Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

lunes, 21 de noviembre de 2011

RAFAEL VARGAS GONZÁLEZ [1.029]



Rafael Vargas González

Rafael Vargas González nace en Minas del Perrunal (Huelva), el 13 de julio de 1939. Entre 1958 y 1999 residió en Barcelona donde dirigió y presentó un programa radiofónico de poesía entre 1984-1996 por el que pasaron los mejores poetas andaluces contemporáneos y del que se publicaron los cinco tomos de Entre el sueño y la realidad publicado por la Editorial Guadalmena (Sevilla, 1992-94) y el sexto 21 de últimas en la Ser y publicado por Huebra 2001. Desde el año 2000 es presidente de la Asociación Literaria Huebra (Sierra de Aracena y Picos de Aroche) y codirector de sus cinco colecciones.


Ha publicado los siguientes libros de poesía: Las nanas del galeote, Barcelona, 1988; Poemas para una queja, Fuenteheridos, 1995;  La plenitud fugaz de la mariposa, Béjar, 2000; Crónicas de ciegos, Huebra, 2006; Ideario de suicidas, Huebra, 2007;  Los motivos del lobo (Obras completas I), Ayuntamiento de Aracena, 2007; Luz y sombra su Sísifo, Huebra, 2007; Equipaje de fuga, Huebra, 2009; Barra libre, Bohodón Ediciones, 2009; Dátiles para endulzar el alma, Bohodón Ediciones, 2010;  Los códices de Arcadia, Bohodón Ediciones, 2011; Sapos en el jardín, Bohodón Ediciones, 2012; Señuelos contra el olvido, Bohodón Edicioes, 2013; Ítaca ha desaparecido, Bohodón Ediciones, 2014; El valor de las palabras (Obras completas II), Ayuntamiento de Aracena, 2014 y El Sueño de Ícaro, Niebla Editorial, 2016;

De relatos: Trozos de mi infancia, Barcelona, 1984 y El dolor que cayó del cielo, Huebra, 2005. De flamenco: Geografía y origen de los fandangos de Huelva, Barcelona, 1990 y Tras las huellas del tiempo y de los mitos, Sevilla, 1995. Estudio: Los sueños del brezo, Huebra, 2003.


Ha recibido varios premios y distinciones por su labor creadora y difusora, el último el Manuel Altolaguirre del 2016 como mecenas de la literatura andaluza.





Del libro “Barra libre”
Bohodón Ediciones, Madrid


Tras arrancar setenta calendarios
ya no te engaña el candor de las violetas,
con el éxodo de los sueños
la vida es ya
una muchacha que nos olvidó, 
ya ni recuerdas cuándo adquiriste la locura 
de gastar la existencia 
sembrando fábulas como un dios ebrio.

El tiempo mueve su dolor...
Y cuando te haces con él
y lo guardas en los sargazos del alma
como el ruiseñor guarda el suyo 
para la ribera, hay que imponerse a la fuga.

¿A dónde ir si no a la vida?
Detrás de la muerte sólo hay más muerte.
Que el mármol no nos corrompa 
ni la tramposa inmortalidad tampoco.



DE “21 de últimas”


El tiempo. Quién nos iba 
a decir que el tiempo
nos mataría antes de comenzar. 

El tiempo nos ha contagiado
y sometido. Nuestro tiempo
nos ha condenado a vivir 
una vida que suplanta a la vida,
una jodida metáfora colectiva.
Los niños mueren por culpa del tiempo.

El ahora, es su ahora
y las miserias del poder
con nuestra mansa pasividad,
han programado para ellos
el ayer del porvenir.

Hay en sus ojos
parte de nuestra muerte.


*

La luz nadie la escoge: llega,
siempre virgen y siempre diferente.
El poema nace de la raíz
del instinto y de la luz.
La luz que lo piensa, 
que le da sentido y lo fija. 
La luz donada que geometriza
la vastedad del lenguaje,
el ritmo, la música
y los alfabetos de la noche.
La luz que deja pasar el infinito
balido del silencio. 
La luz no se ve, es un hecho:
médula, hueso y esencia del poema.
La luz que hace diferente al poeta.


*


Hubo un día en que quise 
ser viento. 
Vestirme de fina brisa 
con incrustaciones de nube, 
rodar por los siglos
como el azor se coge del aire,
pero los años me ensenaron 
la horizontalidad del agua.

Fundé mi fe en los hombres
y estos se traicionaron,
averigüé su amargura 
y la mía se hizo infinita,
quise para ellos el más alto azul 
y prefirieron la greda, 
pasar los duendes del rocío.

Y reincidieron, una vez y otra, 
como perdidos niños.


*


Cambio mi vida por el sueño de un niño
o la sombra de las palabras
por el alma de un río
o la flexible gracia del guepardo 
por el lastimero gemido del Stradivanus
o la apasionada tinta de la amapola.
Cambio mi vida por el iris de una perla
o la transparente cruz de la libélula 
por la honda raíz de la siguiriya 
o la angustiosa fugacidad de la mariposa

Cambio mi vida porque no se adonde ir...
¡Decidme, para qué la quiero!
Si pudiera olvidarme de lo visto y oído,
de los dos rostros de la verdad, de tanta nada. 
Elegir nos deja más sedientos. Sí. Ya sé:
al poeta sólo le alimenta el hambre.



