,
como mi alma a veces,
pilas de libros almacenadas en mi cabeza,
un espejo que me deforma;
la pared tan pobre
y el suelo adornado:
era una miseria próspera,
recuerdo el paisaje,
la calle maloliente
y los perros perfumados de inmundicia,
algunas personas buscando heroína,
el vecino intolerante,
la amable vecina un poco calva y
un poco sola
que parecía un fantasma.
Sí, me acuerdo
de algunas noches del mes de Junio
cuando inventaba la tristeza
en esa habitación,
lugar furtivo y neutro para nuestros encuentros:
pugna de la carne, lucha de silencios:
el olor tranquilo, el pecho reposando;
recuerdo los adoquines mojados
y las miles de colillas
que amontonaban un mínimo cenicero:
todo esto era mi única pertenencia,
aparte de tu amor que no sabía donde ponerlo
y olvidarme entonces de la tristeza
e inventar la alegría
y desterrarme para siempre de la muerte.
Escritura
De la palabra hacia atrás/ me llamaste/ ¿ con qué ?
José Ángel Valente
Recuerdo la minuciosa caligrafía
los signos al principio ilegibles
y las hojas marcadas
que eran para él
un camino complicadísimo
por donde volver a andar
podéis verlo ahí:
la lengua entre los labios
y unas frases inaudibles
pero que tenían el valor de un ensalmo
y la punta del lápiz quebraba de nuevo
la mina es tan solo carbono
como el diamante
si yo pudiera cambiarla...
y apareció el letrero del CINE
y el TABACO
de donde la gente salía humeante
y los pequeños libros sobre insectos
que él no entendía
pero que decía como si muy adentro entendiese
como ahora
ya sus ojos cansados
de fatigar líneas y luces
y algunas transparencias
o ciertas noches en vela
tejiendo líneas
esperando
la segura luz del día
Canción del buen burgués
...y en la tercera rueda...
Garcilaso de la Vega
La cuchara sopera de porcelana de Macao
que contiene una mujer de pelo brillantísimo.
La figura de ébano y de barriga abultada
por el hambre o por el deseo
de algún lugar de África :
el sarraceno cortacabezas que mide el tiempo
y que huye desde el silencio a la sombra,
detenido,
hacia su extinción.
El negro que sentado toca una melodía de jazz inaudible;
también hay un buda que no dice nada,
que medita acaso encima del tocadiscos. Un candelabro , una venus de milo con brazos
más lascivia,
los antepasados con su mirada remota y tristísima,
las velas que nunca se encendieron,
las flores de plástico ya marchitas,
el arcón con las iniciales
de la abuela o la bisabuela muerta;
el espejo: imitación imperfecta de otro espejo.
El laberinto impalpable del suelo de mármol,
Las cajitas de regalo
pintarrajeadas de colores antiguos
y que nada contienen;
nombres, fechas,
personas con una historia y el amor
y el odio y un sí, quiero,
el recuerdo de ese momento
que por poco precio
te hacen recordar para siempre:
gatos mutilados sonrientes,
coches de época huecos
con palomas en el capó acurrucadas;
la botella de brandy vacía,
el sol a raudales por entre las cortinas,
los caballos veloces y detenidos,
el palimpsesto de tu mirada en el reflejo,
la luz,
las flores tapizadas y sucias
por el humo de todas las visitas
en todas las sobremesas
de una tarde de domingo
y en el salón
de su dueño tal vez olvidado
( orgulloso ) y cubierto de polvo
veíase el ficus
transparente, de plástico.
Libro II: Rimado de ciudad
Instantes
Tristeza sobre todo...
Miguel D´ Ors
I
Ahora con el tiempo,
yo también descubro
que me he convertido
en uno de esos tipos
grises que corren
tristes de un lado para otro,
en ciudades de desesperante agonía,
en los estólidos edificios aguardando,
en la no esperanza
y la suciedad aposentada de los bordes, miradlos bien:
yo podría ser uno de ellos.
II
Instante excelso el de la luz...
Diego Jesús Jiménez
Vuelve
con una fuerza de mar distante
a la ciudad: el circo ROMA,
con su amor de postrer verano ,
vuelve como de un largo viaje del tiempo;
podéis ver sus carteles
otro día alegres
y ahora de un violeta oscurecido,
con sus enanos y sus elefantes raquíticos
y sus antiguos presidiarios
de brazos tatuados,
que reparten octavillas sin alegría
a niños
que miran con miedo
y no entienden su aliento
etílico,
ahora sólo quedan
tres tristes tigres
a la puerta
y un león que no muerde,
que puede ser acariciado;
ha vuelto el circo ROMA,
debe ser setiembre,
llueve.
III
En el coro de las sombras...
Diego Jesús Jiménez
La mañana
el cielo inmenso
el gris pincelado en las nubes
esta casa tranquila
el silencio es silencio del silencio
este rumor de pisadas
tus pies descalzos
sonrosados
ruido de agua que corre
tu nombre
la ausencia del viento
las cortinas blancas
las sábanas blancas
más hojas que caen adentro
la flor se desnuda en el frío
los párpados cerrados no veo
invento
la poesía no es verdadera
mas real
la delicada transparencia de los cristales
gotas de lluvia golpeando
o quizá sol variable
tus pisadas que vuelven sin aviso previo
la desnudez de la mañana
si la erótica de tu cuerpo
tu sonrisa aliada de la lujuria
en este momento
el sonido del reflejo
¿ porqué la belleza es incomprensible ?
maldigo los días de esta mansa apariencia
esto debe ser la felicidad
que me contaron algunos
y casi la comprendo
Oficio de silencio
En sobrecualificados ejércitos de huérfanos
que pasan a limpio la
muerte con renglones apretados.
Jorge Riechman
Sobre la pared pastel,
aparte del oscuro adorno de las sombras,
las voces y sus diseños
sobre la pared pastel.
Todo se confunde: la gota cae dañina,
un orgulloso ladrido, la flauta mal tañida
bandera que ondea a media asta ,
toque a rebato .
A la puerta del Edificio de la Justicia:
la orgía, el fuego,
el ruido que pasa con forma de hombre,
el viento también se sucede,
la flor de la noche descansa,
su esencia es sucia,
es el rastro;
¿ no veis las negras, brillantes cucarachas?
Inocentes y purísimas .
La luna no sale ahora,
pero adivino sardónico,
su sonrisa paralítica de vieja dama.
Allí están los actores de western, tan difuntos,
allí cabalga John Wayne,
luna malalumbrada a veces.
Las voces de ahora, la flor sucia,
pestilente somnolencia moderna,
agua que corre,
bañar los pies de antes,
la flor que acecha,
con vistosos pétalos de luz;
yo tengo una correspondencia: ( se equivocaba Baudelaire )
la flor y el túnel de la noche,
los alientos héticos ,
vidrios que rompen.
II
Nuestra realidad es esa de la pantalla
que nos impide ver la realidad
es anunciada
por personas como ciertas
pero hieden esas imágenes
de la realidad
que es flor que huele mal,
la realidad es un túnel habitado de sombras
y una luz tan lejana,
la realidad no es tampoco esto.
La realidad es un crujido,
una gota que golpea,
el andar a tientas ,
una voz extraña en la ventana,
agua que cae,
el fuego,
la mano herida,
el cuerpo del delito ,
John Wayne cabalgando en luna minúscula,
una flor inútil,
el vuelo del murciélago,
cara en el cristal
y así sucesivamente,
pero sin solución de continuidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario