Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

domingo, 13 de noviembre de 2011

924.- JOSÉ BAENA ROJAS


José Baena Rojas. Nace en Torre Arenillas (Palos de la Frontera) en 1951. Director de la Agrupación Literaria Atalaya. Colaborador de varios programas radiofónicos: Y el verso se hizo mundo, El hombre y la palabra, Estero y Celacanto en Radio Popular. Fue uno de los fundadores del C.E.O. (Club de Escritores Onubenses) y también del grupo poético Celacanto, nacido tras su extinción y formado por muchos de los componentes del C.E.O. Ha sido subdirector de la revista Con dados de Niebla, director de la revista Celacanto y miembro de la Asociación Colegial de Escritores de España, y de la Society of Spanish and Spanish-American Studies of America. Ha publicado Antología imperfecta (Huelva : La Voz de Huelva, 1999. Poetas onubenses contemporáneos), Un no rompido sueño (Huelva: Celacanto, 1995) y Antología imperfecta (La voz de Huelva, 1999).










TU RISA INVERTEBRADA

Primero fue mirarte.
Imaginarte desnuda.
Redondas formas
gravitaban
convidándome
a un banquete de besos
esparcidos en infinita
y mágica geografía.
Mirarte sólo . Sólo mirarte.
Construirle alas al pensamiento
sembrando
de futuras esperanzas
blancas sábanas de sueños.
Después
un sí único
que navegaba- el agua
es seda- el aire.
Liturgia en cada fibra.
Vivientes signos me transportan
a cimas de caricias.
Emoción desbordada
y por tus venas,
mi sangre y tu sangre
ya abrazadas.
( Cuestión de tiempo
y de forma
que la imiten los brazos).
Y sobre mí , cegándome,
una lluvia de síes
desprendidos
de tu boca,
- sí, sí, sí, sí, sí…-
convocándome
al paraíso prometido.

Adivinar tus formas.
El blanco muslo,
la suave piel,
Subir como un río
de la cintura a los pechos,
invadiéndote,
alargando tus orillas,
multiplicando la lengua
y las manos;
esculpiéndote
en la sombra de mis ojos.
Inundar tu vientre,sin nubes,
en torrentes de gritos.
Sembrar en tu alma
mi deseo.

En la alcoba,
una tenue luz.
Recatada, al fondo,
tú,
desnudándote.
Adivino
la profunda inmensidad
de tus ojos.
Cae
el vestido. Mi corazón
se acelera. Contengo
la respiración mientras
te miro y te deseo.

Mujer, te quiero
así, perfecta
en tu silencio;
en la superficie del verbo
sólo forma, tacto sólo.
Sin nombres, sin molestos
signos que todo lo interrogan.
Exaltación de carne
y nadería. Silente
esfinge que odia las palabras
ansiando
las manos del tacto
transcendido
a la magia del instante.
Por eso tu boca, mujer,
no hecha para el hambre
cumple el destino
de lo imposible
cuando agrega a su silencio
el beso consumado.

Antes que la finísima
punta
de tu lengua
tocara mi mirada,
mis sueños te vieron como eres.
Porque antes que nada
naciera
te nacieron mis sueños.
atropellando los pasos
y el viento.
Es nadar despacio
para sorprenderte
en tus sombras
donde yo te invento
buscando islas.
Donde soy limosnero
de tu luz,
harina blanca
para tu pan
cuando te persigo hoy
que me sobra el mundo.

Y por qué , de tan postergada,
tú, no vas, en ascensión
de mí, hacia tu amor
más alto.
Reververancia de mi yo
hacia donde lunas, no alcanzadas,
recrean las noches
de tu cielo primerizo;
cielo niño, cielo virginal,
besos en la salsa del abrazo.
Y por qué, de tan postergados,
tus labios,
no suscitan un lenguaje nuevo
donde los fonemas
sólo hablen de amor
y al soplo de la vida
todo acabe
cuando ya no sepamos subir
por el dulce camino
del te quiero.
Y por qué, cuando nazca…
sí, en tus ojos,
guirnaldas amarillas,
se enciendan,
renacer en tu deseo
y nos alumbren, para siempre,
soles de una galaxia nueva,
la magia
del profundo misterio
de los signos.

Amor se construye
en el acaso.
Mañana
tus brazos
serán de otro
río.
Y otras aguas
lloverán tus ojos








Oficios

Vendedor de frutas
de la pasión,
ingeniero de caminos
que lleven a ti,
cantante de ópera
ahogado en la ducha,
solista de un grupo
dionisíaco.
Protagonista de españoles
por el mundo,
entrevistador de científicos
invidentes,
conductor de ambulancias,
ex piloto de rallies,
colegial con un tesoro
de cinco euros.
Prestador de servicios
de desahogo,
pirata propietario
de una tienda de ortopedias,
cobrador de deudas
aficionado al nudismo,
taxista loco en la ciudad
que te recorre.
Redactor de fines,
cámara de descompresión,
director de orquesta
que toque tus manos,
perdedor de autobuses,
compositor de parques,
gerente de un desguace
de despertadores.
Lidiador de disputas,
matador de conflictos,
pequeño latifundista
cultivador de amistades,
enfermero de solos,
practicante de solas,
técnico de atención
primaria de sonrisas.
Político mejor no,
teniente de alcalde
de mi sofá,
aventurero que esgrima
la aspiradora y ventile
los cuartos cerrados
de malos humores,
que con caricias planche
la piel de los sábados
por la mañana.
Vástago agradecido,
padre estricto e inspirado,
abuelo cuenta historias
y consentidor,
alumno de ojos
y rodillas abiertas,
aprendiz incansable
del tiempo disponible,
arquitecto de edificios
cimentados de memoria
y habitados por ti y
por tus imágenes…
Y al final de mi extensa
vida laboral,
cuando solo me queden
por cotizar los años,
maestro del arte de
cómo no escribir,
y poeta de culto
recién jubilado.





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