EL PARADERO DE LA LUZ

No intentes modelar la niebla.
JOSÉ HIERRO

El sur, éste sur hermoso
y miserable, es una gran herida. 

Tierra de paso de razas 
y de tiempos, mezclando 
saber y barbarie
y, a veces, sin presentar 
contienda, urdió
la infinitud de sus gestos,
su partícula de mundo, 
de cosmos, la luz que ciega. 

A través de siglos, poco a poco,
se tamizó 
su profundo mestizaje, su fuerza.

Son tantos los astros que orbitan
su sangre, tantas las razones, 
que pese a las derrotas,
este reino de cielo azul 
es un bello legado, sueño sin orilla, 
la alegría siempre ilesa.

Un día no supe despertar sin él 
y volví…



LA AVENTURA

Una mentira por la que uno querría pisotear todas
las terribles verdades.
HARRY MARTINSON

I

¿Qué es esto: misterio, deseo, 
necesidad o delicioso engaño 
que desquicia los velámenes del alma?

Difícil es, pero más difícil es su ausencia.

Cómo sustraerse al arrebato
en su razón más alta.
Verdad son la confesión de los ojos,
las caricias, los asombros 
y el fulgor de su ácido diamante.

Pero, ¿quién puso anhelo en nuestras manos
y sed de dulzura en el oído? 
¿Quién hambre en el cuerpo 
y avidez de perfume en el olfato? 
¿Quién nos hace pagar 
con la sangre más profunda?

Quien teme amar, pertenece al vacío.

Cuando el jardín del tiempo arde,
se abren los postigos de la noche
y nos convierte en centauros de lumbre.
No todo es egoísmo de océano,
amor calculado o polvo
que al menor soplo se desvanece.

Si hoy te alcanza el amor, da las gracias,
el arcoíris no sale todos los días.


II

Ancho... muy ancho es mi corazón.
Pero tiene los brazos cortos
para sostener una milésima
del deseo que promueve tu aire de junco.

Me encanta tu alegría,
y sé que con ella
bastaría para los dos. Pero yo prefiero
-por si fuera o no fuera-
el tierno disloque
de jugar a vida o muerte
en la frágil luna de tu carne,
a morir sin más
bajo la insistencia seca de la tramontana.


III

No hay nada tan carnal como tu risa.
Caediza tentación que me golpea
una vez y otra
con insistencia de mar.
Alta espada de ciprés que da
la medida exacta de tu cintura.

¡Qué bemol de morera 
el de tu pecho joven!
hasta los relojes se paran
ante el descaro de sus ondulaciones.
Ebria como el coñac llega,
y tan fresca
que cuando abanica el aire
el rocío se cae de sus alas.

Lignaria y parabólica –tu risa-
es sal amotinada, plaza mayor,
cuerno de caza, piedra de amolar
o el bello ofidio que te anuncia.
Todo eso, y mucho más, 
es tu risa.
Es tanta su abundosidad
que la verdad escueta
sólo debe conocerla el viento
o la oculta el mar
entre sus aguas desveladas.


IV

Qué fácil es encender el fuego;
pero, ¿quién tiende el alma 
para apagarlo?

Si de verdad sientes
lo que vocean
las sopranos de tus ojos,
anuda tus manos a mi nuca,
súbete a la alfaguara de mi voz
-como la amapola lo hace
a los hombros del trigo-
frúncete a mi carne insumisa;
y, 
cuando el mismo sentir
nos convoque
en el magnolio de las holandas,
no dejes
que la noche se ponga fría.



LA PROMESA DEL SAMURÁI

Me estoy quedando a solas con el alma.
GASTÓN BAQUERO

Se quemaba julio en su ardor cuando 
abría los ojos a un fanal de carencias,
a rencores como ortigas,
a las rosas negras en la cruz de las almas 
y a la terribilidad 
que daba consistencia al despropósito.
Eso permitió engañar al frío encono
y a todo el ayer,
y contribuir poderosamente
a una ideología que da sentido a sus pasos,
a los secos hijos de su espíritu
que suenan como clavos sobre un ataúd.
Tras el indeciso itinerario en la niebla,
ha perdido tantas nadas
que sólo le quedan preguntas.

De pronto, un día, tiene que olvidar.

Pero no abdica de cumplir la promesa
de vivir para contarlo,
y con el doloroso arrojo de los esclavos,
como un toro de jade sigue buscando 
la palabra dentro de la palabra.
La que signifique todas las palabras, 
incisiva, precisa, sin conjeturas ni manchar,
aunque le quede resto de su placenta.
Utilizar el valor de las metáforas, 
del concepto, su literalidad,
manteniendo la textura onírica
de las cosas sumarias de la vida.

Luego, que la Historia escriba sus mentiras.



LA SENDA

El camino son todos los caminos
y cada hombre, 
un arco por el que pasa la vida
sin comprender su lucha.
La vida se pierde entre sus piedras llagadas.
A menudo nos asimos a cualquier atado
mientras las razones 
cuajan en parábola sin causa.

Qué decir del que en vez de sueños
lleva en su frente clavos retorcidos.

Nadie sabe decirme por qué una mano
nos humilla diariamente, ni por qué el suicida 
esgrime su sed inconforme,
o por qué algunos se pueblan de misterios
con el destello insurgente de la palabra,
mientras otros, fronterizos, 
van a llorarle a las dalias y a la praxis del dinero 
contagiados por su virus. 

Cuántos muertos serán necesarios
para poblar todas las lápidas.
Los jóvenes no saben lo jóvenes que son.
Veo caer cenizas, asombros, equinoccios
sin que nadie me conteste.

A veces, sobran las palabras. 
Un silencio, 
y… que el poema sea.



OCASO

Ha caído mi voz, 
mi última voz que aún guarda mi nombre.
JACOBO FIJMAN 

Antes de ceder su corona de viejo dios,
de cuanto es forma, 
de descolgarse por infinitos perdederos,
del agua que lo lleva
y sumergirse en la liturgia gris de la ceniza,
sobre un horizonte expulsado del cielo, 
el sol, presagiando la muerte,
estampa su amapolado fulgor 
y su diluido oro,
dejando atrás todas sus conquistas.

Es tan hondo su dolor
y desborda tanta ternura,
que bordea los linderos de la lágrima.

Una vez perdida la savia roja
vienen las sombras a llorarle.
Huyen la luz no escrita,
la luz no pensada, las ideas
y la torre picassiana del lenguaje. 
Queda tan poco, 
que cabe en la mano de un niño. 

Bajo un bosque de estrellas sin dejo 
ni lirio ni ángel, sólo ha de nacer 
una luna que alumbre. 

A la muerte sólo se llega muriendo.



PALABRAS PERTINENTES

Hay criaturas que escriben su destino
con el humo que dejan las estrellas.
ALBERTO BLANCO

Para alguien con sed de nombrar,
sumergido en la geología aurífera 
de la expresión, notario 
del milagro que construye las palabras, 
su ternura clandestina,
con miles de desheredos gritando 
en la sangre: se retira
a descansar en el suicidio o sólo le queda 
ir muriendo con dignidad
sin perder conciencia de quién es.

Si para ello hay que adelgazar la expresión
y verter el jarro de las metáforas, se hace 
y se desciende a la calle 
despidiendo a los albañiles de la eternidad..


II

Quisiera escribir versos de apacible 
tinta, pero en estos tiempos
de signos y hechos diferenciales, 
de tótems y tiranosaurios 
de espaldas oceánicas, existen
serias razones para sentirte escindido.

¿Cuántas veces hay que sacar 
todos los corajes por la misma causa?
Me da miedo el futuro, tanto
que no sé si acudir al poeta o al suicida.

Acogerse al silencio es cómodo, 
aceptarlo todo, pero adviértase 
que cansa poner la otra mejilla.

¡La ceguedad profusa no conduce a nada!


III

Volver. Volver. Siempre volver. 
La vuelta tiene muy largo el camino.
¡Nadie sabe el dolor de los que vuelven!

El no ser tiene mil filos de hachas y nadie
que no haya vuelto, conoce
la sal del cansancio.

Gravemente herido retorna el regresado,
con su vestido de agua 
y la húmeda soledad de una mariposa.


Espera descubrir esa mítica ínsula 
absurdamente defendida
y suele encontrar
el redondo universo de la lágrima.

Desalienta volver. Sustituir una ausencia 
por otra 
es regresar de nuevo al destierro.




POÉTICAS

I

Ante el papel, no mientas,
no engañes,
ciñe el entorno,
la delación aguardante,
su renuncia,
y préstate a morir de todo.


II

La luz nadie la escoge, llega
siempre virgen y diferente.
El poema nace de la raíz
del instinto y de la luz.
La luz que lo piensa, 
que le da sentido y lo fija.
La luz donada que geometriza
la vastedad del lenguaje,
el ritmo, la música
y los alfabetos de la noche.
La luz que deja pasar el infinito
balido del silencio.
La luz no se ve, es un hecho:
médula, hueso y esencia del poema.

La luz que hace diferente al poeta.






.

2 comentarios:

  1. En este año 2013, Rafael Vargas ha recibido el premio de la crítica literaria andaluza en reconocimiento a su obra y a su labor de difusión de la cultura andaluza.
    "Señuelos contra el olvido" su última publicación es una antología poética muy peculiar, pues en ella recoge bastantes poemas de libros inéditos.

    Rafael vargas, es a mi gusto, quizá esté influenciado por su amistad, uno de los mejores poetas andaluces contemporáneos. Digno de ser estudiado como se merece. Gracias por tu aportación y difusión de su persona y su obra.
    Saludos.

    JJ Guerra.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por tu comentario y aportación, un fuerte abrazo

    ResponderEliminar